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Capítulo 20 (1 parte)

Después de un largo viaje desde Jeju, Doyoung finalmente estaba en Seúl. Escucha el leve sonido del aterrizaje y los anuncios de la tripulación. Doyoung despierta algo desorientado, mirando a todo lugar que su vista alcanza. Tratando de recordar como llego ahí, o por qué su rostro está lleno de lágrimas. Es entonces cuando simplemente, la realidad le revienta el pensamiento. Tan amarga verdad, le sabe seca.

Doyoung se revuelve la cabellera rojiza, esta está algo despeinada. Trata de acomodarla, pero no tiene la energía suficiente. Lo único que quiere en esos momentos, es dormir hasta olvidarlo todo. Olvidar lo que ha pasado en la playa, olvidar cada palabra de Dohwan. Sabe que es un deseo demasiado caprichoso, como su personalidad misma.

Doyoung consigue desabordar el jet, ignorando las miradas atentas del personal. Sabe que ha llorado todo el maldito viaje y que no ha podido disimular absolutamente nada. Ni una sola gota de lagrima de sus orbes, ni un solo lamento de sus labios. Hay algo que no se siente bien en su ser, como si hubiese perdido parte de sí mismo. Y talvez lo ha hecho, sabe perfectamente que ha perdido a Dohwan.

Una lagrima necia, se termina escapando de una de sus orbes. Doyoung la limpia en un ágil movimiento, topándose con el rastro de las viejas lágrimas derramadas. Puede sentirlas crujir en las yemas de sus dedos, saladas como el agua del inmenso mar. Doyoung logra contener las que le siguen, pero sabe que no será por mucho. Se apura a bajar los escalones que quedan, mientras siente la brisa de la madrugada. Esta choca fría contra su rostro, refrescando un poco su ser.

Doyoung logra poner sus pies en la tierra, mientras observa como un auto ya está a su espera. Supone que lo ha mandado alguno de sus hermanos, probablemente Jihoon. Este talvez sigue investigándolo, pero el mal, parece tener algunas ventajas. Doyoung ve como alguien se acerca hacia donde está, esa persona está bastante cubierta. Pero eso no impide que pueda reconocer detalles, detalles que le pertenecen a Jihoon.

_Jihoon... _ Doyoung soltó.

Doyoung observa como su hermano se retira la mascarilla, en un divino movimiento. Logra observar el rostro pecoso de su hermano mayor, este no ocupa un gramo de maquillaje. Eso es precisamente lo último que ve, antes de que todo se reduzca en un abrazo. Jihoon lo toma entre sus fuertes brazos, acurrucándolo como cuando era un niño. Se asegura de trasmitirle todo el amor, que sus palabras no son capaces de profesar. Doyoung puede sentirlo perfectamente, puede sentir que está ahí para apoyarle. Se aferra mientras puede, deseando que el tiempo se detenga. Que todo el dolor, simplemente desaparezca.

El abrazo dura menos de lo que el pelirrojo desea que dure, ambos terminan mirándose directamente a los ojos. Jihoon ha tomado su rostro en lleno, acariciando una de sus mejillas en sobremanera. Doyoung presencia la mirada de Jihoon, algo en ella, es diferente a las demás. La mirada ha cambiado de sentimiento, profesando algo que no puede leer.

_ ¿Cuándo pensabas decirme lo que te hizo ese desgraciado? _Jihoon mordió.

_ ¿Que? _La voz de Doyoung tembló.

Doyoung hizo una retrospectiva de todo, lo que esa frase podía significar y era casi imposible descifrar, a que se refería su hermano. Talvez si, le habían hecho mucho daño en la vida, hasta no saber quién, era el preciso desgraciado. Podía ser cualquiera de sus acostones, podía ser simplemente Dohwan. No había limite a su alcance, cuando se trataba de desgraciados en su vida.

_ ¿Cuándo pensabas decirme que abuso de ti? _La voz de Jihoon se resquebrajo.

Doyoung parpadeo ante la afirmación de su hermano, finalmente encontró un punto de diferencia. El abuso en su vida, solo tenía un nombre y apellido. Doyoung trago hondo al realizarlo, como tratando de hacer tiempo. Mas las respuestas que producía en su mente, eran las de siempre. Respuestas de alguien, que había sido roto miles de veces. Respuestas llenas de miedo y a la vez, de mucha valentía. Una combinación insana, que se resumía, en una palabra. Doyoung era una víctima, una víctima de la violencia.

_Nunca. _Doyoung recito unánime.

Jihoon se quedó estupefacto ante la respuesta de su hermano, sin poder creer la calma, con la que había respondido. Como si fuese la cosa más sencilla del mundo, minimizando todo el dolor que había tenido que soportar. Jihoon se sintió tan impotente, todos esos años en los que no había hecho nada. Estaba pasando justo frente a sus ojos y nunca supo descubrirlo. Fue incapaz de defender a la única persona, que quiso proteger desde que era un niño.

