II
Guardé los libros de matemática en el casillero con cuidado, no quería que una hoja saliera de ellos, sería muy malo que alguien viera lo que tenía escrito. Una carta de amor para él. Estuve practicando durante varias clases las palabras correctas y aún no las encontraba, mis sentimientos parecían ser tan abstractos y nada los describía de manera correcta. Suspiré frustrada por ello.
Una perfecta carta de amor.
Sé que sonaba loco, pero quería hacerlo para él. Palabras que tocarían su corazón y sabría perfectamente cómo me siento. Aunque, claro, describir eso era más complicado de lo que había imaginado, varias veces solo pensé escribir un me gustas pero parecía tan corto y seco. No me gustaba esas dos palabras.
- Es lindo.- Susurró una chica a mi lado al verlo pasar, seguramente él estaba detrás de mi con uno de sus amigos. Traté de no verlo con todas las fuerzas que tenía, seguramente nos ignoraría con una sonrisa amable.
- ¿Crees que pueda declararme?- Preguntó su amiga detrás de mi minutos después cuando ya no estaba cerca de nosotras.
- Ha rechazado cada declaración, Tei.- Le contestó la otra.
Y esas palabras hacían que mi inspiración se fuera de un segundo a otro como globo desinflado. Es cierto, Kagamine Len rechazaba cada declaración de amor con gran amabilidad y elegancia, agradeciendo esos sentimientos puros hacía él y deseandole todo lo mejor en el futuro para la chica. pero eso lo hacía más atractivo, era como clavar una estaca de manera inconsciente.
- ¿Crees que puedas declararte? - Me preguntó mi amiga al cerrar su casillero. Salté del susto por la pregunta y la miré nerviosa.
Ahora creo que no, tengo miedo. Le respondí mentalmente.
- Ahm, es... Solo necesito un poco de tiempo.- Dije en un hilo de voz tratando de darme ánimos a mi misma.
De acuerdo, tal vez solo necesitaba un par de años de practica para hacerlo perfecto, pero me desalentaba el hecho de que en algún momento, Len encontrara a la persona que le dejara sin respiración, rondando en su cabeza y suspirando de solo imaginarla. Yo quería ser esa persona.
- He escuchado eso, nueve veces éste mes.- Dijo antes de soltar un suspiro. Cargó la correa de su mochila sobre su hombro y comenzó a caminar hacia el salón de ciencia.- Ya te dije que podía ayudarte.
- Miku, yo sé que puedo hacerlo.- La seguí al mismo paso.- Sólo me falta algunos detalles.
- ¿Cuáles?
- Las palabras perfectas.- Contesté con seguridad al entrar. Se sentó en su lugar, justo al lado mío, y negó con la cabeza por esa loca idea mía.
Y en ese momento, lo vi entrar detrás del profesor diciéndole algo que no lograba escuchar, mi cuerpo se paralizó como una estatua y solo escuché los latidos de mi corazón con fuerza. Él traía varios libros de ayuda en las manos, que dejó sobre la mesa del profesor con cuidado, como siempre, tan responsable y respetuoso con los demás. Ese era el delegado de la clase, un chico rubio y de intensos ojos azules. El delegado que traía a todas las chicas con suspiros. Len Kagamine.
No faltaba decir que parecía un modelo sacado de la revista más famosa del mundo. No sólo resaltaba por su belleza física, sino por su actitud también. Era tranquilo, amable y humilde con todos sus compañeros. Era el sueño viviente de todas las chicas que deseaban un príncipe azul en sus vidas. Su voz denotaba su actitud a la perfección, era el canto de los ángeles en vida que daría paz al mundo, era un regalo de la vida.
De pronto, sentí unas manos alrededor de mi brazo y lo jalaron hacia abajo. Miré a mi amiga confundida por eso, porque ella me lo estaba agarrando.
- Siéntate, ____. - Me dijo nerviosa en voz baja. Pestañeé varias veces y mire hacia el profesor con miedo en mis pies, él me miraba con los brazos cruzados, mientras movía su pie impacientemente.
- ¿Algo que decir, ___? - Me preguntó el profesor esperando que hiciera algo.
Noté que Len me miraba de la misma forma que el profesor, con la ceja levantada y esperando algo. Todos me observaban, murmuraban y algunos reian. Sentí los nervios invadir mi cuerpo y me senté rápidamente. Me cubrí la cara por la vergüenza.
