10. ¡Que comience la fiesta! (3)
Scourge's POV
Ahhh... El olor a putería, alcohol, cigarrillos, droga, engaños e infidelidades llenaba la casa por completo, toda una belleza. Esta fiesta sería la que marcaría el inicio del reinado de mi hermano y mío, sin duda lo haría.
Después de pasearme por todo el lugar viendo cómo mis amigos se embriagan, cómo los invitados estaban sumamente alcoholizados, alguno que otro más alto que el Empire State; otros varios tratando de hacer sus conquistas y quedar como "héroes" ante sus pobres amigos vírgenes, supe que podía empezar a ser la hora de los juegos. Ya saben: botella, cartas, twister candente, jenga, entre varios que sacarían a relucir los amoríos, deseos y "trapitos" de los demás participantes. ¡La noche no podía ir mejor, carajo!
—Let's get this shit started— susurré para mí, viendo mi pedacito de reinado victorioso, para después acabarme el trago que traía en mis manos. Hora de brillar.
Caminé unos pasos, bañándome entre toda la gente que estaba ahí para llegar hasta mis amigos. Allí estaban todos con cervezas y tragos en las manos, exceptuando mi hermano. Puedo jurar que, por el instinto gemelar que tenemos, estaría echándose un round con alguna pobre desafortunada; así somos los Dash.
—Hermanooooos, quiero jugar a un juego— exclamé, tratando de imitar al payaso de SAW.
—Ser imitador no te queda hermano— habló Vector, arrastrando palabras. El empezar a tomar después de clases y no parar hasta que la gente seguía llegando y llegando ya nos tenía muy ebrios a todos; más a Shadow, nuestra bestia tequilera.
—No vayas a dar el cocodrilazo brou— me burlé, él empezó a reírse. —Qué dicen, ¿un botellazo o qué?— propuse.
—Me gusta tu negocio. Stoy dentro prrosss— exclamó Shadow. Él ya estaba acabado, casi muerto. No soltaba a la murciélago para nada, y ella sonreía con malicia mientras él pasaba sus manos por su trasero y piernas. Recordemos que no lo íbamos a dejar pasarse de la cuenta con ella.
—Dale brouuuu— dijo Billie. Llevaba a su próxima víctima, la eriza rosa, a todos lados para asegurarla, puedo jurar.
—Junten gente, esto se tiene que poner buenísimo— animó Knuckles, yendo a la cocina por unas botellas de lo mejor que teníamos.
Vector fue por el micrófono y se encargó de que todos me pudieran ver; me subí a sus hombros y hablé.
—¡Puto el que no venga a jugar con Betas!— grité por el micrófono.
Muchos de los tipos que ahí había, empezaron a ir hacia dónde estábamos nosotros. Vaya que demasiados. Las porristas igual se acercaban hacia nosotros para envolverse en el caos del juego. Todos hicieron un círculo al rededor mío mientras Knuckles ponía en el centro una mesa y encima una botella de vidrio vacía.
—¿Qué les parece si jugamos botella, niños? Me imagino que ya todos saben las reglas, ¿no? Aunque... A mí me gusta jugar un poco diferente: no quiero un "verdad o reto" de nenitas. La botella va a girar, y cuando se detenga empieza lo bueno. Si niegan a la persona quien les tocó, estoy totalmente seguro de se van a arrepentir toda su carrera de no haber participado— hablé para todos, y vaya que me hacían mucho caso. Acosté la botella, listo para empezar el juego. —¿Alguna duda, maripositas?—.
—Sí, yo... Ammm... En caso de que alguno de los del círculo tenga una relación, ¿qué procede?—preguntó un lobo flacucho rojo, con unos grandes lentes. Seguramente el pobre virgen marginado de su clase.
—¿Quién demonios viene a la casa de la diversión con pareja? ¡Queda declarado que hoy no existen relaciones, todos aquellos "novios" constan de un permiso sin culpa otorgado por mí! ¿Cuál es tu nombre?—.
—Me dicen Rookie—
—Excelente, amigo mío. No te vas a salvar de participar del degenere sexual. Ponte atento, que de aquí virgen no sales— mencioné al debilucho rojo. Alcancé a ver cómo se le ponían rojas hasta las orejas después de mi comentario. —¡Ahora sí podemos empezar el juego!—.
