Seven
Namjoon;
Te odio.
Sus palabras taladraban en mi mente, me martillaban el cerebro como un puto martillo.
Me sentía la mierda más grande de este mundo, la persona más miserable de este planeta. Lo entregué todo esa noche, mi corazón, mi puta alma, llegué al cielo con tan solo haber estado dentro de ella y todo se fue a la mierda con sus palabras. Me bajó del cielo al infierno en unos segundos.
Te amo.
Juro que fueron las palabras más sinceras que dije, lo sentí con cada fibra de mi ser, pero no sirvieron de nada. Ella lo pisoteó todo con tan solo unas simples palabras.
Como si me arrancara el alma, como si hubiese tomado mi corazón y lo aplastara lenta y dolorosamente.
Así me sentía.
Como lo más desgraciado de este maldito mundo.
Ya habían pasado varias semanas desde lo sucedido esa noche, desde que follé a Kiara contra esa puerta y yo aún siento el peso de esas palabras como si hubiesen pasado segundos y no tres semanas. En todo ese tiempo no había salido, no había comido mucho, solo lo suficiente y aún así había días que rechazaba todo tipo de alimentos, tampoco había atendido ninguna llamada ni de Jin y mucho menos de mi hermana. Mi cabello yacía desordenado y mi ropa hecha un desastre, mientras me dejaba consumir por ese líquido que quemaba mi garganta; el vodka.
Lo quería olvidar todo y un trago fuerte era lo mejor para esas penas.
Quería olvidarme de todo y de todos; de ella, de sus ojos, de su piel blanca y suave, del sabor de sus besos, de su cuerpo, de la forma en que se entregó a mi esa noche. Porque sí, a pesar de que mató todos mis deseos con sus palabras, yo pude notar como se entregó a mi completa, como su cuerpo se deshizo en mis brazos del placer.
En cuestión quería olvidarme hasta de mí y de que algún día fui un tonto enamorado de su mujer.
Necesitaba tomar una decisión determinante en mi vida y eso iba a hacer.
Reviso mis bolsillos, buscando mi celular y cuando lo encuentro no dudo en marcar su número.
Un timbre, dos timbres, el tercero ya y no había señales de que respondiera.
Cuando pienso que no responderá y me decido a colgar rendido, la llamada es respondida y soy recibido por su voz agitada.
—¿Qué sucede Kim?
Se nota que acabo de interrumpir su follada de la noche, ni siquiera noté el asombro de recibir una llamada mía luego de semanas, pero bueno lo siento mucho por mi hermana. Esto era importante y no se podía aplazar ni siquiera por un minuto.
—Lamento interrumpir tu gran noche de sexo con HyeJung —hablo con falso arrepentimiento y lo siento carraspear— Pero necesito un favor y es de tipo urgente.
—¿Y por qué crees que estaba follando?
—Vamos que no soy idiota Jin —bufo— ¿Me harás el favor si o no?
Lo escucho resoplar y apuesto a que ya está fastidiado.
—¿Qué quieres?
—Un boleto de regreso a Shanghai.
Se queda callado por unos minutos. Su silencio me da a entender que está procesando mi pedido.
Entiendo que esté desconcertado ante mi nuevo cambio de actitud, cuando hace unas semanas estaba vociferando a los cuatro vientos que quería encontrar a Kiara. ¿Pero de que servía seguir aquí cuando ya todo estaba dicho?
—¿Vas a regresar? Pero si apenas–
—Sólo hazlo Jin —interrumpo sus palabras— Ya no tengo nada que hacer aquí.
—Está bien —responde rendido— Te llamaré para confirmarte el día y la hora.
—Gracias —musito y luego de escuchar un de nada de su parte, cuelgo y dejo el celular por alguna parte del sofá.
Doy un último trago a mi bebida, para luego dejarlo sobre la mesa de centro del living. Camino a pasos lentos y llenos de pereza hacia la habitación, mientras voy quitando mi camisa y dejándola regada por el suelo. Necesitaba tomar una ducha y una muy larga, porque además de relajarme, no iba a partir de aquí oliendo a perro muerto.
Una vez desnudo y tras la mampara de la ducha, abro la llave de ésta y cierro los párpados, sintiendo como el agua cae sobre mi piel morena y es justo en ese momento donde siento que puedo relajarme de toda esa mierda que me rodea. Pero para mi desgracia, lo que pensé que sería una ducha caliente y relajante, se terminó convirtiendo en la escena más sucia que podía presenciar en mi mente.
Kiara desnuda, inclinada hacia adelante por completo con sus manos en el suelo y sus piernas sujetas alrededor de mi cintura, gimiendo mi nombre, mientras mi polla se enterraba en su coño sin piedad alguna.
Por inercia miro hacia abajo y suspiro lleno de frustración.
—Definitivamente no ayudas ni con el pensamiento Kiara Bianchi —digo mirando mi polla totalmente erguida.
{...}
Todo listo.
Luego de una ducha literalmente fría, para poder acabar con el problemita del baño y de recoger todo lo que necesitaba, finalmente estaba listo.
Solo faltaba la confirmación de la hora del vuelo y hacer el check out de la suite para poder largarme de aquí y no regresar más.
Porque sí, sí antes estaba decidido a darlo todo por Kiara, ahora no pienso ni quiero regresar. Ella tomó su decisión de alejarme y yo, tomé la mía de no volver a verla nunca más.
