3. Adiós casa, hola escuela (2)
Amy's POV
Salimos temprano de la casa, Soleanna no estaba a más de 3 horas de Green Hills. Los padres de Blaze nos habían hecho el favor de irnos a dejar a los tres. Durante gran parte del camino todos nos quedamos perdidamente dormidos; al momento de llegar a Green Hills yo desperté y pude ver a los tórtolos casi acostados en los asientos de más atrás.
Amo la relación de Blaze y mi hermano, siento que van a durar por siempre, en serio que los envidio. ¡Llevan juntos 8 años! Ya es algo, para ser verdad. Y ahora estarían en la misma carrera, en la misma universidad... Qué goals.
Iba perdida viendo por la ventana, mientras pude ver a una equidna en el quemacocos de un coche que pasaba junto a la camioneta, gritando entre lágrimas : "¡estoy en Blue Valley! ¡Soy un Lobo Azul! ¡Arriba Lobos!". Vaya la emoción que transmitía... Y unas ganas de llorar me entraron otra vez, después de recordar la triste despedida por parte de mis mejores amigas y mis padres.
—¿Ya llegamos?— escuché la voz de Silver, aún adormilado.
—Sí tórtolos. Ya pueden despertar, pronto llegaremos a la nueva casa— les dije con ánimos.
—Mi amor, lo logramos— le dijo Silver a Blaze con cariño. —Estamos en la uni juntos, linda. Como lo soñamos—.
La gata se despertó y vio a Silver con dulzura. Mi hermano tomó su mejilla y se besaron con mucha ternura, sin darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Qué bello es el amor, y yo sin novio... Regresando a la escena, noté que su ternura pasaba a algo más subido de tono, así que mejor intervine.
—Par, échense agua. Ya llegamos al departamento y hay que desempacar. Luego hacen lo que quieran—. No había de otra más que se sonrojaran. ¡Bingo!
Empezamos a bajar cajas y subirlas al departamento. Piso 7, depa G10. Era pequeño, pero con lo necesario: cocina, gabetas para la despensa, un pequeño sala-comedor, espacio para tele, un baño y 3 cuartos...
Agotador pero terminamos de instalarnos. Ahora la charla, por parte de un FaceTime de mis papás, y de los de Blaze.
—Silver y Blaze: ya son lo suficientemente maduros para saber que sus vidas universitarias pueden echarse a perder si no tienen el cuidado suficiente. Reconocemos que tienen 8 años de novios, y aunque no estemos completamente de acuerdo con que vivan juntos, sabemos que los tres lo podrán sobrellevar. Respétense y cuidense. ¡Me refiero a los tres! No sólo a ustedes dos como pareja—.
—Rayos mamá— dijo el erizo, sonrojado a más no poder.
—Lo que quiere decir tu madre, hijo, es que mantengas tus pantalones arriba y bien puestos— habló ahora el papá de Blaze.
—¡Papá!— exclamó Blaze, igual de sonrojada que mi hermano.
—O sea, en casa no se coge...— susurré, burlona.
—¡AMY!— me gritaron ambos...
Al fin subimos a nuestro departamento a descansar e instalar Netflix en nuestra tele. Estábamos los tres sentados en el sillón, pero noté que ellos dos tenían el piquetito de estar solos. Me levanté, fui por una chamarra y me dirigí a la puerta.
—Los voy a dejar estrenar su cuarto. ¡Limpien todo! Mientras iré a dar una vuelta. Llámenme para saber cuándo puedo volver—.
—No hace falta, vamos contigo— habló Silver, nervioso. Casi daba un brinco del sillón.
—Ya Silv, déjate quitar esa cosa tan fea... ¿Cómo se llama?... Ah sí, virginidad—. Le guiñé el ojo y salí de ahí, pero antes de poder irme al elevador, gritaron una vez más. Así que volví a entrar, algo molesta. —¡Ya déjate coger Silver!— hablé en voz alta.
—¡No tenía planeado que fuera hoy Amelia!—.
—Desde los 17 no lo tienes planeado— le dijo Blaze, seca. Mi hermano puso cara de preocupación, sin voltear a ver a su novia.
—Es que todavía no estoy listo— habló para sí, casi inaudible.
—¿Que no tienes qué?— pregunté.
—¡Agh! No... Tengo...— lo interrumpimos. Blaze y yo cruzamos miradas.
—Condones— dijimos al unísono la gata y yo, a lo que Silver se sumió en el asiento y se sonrojó. Suspiré.
—Yo los traigo. Mientras no hagan nada estúpido ni nada de lo que me arrepienta de ver al regresar. ¡No quiero sobrinos aún! No tardo—.
