La Mansion Malfoy era grande, y ahora como actual cuartel militar de los mortifagos, parecia más peligrosa que nunca. Sus encarcelados nunca habían osado a intentar nada, sabían que la horda de crucios que les llovería sería un verdadero infierno. Nadie era tan estupido como para osar perturbar la tranquilidad del lugar.

—¡SOMOS CUATRO PROSTITUTAS, LAS HIJAS DE PUTA...!

Excepto Gigi Faitth y Asen, quienes cantaban a todo pulmón desde las mazmorras, recibiendo miradas divertidas de sus compañeros de prisión. 

Los dos mejores amigos llevaban encerrados exactamente dos semanas en aquella mazmorra. Dos semanas desde que habían sido capturados, alejados de sus familias y amigos, desalojados de sus varitas, con un misero pan al día y la mitad de un vaso con agua. Debían estar tristes, desesperanzados, con ganas de morir.

Pero ahí estaban, cantando a todo pulmón una tonta canción que Asen había escuchado en un programa muggle.

Los mortífagos intentaron controlarlos, deberás que sí. 

Les habían torturado con crucios, ambos chicos rieron. 

Los mojaron con agua helada mientras les creaban heridas con cuchillos magicos, ambos dijeron que eran masoquistas y que no les importaba.

Incluso les rompieron varias extremidades como las manos y piernas, pero Gigi Faitth conocia magia curativa y no verbal, por lo que se curo. En cuanto a Asen, este era un licantropo, pronto estuvo bien.

El mismo Voldemort había ido a callarlos a base de maldiciones, pero estos no pararon de bromear sobre su aspecto durante toda la tortura.

Así que simplemente optaron por mejor ignorarlos.

—Dos niños terminaron por fastidiar a nuestros captores, ya ni vienen a torturarnos.—dijo Scrimgeour con sorna.—que ironia.

—Podemos ser bastante fastidiosos.—comento Asen con una sonrisa y miro a su amiga.—¿Nos echamos otra, Bonnie?

—No, Honey.—dijo Gigi Faitth.—dejame descansar un poco, me canse.

—Bueno.

Todos soltaron una pequeña sonrisa ante la interacción. Verdaderamente la presencia de Gigi Faitth y Asen en aquel encarcelamiento era un hermoso rayo de sol. Solo quedaba esperar que no los mataran.

—¿Porque se dicen así?—pregunto Luna con su tipica sonrisa soñadora.

—Porque somos Honey-Bonnie.—dijeron ambos, abrazandose por la cintura.

—Grindelwald.—llamó Draco, llegando a la mazmorra con su usual aspecto demacrado, pero bien vestido en un traje negro.

—Hola, Dragón.—saludó Gigi Faitth con una sonrisa.—¿Voldy quiere torturarme de nuevo?

Draco no respondió, pero no había necesidad. Ella sabía que era así. Se despidió de todos y salió junto a Draco. La verdad, el no comprendía muy bien a Gigi Faitth. Ella podría haber intentado desarmarlo muchas veces para escapar, pero siempre iba voluntariamente a donde la llamaban.

—¿Blaise no nos acompaña hoy?—pregunto recordando al chico de piel morena.

Draco simplemente negó con la cabeza. Se veía más palido de lo usual. Se fijo en sus ojos, lucían más opacos de lo usual y ahí es cuando Gigi Faitth lo supo. Draco había alcanzado su punto de quiebre, no podía estar mas roto.

Sonrió internamente, su plan ya podía comenzar.

(...)

En Hogwarts, más precisamente en el Gran Comedor, todos los refugiados se encontraban comiendo animadamente, olvidando por un momento la situación en la que se encontraban. Los presentes eran en su mayoria los alumnos de Hogwarts a excepción de los Slytherin, quienes estaban recluidos en las mazmorras. Los demás eran el cuerpo de aurores, algunos padres de familia, todos los miembros de la orden del Fénix y el profesorado de Hogwarts.