_ ¿Vale más la vida de él... que la tuya misma? _Jihoon miro fijamente al pelirrojo.

_Tu nunca entenderás por lo que yo he pasado. _La voz de Doyoung se quebró.

Doyoung sintió como las lágrimas inundaban sus ojos, ellas eran tan necias. Llegando en los peores momentos, haciéndolo ver tan débil. Llorar seguía siendo su peor debilidad y no podía simplemente privarse de ella para siempre. Al final del día Doyoung, era un simple humano.

_Estoy tratando de hacerlo...hermano. _Jihoon trago hondo.

Jihoon se sumó en una entera frustración, que no lo dejaba seguir. Soltó el rostro de su hermano, alejándose un par de pasos. Enredando sus dígitos en su propia cabellera, la revolvió con desesperación. Tratando de no explotar en el más puro enojo y de acallar sus enormes ganas de venganza.

_ ¿Cómo lo descubriste todo? _Doyoung dijo de la nada.

Jihoon se detuvo un momento, al escuchar las palabras de su hermano. Tratando de conseguir el valor, para sacar la mayor prueba del delito. Apretó sus dientes fuertemente, desviando su mirada del pelirrojo. Metiendo una de sus manos en su abrigo, logro extraer un diario. Lo acerco hasta el pelirrojo, mientras abría una página en específico.

_Tu diario está lleno de ti...literalmente. _

Doyoung observo el diario, incluso la página que se mostraba. El solo hecho de verla, le dio escalofríos. Esta estaba manchada de pequeñas gotas de sangre, que se habían medio disipado en color. El título del día, era un más escalofriante. Por qué no me amas, se citaba en letras finas.

Doyoung sintió como una lagrima se resbalaba de una de sus orbes, al ver el separador de la hoja. Era una foto instantánea, que estaba rasgada por la mitad. Los pedazos se unían por una tape, pero seguía viéndose imperfecta. Esta mostraba una cruda prueba de su cuerpo, atestado de manchas de todo color. Doyoung no dudo en tomar el diario, cerrarlo en un movimiento. Apretándolo lo más que podía, como si eso sirviese para borrarlo todo.

_Nunca debiste leer mi diario, nunca... _Doyoung miro fijamente a Jihoon.

_Lo hice por tu bien. _Jihoon alego.

_ ¿De que estas hablando Jihoon? _Doyoung alzo la voz.

_Yo solo quiero cuidar de ti. _Jihoon insistió.

_A tu manera, por supuesto. _Doyoung hizo un amargo.

_Doyoung... _

Jihoon alargo una de sus manos, en busca de alguna respuesta del pelirrojo. Este se apartó rápidamente, con la cara reducida en lágrimas. Este temblaba constantemente, mientras evitaba su mirada. Como si sintiese la mayor de las vergüenzas, Jihoon quiso llorar de solo verle. Doyoung no tenía la culpa de nada, solo era una víctima.

_Déjame en paz. _Doyoung soltó.

_Nuestros padres ya lo saben todo. _Jihoon confeso.

Jihoon se mordió la lengua al decirlo, sabía que no debía decirlo. Mas no pudo evitarlo, su madre fue la que había encontrado el diario. La historia se contaba sola, la mujer termino descubriendo que estaba ciega. Que no sabía nada de sus hijos, ni siquiera de Doyoung. Doyoung que era el niño de sus ojos, el que más había cuidado de todos.

_Bien. _Doyoung dijo fríamente.

Doyoung sintió la necesidad de huir de ahí, de desaparecer talvez. Ciertamente sentía vergüenza, al verse débil frente a su familia. El hecho de que todos lo supiesen, solo confirmaba lo que siempre decían. Que era alguien débil, comparado con sus hermanos.

_ ¿A dónde crees que vas? _

Doyoung paro en seco al escuchar la absurda pregunta, como si no supiese que Jihoon, lo leyó a la perfección. Se dedicó a girarse, para mirarle fijamente una vez más. Definitivamente lo sabía, Doyoung estaba totalmente seguro. Esa expresión de lastima en el rostro de Jihoon, era irrevocable.

_Lejos de todo este infierno. _

Jihoon escucho al pelirrojo, para luego verlo marchar. Caminando hacia quien sabe dónde, probablemente a por un taxi. Jihoon quería detenerle, cuando se topó con algo. El celular del pelirrojo, se había deslizado de su abrigo mientras caminaba. Jihoon se apuró a tomarlo, ya que este tenía la pantalla encendida.

_Haz dejado tu teléfono... _Jihoon murmuro.

