Capítulo 19 (1 parte)
Junkyu termina su incansable búsqueda, ubicando lo que busco por horas. Jihoon finalmente aparece frente a sus ojos, justo frente al vasto río Han. Junkyu se acerca aquella banca, en la que su hermano yace inconsciente. Cuando está lo suficientemente cerca, analiza cada cosa del chico. El aspecto de Jihoon está deteriorado, como si su alma no estuviese ahí.
Junkyu acerca su mano para tomar el pulso, apretándola para acatar respuesta alguna. Se queda esperando algún palpitar constante, algo que demuestre que su hermano sigue ahí. Tiene que concentrar todos sus sentidos, para poder llegar a sentirlo. Los pequeños pero débiles pálpitos, que segrega el cuerpo de Jihoon.
Junkyu siente que su alma regresa a su cuerpo, una vez comprueba que Jihoon está ahí. Sea como sea Jihoon, siegue siendo su otra mitad. Sin importar las circunstancias de su constante competencia, o los estragos que ha trazado en su relación. Junkyu desecha todo ello de una, ahora que sabe que Jihoon lo necesita.
El chico toma a su hermano en brazos, ignorando cualquier cosa alrededor. Desde la botella desgastada de ginebra, hasta los retazos de carta que yacen en el suelo. Camina sobre estos, mientras se lleva a su hermano al hombro. Jihoon se acomoda liviano sobre el agarre, Junkyu nota que ha perdido algo de peso. Las condiciones físicas de Jihoon, se han deteriorado debido a sus terapias. La falta de musculatura es evidente, el peso de menos se sustenta divinamente.
Junkyu camina a paso acelerado, agradeciendo que no haya más de tres miradas sobre su imagen. La fría madrugada esta de su lado, con esa oscuridad que lo arropa en sombras. Cuando finalmente llega a su auto, jura que su cuerpo lo está agradeciendo. El frio fuera de este es molesto, pero confía en que la calefacción pueda ayudar.
Junkyu se encarga de encender la calefacción del auto, para luego ceder su abrigo a Jihoon. Coloca el abrigo sobre el chico, esperando que esto le siente mejor. Junkyu llega a sentir como el chico empieza a reaccionar, acurrucándose en el abrigo proporcionado. Repentinamente abre un ojo, seguidamente del otro. Siente como este le mira fijamente, sin parpadear siquiera. Algo en aquella mirada le parece ilegible, debido a la cantidad de cosas que parecen ser expresadas.
Junkyu respira profundamente. _Tomare esa mirada como unas gracias de tu parte. _
_Hubiese preferido que me dejases perecer en mi miseria. _Jihoon muerde.
Jihoon sabe que, en sus palabras, está el puro veneno del desamor. Incluso cuando no tiene un resentimiento con alguien, eso no le convierte el dolor en felicidad. Jura que el desamor no convino con el alcohol, pero ya no hay vuelta atrás para su evidente resaca. Lo único que puede hacer contra aquel infernal malestar, es esperar a que pase. Todo parece tener el mismo método de sanación, tan miserable como el mal mismo.
_Se me olvidaba que eres un malagradecido con tu familia. _ Junkyu le dio una mirada a Jihoon.
_Es porque que soy un bastardo. _ Jihoon miro a la nada.
Junkyu se descoloca con aquella respuesta, se esperaba cualquier cosa menos ello. Algo como mencionar al japonés, que parecía ser lo más predecible. Junkyu había olvidado la última vez, que su hermano se había autollamado bastardo. Cada vez que Jihoon lo mencionaba, parecía pronunciarlo aún más lleno de dolor. Jihoon solía tener heridas, que solo hacían abrirse junto a otras. Lo peor de todo era, que no había nada para remediarlo. El culpable había corrido, dejando la escena del crimen.
_Deja de decir..._ Junkyu no supo que más decir.
_Es la verdad. _Jihoon hablo en un hilillo.
_Tu eres mi hermano Jihoon..._
Junkyu no escucha respuesta alguna, solo ve como Jihoon se vuelve a mirar el escenario de madrugada. Pegando su frente contra la ventana, su respiración empañando en vidrio. Es lo único que aun revela que sigue viviendo, a pesar de su aspecto desolador. De ese corazón que aun palpita, pero que esta evidentemente avasallado. Junkyu nota una brillante lagrima, que se resbala en una de las mejillas de Jihoon. Este se apura a restregarla, hasta hacerla completamente nada. Evitando a toda costa su mirada, apretando su mandíbula con fuerza. Como si estuviese aguantando diez mil punzadas, directo a al corazón.
Jiwoo camina por los pasillos de la empresa de los Park, mientras mantiene en sus manos su carta de renuncia .Muy dispuesta a presentar aquella renuncia, sin deseos de seguir bajo el mandato de Junkyu. Jiwoo ubica la oficina del mencionado, maneja la ubicación de memoria. Jiwoo no se molesta en tocar la puerta, esta harta de conservar etiquetas absurdas.
