27. Niñatos.
Anuncio parroquial.
Para las 3 personitas que leen esto: sé quienes son, las tqm <3; a partir de este capítulo, The Game entrará en pausa por 6 semanas ya que quiero reeditar lo que está subido hasta el momento. Luego de eso, regresamos a nuestra programación habitual. Gracias por estar y por la paciencia.
-S
Kate.
Me miro por última vez al espejo, asegurándome de que esté todo en orden antes de salir de la habitación. La hermana menor de Shawn se gradúa de la escuela este fin de semana y sus padres quisieron hacer una cena para celebrar en la granja de sus abuelos a una hora de aquí. Nosotros, como no puede ser de otra forma, nos vamos a colar.
Técnicamente su madre nos invitó, pero aún así.
Soy la única que queda y voy algo tarde ya que tuve que cubrir un par de horas en el gimnasio por un mal cambio de último momento, pero al menos no estoy retrasando a los chicos ya que ellos se fueron antes.
Parece que hay casa llena ya que, al llegar, me cuesta un poco encontrar un espacio junto a los demás autos. Termino aparcando casi al final del amplio terreno por lo que me toca caminar un poco.
Hay una larga mesa dispuesta para la cena frente al porche decorada con flores y sobre el mismo otra llena de postres, bebidas y aperitivos. También colgaron varias hilera de bombillos de luz cálida, muy parecidos a los de la terraza del edificio de los chicos, que atraviesan el cielo desde el proche hasta un par de árboles a los lados.
Reconozco a varias tías de Shawn a las que voy saludando con sonrisas hasta llegar a los chicos, que resultaron demasiado fáciles de localizar por los cuchicheos de las amigas de su hermana.
No las culpo.
Van de camisa y pantalones de vestir y no sé cuál de los dos se ve mejor. Digo dos porque solo veo a Jake y a Shawn, que están conversando con ella, no veo a Ethan por ningún lado.
Me acerco y abrazo a mi mejor amiga.
—Creí que ya no vendrías—dice Shawn en un tono burlón.
—¿Y perderme la comida gratis? Jamás–Contesto haciéndolo reír antes de abrazarlo. Justo a su lado está Jake así que lo beso en la mejilla.—Hola, tonto.
—También me alegra verte, Kate. —Rueda los ojos. Me río para ver a la chica rubia que me devuelve la mirada sonriente.
—Adhara, felicidades.—Me inclino a abrazarla.
—Gracias—Me devuelve el abrazo con cariño.
Esta chica es uno de los seres humanos mas dulces que conozco. Es muy parecida a su hermano ya que tienen los mismos ojos azules y son igual de rubios, pero mientras que Shawn tiene un rostro marcado y anguloso, ella tiene las facciones mucho más dulces y redondeadas. Lleva un vestido corto color marfil que se pierde en su piel cremosa y va maquillada de forma sutil, perfecta para la ocasión.
—Amo tu vestido, te ves preciosa.
—He tenido que espantar a tres niñatos en lo que va de la tarde.—dice Shawn, haciéndola poner los ojos en blanco.
—Eres un exagerado. Solo querían saludar y este idiota se portó como un cavernícola con ellos.—mira a su hermano con reproche.—Además, tienes cero autoridad para reclamar porque si alguien tendrá que espantar pretendientes soy yo. Y lo peor es que son mis propias amigas.
–Ajá, si—Su hermano le pone la mano en la cara y la empuja levemente.
—¡Oye!—le da una palmada en el brazo. Shawn ríe y le da un beso en la frente.
—Sabes que te amo, hermanita.
—Si tu amor será violento, por favor no me ames, hermano.
Me río.
—¿Dónde están los chicos?—pregunto. Jake me señala al par que acaba de atacar la mesa de aperitivos y ahora se acerca riendo.
—Tu novio está de muerte—murmura Jess a mi lado solo para que yo lo escuche, justo antes de recibir la magdalena que Evan le ofrece.
Ruedo los ojos.
Ethan y yo no hemos hablado de términos aún, pero mi mejor amiga parece ignorarlo completamente. Aún así, no puedo quitarle la razón.
Lleva una camisa blanca arremangada sobre los codos; el primer botón va suelto. Pantalones azul oscuro, zapatos cafés, un reloj adornando la muñeca izquierda y los lentes de sol sobre el puente de la nariz.
Está para comérselo y lo sabe.