El sonido de una aparición los alerto y frente a todos aparecieron Gideon y Fabian Prewett, acompañados de Ojoloco Moody y Arthur Weasley. Los presentes se calmaron, pues ya los conocían. El Director Dumbledore les hizo una seña y los cinco se fueron hasta el despacho del director.

Una vez ahí, se encontraron con que todos los demás miembros de la orden estaban ahí: Nymphadora Tonks, Kingsley Shacklebolt, Minerva McGonagall, Mundungus Fletcher, Rubeus Hagrid, Severus Snape, Bill Weasley, Fleur Delacour, Fred Weasley, George Weasley, Harry Potter, Hermione Granger, Ron Weasley, Molly Weasley, Lily Potter y los merodeadores, con excepción de Peter Pettigrew, quien murio asesinado por los mortífagos cuando tomaron el ministerio, dando su vida por salvar a James, y de Remus, quien había sido capturado.

—Que bueno que llegaron bien.—dijo Molly abrazando a su esposo.

—Me alegra que todos esten vivos.—dijo Dumbledore, genuinamente aliviado—¿Lo consiguieron?—pregunto 

En respuesta, Moody saco de su tunica una esfera de cristal. Todos supieron lo que era, la dichosa profecía. 

—Fue dificil y peleamos con muchos mortífagos, pero aquí esta.—dijo Gideon con seriedad.

Los hermanos Prewett no habían sido los mismos desde el secuestro de su hija. Habían tenido que partir a Londres e ingresar a Hogwarts con ayuda de Moody para ver que podían conseguir de información respecto a ella y Asen. 

—Bien, lo mejor será escucharla.—dijo Dumbledore.—La unica persona que la escucho completa fue Gellert Grindelwald, el padre de Marina, quien estaba con Sybill Trelawney haciendole una entrevista, a petición mia, para el puesto que ocupa actualmente. Ese día solo pudo darme dos datos: nacido de quienes lo han desafiado tres veces, septimo mes.

—Y por eso todos intuimos que era Harry.—dijo Lily Potter con el ceño fruncido.—Hasta tiene la cicatriz de cuando Voldemort lo ataco...

—Y que Marina evito que lo matara.—añadió James mirando con seriedad a su esposa, quien rodó los ojos.

—Silencio, todos.—pidió Dumbledore y la profecía inicio:

«Los únicos con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acercan..., Nacidos de quienes lo han desafiado tres veces, vendrán al mundo al concluir el séptimo y décimo mes... Y el Señor Tenebroso señalará a uno como su igual, pero la otra tendrá un poder que el Señor Tenebroso no conoce... Y del que señalo como su igual, uno de los dos deberá morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida, solo la otra podrá definir la diferencía en la balanza del bien y el mal... Los únicos con poder para derrotar al Señor Tenebroso nacerán al concluir el séptimo y décimo mes...»

Todos guardaron silencio durante unos segundos. La profecía parecía hablar de unos hermanos con diferencia de edad de poco más de dos meses, pero Harry era el Elegido, a nadie le cabía duda de eso. La cicatriz era una prueba irrefutable. 

Y mientras todos no paraban de sacar sus conclusiones internas, los hermanos Prewet junto a Moody, Lily Potter y Dumbledore estaban palidos. Sabían perfectamente lo que eso significaba. Ya sabían quien era la otra persona.

—¿Engañaste a mi madre y tuviste una hija?—se atrevio a preguntar Harry mirando con seriedad a su padre. 

Pero James no respondió, sino que miraba friamente a su esposa, quien solo veía a la mesa con aspecto pálido.

—¿Lo sabías, Lilianne?—pregunto con los puños apretados.

—No tengo idea de que hablas.—respondió Lily inmediatamente.

—¡NO ME MIENTAS!—golpeo el escritorio con fuerza y todos lo miraron asombrados. —¡¿Lo sabías, no es así?! ¡Tu rostro me lo confirma! ¡Tuve una hija y no me lo dijiste!

—¡Esa bastarda no es tú hija! ¡Solo Harry lo es!—grito Lily furiosa.

—¡Basta!—exclamo Dumbledore con seriedad.—Hay muchas cosas que se deben aclarar...