Jihoon llevo su atención a el dispositivo, este seguía encendido. Una llamada entrante relucía, con un nombre bastante conocido. Conocía a Nanay desde niño, la mujer lo había cuidado por un corto tempo. Decidió contestar, a pesar de saber lo que eso significaba. Solo deslizo sus dedos, espero en la línea.

Un silencio misterioso, seguido de una respiración agitada. Jihoon frunció el ceño, las cosas no sonaban bien. Quiso decir palabra alguna, pero algo amarro sus labios. Una conversación extraña de fondo, mas unas sirenas de ambulancia.

_Doyoung...es Nanay... Algo grave acaba de pasar y...necesito que regreses de inmediato a Jeju. _

Jihoon unió los cabos de inmediato, mientras miraba alrededor. Inconscientemente buscaba al pelirrojo, a quien diviso a lo lejos. Mas murmullos y sonidos extraños de fondo. Jihoon no supo que decir, más que la verdad.

_Disculpe... no soy precisamente Doyoung. _ Jihoon hizo una pequeña pausa. _ Soy el hermano mayor de Doyoung, Jihoon. _ Jihoon miro a los lados. _ Doyoung no está en condiciones para regresar a Jeju, tampoco creo que ese sea un buen lugar para él...y lo sabe. _

Un silencio después de la última frase, que había sido dejada por Jihoon. Ese silencio que condenso la línea en pura amargura, casi pudo sentir el titubeo de la mujer. Quería colgarle, pero le fue imposible ser irrespetuoso. Espero algo atado, a expectativa de la valentía de la mujer.

_Dohwan ha tratado de acabar con su vida... _

Jihoon se paraliza. _ ¿Que? _

Jihoon espera alguna respuesta, algo que sustente la situación. Piensa que ha escuchado mal, que todo es un malentendido. Se cierra a la idea de recibir una llamada así, ha pasado un tiempo desde que... Mashiho. Jihoon respira con dificultad al siquiera recordarlo, de solo pensar en que su hermano pase por lo mismo.




Jihoon corre lo más rápido que puede, sabe que puede alcanzarle. Esta cerca de hacerlo y no se va a detener. Podrá odiar con todo su ser al abusador de su hermano, pero no puede evitar anunciar su mal. Sabe que, de alguna extraña forma, Doyoung aún sigue amándolo. Talvez no de una forma romántica, pero si profunda.

_Doyoung... _Jihoon logra decir.

Toma el hombro del pelirrojo y seguidamente, lo encara con lo que tiene. Una verdad que duele, pero que tiene que profesar. El pelirrojo se aleja del agarre y, la solo imagen le rompe el corazón. Doyoung está en una especie de negación y se teme lo peor.

_Pensé que había sido claro contigo. _Doyoung sentencia.

_Es diferente ahora... _Jihoon se corta así mismo.

_No comprendo lo que me tratas de decir y ya no me apetece tratar de comprenderte más. _

_Creo que deberías al menos escucharme... es acerca de... _Jihoon jadea.

Jihoon ve como Doyoung coloca los ojos en blanco, se da media vuelta limpiamente. Le cuesta un poco de trabajo detenerle, pero logra tomarle el brazo. Cuando lo hace, puede sentir a el pelirrojo temblar. Lo suelta de inmediato, es el reflejo de no herirle en absoluto. Doyoung se le queda mirando, este está algo nervioso.

_Déjame... _Doyoung habla fríamente.

Jihoon respira profundamente. _Recibiste una llamada de Jeju...ha sido Nanay. _ Jihoon traga hondo. _ Me ha dicho que ha pasado algo y que deberías volver. _

Doyoung ladea su rostro, dejando que su cabello juegue contra el viento. La frialdad le reseca los labios, no le apetece hablar más. Pero sabe que el rubio, no dará la conversación por terminada. No tan fácilmente, así que, decide ser cortante. En un intento desesperado, por acabar con todo.

_ ¿No eres tú el más interesado en que no vuelva? _ Doyoung bufa. _ No entiendo porque me haz perseguido hasta aquí.... _

_Porque Dohwan ha intentado acabar con si vida... y me pareció que merecías saberlo. Realmente no quiero que te acerques a él, pero pensé que sería una persona horrible, si no te lo decía. _Jihoon arrastro su ultima frase.

Doyoung se queda paralizado ante la sola noticia, tratando de evitar plantarse imágenes mentales. Hay algo que hace que el momento, se detenga por un segundo. Una línea de antes y después. Sin poder creerlo completamente, siente la necesidad de comprobarlo. Mas aguanta esa necesidad, porque hay más prioridades que suplir su inocencia. Necesita ir a ver a Dohwan, necesita ver si está bien.

