Two
Shanghai, China
NamJoon;
Me dejo caer sobre el gran sofá del despacho y suspiro cansado, pero sobretodo frustrado. Los días siguen pasando y aún no la puedo encontrar.
¿Será que no seré capaz de encontrarla?
¿No tendré nunca la oportunidad de ser perdonado?
Sé que ni siquiera merezco que me de los buenos días, pero en este momento me conformo solamente con saber donde está, al menos por ahora solo quiero eso.
Realmente encontrar a Kiara se está haciendo una tarea difícil. Dos meses después del divorcio, me intenté acercar, necesitaba verla, que habláramos, pero el día que fui por ella al hospital ya no estaba, le habían dado de alta semanas antes y desde ese día no supe más de su paradero, simplemente desapareció. Sabía que ella sentía miedo de mi, que sentía horror de tenerme cerca de ella por todo lo que le había hecho, por eso en ese momento decidí no hacer nada, decidí apartarme de ella, desde ese instante le di su libertad y yo me sumergí completamente en el alcohol, dejando que éste me destruyera lentamente. Estuve en ese estado alrededor de un año, hasta que mi hermana se puso al mando de todo, incluyéndome. Gracias a HyeJung volví a recuperar las ganas de vivir y de luchar por Kiara, la dueña de toda mi vida. A partir de ese justo momento, me propuse buscarla, sin importar nada más y juro que mis hombres y yo, hemos buscado en cada puto rincón de este planeta, pero hasta el día de hoy, no hemos encontrado ni siquiera un mechón de su cabello. Es como buscar una aguja en un pajar, como si ella nunca hubiese existido en mi vida.
Muchas veces he pensado en la posibilidad de rendirme, de dejarla en paz, pero el amor que siento por ella es mucho más fuerte que todo, y simplemente no puedo dejarla ir, y mucho menos sin hacer el intento de que me perdone, porque más que nada, lo que más necesito es su perdón por todo el puto infierno que le hice pasar.
La puerta del despacho es abierta y siento pasos apresurarse hacia mi. Me imagino quién es y me veo en la obligación de salir de mi momento de "meditación".
—Espero que sean buenas noticias Jin, no estoy de humor. —me acomodo en el sofá.
—Créeme que esta noticia, cambiará tu humor y para bien.
—A ver, ¿cuál es esa grandiosa noticia que cambiará mi humor? —pregunto.
—La encontramos. —todo mi cuerpo tembló con tan solo escuchar esas dos palabras. Aún así necesitaba estar seguro.
—¿A quién... encontraste? —pregunté.
—Kiara Bianchi, tu mujer.
Mi mujer.
Hace mucho no escuchaba esa frase, aunque aún no se si todavía sea válida. ¿Existirá esa posibilidad de que vuelva a ser mía?
—¿Dónde? —pregunto aún haciéndome a la idea de qué la he encontrado.
—San Juan, Puerto Rico. Lleva dos años viviendo en una casa en la playa que está a una hora del Balneario Escambrón. —dice y no puedo evitar abrir mi boca en expresión de asombro.
—O sea que, ¿todo este tiempo, estos dos años, estuvo viviendo ahí? Tantas veces que buscamos en América y volvíamos sin una sola pista.
—Así es. —dice y se sienta a mi lado.
—Estuvimos 8 meses rebuscando hasta debajo de las putas rocas en América y resulta que todo este tiempo ha estado en Puerto Rico. Que idiota. —paso mis manos por mi cabello en señal de frustración.
—No te martirices Nam, tu no tenías idea de en donde podía estar. Lo importante es que ya la encontraste, esto es una oportunidad de oro NamJoon, aprovéchala.
{...}
San Juan, Puerto Rico.
Luego de un viaje de 17 horas, finalmente había llegado a San Juan. Al bajar del jet privado, ya estaba el chófer que me llevaría al hotel, esperando junto a la camioneta. Me adentré a la parte trasera del auto y luego de que el chófer acomodara mis maletas en la cajuela, se sentó en su asiento para emprender el viaje al hotel donde ya había hecho la reservación.
En el camino no pude evitar admirar el paisaje y tengo que adminitir que Puerto Rico tiene una belleza indescriptible. Nunca había venido, no había tenido la oportunidad pero además del calor insoportable que hace aquí pues no se puede negar que realmente es un país hermoso, lleno de paz.
Tal vez es la razón por la que decidió esconderse aquí.
Porque es claro que se está escondiendo por eso nunca la encontraba.
—Hemos llegado señor. —informa el chófer.