—¿Qué esta pasando?—murmuro Harry a sus amigos, confundido y preocupado. Sabía que sus padres casi nunca se llevaban bien, pero jamas había visto a su padre gritarle a su madre.

—Nosotros podemos contarlo.—dijeron los hermanos Prewett.

Todos guardaron silencio.

—Como todos ya saben, Lily y James se casaron al culminar Hogwarts.—dijo Fabian.—pero el matrimonio, como a todos nos queda claro, nunca fue bien, así que James le pidió el divorcio.

—En ese momento conoció a Marina y ambos se enamoraron.—continuo Gideo, hablando con pesar.— pero Marina no quiso estar con el hasta que se terminará de divorciar. Las misiones les impidieron verse durante casi un año, pero cuando Marina regreso, James al fin era libre desde el día anterior.

—Empezaron una relación y mes y medio despues llegó Lily a su casa juntos, anunciando que estaba embarazada y era de Potter. De ahí salió este chico.—Fabian señalo a Harry.

—Marina se sentía mal y creyó que lo correcto era que James estuviera con Lily, por lo que lo insto a volver con ella. En especial porque se supone que Marina no podía tener hijos. Y como todos ya saben, Lily es una loca despechada y celosa.—dijo Gideon.

—¡No te atrevas a insultarme!—grito furiosa.

—Ya callate, Lilianne.—mascullo Sirius.

—Casi tres meses despues—continuo Fabian—Marina descubrio que estaba embarazada y fue a contarselo a James a Godric's Hollow...

—Ella no me dijo nada—murmuro James.

—Lo sabemos, Potter.—intervino Ojoloco.—deja que terminen.

—Nosotros quisimos acompañamos por si algo salía mal, pero no nos dejo.—dijo Gideon.— Lily era la única que estaba ahí y amenazo a Marina con atacarla ahí mismo si se atrevía a decirle algo a James y le dijo que no volviera jamas.

—¡Mentira!—exclamo Lily.

—Verdad.—dijo Dumbledore tomando la palabra.—Yo mismo console a Marina ese día. Había quedado muy debil desde que inicio su embarazo, no podía utilizar magia debido a lo delicado de su cuerpo. Así que nunca más pudo comunicarse con James. 

—El día que salvo a mini Potter y que James no estaba—dijo Fabian.—fue el mismo día que ella murio, se había aparecido aún embarazada en Godric's Hollow solo para salvar a Harry, porque sabía que era importante para ti.—dijo mirando a James.—Muy por el contrario de ella.—señalo a Lily.—quien dejo a su propio hijo en el cunero y huyo.

—Marina nos pidió quedarnos a proteger al pequeño Harry y los llevaramos a La Madriguera mientras ella volvía a su hogar...en cuanto llego empezo el labor de parto. Pero Voldemort solo había evitado la pelea con ella, lo peor estaba por venir horas despues—Gideon suspiro.

—Voldemort encontró su ubicación gracias a su rastro de magía, era de noche y Marina apenas había dado a su luz...el resto ya lo saben.—dijo Fabian con los ojos rojos.—para cuando llegamos...Marina ya estaba muriendo y no había nada que hacer.

—Pero no te confundas, Potter.—espetó Gideon mirando con frialdad a James.—No me importa que no tengas la culpa, ella ya no es tu hija. 

—No me digas que...—Molly se tapo la boca, asombada y los Weasley la imitaron.

—Si, Gigi Faitth es esa niña. Nuestra hija y de Marina.—dijo Gideon acercandose a James.—Nuestra. Solo Nuestra.

(...)

—Yo soy del pueblo y pa'l pueblo.—dijo Gigi Faitth colgada de unas cadenas en la sala de tortura.

—¿Esa es tú respuesta a casarte conmigo?—espeto Voldemort furioso.

—Es que ya me canse de contestar que no, así que me ando elaborando unas frases más iconicas.

—¡Crucio!

—¡AHHH! ¡PUTO AMARGADO!

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¿Y qué les esta pareciendo la novela?