_Tengo que regresar lo antes posible... _Doyoung habla rápidamente.

_Déjame acompañarte. _Jihoon suelta.

Doyoung niega frenéticamente, mientras se enjuaga las lágrimas que no cesan. Ellas han llegado una vez más y ya no se molesta en insistir después de la primera oleada. Mira a su hermano con la cara plagada en estas y ya no hay nada que le importe.

_No._ Doyoung sentencia.

_Necesitas ayuda Doyoung. _Jihoon insiste.

_Solo déjame solo Jihoon. _




Doyoung corre hacia la entrada de la mansión, esta está llena de autos que no sabe distinguir muy bien. Solo sabe que todos tienen miles de luces y que estas le están cegando en sobremanera. Las largas líneas de cinta de seguridad, le han congelado los sentidos. Puede ver lo que teme desde lejos, puede verlo justo frente a sus ojos.

Un grupo de paramédicos empujando una camilla, en la que yace una persona, cubierta en un líquido muy familiar. Este gotea desde las puntas de sus dedos, manchando un camino de terror. Doyoung recorre su mirada hasta esos brazos, estos están llenos de vendas remojadas en sangre. No puede ver más que ello, los mantos cubren el resto del cuerpo. Sin contar la cantidad de aparatos, que van agregando en Dohwan.

Doyoung se acerca tembloroso, es detenido por unas manos. Doyoung escucha la voz de Nanay cerca de donde está, pero también a lo lejos. No sabe exactamente que está diciendo, ha perdido cada capacidad de sus sentidos. Estas se van nublando en una deficiencia, se va paralizando por completo. Mientras lo ve perecer y tratar de sobrevivir al mismo tiempo. Los aparatos de reanimación se apegan a su pecho, el sonido característico está ahí.

_Dohwan..._

Doyoung alcanza a decir en un grito, mientras se desploma en el agarre de la mujer. Se ha quedado en la puerta de la ambulancia, mientras ve como esta es cerrada. Nanay lo sostiene para que la caída se aliviane, mientras se reduce en el suelo. Cubierto en lágrimas que no cesan, sintiéndose completamente desolado. Mirando sangre en sus manos, esta se desliza hasta su ropa. Lo realiza con dificultad, mientras es rodeado de personas que intentas tranquilizarle. Todo es en vano, se pierde en sí mismo, en su miseria y dolor.




Moonhee escucha ese constante pitido, mentiría si dijese que no se le hace familiar. Lo ha escuchado tantas veces en su vida, que se le hace difícil olvidarlo por completo. Moonhee abre sus ojos, solo para cerciorarse, topándose con simples sombras. Incluso por medio de aquellas sombras, puede corroborar donde está. Ya sea por las luces de los aparatos o por la frialdad del lugar.

Moonhee incluso siente la punzada constante de las intravenosas, que inyectan suero en su cuerpo. Puede notar como ya ha hecho algo de efecto, porque logra moverse un poco de su lugar. Tantea las sabanas en busca de algún interruptor, odia las penumbras en la que está sumida. Mientras trata de lograr su cometido, literalmente su mano, choca en seco contra algo. Contra un cuerpo algo cálido, que se remueve apenas es palpado.

_Moonhee..._

Un pequeño murmullo se escucha entre las penumbras, este se desliza en el aire. Perdiéndose por completo, dejando un silencio latente. Moonhee se alivia un poco, pensando que solo fue su imaginación. Más le dura muy poco, pues la realidad la despabila. Una realidad frente a sus ojos, que se ilumina junto a las luces de la habitación.

Yoshinori está justo frente sus narices, este se frota los ojos con dificultad. Tiene los lentes desarreglados debido a ello, procede a acomodarlos una vez termina. Arrugando la nariz una vez estos, aterrizan cómodamente en esta. Moonhee solo se ha quedado ahí, mirando al chico, tratando de entender el momento por completo. Lucha contra sí misma, porque en parte, no le apetece entenderlo del todo.

Moonhee no le apetece recordar nada de lo que ha sucedido, tampoco es como que, recuerde demasiado. Apenas recuerda discutir con el japonés, mientras se sentía a morir. El resto de la historia, se le va en parpadeos. Pequeños retazos que, por supuesto, son algo confusos al ser unidos.

_Perdón por despertarte..._Moonhee dice de la nada.

Yoshinori mira fijamente a Moonhee. _No te preocupes por eso, no tienes que preocuparte por nada. _

_No digas que no me preocupe cuando, te has quedado aquí a dormir. _Moonhee repara de inmediato.

Yoshinori niega rotundamente, nunca había estado tan decidido en toda su vida. Mira fijamente a Moonhee, mientras esta apenas puede mantenerle la mirada. Algo en su rostro, muestra una combinación extraña de sentimientos encontrados. Yoshinori le apetece acariciarla, solo para reconfortarla un poco.

