11.De vuelta a Estados Unidos
Luego de las premiaciones no permanecimos mucho en China, no teníamos nada que hacer ahí por lo que tomamos el primer vuelo para volver a New York. Sinceramente no sé cuantas horas estuve en el avión, pero sí sé que fueron bastantes ya que se sintieron como una eternidad.
Después de dejar a JungKook en su edificio, el taxi me llevó hasta el mío. Sé que es algo raro que no vivamos donde mismo cuando se pasa la vida en mi departamento.
—Hola, Herb—saludé al portero y seguí mi camino para tomar el ascensor. Cuando llegué a mi departamento abrí la puerta y fruncí el entrecejo por lo que vi dentro. Lo que está sentado sobre mi sofá viendo la tele, ¿es una niña?
—¡Tío Tae!—grita y corre hacia mí, abraza mis piernas y sube su cabeza para mirarme a los ojos. Era diminuta. Su cabellera llegaba hasta sus pequeños hombros, era de color negro azabache. Lucía tan bien el contraste de su pelo con su piel pálida heredada de su padre. Sus ojos eran cafés y tenía una sonrisa que iluminaba cualquier oscura noche.
—¿De dónde saliste, niña?—pregunto y ella ríe.
—Mamá dice que me trajo la cigüeña—responde inocente.
—Ya te digo yo que mataré a esa cigüeña—susurro para que no me escuche—. ¡Yoongi!—grito en busca del padre de la criatura.
—Papá está en la cocina preparándome un sándwich—dice y me agacho para poder darle un abrazo. Esta era mi primera vez viendo en persona a mi sobrina y me había comportado como un tonto al no mostrar mi alegría.
Aún no comprendo que hacen aquí mi amigo y su hija. En ningún momento me avisaron que vendrían para acá. Yoongi hace mucho me dijo que vendría, pero jamás pensé que sería con su hija y sin decirme de antemano.
—Me alegra mucho conocerte, pero no pensé que sería así—la pequeña niña me sonríe y me jala de la mano hasta la cocina dejando mi maleta en el marco de la puerta.
—¡TaeTae!—grita el enano y corre hacia mí para abrazarme. Ya te digo yo que él no es así de cariñoso, algo quiere.
—¿Cómo entraste?—pregunto saltándome toda la bienvenida.
—JungKook envió por correo las llaves de este apartamento hace años—cierro los ojos y suelto un suspiro.
—No sé porqué no me sorprende—traté de sonreír—. ¿Por qué me abrazaste con tanta alegría? ¿Qué quieres?
—Me parece muy mal de tu parte que creas que quiero algo—se hace el ofendido y hago una mueca de cansancio—. Vale, queremos ver si podemos quedarnos a vivir contigo.
—Claro que puedes—sonreímos—. Pero debiste informarme sobre esta situación.
—Perdón. Cuando obtuve la patria potestad de Suni, todo fue tan rápido que no pude ni llamarlos. Además, no quería poner más cosas en tu cabeza con lo de la competencia.
—Yoongi en otro momento te daría un abrazo y haría hasta una fiesta, pero no es mi mejor semana—robé la mitad del sándwich que estaba sobre la meceta para comenzar a devorarlo.
—¿Qué sucedió?—pregunta y miré a su hija—. Suni, ¿por qué no vas a ver si hay gnomos bajo la cama?
—Los gnomos no están bajo las camas—comienza a hablar dirigiéndose a mi habitación, ella seguía su monólogo pero ya no podíamos escucharla con claridad.
—Me venció—hablé cruzándome de brazos luego de terminar mi merienda. Apoyé mi espalda a la pared.
—¿PurpleDemon01?—pregunta abriendo los ojos a más no poder.
—Se llama Ashlyn.
—Y es chica—suelta una carcajada burlona y luego de notar mi mirada asesina cambia su semblante por uno serio—. Perdón, es que no sé como reaccionar.
—Pues ya te diré yo que gritando de alegría, no es—bufé.
—¿JungKook se burló?
—Aunque parezca increíble, no—mordí el interior de mis mejillas—. Ya puedes imaginarte lo mal que estuvo.
—Lol no es tu mejor especialidad. Ya le ganarás en otras competencias—asentí tratando de creer en sus palabras.
—No quiero ni revisar mis redes sociales. No soportaría ver más fotografías con ella sujetando el trofeo—giré mi rostro un segundo y cuando volví mi atención al de cabello rubio teñido, tenía su celular en su mano buscando algo—. ¿Qué buscas?—mi pregunta lo sacó de su trance y guardó el celular como si nada.
—No puedes venirte abajo. Tienes a Suni para hacerte reír.
—Esa niña lo único que me recuerda es que otra mujer me venció hace menos de 24 horas—aprieta sus labios ahogando una risa e hice una mueca de desagrado.
—No lo veas así. Tal vez mi hija te enseñe a jugar. Es muy buena en Candy Crush.
—Tiene cuatro años—enarqué una ceja.
—¡A superado más niveles que yo!—se defiende y sonrío.
—No encontré ningún gnomo—escuchamos su voz angelical y giramos nuestros rostros para verla.
—Antes no te pude ver bien, pero estás gigante—caminé hacia ella y me agacho para estar a su altura, no fue suficiente, aún le sacaba una cabeza—. ¿Cuántos años tienes? ¿Siete?—ella ríe negando con la cabeza.
—Sólo tengo cuatro, tío—muestra cuatro de sus diminutos dedos—. Jugaré con Yeotan—informa para luego irse corriendo.
—Creo que si me podrá alegrar—le di la razón a Yoongi asintiendo.
_____
Gracias a las tres personas que están leyendo esto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro