28. Hematoma
The Game está de regreso 🥳. Quizá quieran darse una pasada por la historia, sobre todo por los primeros capítulos, donde añadí un par de cosas para atar cabos que estaba dejando sueltos. Aun tengo mucho por editar pero ya habrá tiempo. (Y ya que estamos, feliz 1 de abril atrasado, día de los inocentes en Estados Unidos y festividad que le da sentido a esta historia).
En fin, gracias por su paciencia <3
-S.
Kate.
Mi teléfono vibra con una notificación cuando salgo de la ducha.
—¿Qué haces en este preciso momento?
—Justo ahora, nada. ¿Por qué?
—Paso por tí en 15
—¿Qué haremos?
Pero la respuesta no llega nunca porque estamos hablando de Ethan Cloud, probablemente ya está conduciendo hasta aquí.
Y a falta de especificaciones, ¿voy a cambiar el pijama de domingo por la tarde solo porque vendrá por mí en quince minutos? No, esto es lo que hay. Lo quiero, pero también quiero estar cómoda.
Ha estado lloviendo toda la mañana y el clima está bastante fresco, sobretodo teniendo en cuenta que estamos en mayo así que necesito mi hoodie y pantalones de chándal para ser feliz.
Aún así, para que no se diga que no me esforcé, me cepillo el cabello, me hago una cola baja y me aplico algo de bálsamo labial con color.
—¿Vas a algún lado?—pregunta Jess desde el Sofá cuando entro a la sala en busca de mis llaves.
—Ethan dijo que pasaría por mí.
—¿Por tí o por un vagabundo?—se burla.—¿Saldrás así?
Gimo.
—Amiga, necesita amarme aun cuando esté en pijama y tenga flojera de arreglarme.
—Como quieras—se ríe.
A último minuto, comienzo a cuestionar mi decisión de no esforzarme un poco con mi aspecto, pero mis dudas se disipan cuando abro la puerta cinco minutos después y él lleva puesto casi lo mismo que yo, la única diferencia es que una gorra oculta sus rizos oscuros.
Se inclina apoyando las manos en el marco de la puerta y me da un beso corto en los labios.
—Hola, tú.
Me dedica una de sus sonrisas marca de la casa que yo devuelvo con gusto.
—Hey.
—Hola, Jess.—Ethan asiente en su dirección y mi mejor amiga se gira un poco para apoyar los antebrazos en la espalda del sillón y mirarlo batiendo las pestañas como colegiala.
—Hola Ethan.
Él ríe y regresa sus ojos a mí.
—¿Lista? —asiento–. Vamos.
—Diviértanse y recuerden que sin gorrito no hay fiesta —dice Jess desde el sofá haciendo surgir la contagiosa carcajada de Ethan.—No te rías Cloud, hablo en serio. Soy demasiado jóven para ser tía.
—Lo sé.
Hacemos una parada breve para comprar algo para picar y él conduce hasta su apartamento. Al llegar no veo a los chicos por ningún lado, y estoy a punto de preguntar por ellos cuando recuerdo que Jake me dijo que acompañaría a Shawn a vigilar a escondidas una cita de su hermana.
Mientras Ethan mete al microondas un paquete de palomitas yo dejo los tenis en la entrada y me voy directa al sofá con las bebidas. Enciendo la televisión y busco una película a la que le doy play cuando el regresa unos minutos después con un bowl.
Se quitó la gorra y el hoodie, por lo que ahora su brazos están al descubierto y sus rizos le caen sobre la frente, desordenados.
Agarra su cerveza y se tumba a mi lado con un brazo sobre mis hombros, subiendo los pies sobre la mesita donde dejó el bowl.
Entrelazo mis dedos con la mano que cuelga sobre mi hombro, acurrucándome contra él. Sus dedos empiezan a dibujar circulos distraídos sobre mi piel y yo sonrío con disimulo. Una actitud muy novio, si me preguntas.
Con esto, el pensamiento sobre en qué punto de nuestra relación estamos regresa a mi mente y de forma intevitable las preguntas se quedan en la punta de mi lengua hasta que reuno el suficiente valor para hacerlas, varios minutos después.
—¿Puedo preguntarte algo?—hago como que me quito una pelusa del pantalón.
—Ya lo estás haciendo—sonríe burlón y baja la mirada, haciéndome rodar los ojos antes de mirarlo.
—Algo más—Aclaro.
—Seguro.—Deja la cerveza sobre la mesita y regresa a su lugar.
—¿Es demasiado pronto para preguntar qué somos?
Él se queda en silencio varios segundos, asintiendo pensativo antes de responder—Creo que somos humanos, Katherine.
Lo golpeo en el centro del pecho y él suelta un quejido pero estoy segura de que no le dolió ni un poquito.
—Hablo en serio.
—Yo también.—musita, y cuando estoy a punto de replicar, me calla con un beso. Sus labios son suaves contra los míos y saben a cerveza; el gesto está lleno de ternura y yo me derrito en sus brazos antes de apartarme. Sonríe a medias y me mira con los ojos brillantes, de esa forma tan suya que hace que el estómago me de un vuelco y los ojos me empiecen a arder—Seré lo que quieras que sea, Katie.
—¿Y si quisiera que fueras mi amigo?—Lo pico un poco.
—Lo sería—lleva un mechón de mi cabello tras mi oreja y se inclina depositando un beso justo debajo de ella.—Pero creo que un amigo no te robaría el aliento así.—Susurra antes de dejar otro beso en el vértice de mi cuello; mis pulmones aclaman por oxígeno mientras su nariz dibuja un camino sobre mi piel.—Ni haría enloquecer tu pulso así.
Me da otro beso en ese punto en el centro de mi cuello donde la sangre corre con más rapidez de la habitual. Su boca sube de nuevo para quedar a la altura de la mía, tentándome con su cercanía.
—Y creo que un amigo no te tendría así, a punto de rogar por más, ¿Cierto, Katherine?
Replicaría, pero estoy literalmente mareada. Cuando creo que finalmente va a besarme, sus labios se desvían hasta mi comisura. Suelto un quejido que lo hace reír contra mi mejilla, su respiración me hace cosquillas.
Tomo su cara con mis manos para que me mire y lo odio porque, a excepción de sus ojos, su expresión no delata ni una décima parte del anhelo que probablemente grita la mía. Por el contrario, tiene esa sonrisita de suficiencia desafiante que se me hace lo más sexy de la vida y en silencio le reclamo al cielo por haber creado a un hombre tan atractivo y con un aura tan magnética que incluso resulta injusto para el resto de la raza humana.
—Ethan Cloud, vas a besarme en este momento porque estamos saliendo y no es justo que me dejes así.
Su sonrisa se ensancha mientras se inclina a mis labios.
—¿Así que estamos saliendo?
—Lo estamos.—es lo único que alcanzo a decir antes de que le ponga fin a mi agonía, besándome. Lo hace con suavidad hasta el momento en el que me incorporo solo para sentarme sobre sus muslos.
A horcajadas sobre él, la sutileza desaparece por completo siendo remplazada por algo a lo que solo podría llamar hambre. Tira de la liga que mantiene mi cabello en su lugar, dejándolo caer suelto sobre mi espalda. Sus manos bajan a mi trasero y aprietan con firmeza haciéndome jadear contra sus labios.
Tomo el bordillo de su camiseta y tiro de ella hacia arriba, separándome de él para poder quitársela y lanzarla un lado. Bajo la mirada a mis manos que recorren ansiosas su marcado abdomen y la piel suave de su torso. Los músuculos suben y bajan al compás de su respiración.
—¿Alguna vez mencioné lo bueno que estás?—pregunto sin pensarlo en un susurro mordiéndome el labio, sintiendo el calor subir por mis mejillas cuando me doy cuenta de lo que acabo de decir. Sonríe tomando el borde de mi hoodie y tirando de él para quitármelo y dejarlo junto a su camiseta.
Las yemas de sus dedos se ubican en mi clavícula y bajan perezosas a través del canal entre mis pechos mientras me mira directamente a los ojos, como evaluando mi reacción mientras la piel áspera de sus dedos produce escalofríos por toda mi espina dorsal. Resulta tan sensual y se siente incluso mas íntimo que la posición en la que nos encontramos.
—Nunca lo habías dicho hasta ahora pero definitivamente quiero escuchar eso otra vez.—musita, mientras dejo besos sobre su cuello.
—Pues lo estás. Mucho.—Succiono la piel sobre el hueso de su mandíbula y la suelto con un sonido húmedo. Él gruñe y su agarre se torna aún más firme a mi alrededor.
—Tú lo estás aún más.—Me atrae mucho más cerca de sí, haciendo que su pelvis se alinee con la mía. Gimo al sentir el roce de su entrepierna contra mí mientras me aferro a su cuello. No tarda mucho antes de volver a hacer chocar su boca con la mía, su lengua vuelve a colarse en mi boca y mis caderas se mueven contra él involuntariamente, aumentando la fricción y haciéndonos jadear.
Sus manos regresan a mi trasero y se aferran alrededor de mis caderas. Gime.
—Kate... espera—Me aparta con suavidad colocando sus manos en mis mejillas.
—¿Qué?—pregunto, intentando regular mi respiración.
—No puedo hacer esto—sacude la cabeza. Tengo que admitir que su rechazo me decepciona al tiempo que me confunde.
—Socialmente hablando, yo debería decir eso Ethan, soy la chica aquí—digo en un intento de aligerar el ambiente. Consigo sacarle una sonrisa y pone los ojos en blanco.
—No me malinterpretes—rodea mi cintura con un musculoso y firme brazo antes de mirarme a los ojos y levantar la mano para acariciar mi mejilla con los nudillos.—Katherine Brown, quiero hacerte el amor, no tienes idea de cuanto. —Hace que su brazo acompañe al otro, dejándome atrapada—y también quiero tener sexo y enrollarnos y follar contigo solo porque te tengo ganas y porque vamos, sabes que eso también sería divertido.
Me lanza un guiño haciendome reír y continúa—Pero cuando llevas un estilo de vida como el mío... hay riesgos. Riesgos de los que soy completamente consciente y de los que no quiero que pagues las consecuencias.
Frunzo el ceño.
No termino de entender, y probablemente mi expresión me delata porque toma una bocanada de aire antes de decir—Quiero hacerme un par de exámenes, espero que esta semana, para estar seguro de que no tengo ninguna ETS antes de que esto pase.—se queda en silencio un momento y luego continúa—Es algo rutinario que hago cada tanto, además siempre he utilizado protección, no tengo ningún síntoma ni nada de eso y...las chicas con las que he estado tampoco—dice esto último con incomodidad—pero mejor será prevenir que curar porque lo último que quiero es dañarte de alguna manera, Katherine.
Está muy nervioso, incluso tiembla un poco y está intentando controlarlo. Mi corazón se encoge. Me hago la loca y no menciono nada al respecto.
La presión que debe estar experimentando Ethan Cloud en este momento debe ser tremenda, de lo contrario sus manos estarían quietas, no vería su pulso en el centro de su garganta, o sentiría si corazón latir enloquecido contra mi pecho y sus ojos no estarían del color del cristal ahumado temiendo por mi reacción.
No lo había visto así jamás.
El hecho de que le importe tanto como para no acostarse conmigo hasta no estar seguro de que mi salud no está en peligro, me hace quererlo aún mas de lo que lo hago.
No, no estoy romantizando el hecho de que esté siendo responsable porque a)no hay nada de romanticismo en la situación y b)así debería ser; simplemente estoy agradecida de ver cuánto le importa y de que haya tenido la suficiente valentía y confianza como para contarmelo y hablar al respecto. Una relación necesita comunicación y eso es lo que está haciendo él en este momento.
Quiero comérmelo a besos.
—Katie, tu silencio empieza a preocuparme. ¿Estás molesta?—me río y en lugar de contestar me limito a atraerlo hacia mi y besarlo.
Me separo para mirarlo a los ojos.
—¿Por qué debería estar molesta? ¿Porque tienes cerebro? ¿o porque soy afortunada de tener a alguien que se preocupe por mí de esa manera? Jamás estaría molesta por algo así.
Suspira y finalmente sonríe. La tensión de sus hombros se evapora en el aire y es como si nunca hubiese estado ahí.
—Ahora solo necesito que te vistas de nuevo porque créeme cuando te digo que me está tomando hasta el último resquicio de autocontrol no arrancarte la ropa que te queda y arrastrarte hasta mi cama.
Se me seca la boca y no puedo evitar fantasear con la imagen de él sobre mí en la cama pero hago lo que me dice.
Él se levanta y sale de la habitación para dirigirse al baño.
—Katherine—dice un minuto después desde la puerta cuando estoy terminando de acomodar mi hoodie.
—¿Si?
—Me puedes explicar qué es esto.—Frunzo el ceño y me acerco para poder observar lo que me señala.
Me toma varios segundos procesar la información que llega a mi cerebro a través de mis ojos.
Justo en el punto sobre su mandíbula donde estuvo mi boca hace unos momentos, hay una mancha rojiza y parcialmente púrpura manchando la piel anteriormente impoluta.
Busco los ojos de Ethan, que me regresan una mirada de reproche burlón, mientras intento contener la sonrisa.
Me encojo de hombros.
—¿Un... Chupetón?
Niega.
—Solo te advierto que los chicos no lo van a dejar estar por, al menos, los próximos cincuenta años.—Se ríe mientras camina de regreso al baño, lo que me hace dejar de contener la risa.
Como si hubiesen sido invocados, la puerta principal se abre y los chicos aparecen tras ella. Jake ríe y Shawn tiene cara de pocos amigos. Agradezco en silencio estar vestida y lejos del regazo de su mejor amigo.
—¿Qué pasó?—pregunto.
—Su hermana nos descubrió, le tiró un vaso con agua a Shawn y luego nos echó de la heladería.—Contesta Jake, ganándose una mala mirada del rubio mientras se quita las botas.
—Perdon por querer asegurarme de que mi hermanita no salga con algún imbécil.
Jake rueda los ojos y me besa la mejilla.— ¿Qué haces aquí?
—Pasando el rato.—Me encojo de hombros. Ethan aparece en el pasillo acomodándose la camiseta.
—¿Ya acabó la cita?—pregunta.
—No quiero hablar de eso—dice Shawn tomando una lata de cerveza de la mesita.
—¿Se dió cuenta?—susurra Ethan riendo entre dientes.
—Claro que lo hizo—contesta Jake igual de bajo y se parten de risa. Eso hasta que mi mejor amigo nota lo inevitable.
—¿Eso es un chupetón?
—¿Que?—Shawn se da la vuelta regresando con nosotros, dedicandonos una mirada burlona mientras siento que el calor se me sube a la cara. Me escabullo hasta el sofá y aprovecho el cabello suelto para ocultar mi vergüenza.
—Es un hematoma.
—Hematoma mis nalgas, Cloud.—Ríe Shawn mientras le examina la cara.—No pensé que fueses de esa clase de chica, Kate.
—¿Y eso que significa?—pregunta Jake.
—Ya déjenla en paz—los reprende Ethan antes de que pueda contestar, pero se ríe mientras toma asiento a mi lado.
—¿O sea que mientras nosotros defendíamos el honor de la hermana menor de Shawn, ustedes estaban aquí profanando el honor de este hogar? Mira Shawn, hasta tenían el Netflix puesto.—ya no tengo un mejor amigo, tengo una doña ofendida.
—Jake, por favor—le suplico.
—Por favor nada, son unos sucios y unos pecaminosos.
—Al menos díganme que ningún vecino va a venir a quejarse por el ruido—complementa Shawn.
—No soy así—me quejo, sintiendo la imperante necesidad de defenderme.
—Tampoco creí que serías del tipo vampira Kate, pero vaya que la vida te da sorpresas.—Por supuesto que no desperdiciaría su oportunidad de terminar el chiste de hace un momento. Jake ríe mientras revisa su celular.
Ethan por otro lado besa mi coronilla.
—No los escuches.
Aún así, insisto—¿Pueden parar?
—Pararemos,—dice Jacob sonriendo— solo porque Daniel envío el enlace para la premier de Partner in crime.
El ambiente cambia tan rápido como lo hizo al principio y se tiñe con la contagiosa emoción ya que llevamos toda la semana esperando para ver lo que el tío T denominó el "debut artístico de Jacob".
Los chicos se sientan en el sillón junto a nosotros y cambian la película que terminamos no viendo, por la transmisión desde el teléfono de Jake que muestra la cuenta regresiva en el canal de Daniel.
El video inicia y se hace el silencio. Sufrimos cuando la chica es secuestrada, silvamos con chulería durante el primer plano de escenas del pasado entre ellos y luego del beso entre ella y Jake; ahogamos un grito cuando Daniel aparece en escena con la policía y le disparan a Jake, y nos estresamos cuando la bodega se incendia con el personaje de Jake dentro aunque sepamos que, de hecho, logrará escapar con vida. La última escena es la chica abrazando a Daniel en agradecimiento mientras llora haciéndole creer a todos que lo hace de alivio por haber sido salvada, pero viendo con anhelo y preocupación el lugar en llamas. Eso, justo antes de un primer plano de Jake corriendo entre matorrales con el caos de fondo.
Una vez termina, saltamos, aplaudimos y gritamos como locos. Ethan incluso lo abraza y besa su mejilla. Permítanme decir que cada segundo, tanto del video como de la canción, es una obra de arte y mi mejor amigo hizo un trabajo excelente como mafioso sexy. Estoy en modo orgullosa.
—Eso fue increíble, Jake—lo abrazo.—Tienes que reconsiderar tu carrera como actor.
—No puedo negar que lo disfruté.—Ríe; su teléfono no tarda mucho en empezar a sonar con notificaciones.—¿Así que estos son mis quince minutos de fama?
—Gózalo, hermano—Shawn palmea su espalda y él se va a contestar el teléfono con una sonrisa. —Nada mal para ser un castigo.
Me río.
No, no está nada mal.
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