Yoshinori se atreve a hacerlo con cuidado, mientras ve como la chica cierra sus ojos ante sus caricias. Yoshinori no puede evitarlo, sonríe mientras puede, mientras Moonhee mantiene sus ojos cerrados. Lo disfruta hasta que esta abre sus ojos y tiene que volver a su rostro habitual. Ella se le queda mirando fijamente, sin apartarse de la caricia.

_Estoy exactamente donde debo estar, a tu lado..._Yoshinori asegura.

Moonhee jadea. _ ¿Cómo es que un ser tan lindo como tu puede existir en este mundo tan perverso? Dímelo tú... ¿Cómo es que pareces estar escrito por una mujer? _

Yoshinori deja ir un mohín. _Me estas idealizando otra vez. _

_Es porque me gustas mucho. _Moonhee confiesa.

Yoshinori se le queda mirando a Moonhee. _Tú también me gustas mucho. _

Moonhee sonríe de a poco, mientras trata de reducir el espacio. Ese espacio que le separa del japonés y de la oportunidad de besarle. Siente esa necesidad de romper ese espacio, trata, pero, algo la detiene. Las intravenosas jalonean contra su piel, al ser forzadas en espacio. Moviéndose bruscamente contra su piel, le causan una punzada de dolor. Moonhee aprieta sus labios en una fina línea, tratando de contenerse ante el dolor. Evade la mirada preocupada del japonés, pero este ya ha notado sus molestias.

_Jodidas intravenosas que no me dejan besarte. _Moonhee habla rápidamente.

Yoshinori se encarga de colar sus manos con cuidado, para resguardar a Moonhee entre sus brazos. Logra hacerlo con habilidad, acurrucándola por completo. Puede incluso sentirla contra su pecho, mientras esta respira apaciblemente. Yoshinori acaricia su cabellera, peinando las largas hebras castañas.

_Está bien si no puedes besarme. _Yoshinori hablo apacible.

Moonhee hizo un leve amargo. _Apesta tener esto que tengo. _

Yoshinori escucha aquello, su mirada se vuelve cabizbaja. Ha podido percibir el dolor, en las palabras de Moonhee. Incluso puede sentir como ella, empieza a sollozar contra su pecho. No sabe si es capaz de mirarla, sin romper en llanto también.

_ ¿Quieres hablar un poco de lo que sucedió? _Yoshinori se atreve a decir.

Moonhee mira a la nada. _Creo que sería bueno..._

Moonhee lo dice por decir, pero sabe que es lo mejor. Que con Yoshinori se siente lo suficientemente libre, como para hablar de sus problemas. Que este no la ignorara, como lo han hecho otras personas. Como lo hicieron sus amigas de secundaria o las de instituto. Estas que minimizaron, algo que ya era más que crónico.

_Puedes hablar cuanto quieras, yo escuchare. _

Yoshinori acaricio la cabellera de Moonhee, dándole mimos para animarla. Darle el valor suficiente, por medio de esa conexión sentimental. Que sabía que ellos compartían, desde hace mucho tiempo. Incluso se atrevió a darle un beso en las sienes, mostrando algo más. Esa conexión entre sus cuerpos, que poco a poco se iba formando.

_Siento que no debí... subestimar las cosas. _ Moonhee hizo un amargo. _ Me concentre mucho en los problemas de los demás y simplemente olvide los míos. Lo peor es que se, que mi hermano está sufriendo por mí. _ Moonhee jadeo. _Seguro ya debe saber lo que me paso y temo que su reacción no sea la mejor. _

Moonhee menciono de inmediato a su hermano, este era más que su prioridad. Jeongwoo había sido su prioridad, desde el momento en que este llego a su vida. Moonhee había madurado mucho, desde que su hermano estaba a su lado. Mas eso también trajo una pequeña desventaja, ella se empezó a olvidar de su propio bienestar.

Moonhee temía por Jeongwoo, todo el santo rato. Jeongwoo se tomaba los problemas de los demás, para sí mismo. Su sensibilidad lo tomaba desprevenido y se le veía encima. Colocándolo totalmente impulsivo, como si fuese una especie de antihéroe. Mitad salvador, mitad autodestructivo.

_Ya sabes que Jeongwoo tiene algo en él, que lo diferencia de nosotros. Por más que desees que él no sienta tu dolor, simplemente no podrá ser. _ Yoshinori hizo una pequeña pausa. _Y en parte me parece... que no deberías limitarlo. Después de todo, él es tu hermano. _ Yoshinori respiro profundamente. _Sé que se preocupa por ti y que al final, sabrá tomar una buena decisión al respecto. Y lo hará todo por ti, porque te ama. _Yoshinori hablo en un hilillo.