_Mi carta de renuncia. _
Jiwoo llama al chico en voz alta, esperando que este le de toda su atención. Incluso se planta frente a su escritorio, con esa expresión altiva que la caracteriza. Tirando la carta en el escritorio, este se muestra en una perfecta redacción. Cada clausula verídica, esta sustenta en sobremanera. Palabras bien contundentes, un mensaje crudamente directo.
Jiwoo lleva sus ojos de la carta hasta el chico, quien yace sentado en la silla. Este está observando la carta con atención, mientras lo toma en su mano. Jiwoo observa como este se dedica a romperla en dos, sin siquiera determinar sus expresiones. Con ímpetu estampa la hoja en el escritorio, levantándose a medida que el sonido se consume. Jiwoo retrocede ante las acciones observadas, jura que se ha perdido un respiro.
La mirada fija de Junkyu la está quemando, su cuerpo ardiendo de mil demonios. Hay un silencio que se queda en el ambiente, una tensión que se corta tal hilillo. Jiwoo apenas se da cuenta, cuando el chico la está encarando. La cercanía la toma por sorpresa, le cuesta trabajo mantener su semblante. La mirada de Junkyu no la suelta ni un segundo, la ha atrapado sin siquiera tocarle.
_ ¿De qué carta estás hablando? _Junkyu finge demencia.
_La que acabas de destrozar. _Jiwoo alza la voz.
Junkyu le da una mirada a Jiwoo. _Tu misma lo has dicho. _
Jiwoo solo se quedó en el aire por unos segundos, sin poder creer el descaro de Junkyu. Todo en el parecía ser irrespetuoso, pero sus palabras superaban cualquier cosa. Como si cada frase que dijese, estuviese hecha para chirriar en los oídos adecuados. Una tentativa constante, que te invitaba a enloquecer.
_ ¿Tienes algún problema? _Jiwoo siseo.
Junkyu utilizo a la chica de punto fijo, pero su mente se perdió en memorias. Precisas memorias que mostraban, un carrete sin fin de problemas. Un recordatorio constante, que el dinero no solucionaba todo. Había un camino sin salida para su familia y lo estaban caminando derecho.
_Tengo miles de ellos. _Junkyu se le quedo mirando a Jiwoo.
_Eso no te da derecho a ser el insensible que eres. _
_Te recuerdo que saliste con este insensible. _Junkyu soltó.
Jiwoo miro fijamente a Junkyu. _En ese entonces no eras un insensible. _
Junkyu hizo un amargo. _Talvez por eso jugaste conmigo. _
_Yo..._
Jiwoo no supo específicamente que responder, las memorias la golpearon brutalmente. La imagen del pequeño Junkyu, sus lágrimas recorriendo su tierno rostro. Jiwoo no sintió lastima alguna en ese entonces, pero en la actualidad, las cosas eran sumamente diferentes. El karma la perseguía insaciablemente, sabía que sus pecados no estaban del todo pagos.
_Talvez por eso me convertí en un insensible. _Junkyu mordió.
Jiwoo llevo su mirada hacia el chico, este conservaba esa amargura en su rostro. Jiwoo quiso borrarla de un tajo, pero era algo casi imposible. Una vieja herida que casi siempre, conseguía abrirse con facilidad. Si tan solo hubiese observado sus actos, si tan solo no hubiese sido tan egoísta.
Moonhee cargo una gran pila de ropa de su hermano, esta estaba lista para llevar al hospital. Dispuesta a reemplazar la ropa que Jeongwoo había estado usando, durante ya varios días. Moonhee se aseguró de llegar a donde estaba la maleta, incluso cuando su stamina seguía flaqueando. Su desayuno se había reducido en una taza de café, que esperaba que le diese algo de energía para el día.
_Demonios... _
La chica se desplomo en la cama apenas logro alcanzarla, para entonces, su respiración ya era pesada. Ese malestar recurrente en su estómago, ardía como los mil demonios. Miro a la nada mientras se lo aguantaba todo, tratando de sobrellevar el renaciente dolor. Punzadas constantes que la incomodaban, sabía exactamente porque se sentía así. Mas a Moonhee no le importaba, ya había pasado por esa fase años atrás.
_ ¿Estás bien Moonhee...? _
Moonhee escucho aquella familiar voz, que se dedicó a encarar de inmediato. Ahí estaba el japonés, mirándola tan fijamente. Como buscando analizar todos sus males, parecía estar encontrándolos uno a uno. Moonhee se sintió más que examinada, pero en parte lo entendía. La mirada de preocupación de Yoshinori, se hizo presente de un momento a otro. Moonhee fingió no presenciar aquel dolor, evadiendo la mirada del chico.
_ ¿Umm? _
Yoshinori se acercó hasta donde estaba la chica, sentándose justo alado de ella. Alargo su mano para acomodar ese mechón necio, que se había interpuesto en ese bello rostro. Tan bello que no merecía, todo el maltrato que estaba recibiendo. El aspecto de Moonhee lucia apagado, su brillo apenas destellaba. Yoshinori sintió un gran pesar, le costó trabajo seguir mirando. Encontrar las palabras correctas, decir las cosas contundentemente.
