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Capitulo 15

Correr siendo un conejo no era cosa sencilla, no era para novatos. Literalmente Gigi Faitth media en ese momento menos de 30 centímetros y se encontraba corriendo entre los pies de los alumnos, esquivando algunas maldiciones y piedras.

Todo con el único fin de atraer a Voldemort hasta el Gran Comedor, puesto que dentro de esas cuatro paredes ya estaría acorralado y no tendría a donde huir.

Por qué si, Gigi Faitth estaba segura de que si él no había salido a luchar era porque temia perder esta batalla y que Harry Potter lo matara. Por lo tanto, ella lo llevaría hasta su mayor temor.

La gente solia pensar que Asen y ella se llamaban Honey—Bonnie por sus patronus, cuando no era cierto. Bueno, parcialmente si. Asen era Honey porque su patronus era un panal con muchas abejas, mientras que ella, pese a lo que la gente pensaba, era un Dragón y su forma animaga era un conejito blanco de rosadas orejas.

—¡Grindelwald!—grito Voldemort empujando a todo aquel que se interponía en su camino.

Gigi Faitth se detuvo un segundo, lo volteo a ver con la varita aún entre sus dientes, movió su esponjada colita de conejo con un brillo de burla en sus ojos y continuo corriendo al ver que le lanzaba la maldición asesina.

Llegó saltando hasta el Gran Comedor, donde saltó sobre la mesa de profesores y regreso a su forma original, lanzando la varita de Sauco por debajo de algunas mantas, escondiendola y sacando la suya, la cual era muy similar a la de Sauco. Dean Thomas junto a su mejor amigos, Seamus Finnigan, se acercaron a ella. Dean le palmeo brusca y efusivamente la espalda.

—¡Eres asombrosa, Gigi Faitth!—exclamo Dean.

Pero Gigi Faitth no pudo sonreír ante el halago, puesto que comenzó a toser apretando su garganta. Voldemort y Bellatrix aparecieron en la entrada del Gran Comedor, haciendo que nadie se moviera...

Excepto Gigi Faitth, que seguía ahogandose. 

Voldemort abrió grande los ojos, intuyendo lo que había pasado al ver a la heredera de los Grindelwald teniendo problemas para respirar y siendo ayudada por un chico moreno.

—¡¿TE TRAGASTE LA PIEDRA DE LA RESURRECCIÓN?!—grito furioso.

—Pues...—musito Gigi Faitth con la voz ronca y la cara roja.— eso parece.

—¡Expelliarmus!

—¡Hey! 

De pronto, Gigi Faitth ya no tenía su varita y Voldemort la alzaba victorioso. Todos jadearon asustados y retrocedieron al ver como el Señor Tenebroso avanzaba en el Gran Comedor, siendo respaldado por sus mortífagos.

—Han luchado valientemente...han perdido a muchos...—dijo mirando a la enfermera, Madame Pomfrey, junto a una llorosa Molly Weasley, quien se encontraba con los cuerpos fallecidos, entre ellos los Prewett, Percy Weasley, James Potter, Arthur Weasley, Albus Dumbledore y muchos otros alumnos.— pero ya es momento de detenernos.—sonrió sadicamente.— Unanse a mi...y sere benevolente...

—Ay, ya callate.—espetó Gigi Faitth dando un paso hacia el.

—¡Avada Kedavra!—lanzó Voldemort.

Gritos de terror se escucharon al ver como la maldición asesina impactaba en el cuerpo de Gigi Faitth, pero pese a lo esperado, ella estaba ahí, de pie, completamente tranquila pero incredula. Se tocó el estomago repetidas veces y miró a Voldemort.

—A ver, avientame otro.—pidió 

—¡Gigi Faitth!—regaño Asen.

—¿Qué?

—Alguien matela, por favor.—imploro Voldemort en casi un susurro.

Gigi Faitth lo ignoró y camino tranquilamente hacia el ante la atenta mirada de todos. Pudo escuchar los llamados de su familia, los Weasley, implorandoles que no se acercará más a Voldemort pero ella los ignoró hasta que quedo a escasos centimetros del mago oscuro.