Giré esa botella mientras los que estábamos en el círculo esperábamos a que se detuviera, para que finalmente la boquilla terminara señalando a Knuckles de un lado, y ¡sorpresa! A Rouge del otro.
—Así que Knucky... Es tu momento de brillar— reté con cierta malicia al equidna.
—Mierda hermano, no lo haré. No le haré eso a Shad— se negó el rojo.
—Mañana no me voyacordar de nada, hazlo de una puta vez— articuló Shadow, en serio estaba en una condición fatal.
—Bro... Lo siento, en serio—
—Compensa que Shade yastuvo en mi cama varias veces—.
—Hijo de...— musitó el equidna, apretando los puños dispuesto a golpear al erizo, y lanzándole miradas de odio a Shade, quien se había sonrojado un poco, pero no quitaba su sonrisa de la cara; mientras su hermanita menor los veía divertida, gracias a los efectos del alcohol.
—¡Ya cómele la boca a la murciélago!— gritó Bille, iniciando gritos de aliento en todo el círculo.
Knuckles fue hasta donde Rouge, lo rojo se le subió también a las mejillas. Veía a Shadow, mientras él se había tapado con mucho esfuerzo los ojos y se reía, sin darle importancia a que su mejor amigo estuviera a punto de besar al amor de su vida frente a sus narices; aunque claramente yo sabía que ellos ya tenían sus aventuras desde hace demasiado tiempo.
La murciélago ni se hizo esperar, fue ella quien se lanzó a la boca del equidna con mucha deseo. Entre ellos dos había empezado una guerra por ver quién tenía el control de cada uno, y wow la manera en que Rouge hacía caer a Knuckles en sus redes.
—¡No coman carne en frente de los pobres!— gritó Storm, un albatros de la clase del rojito; fue entonces cuando la pareja se separó para respirar.
—Knux, bienvenido al club de los hermanos de leche— rió Vector, acercándole la botella para que la girara.
Knux soltó una ligera risa y miró de reojo a Rouge, esta última le devolvió una mirada maliciosa. Si no fuera porque hubiera tanta gente en el lugar, ya estarían cogiendo como bestias sobre la mesa... Rojito giró la botella y ahora quedó Tails-Amy. "A este sin duda le voy a hacer perder la virginidad hoy".
—No... No voy a besarla, apenas la conozco— dijo el zorrito, nervioso de ser él el elegido.
—¡No te rajes crack!— animó el debilucho rojo, pero aún así Tails se negó. Suerte porque él ya es un Caballero de Sigma. Únicamente le dimos 10 segundos de una botella de vodka. El pobre chico bebió todo, y no se hicieron esperar sus arcadas por querer regresar el alcohol, aunque no lo hizo. Ese valiente chico es digno.
La botella se giró de nuevo, y ahora: Mephiles-Fiona. Traté de no meterme, ya que me había enterado de la noticia que habían regresado. O bueno... Eso traté...
—No quiero hacerlo— dijo el azabache mayor. Se empujó de la mesa y se apartó, enojado.
—Ah, vamos, ¿por qué la niegas? Muy contento estabas guardando el secreto. Ya es hora de que salga a la luz— exclamó Ashura, con cierta molestia y malicia a la vez.
—Es más twin, todosabemos que tú y Scourgy son hermanos de leche. ¡Beso de 3!— gritó su gemelo. Ese hijo de puta...
Me reí y luego vi a Fiona, ella igual se reía, pero no se negaba. Me acerqué a ella esperando a que sólo Mephiles llegara; a forcejeos y jalones llevaron al pobre erizo hacia nosotros para empezar nuestro reto. Obviamente yo no iba a participar. Digo, soy demasiado hombre como para besar a otro para hacer el tonto frente a una bola de idiotas de nuevo ingreso, sólo quería ver qué tan cierto era que Fiona y Mephiles habían regresado; y si no, seguiría con el camino libre para seguir haciendo de las mías.
—¡Esto es súper gay! ¡No voy a besar a este idiota!— gritó Mephy, aún resistiéndose.
—No te resistas, yo sé que quieres reforzar la amistad— bromeé.
—¡Hermano, no!—. Mi mejor amigo ya estaba cerca a mí, lo jalé de los brazos para que llegara junto a Fiona.
—Después podemos hacer el mejor trío de nuestras vidas—.