_Estas enferma otra vez. _Yoshinori se atrevió a decir.
Moonhee jadeo. _So estoy un poco agotada. _
Yoshinori se le quedo mirando a Moonhee. _ ¿Estas seguras que no es...? _
_Eso es lo de menos. _Moonhee respondió rápidamente.
Moonhee se zafo de la caricia, que aún estaba ocupada en su rostro. No soportaba lo obvio, la preocupación del chico. En parte entendía su pesar, pero por otra solo... Moonhee se mostró reacia ante la verdad, esa verdad que dolía y rasgaba en su ser. Su enfermedad había vuelto, con esa fuerza que la caracterizaba. Lista para deteriorar su cuerpo lentamente, haciéndola sufrir hasta querer perecer.
_Sé que soy el único..._ Yoshinori rompió el silencio. _ Que soy una de las pocas personas que sabe sobre tu problema. _ Yoshinori le dio una mirada a Moonhee. _ Si no es por exagerar demasiado, me atrevería a decir que soy el único. _
Moonhee evadió aquella mirada del japonés. _Te lo dije porque confió en ti y en parte... porque me descubriste. _
Aquel suceso había pasado hace mucho, pero ello no pesaba menos para su ser. Moonhee aun recordaba ese día con vives, como se había desplomado en los brazos del japonés. Después de pasar solo fruta o vegetales diarios. Moonhee odio aquel doctor tan hablador, que termino contándole su repertorio de males a Yoshinori. Desde entonces la amistad de ambos, se había tornado totalmente diferente. Yoshinori se volvió más protector, mas paciente en situaciones.
_No creo que confíes en mí, no estas tomando mi ayuda. _
_Ya he tenido recaídas antes, se manejarlas. _Moonhee aseguro.
Esto de las recaídas era esporádico, un mal que la visitaba de vez en cuando. Dependiendo de sus cuidados y de cómo estuviese todo a su alrededor. Moonhee había reducido sus decaídas con los años, pero eso no las redujo nunca a cero. Seguía luchando contra su peor pesadilla, algo tan simple como alimentarse. A Moonhee le causaba un estrés grandísimo, estrés que tenía que tenía que manejar, día a día.
_Moonhee... _
Yoshinori llamo la atención de la chica, quien ahora se levantaba, su típica huida de la escena. Moonhee solía correr cuando no conseguía su cometido, las frases cortantes eran lo suyo. Mas Yoshinori no estaba para esos juegos, todo lo que importaba era Moonhee. La salud de la chica se había convertido en su prioridad, desde el momento en el que se enteró de su condición.
Moonhee jadeo. _ ¿Que? _
_Mírate. _Yoshinori hablo en un hilillo.
Moonhee se dedicó a encarar al japonés, tan cerca que sus narices casi rozaban. La cercanía le daba el valor, las fuerzas para seguir la conversación. A pesar de que se sentía a morir, su gastritis estaba sacando lo peor de ella. Su cuerpo tembló ante el dolor evidente, que se obligó a procesar.
_Mírame tu a mí y escúchame también. Yo te quiero tanto..., pero esto estaba mucho antes de que llegases. _ Moonhee hizo un amargo. _ Dudo que algún día pueda salir de esta maldita anorexia, no puedo correr lo suficiente para que ella no me alcance. Y si he caído nuevamente en ella, eso no significa que será por mucho tiempo. Si he sido fuerte un millón de veces, volveré a serlo unas mil más. _La voz de Moonhee se quebró en aquella última frase.
_Solo te estoy pidiendo que tomes lo que estoy dispuesto a darte. _
Yoshinori tomo la mano de Moonhee, esta se dejó de mala gana. Miraba hacia todos lados, mientras reprimía todo lo que podía. Mas no pudo hacerlo por mucho, el orgullo le choco en las cienes. Moonhee soltó la mano del japonés de un tajo, miro dubitativa hacia un lado.
_Pero es que a mí no me gusta tu lastima. _Moonhee hablo en un hilillo.
Yoshinori busco la mirada de Moonhee. _Moonhee..._ Yoshinori jadeo. _Yo no hago esto porque sienta lastima por ti, lo hago porque te amo y quiero lo mejor para ti. _
_Yoshi... _Moonhee jadeo.
Más que jadeo un lamento, uno que sonó casi ahogado. Sumergido en un dolor aparente, que la resumió en sus rodillas. Moonhee flaqueo, cayendo en los brazos del japonés, quien se encargó de resguardarla rápidamente. El abrazo con todas sus fuerzas, mientras las lágrimas dieron tregua.
_Moonhee... _
Yoshinori tomo el rostro de la chica para darle un vistazo, ella rodaba sus ojos en blanco. Totalmente perdida en su descompensación, cerrando finalmente los ojos. Yoshinori palmeo la mejilla de la chica, pero esta no respondió en lo absoluto. Yoshinori miro a los lados en busca de alguien, alguna personal de la casa de los Park. Ninguno, los Park no tenían personal permanente, los padres de la chica ya estaban rumbo al hospital.