—No tienes varita, ya no eres nada de temer.—dijo Voldemort con burla, sosteniendo la varita que fue de Gigi Faitth.—Y yo tengo la varita de Sauco. 

—Voldy.—lo miró burlona.—Yo nunca he necesitado realmente de una varita para defenderme. 

—¿De que estas...?

Antes de que pudiera terminar su pregunta, y ante la mirada incredula de todos, Gigi Faitth le soltó un fuerte puñetazo a la cara, que lo tumbo al suelo. Inmediatamente los mortífagos se iban a lanzar contra ella pero Asen, algunos aurores y algunos alumnos de ultimo curso se colocaron frente a ellos.

—¡POTTER! ¡POR SI NO TE DISTE CUENTA ESTA ES TU OPORTUNIDAD!—grito Gigi Faitth haciendole una llave a Voldemort para que no se moviera.

—¡VOY A MATARTE, MOCOSA!—grito Voldemort.

—¡Si, si, si, si, si! ¡Ya callate! ¡Potter!—de prontó, ante los ojos de Gigi Faitth aparecio Nagini, la serpiente maledictus de Voldemort.—¡Potter!—gimió asustada.

—¡No!—grito Neville Longbottom, sacando la espada de Gryffindor del sombrero seleccionador y cortando a la serpiente en dos.

Voldemort profirió otro grito de irá al sentir y ver a Nagini muerta, Harry Potter salió de entre la capa de invisibilidad, apuntó a Voldemort y grito:

—¡Avada Kedavra!

La maldición asesina impacto en el cuerpo de Voldemort, causando que, para sorpresa de todos, el cuerpo de este comenzara a desintegrarse. Hubo un momento de silencio y despues todos rompieron en gritos de jubilo. 

Asen, quien ya había dejado de luchar, corrio emocionado a abrazar a Gigi Faitth al igual que muchos otros a abrazarla a ella y a Harry Potter. Todos lloraban y sonreían, alegrados. Los mortífagos sobrevivientes habían huído.

Harry tomó la varita del suelo y ante la atenta mirada de muchos, la partió en dos.

—¡¿QUÉ HACES, PENDEJO?!—Grito Gigi Faitth furiosa siendo sostenida por Asen.

—¡Es la varita de Sauco! ¡Es peligrosa!—exclamo Harry.

—¡ESA ES MI VARITA, IMBECIL! ¡ESCONDÍ LA DE SAUCO!

El rostro de Harry empalidecio al notar su error mientras que Ron se unía a Asen intentando contener a una furiosa Gigi Faitth, quien terminó aventando a ambos y caminando hacía donde había lanzado la varita de Sauco, blandiendola en alto y diciendo en voz alta:

—¡Vulnera Sanentur Maxima! ¡Vulnera Sanentur Maxima!

Repitió el conjuro casi como si de un canto se tratara. Hilos color dorado brillante salieron de la punta de la varita de Sauco, envolviendo a cada uno de los presentes, entre ellos los que habían muerto. Las heridas comenzaron a sanar y los asesinados se incorporaron de golpe, vivos. 

Los gritos de júbilo se intensificaron y mucha gente se acercó a la joven Prewett Grindelwald a estrecharle la mano, pero la chica simplemente corrió hasta los Weasley, quedando frente a sus padres y a su abuelo.

—¡Abu Moo!—grito abrazandolo.— ¡Papi Fab! ¡Papi Deon!—los abrazo.

—¡Es nuestra pequeña bebé!—exclamaron los Prewett abrazandola, mientras que Alastor sonreía cariñosamente.

—¡Abrazo a mi también o lloro!—bromeo Asen extendiendo los brazos y Alastor lo jalo para que se uniera a ellos.

Sin que nadie lo notara, más que sus padres, Gigi Faitth lloro un poco sobre sus pechos. Aliviada de poder haberlos revivido, de que hayan podido vencer a Voldemort y de que finalmente estaban juntos.

Despues de tanto drama, Gigi Faitth pensó que nada podía molestar su tranquilidad.

Claro que ella no sabía que su padre biologico había aparecido.











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