—¡Aléjate de mí, maldito degenerado!—. Mi azabache favorito forcejeaba por soltarse de mi agarre, pero la risa por nervios le ganaba.
Ya no tenía salida. Fiona y yo lo teníamos agarrado de los brazos y Shadow lo empujaba hacia nosotros por la espalda y por detrás de la cabeza. Pobre Mephy, se va a quedar con las ganas de besar a este pedazo de perfección... Mi grisecito sólo cerró los ojos esperando lo peor, pero al momento de que empezara ese beso, yo me quité y él sólo besó a la zorra.
También había empezado normal, un beso cualquiera; pero vamos, Fiona era del tipo de Rouge, y no iba a detenerse hasta llevar al erizo a la cama. Y más que habían regresado, pude comprobar que era cierto. Fiona llevó sus manos a las púas de Mephiles y evitó que él se separara, haciendo que también juntaran más sus cuerpos. "Estos dos seguro terminarán increíblemente bien, qué envidia"...
—Muchachos, se les acabó el tiempo, lo que quieran seguir, allá arriba pueden— río el erizo negro de peinado alocado.
Ambos se separaron con la respiración agitada y sólo se veían, con sonrisas dibujadas en la cara, al menos hasta que Fiona sacó su lengua y mostró al erizo que ahí descansaba un cuadrito de colores psicodélicos. Esto nos demostró que, en efecto, la zorra quería llevárselo a la cama. Punto para ella.
—¡Mierda, mierda, mierda! ¡Fiona! ¡Carajo!—. Mephiles comenzó a hacer un show increíble por ese micro cuadrito de LSD. ¿De qué parte del universo viene que le molesta eso? Otro novatooooo.
—Es parte del show, nene— le contestó, y le guiñó un ojo. —Giro la botella por ti—.
Quedábamos absortos viendo los giros de la botella sobre la mesa, esperando a que se detuviera para encarar a los próximos jugadores; parecía que su movimiento jamás fuera a terminar, hasta que vaya... Amy-Shade... Por fin algo bueno.
—No voy a besar a una chica, mi reputación aquí está intacta— objetó la rosa.
—La botella decidió, bro—comentó Knucky, entre risas.
—Scourge, no seas...— se dirijo a mí Billie. Esa eriza lo traía hecho un idiota ya, por supuesto. La niña apenas le hacía caso, se notaba que tenía más interés en mi hermano. Aparte necesitábamos algo de diversión para adultos.
—La botella ha hablado hermano, o a menos que nos la guarde para más adelante y que pase el reto a alguien más—.
—Le cambio el lugar a Amy, yo me doy con Shade— se hizo presente la voz de Ashura. Shade se puso roja y los ojos le brillaron al ver que el erizo del que estaba perdidamente enamorada desde hace mucho tiempo iba a besarla.
En un abrir y cerrar de ojos, la equidna se había lanzado a su pareja, y vaya que ambos lo estaban disfrutando. Ellos sí usaron las manos demasiado, en serio había mucho calor entre ellos dos. Ashura era el héroe de la noche.
Shadow's POV
Mi hermano veía la escena sin despegar los ojos de ese cerdo agarrón entre ambos, o bueno, eso supuse, el alcohol estaba acabando con mi razonamiento y mi pensar. Todo el panorama se me movía de una manera terrible, a cada paso que daba parecía que estaba dentro de un terremoto que no tenía fin. Bendito alcohol...
—Me largo a casa— me dijo Mephiles, enojado. Me dio un buen empujón al irse de ahí que casi me hizo caer.
—¿Qué le pasó al maricón?— preguntó el gemelo de Sonic.
—Acompáñalo a casa, Fiona. Puede que sea intintesional para que se la pasen bien hoy— pude articular, dirigiéndome a la zorra, quien ni dudó dos veces en ir tras mi hermano.
Volvimos a la mesa sin darle importancia a la huida de Mephiles. Shade tomó la botella y ahora era su turno de girarla. Hasta ese mismo acto de ver la botella dando vueltas me mareaba más. La botella se detuvo señalando a Scourge de un lado, y a la hermanita de Knuckles del otro. Por mil obvias razones, la equidna se negó rotundamente al verde, ya sus intenciones no eran para nada buenas. Scourge es un vivo, maldito infeliz.