Yoshinori olvido aquella tarea de ir a entregar la ropa al chico, se dedicó a llamar una ambulancia de inmediato. Tomando su celular entre sus manos, los recuerdos del pasado le castigaron. Aquella primera vez en la que lo presencio, no importaba cuantas veces sucediese. Todo seguía siendo una horrible imagen, algo que no deseaba que se repitiese nunca.
Doyoung va de la mano de su chico, se asegura de sujetarla muy bien. No solo porque es una práctica recurrente, sino también para reconfortarlo. La noticia de que Jeongwoo estaba recluido en el hospital, lo tomo justo como tenía que tomarlo. Desapercibido ante los hechos, generándole una preocupación constante. Doyoung se encargó de reconfortar al chico, pero en parte, se sentía igual. No solo porque sabía que Jeongwoo era mejor amigo de Junghwan, sino porque le recordaba a alguien más.
_Junghwan... _Doyoung llego a murmurar.
Junghwan le dio su atención al pelirrojo. _ ¿Dime amor? _
Junghwan se le quedo mirando al pelirrojo en cuestión, este le brindo una débil sonrisa. Ultimadamente, solo solía ver aquellas sonrisas, cada vez más desvanecida y sombrías. Doyoung no parecía el chico feliz, que alguna vez conoció. Su aura de brillo se desvanecía, justo frente a sus ojos. Incluso con todo aquello, estaba apoyándole incondicionalmente. Sonriendo a pesar del dolor, a pesar de todos sus problemas.
_Todo va a estar bien, Jeongwoo es un chico fuerte. _Doyoung insistió con esperanza.
_Lo se... _
Junghwan aseguro no solo para el pelirrojo, sino para sí mismo. A esas alturas del día, ya se había calmado al respecto. Talvez porque, en parte se lo esperaba, conocía demasiado bien Jeongwoo. Eso alojo algo de dolor en su pecho, debió haber estado para su amigo.
_Lamento no poder acompañarte hasta el hospital. _
_No tienes por qué disculparte por ello. _
Junghwan acaricio el agarre de su mano con la del pelirrojo, mientras le miraba de reojo. Sus manos habían estado unidas durante el viaje en tren, estas nunca se habían distanciado. Encajando perfectamente con la otra, proporcionando esa calidez que tanto necesitaban del otro.
_Talvez pensaras que no soy un buen novio para ti. _Doyoung dijo de la nada.
_ ¿Por qué dices tal cosa? _Junghwan se la quedó mirando a Doyoung.
_Podría haberte apoyado más, si no fuese por... _Doyoung jadeo.
Junghwan se le quedo mirando al pelirrojo, ocupo su mano libre en aquel rostro. Acercándose con toda su calma, hasta plantar un casto beso en esos labios. Obtuvo algo de brillo de aquellos orbes y una pequeña sonrisa que apenas duro. Se quedaron ahí por un espacio de tiempo, con sus miradas fijas en el otro. Se alejaron con tal lentitud, pero sus cuerpos siguieron apegados por medio del asiento.
Doyoung arremolino su cabellera, que se convino en un movimiento con la de Junghwan. Sus rostros a centímetros de distancia y sus respiraciones rozando sus rostros. Junghwan volvió a dejar un caminillo de caricias en aquella cabellera rojiza, mientras recibía esa mirada fija del chico.
_Entiendo que Dohwan te necesita, de la misma manera que Jeongwoo me necesita. _ Junghwan miro fijamente al pelirrojo. _ Porque al final todos nosotros, tenemos algo en común. Somos amigos de alguien, con el que tenemos una conexión especial. _
_Es una bonita frase. _ Doyoung hablo en un hilillo.
Junghwan miro fijamente a Doyoung. _Bonita como tu alma. _
Doyoung arrugo su nariz con dulzura. _ ¿Cómo puedes tu saber si mi alma es bonita? _
_Es bonita porque... _ Junghwan se le quedo mirando al pelirrojo. _ Logro hacer que me enamorase de ella, es bonita, porque es la más pura. Eres como aquel principito de los libros, le llevas bien en cada referencia. _
Junghwan había leído tantos libros en su juventud, pero su clásico favorito, había sido el principito. Un personaje sumamente soñador y con una pureza inmensa. Ese aspecto tan brillante, con esas ropas tan particulares. Según Junghwan, ese personaje era todo Doyoung. Pasar tiempo con el pelirrojo, era como leer su libro favorito.
Doyoung se le quedo mirando al azabache. _Eres la primera persona, que dice estar enamorado de mi alma, todos siempre hablan de mi aspecto. Como si mi personalidad no les importase y mi aspecto fuese lo único que les importa. _
Doyoung termino su frase con pesar, ese pesar que había sentido por años. Siempre siendo aquel niño bonito, que solo debía ser bonito. A nadie le importo cuanto estudio o lo bien que bailaba. Su poder de liderazgo, ni sus capacidades sociales. Muchas veces deseo, que viesen más allá de la superficie.
_Es porque ellos no te conocen lo suficiente, como para llegar a apreciar ambas cosas en ti. Pero yo he apreciado todo de ti, desde la primera vez que te vi. _Junghwan miro fijamente a Doyoung.