- Creo que ya no te debes declarar. - Se burló mi mejor amiga.- Seguro que ya lo sabe con la cara embobada que tenías.- Soltó una pequeña carcajada por su broma.
La golpeé en la cabeza suavemente mientras el profesor escribía en la pizarra sobre química con las mejillas sonrojadas.
(...)
Estire mis brazos para aliviar mi cansancio, di un bostezo por el cansancio y miré que Miku guardaba sus cosas dentro de su mochila. Todos se iban con sus amigos con una sonrisa y murmullos. De una manera disimulada vi a Len, quien hablaba con el profesor sobre algunas cosas de lo avanzado. Asentía mientras el profesor le respondía.
- Len.- Gritó su hermana gemela entrando al salón con la mochila en las manos. Él la miró interrumpiendo la conversación.- Vamos, tengo hambre.
- Dame un minuto, Rin.- Le pidió con la voz calmada sin moverse.
Su hermana mayor, Kagamine Rin, una chica que era, literalmente, un reflejo idéntico de Len, pero en versión femenina. Y si, todos los chicos morían por ella, porque también era amable y carismática con todo el mundo, era hermosa a pesar de que tenía unos centímetros menos que su hermano. Era como tener a dos soles en el salón.
- Jo, de acuerdo.-Se sentó en una de las sillas cercanas vacías. Movía sus pies de adelante hacia atrás mientras esperaba como una niña pequeña.- Debí irme con Luka.- Susurró molesta mientras giraba la cabeza.
Cuando me vió, me sonrió y me saludó. Con todos los nervios del mundo también le respondí con la mano temblorosa, tragué ruidosamente cuando volvió a ver a su hermano. Me saludó su hermana... Era como dar un paso más cerca de él. Sonreí de felicidad.
Len cerró su cuaderno unos minutos después, cargo su mochila, se despidió de todos los que estábamos en el salón aún y jalo a Rin de la mano como lo hacían los hermanos pequeños. Ella sonrió triunfante y comenzó a hablarle con una sonrisa en su rostro. Parecía su hermana menor y Len, el mayor. Se veían realmente adorables.
Antes de salir del salón, alguien se paró en la puerta frente a ellos con una sonrisa. Sentí mi felicidad desaparecer. Era otra vez ella.
- Vamonos, Len. - Dijo Gumi agarrando la mano de Len de manera lenta.
Antes de que siquiera él dijera algo, lo jaló hacia afuera con toda la confianza del mundo, jalando, al mismo tiempo, a su hermana que aún tenía una sonrisa. Rin solo reía divertida por la situación y él rostro confundido de Len. Yo solo trataba de sonreír por la escena que se desarrollaba a través de la ventana.
- Tranquila.- Me dijo Miku.
No.
No sentía envidia de Gumi.
Que ella pudiera agarrar su mano sin miedo, no me hacia envidiarla.
Para nada.
- También podrás agarrar su mano, algún día.- Me animó Miku mientras ponía su mano en mi hombro.- Así que no te desanimes.- Me empujó hacia la salida del salón.- Solo tienes que tener valentía.
- Yo... ¡Daré mi mejor esfuerzo!
No voy a perder. No con la única persona que podía arruinar todo mi plan, Gumi, la niña rica que se plantó en el instituto hace un par de semanas con toda la confianza. ¡Incluso parecía la situación de una novela! ¡Era injusto que pasara algo asi!
Gumi siempre estaba cerca de él, se acercaba a él sin tener miedo, a pesar de las miradas que le daban algunas chicas. Daba la impresión que ella estaba adelante de todas con su linda ropa y su lindo fisico.
No permitiré que me desanime. No la dejaré.
¿AGUACATE O PALTA?
AKSNFOANCAO Gracias a Mafumafu por animarme a subir estas cosas, deoh, escuchar sus canciones hace que me de un tirón de creatividad, y... ¿Qué? ¿Estoy inactiva? Puff, esas cosas son mentiras, yo vengo como macho alfa a establecer mi reinado... eh... -sudo por mis deberes, trabajos y exámenes- Okya xD feliz día. Ahora me vuelvo a morir como zombie. Mai zombie se despide.
PD: Vengo del futuro y ya arreglé esta vaina xD
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