Tikal después de haber tomado una bebida de vodquila (una combinación especial de Knuckles y Scourge), giró la botella por enésima vez, haciendo que cayera en unos iniciados del semestre pasado. Así siguió la noche, entre besos de varios chicos de nuevo ingreso, uno que otro valiente que quiso jugar body shots y agarrones cerdos para reforzar la amistad. No fue hasta que nuestro queridísimo MJ-Head llegó a amenizar el ambiente casi muerto, junto con la hermana de Billie, ambos increíblemente ebrios.
—¡Miren quién revivió de los muertos! ¡MJ, hermano!— saludó Knuckles al recién llegado, pasándole un brazo alrededor de los hombros, atrayéndolo hacia él. —¿Qué tal todo allá? Vienes por la revancha, ¿no?—.
—Pero calaro que sí, rojjjjito— contestó Silver. —Hoy vine a tiriunfar—.
—¡Estamos listos para entrar al juego!— gritó la eriza, dando saltitos al ritmo de la música.
—¡Únanse, esto está de lujo!— alentó Scourge, acercándose demasiado a Billie niña, Ella estaba demasiado ebria como para alejarlo.
—¡Yo también quiero jugaaaaaar!— gritó aquel erizo de púas en forma de marihuana.
—¡Date brou!— le animó Vector, dándole un shot más y la botella vacía para que la girara.
El pobre imbécil apenas podía sostenerse, seguro eso de girar la botella le fue el reto más difícil que se le había presentado en la semana que llevaba de universidad, pero lo hizo. La botella rodó, rodó y rodó hasta que se fue deteniendo. ¿Y mi sorpresa? Una vez más me tocaba a mí, y Skylar.
—¡Te sacaste el puto premio mayor, Shad!— exclamó el erizo negro de púas alocadas, refiriéndose a su hermana.
—Quiero un encerrón. Ya besé a demasiadas y no hay acción, me dejaron en ascuas— solté, dirigiéndome a la murciélago. Todos empezaron el círculo quedó sorprendido, y los gritos no tardaron en formarse, por el mismo hecho de que lo solté así sin más.
—Mientras no se enamoren, todo bien— masculló el mismo, con una cata leve de preocupación por lo que había dicho.
—Sabes que yo no soysí, hermano. Sólo tengo ojos paRouuugy—. Fui hasta la ojiazul, tomé su mano para dirigirnos a nuestro encierro y empezar el reto.
—Tienes 5 minutos, tiempo perfecto para un rapidín—.
—Take't for sure— contesté, y le lancé un guiño a mi mejor amigo.
Cerré la puerta por detrás de nosotros con seguro, luego volteé a verla, estaba sentada en la base de mármol del lavabo. En su cara tenía dibujada media sonrisa, y sus ojos... No sé si era el maldito alcohol, o qué rayos, que de ser color turquesa, ahora tenían un tono grisáceo; eran hipnotizantes.
Caminé hasta ella. Acuné su cara entre mis manos y la acerqué a mí, separé un poco sus piernas y luego me colé entre ellas.
—Tenemos 5 minutos, así que... Lo que no podamos terminar aquí, podemos seguirlo allá arriba—.
—Claro, le harás eso a tu novia...— dijo con ironía.
—No es mi novia. Tiene meses que no—.
—Eso suena... Creíble, cool—.
—Pensé que sería más difícil seducirte—.
—Aprovecha que estoy ebria, hasta el cielo y fuera de mis 5 sentidos. No todos corren con la misma suerte—.
—Y yo creyendo que eras una de esas niñitas persignadas...—.
Decidí acortar la distancia y comenzar a besarnos. Me sorprendí de la perfecta manera en que nuestros labios embonaban al momento de hacerlo. Correspondía muy bien a todo lo que yo quería, ni siquiera ponía resistencia alguna; algo me decía que esos 5 minutos no nos bastarían para tanto.
Había ocasiones en las que ella mordía mi labio inferior, y admito que eso de alguna manera me encendía. Fue Skylar quien tomó la iniciativa de empezar a quitarnos la ropa, cuando empecé a sentir sus manos jalar mi camisa hacia arriba para deshacerse de ella; sin amargo accedí y me la quité. Ahora me tocaba a mí empezar a quitarle esa estorbosa pijama de unicornio.
