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3

Después de matar al hombre a patadas decidimos ir a golpear a las dos mujeres y vengar a Gabriel.

Estábamos por acercarnos a la galera y vemos a las dos chicas, la delgada y la gorda sostenían un machete en sus manos, se les veía furiosa y sus ojos estaban rojos, mi intuición me decía que estaban drogadas.

Ambas empezaron a caminar a nuestra dirección, nos volteamos a ver y ninguno parecía estar en sus cabales, porque lo primero que empezamos a hacer fue correr, una parte de mi me parecía gracioso que corrieramos, pero otra parte miraba a estas locas con un machete, casi con el demonio adentro.

La parte que sentía gracia por esto se esfuma al ver que Andrés se tropieza con una rama y cae al suelo, justo debajo de una trampa de oso, que le impacta contra la cara, el grito es casi un ahogo de parte de él.

Me horrorizo al verlo sin color.

Estaba muerto mi mejor amigo...

Los recuerdos con él pasaron en mi mente, los bellos momentos de nuestra vida cuando íbamos al curso de cocina que nuestras mamás nos obligaron y al recordarlo sentando en el escritorio... Puta madre vienen hacia mi. ¡Mejor corro!

Todos nos quedamos con la boca abierta, pero no podíamos quedarnos allí, las dos chicas estaban corriéndonos.

Salimos disparados, pero al correr ya nos habíamos separado, y no sabíamos donde estábamos, ya estaba oscureciendose el bosque y la luna era la única luz que iluminaba mi camino.

Luis al salir corriendo se había ido a un camino lejos de los otros, era uno de los más rápidos.

Al caminar ya veinte minutos tropiezo y caigo.

—Mierda— me quejo por el dolor que me di en la pierna.

Trato de ver y me horrorizo con un bulto en el suelo.

Era Luis, tiene sangre que cae de la garganta, sus ojos estaban abiertos y su respiración no se escuchaba, definitivamente estaba muerto.

— ¡Maldito Luis! — lo tomé de su camisa y empecé a agitarlo, como si eso fuese a revivirlo — ¡Maldito como te dejas por unas mujeres! No cambias— dije soltando unas lágrimas, él siempre fue víctima de las mujeres y le rompían el corazón.

Escuché un sonido de una rama ser pisada por alguien. Inmediatamente me levanto y me limpio en mi camisa la sangre de Luis y empecé a correr.

Al alejarme lo suficiente llego a la cabaña y me dí cuenta que Jose venia atrás de mi...me sentí aliviando de tenerlo.

Jose también se alegra de verme y nos abrazamos —Andrés y Luis... — Balbuceamos los dos.

Pero sabíamos que no podíamos permitirnos llorar su muerte, teníamos que hacer algo, entonces recuerdo que podemos irnos de aqui.

—vamos al auto— dijo José, temblando.

Yo asiento.

De inmediato tomamos camino montaña abajo, tratando de ver con apenas la luz de la luna, al llegar al auto nos aliviamos, tenía en mente ir con la policía, pero todo eso cambia al darnos cuenta que no estaban las llaves.

—¡Diablos! — maldecí.

—¿Como que no tienes las llaves? — me grita Jose.

Niego varias veces, no recuerdo habérselo dado a alguien más, pero entonces doy cuenta regresiva y me recuerdo que los dejé en la cama.

Y para nuestra suerte tuvimos que regresar a la cabaña.

—No nos separemos por nada en el mundo— Le pedí a Jose

—Si pero tengo que ver que nadie venga, estaré cerca— dijo yendo para ver a las ventanas.

Fui rápido a la habitación en donde dormimos y encuentro las llaves, pero al darme cuenta una de las chicas estaba atrás de mi, me voltee asustado y ella me miraba con unos ojos rabiosos, se quiso acercar para golpearme o algo pero logre golpearla antes, dándole una golpiza con mi codo —Que débil— me burle ya que ella cayó fácil y llamé a Jose.

La matamos, José agarró su cuello y lo torció, ya solo quedaba la otra joven, pero la verdad no quería enfrentarme a la otra, ya no me sentía bien.

Bajamos de nuevo y esta era definitiva, no volveríamos a la montaña del Incienso.

Al entrar al auto, aparece la otra joven con un cuchillo y sorprende a Jose dándole una cortada en la garganta; matándolo.

—¡Noooo! — grito saliendo del auto para darle un golpe en la cabeza a la chica, no fue un golpe duro, pero al menos la dejé adolorida, meto a Jose al auto, esperando que éste con vida.

—No perderé a otro de mis mejores amigos— le susurro y le pongo el cinruron.

Me metí al auto, conducía lo más rápido posible, para ir con la policía, pero me doy cuenta que no puedo ir con ellos, he matado a la chica y al hombre, y lo he hecho con la mejor intención.

De repente un auto se me acerca por la parte de atrás. Por el retrovisor logro alcanzar a ver al hombre que vimos en la galera, este dá otro arranque contra la parte trasera del auto, provocando que el vehículo diera vueltas por la carretera, por el rabillo del ojo podía ver a Jose impactar contra el vidrio, si antes no estaba muerto, esto término con su vida.

Mi grito y las vueltas del auto hacia abajo me hicieron perder el control de mi mismo, no hice el esfuerzo de acunarme como lo piden en estas situaciones y me di un golpe contra el timón del auto en la cabeza, quedándome inconsciente.

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