Doyoung realizo algo, al escuchar aquella frase. Junghwan se había enamorado de su alma, antes que el resto de sus virtudes. Se había dedicado a conocer cada cosa, aceptar cada uno de sus defectos. Era la persona más comprensiva, que alguna vez deseo. Que alguna vez llego a amarle, a amarle por lo que realmente era.
_Gracias por amarme... _
Doyoung se atrevió a acercarse, a unir sus labios. Dejando un casto beso, que sostuvo por unos segundos. Lo suficiente como para sostener el rostro del chico, de proporcionarle caricias. Demostrándole lo obvio, correspondía esos sentimientos. Se alejó después de aquellos segundos, pero no dejo las caricias de lado. Doyoung sintió como sus manos, eran complementadas en un agarre. Junghwan tenía su mano del agarre, entrelazada con la suya. Se la llevo a los labios, dándole un par de pequeños besos. Doyoung no pudo evitar sonreír, la imagen era hermosa.
Haruto llega a la habitación de la clínica, después de dar una vuelta a los alrededores del hospital. Observa como la enfermera, deja el desayuno de Jeongwoo cerca de la camilla vacía. Haruto supone que el chico está en el baño, teniendo en cuenta que ahora puede mover. Le han quitado la intravenosa del suero y también la del oxígeno. Los médicos le dictaron salida pronta, las cosas iban mejorando poco a poco.
_Gracias Yeji..._Haruto se le quedo mirando a Yeji.
_ ¡Que no es nada! _Yeji silbo.
_De todos modos, gracias. _Haruto se atrevió a repetir.
_ ¿Lo dices porque te deje quedar otra vez? _Yeji silbo.
_Si. _Haruto fue franco.
_Esta vez dale las gracias a Hyunsuk. _
Yeji confeso para el japonés, no merecía aquel crédito del todo. Había sido Hyunsuk, el que había cubierto al japonés. Estaba haciendo guardia en ciertos horarios, dándole pleitesía al japonés. Sin mencionar que la familia del chico, era una recurrente subsidiaria del hospital.
_Lo hare... _
_Solo recuerda salir antes de la hora de visitas. _Yeji secreteo.
_Si. _ Haruto asintió un par de veces.
Haruto observo como la chica se despedía con un gesto, para luego salir sigilosamente de la habitación. Haruto sonrió ante las maromas de la chica, quien se había convertido en su cómplice. Llevaba varios días en eso de colarse en la habitación de Jeongwoo. Haruto había dependido mucho de la vigilancia de Yeji y los movimientos internos de Hyunsuk.
_ ¿Me das un abrazo? _
Haruto se giró a darle su atención, a aquella voz escuchada. Como si no la reconociese ya lo suficiente, como si no conviviese en ella hasta en sus sueños. Observo al moreno desde donde estaba, la manera en cómo se acercaba con su pesadez. Con esa miradilla de pollito recién nacido, su cabello aun empapado de la ducha. Jeongwoo no tenía un secador a la mano, el hospital no era precisamente un hotel.
_ ¿De la nada? _ Haruto silbo.
Haruto observo a Jeongwoo asentir, pero este no lo miro directamente a los ojos. Como si le diese algo de vergüenza su petición, sus mejillas sonrosadas lo decían todo. Sin mencionar la manera en cómo, se terminó rindiendo en sus brazos. Poco a poco, trepándose a su lado en la superficie de la camilla. Acurrucándose en su hombro, quedándose en el hueco de su cuello. Aspirando muy cerca de su piel, mirándole de reojo. La imagen era algo que nunca, realmente nunca se imaginó volver a vivir.
_Este hospital es un congelador. _Jeongwoo hablo en un hilillo.
Jeongwoo hablo contra el cuello del japonés, sus labios llegaron a rozarse sobre la superficie. Jeongwoo sintió como estos cosquilleaban, se quedó paralizado ante la sensación. Mordisqueo su labio inferior, mientras se acobardaba y a la vez, se escondía. Retrocediendo unos centímetros de aquel cuello, que lo estaba tentando demasiado. Jeongwoo suspiro ante la frustración recurrente, mientras dirigía su mirada hacia la nada.
_ ¿Por qué tienes esa cara? _Haruto le dio una miradilla a Jeongwoo.
_ ¿Esa cara de qué? _Jeongwoo fingió demencia.
_Esa cara de que no quieres que me vaya. _
Jeongwoo le dio una miradilla a Haruto. _Porque precisamente, no quiero que te vayas. _
Jeongwoo confeso con algo de vergüenza, su voz convirtiéndose en un hilillo. Sabía que sus propios ojos, se habían tornado como los de un cachorrillo. Se apegó más al abrazo que compartían, mientras temblaba mal. El frio del invierno había llegado, la calefacción no apaciguaba aquella estación.
_ ¿Si sabes que no me he bañado correctamente en días? _Haruto silbo.
