Gigi Faitth había querido Durmstrang desde el segundo en que supo que su madre había estudiado ahí, pero su cariño se convirtió en amor desde el segundo en que piso sus instalaciones. 

Los días eran muy cortos y las noches muy largas, pero era todo un espectáculo el ver muy seguido las auroras boreales en el cielo. Siempre hacia mucho frío, incluso cuando el sol se mostraba potentemente sobre ellos, pero eso le encantaba. Gigi Faitth amaba el frío con todo su corazón. 

Recibió con una sonrisa la brisa que azoto su rostro desde el balcón de la clase de Astronomía. Miró los grandes jardines de Durmstrang, no eran lo que se dice preciosos, puesto que no tenían flores, pero era grande y muy bien cuidado. Gigi Faitth adoraba caminar por aquellos jardines.

—Un galeón por tus pensamientos. —dijo una voz detrás de ella.

Gigi Faitth sonrió con cariño al sentir aquellos familiares brazos musculosos abrazar su cintura. Se recargó en el pecho del chico al mismo tiempo que él besa su frente con delicadeza. 

—Voy a extrañar esta vista, el instituto, jugar Quidditch, mis amigos...a ti.—dijo Gigi Faitth con tristeza.

—Yo también voy a extrañarte. 

—No seas modesto.—se burló.— Eres el gran Viktor Krum...tienes a cientos de chicas a tu disposición.

—Ninguna de ellas es tú.—aseguró Viktor con firmeza.— y para mi no hay nadie más hermosa que tú. 

Se quedaron un largo rato ahí, sintiendo la brisa de la tarde golpear en sus rostros, continuando abrazados, observando el ocaso. 

Despues de la batalla de Hogwarts, Gigi Faitth había vuelto a Durmstrang para culminar su cuarto año de estudios. Fue recibida entre aplausos y muchos reconocimientos. El gobierno búlgaro y el británico le otorgaron la orden de merlín de primera clase. 

Asen había decidido dejar sus estudios y aceptar la oferta del equipo nacional de Bulgaria para ser bateador. Todos esperaban que Gigi Faitth también aceptará la oferta, pues ambos chicos siempre habían jugado juntos, pero contra todo pronostico, se negó.

A pesar de que Gigi Faitth amaba jugar Quidditch, convertirse en jugadora profesional no era su meta final. En realidad, no sabía bien que quería ser, puesto que tampoco quería convertirse en Auror como sus padres, pero ya lo descubriría con el tiempo. 

Le hubiera gustado terminar sus próximos tres años en Durmstrang junto a Asen, pero cuando este le informó que se iría con la selección, sus padres, Fabian y Gideon, también le dieron una noticia:

Se mudarían a Inglaterra. 

Tanto sus padres como su abuelo Moody, salieron de sus retiros para volver al cuerpo de aurores a comenzar a cazar mortífagos, los que habían logrado escapar.

El director Igor Karkaroff le ofreció la oportunidad de presentar sus EXTASIS de todas sus materias y todas las paso con E. Gigi Faitth era una bromista, pero era también toda una nerd. Por lo tanto, ya estaba graduada de Hogwarts y mañana temprano cuando subieran de nuevo al barco, no volvería a pisar su hermosa escuela.

—¿Entrarás a Hogwarts por tu quinto año aunque estés graduada?—cuestionó Viktor.

—Si, mis padres quieren que cuide del colegio ya que los mortífagos que escaparon estan a la orden del día.—respondió Gigi Faitth.

—Te voy a extrañar.—musito.

—Y yo a ti.—lo abrazó.

Viktor y Gigi Faitth nunca fueron novios, pero todos sabían que en algún punto de sus vidas terminarían casados. Para todos era más que obvio lo hermoso de su relación y el amor que se tenían mutuamente. Sin embargo, el hecho de su mudanza hizo que Gigi Faitth decidiera romper esa relación con Viktor.