—Gracias amiga, eres la mejor— me dijo Blaze con una sonrisa.
—Carajo— pude leer de los labios de Silver. —Gracias hermanita— dijo éste, muy forzado.
Cerraron la puerta y al fin pude irme. Qué complicado es Silver...
[...]
Billie's POV
Dormí todo el camino a Green Hills. Escogí los asientos de atrás para poder estirarme mientras mandé a Skylar de copiloto con Aram. Ella estaba realmente triste por el hecho de dejar Station Square y a sus amigos. La entendía, me pasó igual 2 veces. Al mismo tiempo yo estaba emocionado porque mi hermanita estaría más tiempo con nosotros. En serio la adoraba, le tenía muchísimo aprecio.
Llegamos a CU a nuestra gran casa. Bajamos cajas con cosas de Skylar y le ayudamos a acomodar todo, junto con varias cosas de la cocina, la sala, del comedor y alguno que otro mueble nuevo que nos habíamos comprado en el mall de Station Square.
Al terminar de acomodar su cuarto, decidimos ir a hacer despensa para llenar el refrigerador y las alacenas, y tener lo necesario para todo el mes. Aparte yo luego saldría con mis amigos esa noche, tenía que apurarme.
—Oigan, no iré con ustedes. No tengo ánimos de nada— nos dijo Skylar. —Luego iré por algo de cenar, o no sé. Quiero estar sola—.
—Tenny, no estés triste. Vamos juntos, así sirve que te despejas— le habló Aram con ternura.
—Saldré a caminar, pero déjenme sola un rato—.
—Haremos esto: cuando te sientas bien, iremos todos juntos. ¿Vale?—.
Cual niña pequeña, mi hermana corrió hacia mí y me abrazó. Su cabeza quedó en mi pecho y sentí cómo mi camiseta se mojaba, estaba llorando otra vez. Sin pensarlo la cargué y le dije a Aram que se adelantara, que me quedaría con ella. Subí las escaleras aún con ella en mis brazos y luego me senté en el sofá que teníamos en el pasillo de la televisión. Ella no se me despegaba.
—A mamá no le gustaría verte así Sky— le dije, mientras acariciaba su cabello para que se calmara.
—Quiero regresarme Billie. No voy a aguantar, ya extraño mi casa y aún no comienza la escuela— logró decir, pudo separarse de mí.
Sus ojos grises se habían tornado un poquito verdosos, por el mismo brillo de las lágrimas que le salían. No soportaba verla mal... Limpié sus lágrimas con mis pulgares y dirigió su mirada hacia mí.
—Ya no llores sweetie. Vamos por dulces, caminemos, tomemos aire, hay que platicar para que te sientas mejor, ¿sí?— le dije con ternura. Ella asintió. Su llanto al fin se había detenido.
Eran 5:40. Esperamos a que dieran las 6 y salimos en busca de una tienda para comprar sus dulces. Caminamos unos minutos y encontramos una tienda de autoservicio, así que entramos. Busqué algunos chocolates, un refresco y llevé unas cervezas; buscaba a mi hermana por los pasillos hasta que ahí me encontré a una eriza rosada en el apartado de farmacia frente a los... ¿condones? Me le acerqué sorprendido, en mis años de universidad jamás la había visto por ahí.
—Silver estúpido... No sé ni siquiera cuáles llevarle— maldijo en un tono audible.
—¿Necesitas ayuda?— me le acerqué. Ella volteó con los ojos muy abiertos, sonrojada. Tenía unos ojos color esmeralda bellísimos, que chocaron con los míos... Oh my God...
—Ammm... N-n-no e-es... Necesario— tartamudeó.
—¿Primera vez? Te recomiendo...— busqué una caja, la tomé y se la di. —Estos—.
—Son para mi hermano, ¡en s-serio!— vi que volvió a sonrojarse. Su mirada inocente me cautivó.
Justo en ese momento, Skylar nos encontró ahí... En la movida.
—¿Es en serio Billard? ¡Dijiste que esta tarde era para nosotros!—.
—N-no es lo que crees Sky...— balbuceé nervioso.
—¡Lo siento! No sabía que era tu novio— dijo ella.
—¿Novio?— hablamos Skylar y yo. —Somos hermanos—...
Su nombre es Amy, Amy Dark Rose. Nos platicó que es de nuevo ingreso y que vive con su hermano y su mejor amiga. Viene de Soleanna y justamente el primer día que sale a conocer el campus, la mandan a comprar el olvido de su hermano. Vivía en una de las residencias muy cerca a nuestra casa. Skylar le dijo que podían ir a conocer juntas el campus, y eso me dejaba con la tarde libre para ir a embriagarme con el clan.
