La señal de un erratico presagio
-- Diario de Jack Hudson, Historiador Definitivo --
Viernes, 16 de Octubre del 2020
Querido enigmatic. (Enigma, diario... para aquellos que no sepan):
Cada acto tiene su motivo a su espalda, las cuales conllevan a consecuencias duras y devastadoras en el futuro, especialmente bajo el siniestro manto de la noche.
El sentir como tus miedos te agarran hacia un claro abismo sin retorno al infierno, desgarrándote lentamente tu mente bajo el manto de la oscuridad inminente. A pesar que todo pareciese sentirse tan real y que en un futuro fuese a ocurrir bajo calibres contundentes, según lo que muchos me han relatado.
¿Pero cómo llegamos a este horrible nivel de esta historia? Déjame contarte el inicio, antes que esta horrible pesadilla diera su claro inicio, mi querido oyente...
Esta historia comenzó en un 5 de noviembre en la década de los 60, la cual relata la historia sobre un teatro cuyo incidente fue plasmado en la historia como uno de los peores errores cometidos por la policía en esa época, bajo las lenguas de aquellos que poseen conexión con el más allá. La muerte de un pobre inocente, que trabajaba día a día en ese lugar como el director de esos aposentos de forma vasta y humilde, fue dado como veredicto final como suicidio bajo consentimiento propio, sin embargo esa es solamente una cara de la historia.
La realidad de esta historia cuenta que el crimen jamás fue un simple suicidio, solo tuvo la apariencia para ocultar la verdadera naturaleza de un asesinato. Uno de la cual jamás logró ser resuelto.
Nadie conoce la exactitud de cómo ocurrió exactamente ni mucho menos la realidad del incidente, aparte de las muchas teorías que la gente se genera de lo ocurrido y de la maldición que cierne sobre este lugar por culpa del alma errante de la victima de ese supuesto suicidio. Llenándose lentamente de odio, envidia, decepciones, pena y una enorme desesperación que lo inunda en un abismo de oscuridad perdiendo su clara cordura como sed de venganza potente, transformándose en lo que ahora llamamos como la terrible araña del teatro "Uphell".
Según lo que se cuenta en la leyenda, todo aquél que entre a sus horrendos aposentos vivirá las peores de las torturas existentes tanto en tierra como en el infierno, conviviendo entre tus miedos y daños tanto físicos como mentales en base a lo que el llama sus carnavales, bajo una lucha por vivir o morir.
--- Señorito Hudson. -irrumpió el maestro Jerome, quien casualmente estaba frente mío escuchando mi monologo.- ¿Hasta cuándo va a seguir con el mismo relato? ¿No se da cuenta de la gravedad que llegó su pequeña broma?
--- ¿Broma? ¿Acaso cree que todo esto es una broma? Discúlpeme, pero no sé exactamente que hice mal para que todos se acabaran alarmando de esa manera. -me justifiqué, aunque mintiese bajo todos mis dientes.- Usted solo me retiene aquí en vano, ¿sabe?
--- ¿Tú crees que no estoy consciente sobre el escándalo que formaste a casi toda una clase por tomarte a broma tú exposición?
--- ¡Oh, por favor! Solo hubo un poco de gritos y Dante desmayado en el suelo, yo no lo veo nada fuera de otro mundo. -solté con seriedad en el instante a modo de intentar justificarme, pero tenía que admitirlo con toda honestidad, era todo un show insuperable.- ¡Es la mejor de las exposiciones que hecho por mi propia cuenta!
Hubo un silencio incomodo por parte del mayor, pese a su aura infernal que estaba conteniendo internamente. Estaba escrito mi sentencia de muerte antes de tiempo, pero realmente no me importaba lo mal que saldría por lo pasado, esmerándome lo peor que viniese por su parte.
Y cuando creí que había llegado, no fue de la forma que esperaba...
--- Mis superiores no dirán lo mismo al escuchar el resultado de tu exposición, ¿no lo cree? Así que, no compliquemos las cosas y responda concretamente lo que exactamente pasó para que ese escándalo se formase, última oportunidad para decir la verdad.