Si bien es cierto, podrían continuar juntos a pesar de la distancia, pero si de por si Viktor estaba muy ocupado con la selección, Durmstrang era el unico lugar donde ambos estaban juntos, si se mudaba eso sería mucho más dificil.

—Viktor.—lo llamó.

—Dime, cielo.

—¿Serías mi primera vez?—pregunto mirándolo a los ojos.

—Me encantaría.—acuno el rostro de la chica entre sus manos.— pero eres una niña.

—Tengo 15.

—Y yo pronto tendré 18. No ire a la cárcel por follarte, cielo.—dijo burlón.

—Amargado.—hizo un puchero.

—No, solo respeto tus etapas de vida, cielo.—la besó.

No era el primer beso que se daban, pero el saber que eran de los últimos besos que compartirían, hacia que fueran aún más hermosos y apasionados.

—¿Cómo llevas lo de tu verdadero padre, cielo?—pregunto en cuanto dejaron de besarse.

—Mmm...es raro. Ya sabía el trasfondo pero no tenía un nombre o un rostro. Tengo su cabello—admitió ladeando la cabeza.—Me agrada, me parezco mucho en caracter a el, pero...solo es raro. Nunca antes lo había conocido y aparte tiene un hijo, "El-niño-que-vivio", y no se como nos vayamos a llevar. Ahora que vaya a Inglaterra se supone que me presentaran "oficialmente" al chico.

Fabian y Gideon Prewett habían hablado con su hija en cuanto llegaron a Bulgaria, explicándole toda la historia entre su madre, Marina, y James Potter, su padre biológico. Ellos esperaban que Gigi Faitth entrará o en depresión o en histeria, nunca esperaron que ella ya lo supiera, o bueno, parcialmente todo.

—¿A que te refieres con que ya sabias que tu padre estaba vivo y que tiene un hijo?—pregunto Fabian incrédulo, mirando a su hija.

—Pues...cuando te emborrachas sueltas mucho la lengua, papi Fab.—sonrió inocente.

—¡FABIAN!—grito Gideon, golpeándolo.

—Papi Deon casi mata a Papi Fab.—rio Gigi Faittth mientras Viktor repartía besos por su cuello.

—Nada novedoso.—se burló Viktor.

Se giró a mirar nuevamente por el balcón y suspiro pesadamente, mientras que Viktor la abrazaba por la espalda.

—Voy a extrañar todo esto...no se si puedo ser feliz...no se si puedo ser yo misma en otro lugar.—confesó con la voz temblorosa.

Viktor la giro y la pego contra el, mirándola fijamente a los ojos. La beso de nuevo, esta vez de manera lenta y corta.

—Si los demás no pueden ver la persona tan maravillosa que eres...entonces no valen la pena. Brilla sin pena, cielo. Y aunque ya no estemos juntos, sabes que siempre podrás contar conmigo.

Gigi Faitth sonrió y se apretujo contra el, sintiéndose protegida entre sus brazos, buscando deshacer todas sus inseguridades.

(...)

A la mañana siguiente, todo el viaje en barco se la paso jugando con sus amigos, bromeando y riendo sentada sobre las piernas de Viktor, quien cada minuto le robaba besos o le hacía cosquillas.

El barco se detuvo y poco a poco todos fueron bajando. Viktor la ayudo a bajar sus baules y su escoba. Una vez en el suelo, todos comenzaron a despedirse de Gigi Faitth, incluso algunos lloraron. Al final, solo quedaron Viktor y ella cara a cara.

Se dieron un ultimo beso, lleno de sentimientos, de amor, ternura y melancolía. Se separaron y Gigi Faitth comenzó a caminar. No había dado más de cinco pasos cuando se giro a ver a Viktor, quien aún la observaba con la expresión dura, reteniendo las lagrimas.

—Te amo, Gigi Faitth Prewett-Grindelwald.—dijo Viktor con firmeza.

—Te amo, Viktor Krum.—dijo Gigi Faitth con una pequeña sonrisa.

Y entonces, ambos desaparecieron.

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Me dio tristeza escribir este capitulo:(