Jeongwoo le dio una mirada al japonés. _A mí me gustas, aunque no te bañes. _
Haruto sonrió ante la confesión. _Entonces no te importara besarme. _
Jeongwoo llevo si atención Haruto. _Vale. _
Haruto apenas tuvo oportunidad para alejarse, antes de que Jeongwoo se acercara en sobremanera. Del Jeongwoo del beso de madrugada, ya no quedaba mucho. Haruto tomo el rostro del chico, para asegurarse de detenerlo por completo, se le quedo mirando a cada facción del rostro. Pómulos marcados en severos trazos, a juego con una recta mandíbula. Ojos rasgados en finas líneas, adornados con pequeñas pestañas. El puente de aquella nariz, le recordaba mucho al suyo. Esos labios algo amoratados, por la falta de calidez del lugar.
_ ¡Hey! _ Haruto alzo ambas cejas.
_ ¿Me vas a dejar besarte o no? _Jeongwoo tentó el beso.
Haruto trago hondo ante la tentación, juntando todas sus fuerzas para no perecer en esos labios. La mirada de Jeongwoo sobre sus labios, lo está matando lentamente. Acaricio la mejilla del chico, con una lentitud ahogada. En busca de distraer su necesidad, por medio de simples caricias.
_Debería... pero no..._Haruto agrego de inmediato.
_Ya... _Jeongwoo frunció el ceño.
Jeongwoo vio como el japonés les miraba fijamente a los labios, para luego desviar su mirada rápidamente. Dejándole ir del agarre, se concentró en traer lo que estaba frente a ellos. Aquella mesita, donde se encontraba su desayuno. Jeongwoo observo como el japonés acomodaba la extensión, hasta que termino separándolos a ambos.
_Come tu desayuno por favor. _ Haruto hablo rápidamente.
Jeongwoo se quedó mirando la comida, esta estaba humeante. Un plato de sopa resaltaba, parecía ser una muy conocida. Identifico la sopa en cuestión, era sopa de miso. Jeongwoo unió cabos casi al instante, el japonés le había cocinado aquel platillo anteriormente. Los recuerdos de como termino sirviéndola en sus labios, en cómo se encargó de que comiese bien.
Jeongwoo sintió una pequeña necesidad, de revivir aquellos momentos. Necesidad a la que se venía acostumbrando, que no podía dejar ir. Jeongwoo hizo una cara de cansancio, que no le costó mucho fingir. Ganándose la atención del japonés, quien lo recorrió con la mirada.
_Creo que me siento un tanto desvalido esta mañana, dame de comer una vez más. _Jeongwoo le dio una mirada al japonés.
Haruto levanto ambas cejas. _Empiezo a pesar que te gusta que te mimen, como a un niño chiquito. _
_Pues que lento entiendes las indirectas, tan directas que te mando. _
Jeongwoo se acercó peligrosamente al rostro del japonés, le costaba no hacerlo con naturalidad. Se acercó lo suficiente como para ver como este, se encargaba de preparar una cucharada. Desde como movía sus manos sobre el plato, hasta como tomaba la cucharilla. La manera en como rellenaba con cada cosa y se aseguraba de que todo le gustase. Tan atento que llego, hasta a asegurarse de la temperatura. Soplándolo con delicadeza, probando antes de siquiera dársela.
_Abre la boca. _
Haruto se encargó de acercar la cucharilla hasta el moreno, quien aún seguía mirándolo anonadado. Tuvo que acercar la cucharilla hasta los labios del chico, para que este reaccionase de su pensar. Haruto no sabía exactamente que pensaba el moreno, pero fantaseaba con que estuviese pensando en él. Deseaba que esas mejillas sonrosadas, le perteneciesen por completo. Que esa mirada llena de brillo, fuese solo por su presencia.
_ ¡Ok...! _
Jeongwoo se acercó a tomar la cucharada, la tomo con sumo cuidado. El característico sabor a algas, le alegro el ánimo. No había comido algo bueno en días, esa sopa era casi una bendición. Mas no tanto como, la persona que se la estaba dando. Jeongwoo sonrió mientras saboreaba y mascaba algunas algas sobrantes.
Haruto sonrió al ver a Jeongwoo. _Buen chico. _
Haruto no pudo evitar alargar su mano, revolver la húmeda cabellera del chico. Esta le infesto la mano de pequeñas gotas y un agradable olor a chocolate. Haruto acomodo los cabellos sin secar, los cuales parecían estar lejos de secarse. Jeongwoo tenía mucho cabello, brillante y saludable. Era casi envidiable, teniendo en cuenta que estaba tinturado en un color café.
_ ¿Buen chico? _Jeongwoo silbo.
_ ¿Que? _Haruto se le quedo mirando a Jeongwoo.
Jeongwoo levanto ambas cejas. _ ¿También me vas a adoptar? ¿Acaso luzco como un cachorro necesitado de amor? _
_Todo el rato Jeongwoo. _Haruto le sonrió al coreano.
Jeongwoo se alejó del toque del japonés, mientras se revolvía los cabellos a su estado natural. Sus cabellos totalmente lisos, arremolinados en una divina cascada. Recorriendo hasta llegar a su frente, molestándole su vista. Jeongwoo sabía que tenía que cortarlos, pero no sabía exactamente cuándo.