--- Decir la verdad, ¿no? Bueno, te contaré mi linda versión de la historia... Creerla o no, ya es su elección...
Di como veredicto, mientras soltaba un suspiro profundo para calmar cada nervio de mi ser, tratando ser bastante celoso con cada palabra que saliese de mi boca, tenía comprendido que sobre mi testimonio podrían otorgar el veredicto de inocencia como la gran culpabilidad.
¿Cómo llegamos a esta incómoda situación, bajo la custodia del más temible de los maestros por no decir que uno de los pocos que aguanta mis travesuras "piadosamente"? Acompáñenme a escuchar esta traumática y curiosa historia...
Todo comenzó con la preparación que varios alumnos de la clase realizaban para empezar la exposición solicitada hace tres semanas atrás por el maestro, la cual el tema principal erradicaba sobre la investigación catalogado en tema libre para cada uno.
En mi caso, el tema que había escogido se enfocaba en el trato a historias ficticias, que poseen un trasfondo como influencia en sucesos ocurridos en la vida real, el cual entre mis alternativas como un ejemplo claro era el famoso "Teatro Uphell". Una leyenda bastante reconocida por sus locales por ser la más enigmática en contenido, como los sucesos que muchos la vinculan con ella, algo que hasta la espiritista estaría tentada en adentrarse en esos aposentos, pero a su vez evitarlo a toda costa por el peligro que representa.
El transcurso estuvo dentro de lo ordinario, cada uno con sus trabajos expuestos como los infaltables olvidadizos que no realizaron estos, independiente sea el motivo a sus faltas. El problema empezó cuando empecé a exponer mi trabajo a toda la clase, en la cual pese al intento de colocar dramatismo a mis palabras en cuanto me enfocaba en los ejemplos del tema principal, el público empezaba a demarcarme como loco en base a disparates, como si faltase la valiosa base científica a mis palabras. No protesté a ni una queja, pese que intenté defenderme usando los argumentos y el registro que había conseguido tanto a través del tiempo como los recolectados por la investigación, demostrando poco a poco lo pequeño que era nuestro mundo en sabiduría, y de forma bastante conveniente.
Sin embargo, ante la mención constante del teatro bajo una alargada ronda de discusiones, cuestionando la clara veracidad de mi informe, acabé consiguiendo captar la atención de la mismísima espiritista, Elodie Foster. La detonante del pánico en toda la clase.
"Es increíble que el mundo vea sólo una parte de la realidad, demostrando lo tan pequeño que llega a ser el mundo. Si continúan hablando sobre ese tétrico lugar como un chiste, el mal augurio caerá sobre todos nosotros", esas fueron sus palabras, las cuales golpearon mi mente con fuerza, dejándome un poco en shock sin poder otorgarle una respuesta ante todas mis dudas mentales.
Aunque claro, no faltaba aquella persona que diera su voto en la negación de lo que ella mencionaba, especialmente en la búsqueda de colocar lógica sobre el relato del teatro, lo típico que toda persona haría. Por desgracia, ambos sabíamos que estaba predefinido como algo imposible en resolución para la ciencia. Igualmente iba para la persona quien intentaba buscar ese razonamiento, nuestro querido detective Dante Hoffe, o como me gusta llamarle "la novia de Shin Himura", el princeso y la dama de honor del Shinzo, entre otras variantes.
"Tengo la ligera sospecha que es alguien que intenta asustar al culpable, o posiblemente una de tus bromas con el trabajo", "No existe ese tal lugar, no puede ser real", palabras como esas soltaba el mismo detective supersticioso, en un rezo imparable en anhelo que no fuese real.
"Bueno, si fuese real... Hay una gran posibilidad que nos deje una bonita señal de su existencia en este momento, ¿no lo creen?", comenté intentando justificarme manteniendo mi aire sereno de siempre, posiblemente a modo de broma intentando asustarlo como siempre lo hago para alterarlo con cada cosa que digo, con una alta probabilidad de cagarse en sus muertos por el miedo, un digno espectáculo en la cual me arrepentí absolutamente.