Un par de chicas se quedan viéndolo. Ríen y enrojecen luego de que él las saluda con un leve asentimiento cuando se percata de sus miradas. Una leve sonrisa amenaza con surgir en sus labios.
El muy cabrón sabe lo que hace.
La pregunta es: ¿Por qué me gusta tanto?
Supongo que nunca lo sabremos.
—Adhara, por favor dile a quien sea que hizo esos postres que se merece el cielo.—dice nada más acercarse, haciendo que la aludida ría.
—Se lo diré a la abuela.
—Gracias.— asiente antes de quitarse los lentes, colgarlos de la camisa y mirarme. El ambiente electrizante se hace presente casi de forma instantánea mientras me entrega un chocolatito.— Hola, tú.
—Hola—Sonrío de vuelta.
Shawn hace como que tiene arcadas, ganándose un golpe de parte de su hermana antes de que ella me dirija una de sus sonrisas de disculpa.
—Mamá lo dejó caer cuando era bebé, lo siento.
—Cariño, créeme, lo notamos hace mucho tiempo.—Jake se burla y Shawn lo abofetea, por lo que terminan en una pequeña pelea, interrumpida solo por la abuela de Shawn que llega a invitarnos a la mesa.
Nos sentamos en nuestros lugares previamente asignados con pequeños cartelitos en los que están escritos nuestros nombres frente a los platos.
Durante la mayor parte de la cena, mis ojos parecen atraídos como imanes al chico a mi derecha, que no ha dejado de lanzarme miradas furtivas y sonrisas cargadas de segundas intenciones. Y no sé qué es peor, si el hecho de que a estas alturas aún no me ha puesto un dedo encima desde que nos besamos el fin de semana pasado -lo que además solo hace que esta tensión entre ambos crezca mucho más-, o que me ponga como lo hace sin siquiera tocarme. Y me muero porque me toque.
Me doy una cachetada mental.
Contrólate, Katherine. Es solo Ethan.
Ay querida conciencia, ese es precisamente el problema.
De alguna forma sobrevivo al resto de la comida y para cuando sirven el postre, soy capaz de mantener mi pulso a un ritmo normal.
Shawn suspira con frustración a mi lado, mirando su teléfono. Ha pasado así toda la semana.
Le doy un leve empujón con el hombro. Levanta la mirada me regala una sonrisa casi inexistente.
—¿Qué pasa?—Niega—Vamos, dile a la tía Kate qué sucede.
Logro que se ría pero su risa se apaga rápido.
—Hay alguien,—dice finalmente. Eso tiene sentido.—No sé si debamos estar juntos.
—Bueno, ¿Te gusta?
—Mucho.—Musita.
—¿Tú le gustas?
—Eso quiero pensar.—Asiente con una sonrisa.
—Entonces, ¿Cuál es el problema?
—No sé, es... Algo complicado, Kate.—Se encoge de hombros.
—Okey, no sé qué está pasando, Shawn, pero si ambos se gustan y realmente quieren estar juntos no debería ser tan complicado. Lo demás son solo cosas secundarias que se pueden resolver en el camino.—Me mira con la ceja enarcada. Predicando y no aplicando porque apreciemos como nos tomó un tiempo a Ethan y a mí reaccionar, ya sé. Suspiro.—No empieces, ¿Si? Déjame terminar.
Ríe de nuevo.—Adelante.
—Mi punto es que no sé quién sea esta persona, pero si te hace feliz, deberías estar disfrutando escribir su historia, aunque ella termine siendo parte de un capítulo más en tu vida y no del libro completo. Quédate con lo positivo y lo demás mándalo a la mierda.—Sonrío.— Y sabes que estoy aquí para tí si necesitas hablar y desahogarte. Tú solo tienes que llamarme.
Asiente y luego de un segundo tira de mí para estrecharme entre sus brazos.
—Gracias.
—No hay nada que agradecer.
—¿Por qué tus garras están sobre mi chica, Reece?—pregunta Ethan, pero cuando me giro para mirarlo está sonriendo.
—Porque te engaña conmigo, Cloud. No sabíamos cómo decirte pero creo que ya está.—contesta con sátira. Ethan abre mucho los ojos y hace un gesto teatral dejando el dorso de su mano sobre su frente.
—¿Cómo pudieron? Confiaba en ustedes.