Moonhee asintió contra el pecho del japonés, este siempre tenía palabras sabias. Como si este hubiese vivido mil vidas, justo como lo había dicho una que otra vidente. Talvez era más que cierto, eso de que estaba viviendo su última vida. Por la manera en la que Yoshinori era bueno en todo y además, era una persona que daba muy buenos consejos. Moonhee sintió una especie de esperanza, de que todo se mejorase. Tenía esa ilusión de volver a ver a su hermano, abrazarle y decirle que todo estaría bien.

_De todos modos..._ Moonhee suspira. _ No puedo, esperar para verle nuevamente. Sé que no será pronto, pero al menos me gustaría escucharle. Espero que mis padres puedan pasármelo al teléfono, he sabido que hoy le darán de alta. Sé que... en un par de días, poder llegar a casa y satisfacer esta necesidad de abrazarle. _Moonhee miro a la nada.




Yedam escucha esa alarma otra vez, jura que la destruirá en esos precisos instantes. Se levanta de golpe para proceder, luego se arrepiente al instante. Es el celular del japonés y no se arriesgará a provocarlo. Se dedica a deslizar sus dedos sobre el nuevo dispositivo, este hace un sonidillo antes de desactivar la alarma.

Yedam pega un respiro profundo cuando el chillido cesa, no sabe cómo el japonés aún sigue profundamente dormido. Se ve tan tranquilamente dormido entre las sabanas, Yedam empieza a considerar que este es una especie de roca. Una roca durmiente, esa debe ser toda la razón.

Yedam se va acostando de a poco, mientras gatea al unísono. Acercándose al japonés, por todo el espacio de la cama. No tiene que hacer mucho esfuerzo, la cama es algo pequeña. Yedam sonríe ante ello, esa cama le ha ayudado más de lo necesario. Porque no hay manera de dormir en esta de dos, sin terminar sobre la otra persona. Y es precisamente lo que termina haciendo, treparse sobre el regazo del japonés. Tomando su rostro con ambas manos, peina su cabello hacia atrás. Acercándose hasta ese rostro, acunándose hasta llegar al espacio del cuello. Si aquello no despierta al japonés, no cree que algo en el mundo pueda lograrlo.

_Hikun... _ Yedam susurra.

Yedam no tiene que esperar mucho, para que el japonés lo tome desapercibido. Sujetándolo de la cintura, lo acerca en sobremanera. Yedam hace fuerza ante el agarre, sabe a dónde va todo lo que conlleva ese reflejo. Puede sentir lo que ha generado, ha sido más de lo que esperaba.

_Maldita sea Yedam..._Asahi gruñe.

Esa voz de mañana ronronea en los oídos de Yedam, este, jura que necesita un momento. Sin saber exactamente para qué, pero sabe que lo necesita. Intenta alejarse un poco, pero el japonés no lo deja ir. Yedam intenta recordar cómo va la cosa, por qué ha despertado el japonés y como apenas logra que esto pase.

Yedam traga hondo. _Recuerda que debemos ser chaperones por el resto del fin de semana. _

Asahi gruñe una vez más. _Joder, que lo olvide. _

Yedam nota como el japonés lo deja ir, mientras se deja caer entre las sabanas. Se le queda viendo desde abajo, mientras se acomoda la cabellera rubia que ocupa. Yedam traga hondo ante la imagen, tratando de pensar en otra cosa que no sea eso. Tratando de olvidar lo bien que se ve el japonés y lo mucho que quiere colar sus manos en ese cuerpo.

Yedam carraspea. _ ¡Hey! _

_ ¿Que? _Asahi levanta ambas cejas.

Yedam sonríe ante el descaro y no puede evitar tomar el mentón de Asahi. Se ha acercado solo para provocar, mientras el agarre sigue siendo preciso. Asahi le sigue el juego, se deja hacer divinamente. Lo está mirando fijamente, como si ansiase reducir por completo aquella distancia que los separa.

_ ¿Con esa boca besas a tu chico? _Yedam pica.

Asahi le da una mirada a Yedam. _Lo hago todo el tiempo, incluso sin su permiso. _

_No tienes permitido romper esa regla, otra vez. _Yedam sonríe descaradamente.

Asahi rueda los ojos, pero no es lo único que rueda. También se rueda así mismo, llevándose al coreano consigo. Aprisionándolo en un solo movimiento, cambia de posición. Asahi sostiene sus manos y las asegura, para luego enredar sus piernas entre las de Yedam.

_Deja de jugar conmigo. _ Asahi silba.