—Una cosa más, Billie— se dirijo a mí la eriza rosa. —¿Crees que puedas ahorrarme la vergüenza de pagar esto?—.
Asentí y reí. Pagamos y salimos los tres de ahí. La invitamos a pasar a casa mientras dejábamos las compras. Al final Sky se fue con ella y yo me quedé preparándome para la noche. Por fin mi hermanita ya estaría contenta. Al menos por hoy...
[...]
Sonic's POV
—¿Qué harás ahora que acomodaste tu cuarto, hermanito?— pregunté al zorrito, viendo cómo alisaba su edredón.
—Tenía pensado ordenar mis útiles, imprimir mis horarios, dar una vuelta por CU, regresar a preparar lo que comeré mañana y luego ir a dormir—.
—Ah, ah— negó Scourge. —Tú te vienes con nosotros a conocer a los Betas—.
—¿Vienes? Sólo será un rato. Para que conozcas el lugar—.
—Ah, está bien. Puedo hacer lo otro después. Sólo una cosa: ¿no estarán pensando llevarme a embriagar, o sí?—.
—Claro que no Tails—
—Obviamente sí, hermano de dos colas—. Dijimos justamente al mismo tiempo. El zorro sólo se nos quedó viendo a ambos, serio.
—Vendré a dejarte antes de irnos a embrigarnos. Lo prometo—. Le di un golpecito en el hombro con mi puño.
—Qué aguafiestas eres Sonikku— me dijo Scourge. —Ya vamos, a este genio hay que darle una caguama— habló el erizo verde. Jaló a Tails de su lado, rodeando sus hombros con el brazo.
Salimos de su departamento en la residencia y nos dirigimos de nuevo al coche. Las casas de las fraternidades estaban como a 2 km de esa lugar. Manejé unos minutos y ahí estaban... Cómo había extrañado esa gran casa durante las vacaciones, era una mansión. Y así eran las dos, igual de grandes.
Scourge, al detenernos, bajó rápido del auto y corrió hacia la casa de la derecha. Entró y gritó: "¡El cuarto grande va a ser de Scourgey, imbéciles!", a lo que Tails y yo reímos. Bajamos del coche y fuimos a la casa de la izquierda.
—Bienvenido a mi frat bro... Aquí damos las mejores fiestas, tenemos a los mejores deportistas, las mejores chicas, los mejores clubes... Y tú, amigo mío, tienes pase directo a Sigma gracias al consejo Dash— rodeé sus hombros con mi brazo mientras le daba toda la explicación. —Ahorita que llegue nuestro jefe podremos entrar a dar un recorrido—.
—"Gracias al consejo Dash...", sí, cómo no...— esa profunda voz detrás mía... Tails y yo volteamos para encontrarnos con el dueño de esas palabras, y nos topamos con unos ojos rojos...
[...]
María's POV
Sentía que mi estancia en Blue Valley era una trampa. Por mi apellido tenía el pase directo, igual que mis primos Shadow y Mephiles. Éramos el trío de afortunados que por nada entraron a la mejor escuela de Green Hill.
No tenía la necesidad de vivir dentro de la escuela, al menos por ahora. Aún no recibía mis horarios, y de eso iba a depender si viviría con mis primos. Ellos sí tenían una casa dentro del campus. Y por lo que pude ver cuando me trajeron, era muy grande, y sólo para ellos dos.
Me dijeron que me llevarían a dar una vuelta por el campus, para que lo conociera ya que tenían mucho tiempo de sobra y les emocionaba que estuviera ahí con ellos. Caminamos unos metros y llegamos a dos casas, sus "fraternidades". Mephiles corrió a una casa pintada con tonos rojos que se encontraba de mi lado izquierdo, mientras Shadow me dijo que lo acompañara del lado contrario. Ahí pudimos ver a un erizo azul y a un zorro amarillo de dos colas, seguramente amigos suyos.
—...Y tú, amigo mío, tienes pase directo a Sigma gracias al consejo Dash. Ahorita que llegue nuestro jefe podremos entrar a dar un recorrido—.
—"Gracias al consejo Dash...", sí, cómo no...— habló Shad. Ambos voltearon, con sorpresa.
La cara de seriedad de los dos erizos cambió al verse. Ambos sonrieron y chocaron sus manos.
—Shadi hermoso, te extrañé esos tantos meses que no te vi... Hasta creciste— le dijo el azul.
—No se te quitó lo imbécil en tanto tiempo... Juré que ya madurarías—.
—Eso es sólo para frutas, bro—. Dirigió su mirada hacía mí, pude sentir esos ojos esmeralda viéndome, hasta que cruzamos miradas. Me sonrojé un poco. —¿Y tú quién ereeeees? Yo soy Sonic Dash, mucho gusto. Y él es mi mejor amigo Miles, pero le puedes decir Tails— me tendió su mano.