—Eso pasa estos días, hermano, les das un poco de amor y te devuelven puñaladas en la espalda.—Jake niega con solemnidad mientras palmea su hombro. Ruedo los ojos.
—Maduren.—les digo.
—Jamás, cariño.—dicen al tiempo con un chasquido muy diva. Nos reímos.
Luego de un rato, encienden la música por lo que varios de los presentes se levantan a bailar. O en mi caso, a buscar un baño.
Entro a la casa y voy hasta la puerta que me indicó la abuela de Shawn.
Termino de usar el baño, me lavo las manos y salgo, encontrándome a Ethan en el pasillo, esperando.
Cuando me ve frunce el ceño.
—¿Qué pasa?
—¿Traes pestañas postizas hoy?—Asiento — Creo que se te está despegando una.
Matilda sea. Por eso nunca me maquillo.
—¿Cómo no lo noté? Juro utilicé suficiente pegamento esta vez —gruño mientras abro la puerta del baño y enciendo la luz para verme al espejo.
— Eh, tranquila. A lo mejor son ideas mías. Déjame ver.
Suspiro e inclino la cabeza hacia él mientras miro hacia abajo para facilitarle la vista. Me toma de la barbilla para poder girarme un poco y acerca su dedo con suavidad a mi párpado.
—Si, creo que... — y en un visto y no visto presiona sus labios contra los míos robándome un beso. Lo miro con los ojos entrecerrados cuando me dedica una de sus medias sonrisas. — Si eran ideas mías.
— Eres un zorro astuto, Cloud.
Se encoge de hombros antes de juntar nuestros labios y hacerme retroceder sobre mis pasos hasta que quedo contra la encimera y él puede cerrar la puerta tras nosotros; posteriormente rodea mi cintura con sus brazos.
Deja mi boca para darme un beso en el cuello y pasear su nariz a través de él antes de depositar otro sobre mi mejilla. El gesto, combinado con su cercanía y su olor, hace que mi corazón pierda su ritmo normal.
—Estás preciosa, Katherine.—murmura contra mi piel.
Ya... ¿Cómo se respiraba?
Sus labios hacen su camino de regreso a los míos y me besa lenta y profundamente. Su lengua se cuela en mi boca y mis dedos entre su cabello. Jadeo cuando sus manos buscan el borde de mi vestido y lo levantan un poco para acariciar la piel de mis muslos, que se eriza con el contacto.
—Creo que... creo que deberíamos regresar con los demás, antes de que... de que piensen que nos estamos enrollando.—Murmuro sin aliento entre beso y beso.
—Eso es justo lo que estamos haciendo.—Me planta otro beso más.—Y es justo lo que he querido hacer desde que te ví hace un rato.
Esto es algo que creí que no podría ir a más y luego me dí cuenta de que no podría estar más equivocada. La química y la tensión entre este chico y yo no se compara con absolutamente nada que haya experimentado antes. Y justo ahora, cuando no tengo idea de dónde empieza mi boca y termina la suya, el calor que me abrasa cada vez que lo tengo en frente no parece estar cerca de extinguirse, por el contrario no hace mas que crecer y consumir mi lado racional del cerebro dejando al impulsivo a cargo.
Sus manos abandonan mis caderas y suben a mi rostro cuando se aparta un poco en busca de aire, sonriendo con el labio inferior entre los dientes.
—Hola, Ethan—Susurro.
—Hola, Katie.—dice con la voz grave haciéndome reír como colegiala. Sus labios regresan a los míos en el momento exacto en el que la madre de Shawn abre la puerta.
Sus ojos se amplían con sorpresa y rápidamente sale para volver a cerrar la puerta.
—Ay por Dios, chicos, lo siento mucho.
La señora Reece continua disculpándose desde el otro lado, con la vergüenza plasmada en la voz, a media que se aleja mientras Ethan apoya una mano a cada lado de mi cuerpo y recarga la frente contra mi hombro en medio de un ataque de risa al que no puedo hacer más que unirme.
—¿De verdad la madre de Shawn acaba de entrar y...
—Y pillarnos como adolescentes hormonales, sí lo hizo, amor—él completa y me río un poco pero el chiste queda eclipsado en mi cabeza con la última palabra.
El gris de sus ojos se ve bastante claro cuando me mira luego de calmarse un poco. Una pequeña sonrisa sigue tirando de sus comisuras justo antes de darme un besito en la nariz.