_No tienes que ser tan sincero conmigo. _ Jeongwoo refunfuño.
Haruto se le quedo mirando al coreano, este coloco esa carilla falsamente intimidante. Que talvez le servía con muchos, pero no con todos. Haruto lo único que llegaba a sentir, era una tremenda ternura. Esos ojos rasgados disminuyéndose y esos labios que se curvaban en una rabieta. Se veían especialmente adorable ese día, especialmente porque, estaban adornados con trocitos de alga.
Haruto se relamió los labios. _Tienes algo en tus labios, déjame..._
Jeongwoo se alejó como si de una peste se tratase, termino por ocultarse detrás de una almohada. Mirando al japonés de reojo, este no dejaba de mírale los labios. Jeongwoo trago hondo ante la mirada fija, juro que le quería comer la boca. No sabía que otra cosa significaba aquel truco, estaba seguro de que el japonés estaba jugando algo sucio.
_ ¿Me estas seduciendo? _ Jeongwoo silbo.
_Talvez. _ Haruto le sigue el juzgo al moreno.
_Está funcionando... _Jeongwoo soltó.
Jeongwoo no supo cómo sucedió, pero el japonés ya estaba en sus narices. Lo observo curvar su rostro, no pudo sino seguirle el juego. La necesidad de besar estaba ahí, estaba desde aquel beso de madrugada. Aquel beso al que, le habían seguido tantos más. Un descubrimiento constante entre ambos, cada beso era más emocionante que el anterior.
Jeongwoo juro que el roce de sus labios, era como mismísima electricidad. El acople que estos ejercían y como se fundían en el otro. Un movimiento contante que compartían, probando hasta donde sus sentidos los llevaban. Jeongwoo se abalanzo hasta intensificar más el beso, tomando de a poco la camiseta del japonés. Apretaba suavemente, para guiar la cercanía. Todo era sonidos de gusto, hasta que la puerta se abrió de repente. Los amantes rompiendo el beso y un Junghwan algo anonadado.
Junghwan carraspeo. _ ¿Interrumpí algo? _
Haruto le dio una mirada a Junghwan. _ No finjas que no sabes la respuesta. _
_Perdón... _Junghwan se rasco las cienes.
Jeongwoo solo hizo ver a su mejor amigo y eso fue suficiente para correr a recibirle. Desde olvidar su desayuno, hasta el hecho de que le había descubierto besando al japonés. Nada de eso importaba en esos momentos, solo darle un gran abrazo al chico.
_Junghwan bebé. _
Jeongwoo se apegó para darle un abrazo de oso a Junghwan. Junghwan lo recibió con los brazos abiertos y una sonrisa que se ensanchaba. Tratando de ignorar la mirada de muerte, que le estaba dando cierto japonés. Junghwan no sabía el porqué de aquella mirada, aunque tenía una ligera sospecha de una razón en específico. Jeongwoo lo había llamado bebé, talvez ese pequeño detalle.
Haruto le dio una mirada de muerte a Junghwan. _ ¿Bebé...? _
Junghwan trago hondo. _Jeong..._
_ ¿Me perdonas por casi morir de un coma etílico? _Jeongwoo busco la mirada de Junghwan.
_ ¡Ya! _Haruto alzo la voz.
Jeongwoo dejo de prestarle atención a su mejor amigo, para dársela al japonés. Cuando llevo su atención a este, el chico estaba completamente serio. Dirigiéndose hacia la puerta de la habitación, tomando el pomo para girarlo. Jeongwoo frunció en ceño ante las frases y toda la actitud extraña.
_ ¿A dónde vas...? _ Jeongwoo se dirige al japonés.
_Me retiro hasta que tu bebé, termine de visitarte. _Haruto resalto el sobrenombre.
_Pero..._Jeongwoo hablo rápidamente.
Jeongwoo no tuvo tiempo de terminar su frase, cuando el japonés ya había cumplido su promesa. Retirándose tan pacíficamente, pero esa frialdad estaba ahí. Jeongwoo conocía esa frialdad, pero nunca la había analizado lo suficiente. Realizando algo, el japonés se había puesto celoso.
Jeongwoo había tenido su tiempo con su mejor amigo, el suficiente como para contarle todo. Absolutamente todo su embrollo y ese corazón roto que tenía. El cómo habían sucedido sus descompensaciones y había terminado en rozar un coma etílico. La forma en como el japonés le rescato y lo había cuidado desde entonces. Lo demás se contaba solo, los había visto besarse. Eso lo avergonzó un poco, ya que había estado ahí por un rato. Mas Junghwan era un chico comprensivo, incapaz de juzgar a los demás.
_ ¿Crees que este enojado conmigo? _
Jeongwoo no pudo evitar preguntarle a su mejor amigo, como si no fuese la pregunta más obvia. Rondo en esa pregunta, después de terminar toda su catarsis. Eso solo significaba una cosa, el japonés le interesaba lo suficiente.