—María... Hola— dije muy bajo, y tomé su mano. Me sonrojé otra vez, maldita sea.
—Cuidadito, idiota azul. Es la única y última vez que vas a tocar a mi prima—.
—Eso te dije sobre la mía, y hermano, te la terminaste cogiendo. A propósito, ¿cómo está Rouge?— dijo Sonic. Pude ver que mi primo se sonrojo demasiado. Shad iba a contestarle, pero antes de que pudiera llegó Mephiles con un erizo igualito a Sonic, sólo que sus púas eran verdes y sus ojos azules; y un equidna rojo, junto con una equidna de pelaje naranja muy clarito. Todos saludaron a los recién llegados.
—He de decirles que este último semestre me toca convivir con mis hermanas en nuestro departamento, así que Sonic va a ser el encargado de la llave maestra. Ah, y ella es mi hermanita Tikal. No se le pueden acercar a más de un metro de distancia, idiotas— advirtió el rojo a los demás chicos que había ahí.
El erizo verde se me quedó viendo, y luego a la equidna. Su mirada era realmente profunda, así que decidí no verlo a los ojos.
—Shadita y Knuckita... Me llamo Scourge, mucho gusto— nos dijo a ambas, con una sonrisa maliciosa. —Sí hiciste caso cuando te dije que trajeras a tu hermana, Knux—.
—Te le acercas más pedazo de idiota, y te mato—.
—Igual a María, perro estúpido— le dijo Mephiles, con seriedad.
Yo me reí por lo bajo, e igual la equidna. Luego volteé a ver a Sonic, y pude notar que me estaba viendo. Tenía unos ojos verdes hipnotizantes, y en serio que es realmente guapo.
—Chicas, ¿no quieren que les de un tour por las fraternidades?— nos dijo con una sonrisa.
—No veo por qué no— respondió la equidna, igual con una sonrisa.
—Claro que no irás con ese pervertido, Kal—.
—Ni tú, María— ordenó el menor de mis primos.
—Shadi, tengo 18. Ya me puedo cuidar sola. Y aparte voy con ella— le dije, y le guiñé un ojo al erizo negro.
—Pum papi— se burló el de orbes esmeralda.
—Iremos por detrás de ustedes— dijeron el rojo y Shad al unísono después de verse entre sí.
—No será necesario Knucky— habló la equidna.
Caminamos dentro de la gran casa y el erizo azul nos guiaba por todo el lugar, contándonos anécdotas graciosas de sus grandes fiestas, reuniones y los rush week, que era donde elegían a los nuevos miembros del lugar. Nos relató las mil cosas que tuvo que hacer cuando lo escogieron para entrar a la casa contraria, pero que por la misma rivalidad con su hermano quiso salirse de ahí e irse a Sigma, donde por sus mismas hazañas lo dejaron entrar rápido...
—... Así que esta es Sigma, casa de los caballeros. Y aquí daremos la gran fiesta de bienvenida la próxima semana, por supuesto que ustedes dos estarán invitadas—.
—Pero no vendrán, es demasiado para ustedes— dijo Knuckles, tenía entendido que así se llamaba.
—Rojito, no seas aguafiestas. Ya tenemos la edad suficiente para cuidarnos y no hacer estupideces— le dijo Tikal, sería. Y un suspiro. —¿Tengo que recordarte acaso que maduré mucho antes que tú?—.
—Je, no—.
De pronto llegó el erizo verde, otra vez, con Mephiles.
—¡Oigan imbéciles! Buenas noticiaaaaaas—.
Todos los hombres se juntaron, dejándonos a Tikal y a mi fuera del grupo. Pero, ¿dónde rayos estaba Sonic? Lo busqué con la mirada pero ni siquiera lo encontré, hasta que sentí que tocaron el hombro por detrás.
—Holi— dijo, con una sonrisa.
—Hola— le contesté, con una sonrisa nerviosa. ¿Tan rápido me había gustado alguien ya?
—Robotnik, ¿no? Son buenos amigos de mis papás. De hecho conozco a tus primos desde que somos pequeños, pero nunca había escuchado de ti—.
—Crecimos juntos, pero no siempre iba con ellos a cualquier parte. A veces yo me la pasaba en Central City y ellos en Westopolis—.
—Ya... Oye, ¿crees que sea muy pronto para invitarte a cenar?— soltó de repente.
Lo mire sorprendida, sus cautivadores ojos verdes me dejaron completamente sin habla. Rayos, me había gustado alguien ya tan sólo llegar ahí...
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