Regresé a casa, o eso creo. Mamá no estaba así que solo fui en mi habitación en silencio.

Por alguna razón, me siento solo en el mundo.

Como si sin tu presencia todo hubiera desaparecido, pero las flores siguen marchitándose en una esquina de mi habitación, y cuando las veo todo vuelve a doler como si fuera el primer día.

Y tu recuerdo, que a veces siento que olvido, se siente tan vívido que solo miro el techo mientras mis mejillas se mojan por todas las lágrimas que caen.

Me gustaría que me doliera todo el cuerpo para que el dolor de mi corazón no se sintiera tan intenso. Ya ni siquiera lo siento latir, no por lo menos como cuando te veía caminando dando esos pequeños saltos que hacían que sintiera mariposas en la panza.

Y duele tanto, pero soy algo feliz sabiendo que un día más te he recordado.