_Solo esta celoso. _ Junghwan hablo apacible.
_ ¿Eso no es lo mismo? _ Jeongwoo hizo una mueca.
_Es parecido. _ Junghwan se le quedo mirando a Jeongwoo.
_Pensé que me matarías por mentirte..._Jeongwoo paso la página.
Jeongwoo dio un paso hacia delante, retrocedió dos más. Junghwan también le importaba y seguía sintiéndose algo arrepentido de mentirle. Apenas podía mirarle cómodamente a los ojos, pero suponía que la sensación sedería.
_Sabía que lo harías. _Junghwan soltó.
Jeongwoo hizo un amargo. _Soy tan predeciblemente estúpido. _
Jeongwoo se sintió un tanto estúpido, tan estúpido como de costumbre. Ese año en especial, era algo así como, un dios de la estupidez. Si es que eso era posible, entonces el sería el primero. Mas esperaba poder cambiar algún día, tenía que intentar que las cosas sucediesen. Esta vez no era algo a la ligera, quería ser alguien mejor. Alguien que fuese digno de amar, quería ser esa persona que valiese la pena.
Junghwan miro fijamente a Jeongwoo. _Te conozco más de lo que crees Jeongwoo. _
_Por eso es que eres mi mejor amigo. _Jeongwoo correspondió la mirada de Junghwan.
_Si. _Junghwan asintió apacible para Jeongwoo.
Jeongwoo le dio una mirada a Junghwan. _ ¿Me das un abrazo de oso? _
Junghwan vio como el moreno abría sus brazos en expectativa, sabiendo perfectamente que le correspondería. Tarde o temprano, Jeongwoo siempre conseguía lo que quería. Junghwan lo sabía de antemano, ganar su confianza no era una cosa fácil. Mas Jeongwoo, era un ganador por naturaleza, uno demasiado encantador.
Junghwan ladeo su rosto. _Solo si esta vez, me prometes que no vas a hacer nada estúpido. _
Jeongwoo se encogió de hombros. _Las posibilidades son pocas, pero nunca nulas. _
_ ¡Ya! _ Junghwan regaño de inmediato.
_Tengo mi voz de conciencia conmigo. _Jeongwoo se apresuró a asegurar.
Junghwan levanto ambas cejas. _ ¿Haruto? _
_Si. _Jeongwoo sonrió tal quinceañera.
Jeongwoo siguió asintiendo, disfrutando demasiado de ello. Haruto finalmente podía, ser algo más en su vida. Esa persona especial, que pensó que nunca llegaría. Ese amigo que creyó, haber perdido para siempre. Ese enemigo que, se estaba convirtiendo en amante.
_Te vez feliz con él. _Junghwan fue sincero.
Junghwan pico, solo para generar esa vergüenza en Jeongwoo. Sabía perfectamente que se sonrojaría, especialmente cuando los había visto en acción. Junghwan no lo negaba, había sido un tanto impresivo de ver. Especialmente por todas las veces, que los había visto darse miradas tensas. Todas esas tablas se habían sabido doblar, de una manera inusualmente interesante.
_Luzco como tú ahora, enamorado hasta el culo. _ Jeongwoo canturreo.
_Que te sienta bien, mira esas mejillas sonrosadas. _ Junghwan gruño. _Quiero morderlas ahora mismo. _
Jeongwoo miro a los lados. _Haruto podría matarte. _
Junghwan le dio una mirada a Jeongwoo. _ Pues mira que miedo me da... _
Junghwan movió la mesa del desayuno, este había sido comido durante la conversación. Fue sencillo de mover, de colocarse sobre el chico. Acorralándolo contra las almohadas, tomando su rostro con ambas manos. Junghwan tentó una mordida sin vergüenza alguna, mientas Jeongwoo se reía con una diversión que contagiaba.
Jeongwoo se le quedo mirando a Junghwan. __Andas muy valiente. _
_Ya basta de tanta platica, necesito morderte... _
Junghwan hundió su nariz en el cuello del moreno, mientras respondía en murmullos. Escucho como la risa de Jeongwoo, ronroneaba en un precioso eco. Dejo de jugar un poco con aquel roce y se debido a prestar toda su atención a Jeongwoo y su plática.
_Vas a morder solo un poco y sin dejar evidencias. _Jeongwoo señalo a Junghwan.
_No te prometo nada. _Junghwan se le quedo mirando a Jeongwoo.
_ ¡Ya! _
Jeongwoo solo hizo sentir aquel característico pinchazo, los dientes del chico rozando sus pómulos. Solo era el comienzo de lo que se avecinaba, una avalancha de mordisqueos indecentes. Muy característicos del azabache, que ya estaba acostumbrado a aquel jugueteo. Jeongwoo solo había sido la práctica, sabía que al pelirrojo le iba peor.
He estado recibiendo sus mensajes, también sus comentarios. Siempre me dan muchos ánimos para seguir, incluso en los momentos difíciles. Estos días he estado moviéndome en muchas obligaciones, pero escribir siempre me relaja. Espero que disfruten este capítulo, lo he hecho con el corazón.
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