Le daría la libertad que tanto anhelaba.
Termino de acomodar mi cabello frente al espejo, para salir hacia el mini bar a servirme otro trago más y justo cuando estoy por salir, el teléfono de la suite comienza a sonar de manera insistente.
—Yes?
—I am very sorry for the inconvenience, Mr. Kim, but at the reception there is a girl who asks for you.
—A girl? Who?
Dudo mucho que sea Kiara, y menos preguntando por mi. Y tampoco conozco a nadie en este país.
—Miss Kamila Bianchi. She insists on talking to you about something important.
¿Kamila?
Un momento, ¿qué hacía la hermana de Kiara preguntando por mi?
Nunca interactuamos mucho, pero se lo suficiente de ella gracias gracias a Kiara como para saber su nombre y me inquietaba demasiado saber que ella estaba aquí queriendo hablar conmigo.
Primero Kiara y ahora su hermana.
Esto era demasiado raro.
—Mr. Kim, is everything okay?
La voz de la recepcionista del otro lado de la línea me saca de mis pensamientos. Debía darle una respuesta aunque aún no supiera cuál.
—Tell her to go up, please.
—Of course, sir.
Cuelgo la llamada, dejando el teléfono en su lugar y me siento por unos minutos sobre la cama, pensando en lo que estaba a punto de suceder.
¿De que tenía que hablar conmigo? ¿Y precisamente ella?
Desde que llegué aquí solo me he llevado sorpresas; primero la hija de Kiara y todo lo que provoca en mi de sólo verla, mi noche con Kiara, porque definitivamente jamás me esperé que eso fuera a suceder, y ahora la visita de Kamila.
¿Qué más podría suceder antes de que decida dejar este lugar?
Los toques en la puerta, avisándome de su presencia, me sorprenden. Al parecer Kamila era más pacífica que su hermana, Kiara casi me desactiva el timbre.
Camino lentamente hacia la puerta y respiro hondo antes de abrirla.
Lo primero que veo son unos profundos ojos verdes observarme con algo de asombro, había pasado un largo tiempo desde la última vez que nos vimos. Su cabello era corto y estaba teñido de un rojo intenso. Su apariencia actual era muy diferente de la última vez que la vi, pero si la reconocía como la hermana de Kiara porque sus rasgos eran similares.
—Ha pasado mucho tiempo, Namjoon.
Son sus primeras palabras luego de estarnos observando por largos minutos.
—Sí, exactamente dos años desde esa última vez en la que me viste y me dijiste que me alejara de ella —respondo, recordando cada una de esas palabras— Fue en el hospital, ¿recuerdas?
—Claro que lo recuerdo y aún sigo creyendo que no me equivoqué en ese entonces, pero lo que tengo que decirte es importante, ¿puedo pasar?
—Adelante —me hago a un lado.
Cierro la puerta y camino tras de ella hasta el living. Hago el ademán para que se siente, y ésta asiente, tomando asiento en el gran sofá. Ver cómo negó frenéticamente luego de preguntarle si gustaba algo de beber, me hizo entender que algo estaba sucediendo. De hecho la manera en que jugaba con sus dedos me lo confirmaba aún mas.
Solo había una opción en todo este asunto, y era que definitivamente no me gustaría para nada lo que sea que tuviera que decirme Kamila.
—¿Tan malo es lo que me contarás?
—¿Q-qué? —su voz tiembla.
—Estás demasiado nerviosa.
Señalo sus dedos, los cuales oculta rápidamente. Me siento a una distancia prudente y el silencio que crece entre nosotros me impacienta.
—Y- yo, yo no debería estar aquí y menos que menos debería de contarte esto —comienza a hablar y veo como su mandíbula se tensa a cada rato— Pero ya no aguanto más la situación entre ustedes, es insoportable ver a mi hermana en ese estado.
—¿Qué quieres decir? —la miro confundido.
Vi como abrió su boca para contestar mi pregunta pero se quedó callada de repente mirando un punto inexistente en el living. Miré exactamente en la dirección en que miraban sus ojos, viendo como estos miraban detenidamente mi equipaje a un lado de la puerta corrediza que daba paso a mi habitación.
—¿Vas a algún lado? —pregunta de repente.
—Sí, regresaré a China.
Mi respuesta fue la más simple del mundo pero al parecer para Kamila fue lo peor que pudo escuchar, la mirada drástica que me lanzó me lo confirmó.
—¿Cómo que te vas? —se notaba demasiado alterada— ¿Y mi hermana?
Frunzo mis cejas en señal de confusión.
—¿Perdón?
—Sí, eso que escuchaste. ¿Qué pasará con mi hermana si te vas?
—Perdóname, pero no entiendo que tiene que ver tu hermana conmigo, porque si mal no recuerdo fue ella misma quien me exigió que me alejara de ella —refuto— Y eso tú lo debes de saber perfectamente.
Me asiente lentamente.
—Lo sé, créeme que lo sé, pero tú no te puedes ir —suspira pesadamente como si me fuese a decir el peor secreto de su vida— Tú no puedes irte y abandonar a tu hija.
¿Perdón?
¿Cómo que una hija?
Veo como sus puños se aprietan alrededor de la tela de su vestido y tras una fuerte inhalación me suelta esas palabras que hacen que todo se apague a mi aldedor.
—La hija de Kiara, es tuya. Ginah es tu hija.
¿Qué?
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