Dante al intento de sólo querer confirmar mis palabras en intento que fuese un simple juego aquél mito que había narrado, empezó a revisar toda el salón a detalle, partiendo del techo hasta las cosas personales de cada uno, en la cual en cuanto él mismo se puso a revisar su mochila, se desmayó al instante. Un par de enormes polillas de color negro salieron volando desde el interior del bolso del mencionado una vez abierta, saliendo ambas por la ventana.
Hubo un silencio en el salón y el miedo saltó en el instante, dando gritos por la mayoría de los presentes sumado el maestro, con la única excepción de la Espiritista, el chico del hielo y claramente mi persona. Alexandre Blanchett es otra de las excepciones, pero comparado con nosotros tres, ese se estaba riendo como una hiena drogada. La desesperación se dio en toda la sala y en vez de estar riéndome como enfermo como el presentador cirquense, solo quedé anonadado intentando entender el cómo llegaron las polillas en primer lugar.
Pero al final no hubo tiempo ni para que reaccionara para hacer algo al respecto, debido a la aparición de Jerome para calmar la situación como siempre lo hacía, y en cuanto a mí obtuve un pase para detención, acabando así en cómo están las cosas ahora.
--- Y esa es la historia, Jerome. ¿Alguna duda? -comenté a modo de finalizar mi monologo, un tanto nervioso por la reacción del contrario, quien solo reflejada un alargado e incomodo silencio, con sus manos unidas de tal modo que estuviese meditando todo lo ocurrido.
Sólo seguí esperando un poco ansioso como temeroso de su respuesta.
Sin embargo, solo un largo silencio bastante incomodo, como si las palabras para el contrario no pudieran florecer a la primera con facilidad.
No hubo ni una palabra al respecto de él, en efecto era algo esperable su reacción ante lo que había relatado, casi como si contase otra de las muchas bromas que hago a la misma "bella durmiente" de mi clase. Aunque por alguna razón logré llamar un poco de su atención, siendo reflejado con solamente ver su rostro de extrañeza, bajo ese frio manto picándole la curiosidad con una simple vara. Aunque siendo honestos, no iba a salir bien parado y posiblemente me castiguen por este disparate, tengan claro que el "no me arrepiento de nada" es algo ya marcado en piedra.
--(. . . ) Señorito Hudson... Honestamente, no sé qué decir al respecto –replicó, tomándome un poco de sorpresa su reacción.- ¿Un teatro maldito? Es difícil creer que cuentes estos temas sobre fantasmas, demonios y cosas sobrenaturales, especialmente con un peso de suma importancia –lo admiraba el cómo ajustaba sus lentes, por mi lado me dejaba un poco erizado todo esto.- Sin embargo, nada me confirma si esto es una broma o algo verídico, supongo que tendré que indagar.... Y en caso que esto sea realmente una broma, créeme que tendremos una larga charla después.
Emitió como veredicto, generándome un poco de piel de gallina por aquella aura infernal que aún plasmaba en su ser, igualmente en sus ojos. En esos momentos sólo me quedaba rezar a los dioses Egipcios en que salvasen mi alma del rotundo castigo.
Luego sólo vi como abandonaba la sala, dejándome solo bajo mi propio pánico sobre el futuro desconocido, especialmente sobre Jerome y su interesante como tétrica leyenda. Indudablemente indagará en fondo del tema.
¿Debería vigilar sobre lo que busca? Posiblemente lo haga, indudablemente en el formato usado, tal vez evite una muerte futura, si la leyenda resulta ser cierta. En todo caso, creo que igualmente deberá buscar con cuidado, especialmente a espalda de ciertas personas como Shin y Rite.
Solo anhelo que la verdad se muestre.
Hasta aquí llega mi reporte, debo salir antes que alguien me vea y piense que hecho de las mías otra vez.
--- J. H.
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Sábado, 17 de Octubre (a las 3:15 AM)
Querido Enigmatic:
No me encuentro bien. Necesito que esta vez me escuches, si realmente pudieras por ser un simple montón de letras.
Otra noche más no he logrado lidiar con el sueño, las pesadillas invaden mi mente como lo hacen con el pan de cada día en mi vida, lo cual es algo que no debería sorprenderte de tantos relatos nocturnos. ¿No? Bueno, esta ocasión es un tanto diferente, especialmente como se ha generado.