Yedam le da una mirada al japonés. _Es divertido jugar contigo. _

_Ya dime... de una vez por todas, lo que deseas de mí. _

Yedam se mordió la lengua mientras acortaba pensamientos, poblados de deseos que no podían siquiera ser pedidos. Decirlos en voz alta parecía pecado, incluso para alguien como él. Se tragó sus deseos para quien sabe cuándo, esperaba que pudiese decirlos con confianza algún día. Se obligó a orillarse en lo de siempre, los besos.

_Soy un chico sencillo, me conformo con un beso. _Yedam miro fijamente a Asahi.

Asahi levanto ambas cejas. _Pero no me vallas a manosear en el proceso o siquiera morderme. _

_No te prometo nada. _Yedam fue descarado.

Tan descarado que, ni siquiera espero el beso. No se molestó en hacerlo y, solo fue a por ello. Jaloneando el pijama del japonés, uniendo sus labios con apuro. Empezó a mover los suyos, mientras estos se acoplaban divinamente a su vaivén. Para cuando se dio cuenta, sus lenguas ya estaban en lo suyo. Disfrutando de una pequeña lucha de poder, que ninguno de los dos quería perder.

Yedam no pudo evitar romper su promesa, sus manos actuaron por si solas. Colándose entre los botones sueltos del japonés, acariciando cuanta piel descubierta se podía. Buscando lugares específicos, que no escatimo en mimar. Pudo escuchar esos gloriosos gemidos, que se acallaban constantemente contra su boca. Esos intentos desesperados por decir su nombre, que se convirtieron en un logro.

_Ye-damie..._ Asahi consiguió modular.

_ ¿Umm? _

Yedam arrastro sus palabras, así como arrastraba sus labios contra la piel del japonés. No sabía cómo había llegado al cuello, pero no era como que le importara. Solo quería ignorar todo a su alrededor, especialmente esos toques de puerta, que se escuchaban a lo lejos.

_Están... tocando la puerta... _Asahi jadeo.

_ ¿Y? _Yedam gruño.

_Tengo, tenemos que..._Asahi gruño.

_Ya..._

Yedam hablo contra la piel del japonés, no sin antes dejar otro ligero beso. Se separó de muy mala gana, para luego darle una mirada a Asahi. Este solo la evito, como de costumbre. Como si ambos no estuviesen en las mismas y no quisiesen seguir haciéndolo.

_Tus manos, anda. _Asahi hablo por lo bajo.

Yedam apenas lo había notado, como sus manos estaban aferradas a la cintura del japonés. La posición en la que estaban, se había pasado hasta llegar a estar sosteniendo el japonés sobre su regazo. Yedam quiso quedarse así para siempre, pero la puerta seguía siendo tocada.

_Casi lo olvido. _Yedam hablo en un hilillo.

_Si claro. _Asahi soltó sarcástico.

Yedam lo vio caminar fuera de la habitación, mientras se acomodaba su vestimenta. Con esa cabellera desordenada y ese rostro pálido. Le había tomado tiempo apreciar cada cosa del japonés, pero ahora, no podía dejar de señalarlas. Como si cada cosa fuese preciosa y no tuviese suficiente de aquella existencia. Y esa necesidad de quererle, que simplemente no podía saciar. Asahi era su chico, pero, seguía siendo un secreto para todos.




Asahi logra finalmente dejar a la parejita en sus asientos, no sin antes, darle una charla de comportamiento. Confía en ambos, pero, no puede evitar ser un poco sobreprotector con su hermano. No quiere que se haga ideales imposibles sobre el amor y que termine sufriendo. Antes de irse de ahí, les vio acurrucados en sus asientos. Aceptando que la química de ambos es maravillosa y que probablemente su hermano se sacó la lotería.

No hay otra forma de decir las cosas, el chico consiguió traerse a su novia de vacaciones. Según Kio, ese era el plan original. Solo faltaba que los padres de Jihan confirmaran, cosa que con algo de persuasión sucedió. Y es que Asahi, aún no conocía a nadie, que fuese capaz de negarse a los ojitos de cachorro de Kio.

Asahi respiro profundo, sería un largo viaje. Ser chaperón no era lo suyo, pero al menos, Yedam estaba ahí. Literalmente justo ahí, esperándole con un asiento libre. Meneando su mano en el aire, atrayéndolo con señales. Asahi no pudo evitar sonreír, sintió ganas de gritarle a todos, que ese chico, era su chico.

_ ¡Hey! _Yedam hablo en un hilillo.

Asahi solo miro al coreano. _¿Este es mi asiento?_

Asahi se atrevió a señalar el espacio, incluso cuando tenía dudas. La aerolínea había dicho que sus puestos eran diferentes y que no había remedio. Eso le bajo un poco la esperanza, pero el rostro del coreano, le dio algo de ánimos. Por como sonreía Yedam, parecía que había buenas noticias por contar. Y siempre era así con el chico, su sonrisa era esa, buena noticia. Esa buena noticia que todos, querían tener.