Sin dejar de besarla, comencé a desabotonar y luego a bajar el cierre de la pijama, ella sabía la situación y empezó a quitársela desde arriba, sin separarse de mí. Se levantó de su lugar y dejó caer esa muy estorbosa prenda al suelo, debajo traía una licra y una blusa de tirantes blanca. Ya decía yo que hubiera sido raro que no llevara nada debajo con tanto calor que hacía.
—Confieso que tenía muchas ganas de ti— dije, tratando de contenerme. Tenía mi boca en su cuello, e iba bajando lento cada vez más, llegando a sus clavículas.
—A duras penas nos estamos conociendo—.
—Buena manera, ¿no?—. Subí ahora a regalarle algunos besos rápidos entre palabras, necesitaba distraerme antes de enloquecer por completo.
—Un gusto conocer a este Shadow, más que al niño bueno que diario me topo por la fac—.
—Me encantas— susurré en su oído.
—El sentimiento es mutuo, Shad—.
No pude más, exploté, eran las simples palabras que necesitaba para perder por completo la poca cordura que me quedaba. Tenía que hacerla conocer a ese quien las chicas llamaban "la forma de vida perfecta". Tenía que proclamar a Skylar mía esa noche.
La tomé por los glúteos y con un impulso la cargué, haciendo que rodeara mi cadera con las piernas, pegándola más a mí. De estar los dos de pie, ahora estábamos sentados sobre el excusado, ella sobre mí; jamás habíamos dejado de besarnos en todo ese tiempo.
Tenía al mismísimo demonio en mis pantalones, y no hablaba, gritaba exigiendo salir de ahí. Y supongo que ella ya se había dado cuenta, porque se movía lento encima de mi queridísimo amigo. Me-ca-go...
—Qué bien te mueves— hablé entre dientes.
—Otro ya me hubiera quitado toda la ropa y hubiera terminado conmigo aquí y ahora. Buen autocontrol—.
—¿En serio crees que no lo haré? De mí no te escapas, ojos—.
Estaba cegado y sordeado por la calentura del momento, tanto, que no escuché cuando Billie y Scourge tocaron la puerta para decir que el reto ya había acabado y que debíamos salir, aparte porque el primero ya necesitaba irse por algo que tampoco logré escuchar. No quería que terminara, aún no.
—¡Dame 5 minutos!— grité, y volví a lo mío.
—En esos 5 minutos que te dimos no acabaste, ¿qué te hace pensar que en otros 5 lo harás?— se escuchó la voz de Knuckles por el otro lado de la puerta. —¡Ya salgan!—
—No hagas caso— musitó la eriza que estaba sobre mí, volviéndome a besar.
Ambos nos estábamos quemando en las llamas del deseo, y la ebriedad. Estaba paseando sus manos por todo mi pecho y poco a poco iba bajando hasta llegar al elástico de mi pantalón. No pude evitar soltar un leve gemido cuando sentí sus manos explorar por debajo del mismo. Cómo me había puesto en tan poco tiempo...
Aunque, por desgracia para mí o suerte para ella, tuvimos que terminar con nuestro leve toqueteo.
—¡Tennisse, mamá y papá llegarán mañana temprano! ¡Sal de ahí ya! ¡Rápido!— ahora sonó la voz de Billie, junto con unos fuertes golpes a la puerta.
Skylar se separó lento, pude ver su cara de fastidio. Se levantó y tomó su pijama del suelo para volvérsela a poner; yo la miraba como un tremendo estúpido, tratando de recuperar el control de mi panorama que aún parecía moverse a todos lados. Me lanzó mi camisa e inmediato me la puse.
—Prométeme que vamos a terminar esto pronto—.
—Tú dijiste que sólo tenías ojos para ella— contestó con malicia, quitando el seguro de la puerta.
—Por favor ojos, no me puedes dejar así—.
—Suerte para la próxima—. Su último gesto hacia mí fue un guiño y una sonrisa.
Mi noche empezó increíblemente bien ganándole a un pobre novato un concurso de shots de tequila, metiéndome varias sustancias, estando con el amor de mi vida, besando a muchas muchas chicas y casi acabando en mi cama con la hermosa hermana de uno de mis mejores amigos, aunque la última parte también fue la peor ya que necesitaba bajarme cuanto antes un gran problema. Pero es un hecho que no va a ser impedimento para seguir tomando y pasándola genial con mis amigos.
O a menos hasta que la cruda me mate a la mañana siguiente.
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