Recuerdo perfectamente que soñaba estar en medio de una calle en alguna parte de la ciudad en la isla, en la cual lograba divisar a Tiago Díaz Carioca, un alumno de la clase 14 en la cual solía dirigir el maestro Jerome. Se encontraba corriendo a toda prisa por la calle como un loco desamparado, ¿pero de qué? Realmente no tenía ni la menor idea, mucho menos tenía interés sobre el quién. Sin embargo, era algo fácil deducir que era algo grave pero dentro de su cotidianidad.
Pese a todo, sentía la necesidad de saber a donde realmente el mismo se dirigía, así que no era difícil pensar que le iba a seguir el paso a donde fuese su destino. El hecho que soñase con un alumno de la clase 14, ya salía un poco de lo normal y era digno de colocar un poco de mi preocupación casi inexistente. Solo corrí como si el diablo se llevase mi alma, tal cual condenado al infierno.
Pero te preguntarás, ¿A dónde acabó? ¿Fue una corrida eterna? No, afortunadamente su camino tuvo un fin, en donde acaba dentro de un teatro en la cual decide adentrarse. Uno el cual me llenó todo del pánico en mi ser, era el teatro maldito de la araña demoniaca.
¿Qué diablos pasó realmente por su cabeza? Sin duda era el salvar su vida, pero al final acabó condenándola para siempre dentro de esas cuatro paredes. Decidí entrar en escabullidas para ver su cruel destino, como si fuese lo único a ver, pese a sus puertas cerradas como solamente oír el griterío del muchacho, con un fondo de una risa sacada de una película de terror.
Bastaba con simplemente asociar la consciencia en lo lógico para decir que estaban torturándolo, partiendo de lo físico como mental, bajo la dura psicología y en el ataque social, e indudablemente existiendo la posibilidad de la sexual en su esplendor más errático que el ser humano podría conocer. Entraba lentamente en pánico en como pasaba los hechos y finalmente, solo vi como la sangre del muchacho escurría bajo la puerta, otra víctima se ha cobrado.
Cubrí mi boca, para que él no me oyese. Sin embargo, se oían los pasos acercándose, oyendo como una voz masculina me llamaba para ir hacia él, nombrando mi nombre como si realmente me conociese, aunque no lo reconozca por mi lado. Eso dejó helando mi sangre, haciendo que me oculte como pude de ese ser.
Cada paso se aproximaba y sus palabras parecían hipnóticos escuchándolas constantemente, dando aquél miedo que llega hasta el alma y solo te restaba en rezar a tu propio dios para que todo eso pase. En cuanto el ser llegó al punto de mi escondite, no logró verme pero parecía estar consiente de mi presencia y aparentó fingir el hecho que no estaba presente, para emitir su último mensaje, antes que acabara espantado del miedo en mi ser para finalmente despertar, como a su vez siendo un suceso imposible para olvidar.
"Es hora que todos sepan la verdad, Jack Hudson"
Grité del horror, y acabé sobresaltando en mi cama. Mis manos temblaban entumecidas y sudaba del frío, como si todo lo malo me llenase de una culpa incomprensible. ¿Acaso realmente era un sueño? ¿O una premonición?
Sea cual sea la razón, esto era un asunto grave. ¿Debería alertar? No, solo traería pesadillas a mi mente y eso decantaría al manicomio de estos relatos. Sólo debo asegurarme que ellos no se acerquen a tales peligros y paguen un cruel destino más allá de la misma muerte. ¿Pero a que costo conllevaría tal hazaña?
Toda la situación me colocaba bastante confundido, como agotado y en una línea hacia la paranoia, de las cuales levantan alarmas al mundo entero. No podía dejar que eso ocurriese.
Espero que este sueño visto a detalle, sea una simple broma de mi mente y no algo de la cual me pueda alarmar completamente.
Te sigo informando en cada suceso que pase, ya que por ahora llega mi informe hasta aquí. Escucho pasos fuera de mi puerta y esto ya me está preocupando completamente.
---J. H.
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