Ni siquiera me había dado cuenta de lo rápido que fue el viaje. Pero supongo que es una buena señal, no será tan difícil encontrarla en una ciudad pequeña.
Atravieso las grandes puertas del lobby y no tardo en notar algunas miradas sobre mi, sobre todo la de las mujeres. Tal vez en otros tiempos, estaría follándome a alguna de ellas, pero lamentablemente a la única que extraño, que necesito tener bajo mi cuerpo en una cama es a una bella pelinegra de ojos verdes.
—Bienvenido señor, ¿en qué puedo ayudarlo? —soy recibido por una de las recepcionistas, y juro que no entiendo una mierda lo que me está hablando.
Anotado. Tengo que aprender el idioma español.
—I made a reservation, it's in Kim Namjoon's name.
Se mostró sorprendida y algo apenada al darse cuenta de que no hablaba su idioma. Luego de pedir disculpas, revisó en su computador, encontrando que efectivamente había reservado hace dos días.
—It's the presidential suite, on the top floor. —me extiende la tarjeta de acceso de la suite—. Welcome to the Vanderbilt County Hotel, Mr. Kim. Enjoy your stay.
—Thanks.
Me despido de la recepcionista y me dejo guiar por el bellboy, quien además de llevar mi equipaje se dispuso a mostrarme cual es mi suite.
El ascensor marca el piso 34, indicando que ya hemos llegado. Salimos al gran pasillo y justo a la derecha, esta una gran puerta blanca, con una manija dorada, y el panel electrónico para acceder a la suite. Mi suite. Coloco la tarjeta de acceso en dicho panel y cuando hace el pequeño sonido que indica que accedió, empujo la puerta y entro.
Tengo que admitir que mi hermana y Jin tienen buen gusto, esto es asombrosamente enorme.
Pero bueno ¿qué se puede esperar de estar en la suite presidencial? ¿Y de tener una hermana y un cuñado, que viven a la última moda como si sus vidas dependieran de ello?
—Thanks for everything. —me giro hacia el bellboy extendiéndole unos billetes como propina.
—It's my pleasure Mr. Kim. —deja el equipaje a un lado de los muebles y me acepta el dinero—. Have a nice stay.
Le sonrío leve en forma de agradecimiento y me dispongo a darme un pequeño tour por la suite.
Una sala de estar espaciosa con muebles de cuero color negro, una mesa de cristal en el centro y una gran TV plasma. Por consiguiente de está el comedor con la gran mesa para seis personas y un bar con variedad de licores. También estaba la puerta que daba a la gran terraza con vista a las playas boricuas y para finalizar, las puertas corredizas a mi izquierda que daban paso a la habitación con una gran cama al centro y el baño.
No hay duda de que Seokjin tiene bien gusto. Por momentos como este agradezco que sea el novio de HyeJung porque realmente hay que agradecerle que se haya tomado el tiempo de reservar para mi la suite más ostentosa de uno de los mejores hoteles de San Juan.
Camino hasta la terraza y me siento en uno de los sillones e inhalo profundamente sintiendo una indescriptible paz. Si era cierto lo que decían, Puerto Rico es de los mejores sitios para sentirse en total calma. El único inconveniente es que ni viviendo aquí podría encontrar paz, no hasta encontrarla a ella.
Luego de estar meditando por minutos bastante largos, decido que es hora de moverse. No vine aquí a vacacionar y mucho menos a sentarme a pensar todo el tiempo. Tomo mi celular y marco el número, esperando que no demore en tomar la llamada.
—¿NamJoon? —responde luego de casi cuatro timbres.
—Espero que la demora no haya sido por estar comiéndole la boca a mi hermana.
—¿Quién sabe? A lo mejor no solo estábamos en eso.
Siento una voz reclamándole y apuesto hasta lo que no tengo que es mi hermana. Sonrío por lo bajo, pensando en que le debe haber propinado un buen golpe al idiota.
—Bien, creo que en la noche tienen suficiente tiempo para hacer sus cosas antes de que viajes mañana. Así que, necesito que hagas por mi.
—Me imagino que es. No te preocupes, lo tendrás listo en una hora.
Sonrío.
{...}
—¿Así que aquí era donde estabas?
Admiro desde lejos la residencia en donde vive la chica que se ha estado ocultando de mi durante casi tres años.
Admito que tener a Jin es eficiente. Si bien me dijo que tendría la información lista en una hora me la entregó en media hora. Y finalmente aquí estoy, recostado a mi auto a una considerable distancia, mirando cualquier movimiento. Sin embargo por más que llevo tres horas aquí, no he visto absolutamente nada ni mucho menos a nadie.