—Salgamos de aquí antes de que entre alguien más.
Asiento, reacomodando el vestido en su lugar y dándome un vistazo rápido en el espejo.
—Eh—detengo a Ethan para quitarle los restos de lápiz labial con los pulgares. Afortunadamente es rosa y no rojo por lo que sale muy fácilmente. Aprovecho para acomodar un poco su cabello con los dedos.—Perfecto
—Sabes que siempre estoy perfecto.—dice con un guiño abriendo la puerta y saliendo conmigo bufando justo detrás.
De regreso a la sala, Shawn está intentando calmar a su muy avergonzada madre que no deja de pasarse la manos por el cabello.
Si no conocieras la historia, jamás creerías que Emma Reece viéndose tan radiante y jovial como lo hace, tiene la edad que tiene. La mujer alta, esbelta y muy rubia de ojos marrón claro, se casó y tuvo a sus hijos entrada en años luego de viajar, recorrer el mundo y llenarse de experiencias, Shawn dice que su madre es un espíritu libre y parece tener razón, aunque ella se lo atribuye al haber vivido bien y jamás permitir que los demás le dijeran cómo vivir su vida. Se refiere a ello como la mejor decisión que pudo tomar jamás.
Camina con rapidez hasta nosotros cuando nos ve y nos toma de las manos.
—Lo siento muchísimo, chicos, de verdad. No tenía idea de que ustedes dos...
—No se preocupe.—digo intentando contener la risa algo avergonzada, en vano.
—Debería haber tocado la puerta... Yo...
—Emma—Ethan toma su rostro entre sus manos riendo.—Tranquila, de verdad. Usted no ha hecho nada malo, ¿Si? Quienes deberíamos estar avergonzados somos nosotros.
Ella suspira y se le escapa una sonrisa mucho mas tranquila. Se da media vuelta y le da una palmada a Shawn en el brazo.
—¿Y eso por qué?—se queja.
—Por no decirme que este par ya estaba junto. Que mal chismoso eres, yo no te eduqué así.
—¡Mamá!—Shawn abre mucho los ojos y hace un gesto hacia nosotros bajando la voz.—Ellos están...
—No tienes excusas, jovencito.—Lo mira con desaprobación antes de regresar sus ojos a nosotros y volver a sonreír.—Me alegra que por fin estén juntos.
Se disculpa una vez más y se va a la cocina desde donde alguien parece llamarla. Shawn se queda mirándonos mientras caminamos para regresar a la mesa.
—¿Qué le hicieron a mi madre?
—¿Qué le dijiste a tu madre?—contraataca Ethan.
—Mejor dicho, ¿Qué fue lo que no le dijiste a tu madre, chismoso?—Me burlo.
—Touché—Shawn asiente.
Regresamos a nuestros lugares, con Shawn a mi izquierda y Ethan a mi derecha.
—¿Dónde estaban, puercos?—pregunta Jake burlón.
—Traumando a mi madre—contesta Shawn, lo que me hace rodar los ojos. El tema muere ahí y Ethan parece retomar una conversación con Jake.
Distraídamente deja caer su mano templada sobre mi muslo y comienza a dibujar círculos con sus dedos sobre mi piel. Contengo el aliento, mientras él parece estar completamente ajeno a lo que su toque está provocando es mí. Intento ocultar la sonrisa pero no puedo, sobretodo al captar las miradas de decepción en su nuevo club de admiradoras.
Lo siento chicas, creo que este me lo quedo.
El resto de la noche transcurre muy bien y luego de despedirnos de la familia de Shawn, hacemos nuestro camino hacia los autos.
Abrazo a los chicos y le doy un beso corto a Ethan antes de partir con Jess.
—Amiga, ese chico está tan coladito por tí como un perrito.—Es lo primero que dice al cerrar la puerta del apartamento.
—¿A qué te refieres?
—Cariño, la forma de mirarte de ese chico me hizo sentir soltera. ¡Y tengo un novio!—Exclama, dejándose caer sobre el sofá. Me tumbo a su lado riendo, quitándome los tacones. Ella recarga su cabeza contra mi hombro por lo que termino con mi mejilla contra su cabello—¿Estás feliz? Con todo esto, me refiero. ¿Ethan te hace feliz?
No necesito pensarlo dos veces antes de contestar.
—Lo hace. Mucho.
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