Parte 4
-Bueno, se podría decir que vivía sola y me pareció interesante venir aquí.
-Vale, déjame adivinar, ¿padres que viajan y mal comportamiento?
-Casi, padres que viajan y falta de libertad.
-Vaya, casi.- se empieza a reír y sonrío.
-¿Y tú?
-¿Tú que crees?
-Mmm... ¿Padres estrictos y delincuencia juvenil?
-Nop, no tengo padres.- se me parte el alma y me arrepiento de lo que he dicho.
-Vaya... yo... lo siento...
Se empieza a reír de forma exagerada.
-Es broma, tenías que haberte visto la cara, ha sido buenísimo.
-Eres idiota, de verdad, y pensar que por un momento me compadecí de ti.
-No tienes sentido del humor.- sonríe de forma burlona.
-Hay cosas con las que no se bromea.
-Todo puede ser bonito o feo dependiendo del punto de vista desde el que lo mires.
Volteo los ojos y decido mirar el móvil.
Casi me atraganto al mirar la hora.
-SON LAS ONCE Y MEDIA.
-Vaya , el tiempo pasa, que sorpresa.- se burla de mí.
-Acaso ¿no eres consciente de que estamos a diez kilómetros del lugar en el que deberíamos estar?
-Dilo.
-¿Que diga el qué?
-Cómo se llama el lugar en el que deberíamos estar.
-¿Por qué?
-Te cuesta decirlo, no eres capaz.
-Eso no es verdad.- Sí, sí que lo es, no quiero decirlo, es extraño.
-Yo lo llamo cárcel, es un término más certero.
-¿Tan mal está?
-¿El qué? -sonríe burlón, y vaya sonrisa.
-La cárcel.
Se empieza a reír y un segundo más tarde me uno a la carcajada.
Tras una larga discusión sobre estupideces sin sentido finalmente nos levantamos, dejo que pague pero sólo por que no he traído dinero.
Escapar por la noche no entraba en mis planes.
Vamos andando por la carretera, camino al...
Bueno sí, a ese lugar, mientras observamos si viene algún coche.
-Que conste que la próxima vez pago yo.- digo.
-¿Así que va a haber una próxima vez?
-No puedes negar que lo has pasado bien conmigo.
-No puedo negar que me he reído bastante, de ti claro.
-Bueno, me alegra saber que soy graciosa.
-Sabes, en verdad me lo he pasado bien, es la primera vez que encuentro a alguien que sea tan orgullosa como para saltar una valla de 6 metros sólo para demostrar que no es una cobarde.
-Bueno, yo tampoco lo he pasado mal, saltar vallas y subirse a coches de desconocidos con un delincuente juvenil es divertido.- se empieza a reír.
-Touché.
No hay ningún coche en toda la carretera, han pasado un par pero, todos en dirección contraria excepto uno, que no ha parado.
Seguimos andando hasta que finalmente llegamos a pie.
-Creo que vuelvo a tener hambre.
-Siempre podemos volver.- contesta él.
-No, no, déjalo.- contesto.
-Bien, ahora viene la parte difícil.
-¿Cuál?
-Subir.
Y de repente me doy cuenta, sí, hemos bajado deslizándonos pero, ¿cómo vamos a subir?
-Me va a dar algo.
-No te preocupes, vamos, ven.
Extiende de nuevo las manos entrelazadas.
-Esta vez quiero que pises en mis manos, te agarres a la valla y subas a mis hombros para alcanzar el pequeño saliente que hay en la caseta, mete el pie entre la valla y pisa en él impulsándote hacia arriba.
Sigo todos los pasos que me dice y consigo hacer fuerza e impulsarme para subir, el me empuja desde abajo para que no me clave las puntas que están colocadas sobre la valla.
Una vez dentro salto y me meto entre la caseta y la valla para ayudarle a él.
-Ves, al final ha sido fácil y todo.
-Bueno, sólo espero que no hayan notado nuestra ausencia.- le contesto al mirar la hora, ya son la una y media, nunca había salido hasta tan tarde.
-Deja de preocuparte.- me quita el móvil de la mano y se lo guarda en el bolsillo.