Justo cuando estoy por subir a mi auto para irme hacia el hotel totalmente rendido, veo a alguien salir.
Sonrío ampliamente al darme cuenta que la mujer que está a punto de subirse a su coche es la pelinegra que años atrás fue mía y que yo mismo me encargué de alejar con mis actos.
—Finalmente puedo verte, Kiara.
Joder estaba hermosa. Es decir siempre lo fue, pero ahora simplemente está más bella que antes. Su cabello negro estaba más largo, casi que le llegaba a su espalda baja y no se si son los años pero su cuerpo, más bien cuerpazo estaba más trabajado.
Subo a mi coche y me dispongo a seguirla cuando veo que comienza a alejarse. Estuve conduciendo por buen tiempo cuando observo que se detiene. Me quedo esperando por unos minutos hasta que la veo salir y acompañada de una... niña.
¿Y si es...?
No NamJoon, es imposible.
Me quedo observando, principalmente a la niña. Desde donde podía ver, debía de tener dos o tres años, su cabello era algo corto y negro como el de Kiara.
¿Realmente sería su hija?
Si lo era significa que en todo este tiempo estuvo con alguien más. Y sé que no tengo derecho de estar así, pero es inevitable sentir celos de saber que la mujer que fue mi mujer en el pasado estuvo con otro.
Durante el transcurso del día me mantuve observando todo lo que han hecho. Luego de haber ido por la niña a la guardería la llevó a la playa y después de haber pasado casi que toda la tarde ahí, regresó a su casa con la pequeña dormida en su hombro. No se puede negar que como madre se ve tierna, y preciosa. Pensé que la encontraría en una situación diferente, pero ver que no es así me alivia.
Cuando estaba justo por irme, pensando que no la vería más por ahora, la veo salir nuevamente y montarse en el auto.
¿Qué habrá sucedido?
Mientras conduzco mi auto tras el de ella me doy cuenta de que se dirige nuevamente al Balneario Escambrón. Miro hacia el asiento de copiloto, el peluche de conejo color blanco que yacía ahí y es cuando me doy cuenta de que ha regresado a ese lugar en busca del peluche de su hija.
Mira a ambos lados, como si estuviera buscando a alguien que le dijera algo sobre dicho peluche y es cuando finalmente veo la oportunidad de acercarme a ella. Si no lo hice antes fue porque no vi conveniente hacerlo con la niña presente.
—¿Buscabas esto? —pregunto cuando ya estoy a unos pasos de ella.
Veo como se tensa completamente al escuchar mi voz y duda por unos segundos antes de girarse a mi.
Sus ojos verdes me miran como si fuera un fantasma, como si no fuera real que yo estuviera aquí, frente a ella.
—Tiempo sin verte Kiara.
—NamJoon...
Son sus últimas palabras antes de desvanecerse en mis brazos. Sí, logré atraparla antes de que tocara el suelo.
La cargo en mis brazos, para caminar con ella hasta mi auto. Creo que en ésta situación no es conveniente que la lleve a su casa. Serían demasiadas explicaciones para dar.
La subo al asiento trasero y suspiro aliviado de saber que estoy solo a unos minutos en coche del hotel donde me hospedo. Al pasar por las puertas y entrar al gran lobby, comienzo a ser el centro de atención nuevamente. Las diferentes miradas de las personas estaban sobre mi como cuando llegué en la mañana, con la pequeña diferencia de que esta vez miran con curiosidad a cierta pelinegra que llevo en mis brazos.
Me siento más que agradecido cuando veo al bellboy que me atendió en la mañana.
—It's everything okay Mr. Kim? —me pregunta observando a Kiara inconsciente en mis brazos— Do you need help?
—Oh don't worry, she just fell asleep —digo tratando de sonar despreocupado para no llamar más la atención— Could you open the door for me please?
—Oh, of course.
Le extiendo la tarjeta que ya traía en mi mano. Cuando la puerta es abierta, entro y voy directo hacia la recamara, dejando el cuerpo de la pelinegra suavemente sobre la cama.
Me dirijo hacia al bellboy que me mira esperando a ver si necesito algo más.
—Thank you very much and don't worry, she will be fine.
Me dedica una sonrisa antes de salir.
Cuando me aseguro de que haya salido, camino nuevamente hasta la cama, sentándome a un lado de la chica.
Esto sería complicado, estoy seguro.
Pero no me daría por vencido. Eso jamás.
Finalmente, después de mil años sin aparecerme con ésta historia, les traigo una actualización.
Bueno, nuestros protagonistas se volvieron a encontrar, ¿qué creen que va a pasar ahora?
Hasta el próximo.
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