_Te prometí que tendríamos puesto compartido. _Yedam hablo animado.

Asahi bufo incrédulo. _ ¿Cómo es que lo lograste? _

Yedam se encogió de hombros. _Yo tengo mis encantos con las mujeres mayores. _

Yedam confeso, aunque la confesión viniese con sinsabores. Había negociado el puesto con una dama y ella había accedido amablemente. Nada de coqueteo de promedio, solo decirle algo de lo que tenía con el japonés. Eso fue suficiente, como para que ella se volviese de su lado.

_ ¿Ah sí? _Asahi silbo.

_Si. _Yedam soltó.

_Nada mas no te vayas a enamorar. _Asahi levanto ambas cejas.

_Debo admitir que ella era hermosa. _Yedam aseguro.

_Ya. _Asahi rodo los ojos en blanco.

_Pero soy tuyo ahora. _Yedam miro fijamente a Asahi.

_Yedam... _Asahi se le quedo mirando de vuelta al coreano.

Yedam jadeo. _ ¿Lo dije muy alto? _

Yedam tapo su boca, para luego mirar a los lados. El gesto fue tierno, a juzgar por su sinceridad. Yedam quería tenerle esa paciencia al japonés, incluso cuando le desanimaba seguir en el anonimato. Porque Yedam no podía negar, que no quería volver a ser el secreto de nadie más.

Asahi negó rápidamente. _No es eso..._

Yedam se le quedo mirando al japonés. _Ven aquí. _

Yedam tendió su mano, la cual fue tomada por el japonés. Logro acurrucarlo consigo, colocándose casi en un abrazo. En el resguardo de la última fila, ya no había nada que ocultar. No había nadie en la fila de alado y eso era más que perfecto. Yedam miro a los ojos al japonés, este le sostuvo la mirada algo apenado. Yedam comprendió, solo era miedo. Ese miedo que había vivido en el alma de Asahi, ese que lo había hecho ocultar cada cosa de sí mismo. Yedam le costaba mucho descubrir cada una de ellas, quería seguir siendo consistente en ganar la confianza, que quedaba por ganar.

_Seré paciente. _Yedam aseguro.

Asahi se tornó cabizbajo. _ Lo siento...soy un cobarde._

_No digas eso, no lo eres, en lo absoluto. _Yedam murmuro. 

Asahi sintió como el coreano lo acurrucaba, en un cálido abrazo. No podía negarlo, se sentía reconfortante. Incluso más íntimo que los besos, que ambos compartían a cada rato. Esos abrazos, le devolvían la vida. Asahi se dejó llevar por aquel abrazo, mientras veía como Yedam cerraba sus ojos. Se veía tan divinamente feliz, tan a gusto a su lado. Fue imposible no desear, que ese momento durase para siempre. Siquiera poder contárselo a alguien, poder plasmarlo en algo de su arte. Sin seudónimos de por medio, amar con toda libertad.

_Yedam..._Asahi dijo de la nada.

_ ¿Umm? _Yedam balbuceo.

_Le diré a mis padres que nosotros somos..._Asahi jadeo.

Asahi no pudo terminar su confesión, no pudo siquiera terminar de dejarla al aire. Porque la única persona que debía escucharla, se había quedado rendida ante Morfeo. Asahi observo como el coreano dormía plácidamente en su hombro, como si fuese el lugar más cálido. Ternura fue lo que floreció en su alma, al momento que vio como Yedam sonreía entre su ensoñación. Era demasiado para ver, no se merecía tal belleza.

Asahi debía admitirlo, ese deseo no había sido en vano. El decirles a sus padres sobre su relación con Yedam, había estado en su mente. Solo estaba esperando ese valor que necesitaba y al parecer, ese valor estaba llegando. Un valor que había llegado poco a poco y por diversas razones. Desde los actos del coreano, hasta el destino mismo. Todo parecía encaminar a que, todo aquello si tenía un futuro.  





Hola nuevamente, se que ya extrañaban esta historia.

Sere breve con mi pensamiento sobre este capítulo, es lo mas desgarrador que alguna vez escribi. Solo espero que no necesiten terapia despues de leerlo. 

Cloque Dear Moon de IU, porque me recordo mucho a Yoshinori y Moonhee.

Por otro lado, Treasure estaba de aniversario hace unos dias y yo no podria estar mas agradecida de que ya sea un año de debut. 

Por cierto, esta historia llego a los 10k. Les agradezco mucho por el apoyo a la historia, incluso cuando aun no esta del todo terminada. Creo que les debo un OS, pueden recomendarme a quienes de Treasure quisiesen incluir. Debe ser un par, preferiblemente uno que me rete como escritora. 

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