-¿Qué crees que estás haciendo?- digo intentando recuperarlo.
-Hago que te relajes, el móvil es una distracción.
Pongo cara de enfado.
Corremos siguiendo la trayectoria que seguimos al salir y logramos entrar en el edificio sin que nadie nos vea.
-¿Ya no hay nadie?
-No, mañana hay clase, seguro que cerraron la fiesta hace alrededor de una hora.
-Vaya mierda.
-Ya ves.
Llegamos al cruce de pasillos en los que se encuentran ambas entradas a las residencias y nos paramos.
-Gracias por todo.- digo rompiendo el silencio incómodo.
-De nada valiente.- me guiña un ojo.
-Supongo que debería irme.
-Sí, supongo que yo también.
No se como despedirme de él, ¿me voy sin más? ¿Le doy dos besos? ¿Le doy la mano?
Debe haberse dado cuenta de en lo que pienso ya que se acerca a mí y me da un beso en la mejilla, sacándome de dudas.
-Que descanses.- me susurra al oído y se va.
Me giro y no puedo evitar sonreír, nunca antes había llevado a cabo un acto de rebeldía semejante, me siento eufórica, y creo que ese beso en la mejilla tiene parte de la culpa.
Avanzo por el pasillo, como en una nube, intento no hacer ruido.
De repente toda euforia se transforma en miedo al darme cuenta de que la puerta de uno de los dormitorios se abre.
Una figura sale de la habitación y cierra tras ella la puerta.
-Vaya, veo que no te va eso de cumplir las normas, ¿de dónde vienes?
-De dónde venga o deje de venir no te incumbe.- le contesto, es Derek.
-Te vi irte de la fiesta con Ethan.
-¿Ahora me espías?
-Sólo te digo que tengas cuidado con él.
-¿Y me lo dices tú? Eres un cerdo, acaso no te da pena tu novia.
-¿Te da pena a ti?
-Sí.
-¿Entonces por qué no le has dicho nada aún?
-No quiero problemas.
-Mentira, déjame que te diga yo el por qué.- se acerca a mí y me echa un mechón de pelo tras la oreja.- Porque no puedes olvidar nuestro pequeño encuentro.
-Eso no es verdad.
-Sí lo es.- se acerca a mi oreja, siento su respiración.- Y sé que no te importaría repetirlo.- me susurra al oído.
Un escalofrío se apodera de mí, y siento sus labios besando mi cuello.
-Buenas noches preciosa.- me susurra y se va.
Me quedo ahí, mirando como se marcha, como una estúpida, he caído en su juego.
Llego a mí habitación, la misteriosa chica está ahí, en su cama.
Duerme.
Es raro no haber hablado con ella aún, duermo con una completa desconocida.
Me cambio de ropa, me desmaquillo como puedo, me tumbo en mi cama y mientras miro al techo pienso en esta noche, en Ethan, una sonrisa se dibuja en mi cara.
De pronto recuerdo que sigue teniendo mi móvil.
Me miento a mí misma, diciéndome que no lograré sobrevivir a una noche sin mi móvil, pero sé que no es más que una mera excusa para ir a ver a Ethan.
Cojo las llaves y allá voy de nuevo, corro por el pasillo y vuelvo a correr al salir para entrar en la residencia de los chicos.
Llego frente a su puerta y el valor se me desvanece.
Tal vez pueda esperar a mañana.
Me giro, no quiero que piense que le acoso o algo.
-Vaya, justo iba a buscarte.- dice una voz a mis espaldas.
Me giro y no puedo evitar sonrojarme, de hecho siento como mis mejillas arden.
Ethan está sin camiseta, y sé que diréis que es lo más normal del mundo pero, no suelo enfrentarme a estas situaciones, ¿a dónde se supone que debo mirar?
-Yo...
-Se me ha olvidado darte tu móvil.- sonríe y yo me muero por dentro.
-Sí, me he dado cuenta.- intento mirar lo menos posible su cuerpo, me centro en sus ojos, sus ojos verdes y profundos.
Me lo entrega.
-Gracias.
-De nada.- sigue sonriendo.
Me giro y me dispongo a marcharme, creo que esta ha sido la mejor noche de mi vida.
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