DESCONOCIDO

Recuerdos.

Dichosos recuerdos que nos destrozan por dentro.

En mi caso, ojalá poder despertar sin ellos.

Comenzar de cero, sin nada que me condicione ni me una a este lugar.

Sin su imagen en mi mente.

¿De qué sirve recordar algo cuando lo único que te inspira es dolor?

¿De qué sirve recordar a alguien si sabes que jamás te será posible volverlo a ver?

Saber que fui testigo de la inaudita existencia de semejante ser humano y que lo único que pude salvar de él fuera el mísero recuerdo de su existencia, ese es el veneno que amenaza con extinguirme lentamente.

Aparentar normalidad día a día.

Ese es mi trabajo.

Convivir con el asesino, ese es mi mayor reto.

Avanzo hacia el bosque.

''Eso ha estado cerca'', suspiro.

Me giro de nuevo, no creo que Ethan me haya seguido hasta tan lejos.

Alguien me llama.

Saco el móvil.

-¿Has hecho lo que te ordenamos?

-Sí, hermano.

-Bien, ahora vuelve, que nadie te eche en falta.

-Eso haré.

-Volveré a contactar contigo.

-Espera.

-¿Sí?

-¿Les has expuesto mi propuesta?

-Jamás la aceptarán.

-Pero...

-Cíñete al plan.

-Creo que si al menos...

-Adiós.

Cuelga.

Será imbécil.

''Joder'', maldigo en mi mente.

Me adentro en el bosque.

Sigo el camino de siempre.

Me aseguro de que no hay nadie alrededor.

Bien.

Me quito la sudadera y los pantalones.

Levanto la pequeña trampilla del suelo que me he encargado previamente de tapar a conciencia.

Meto la ropa que me he quitado y procedo a ponerme el vestido que ya había ocultado ahí.

Genial.

Vuelvo a tapar la trampilla.

Perfecto.

Salgo del bosque.

Hay gente en los alrededores.

Aparento la mayor normalidad posible.

Hasta que...

Oigo mi nombre.

Alguien me llama.

Me giro.

Suspiro, es él.

-Ey, ¿dónde estabas?

-Wow, tan colorido como siempre.- digo analizándole con la mirada.

Va totalmente de negro.

Lleva su camiseta negra de Guns N' Roses, le queda genial.

Sus pantalones negros favoritos y sus cadenas.

Deja entrever sus brazos tatuados.

-Tengo una maravillosa idea.- dice a la vez que me rodea con el brazo.

-¿Debería tener miedo?

-No.- dice negando con la cabeza.

-¿Seguro?

-Definitivamente no.

Me río.

-Sorpréndeme.

-¿Recuerdas el libro que te presté para que leyeras?

-Joder, pensaba que sería algo divertido.

-Aquel libro que jamás abriste...

Aparto su brazo de mi hombro.

Me siento en el césped que rodea el edificio en el que se encuentra la residencia masculina.

-Está bien, te escucho.

-Bueno, el según tú ''estúpido'' e ''insensible'' Seth...

-Deja de hablar de ti en tercera persona, me pones enferma.

-Bueno, eres una aguafiestas.

-Cierto, al grano Seth.

-Cierra los ojos.

Le hago caso, es una de las personas más testarudas que existen.

-Ábrelos.- dice.

-¿¡De dónde lo has sacado!?- digo examinando la bolsita que contiene el polen.

-Bueno, tengo contactos.

-Te quiero.- me abalanzo sobre él.

-¿Ahora me quieres?- dice con un aire de falso enfado.

-Lo lío yo, que quiero aprender.

Se ríe.

-¿Qué tiene que ver esto con el libro?- digo de forma confusa.

-Ah, nada, que me lo devuelvas de una vez, usurpadora.- dice con una sonrisa maliciosa.

-Vaaaaaaya, ¿qué utilizaré para contener la cojera de mi escritorio si no?- digo en tono de burla.

-Lo mismo la cabeza te sirve, la usas para lo mismo que mi libro, nada.

Le pego un codazo.

-¡BONITO TANGA!- grita alguien frente a mí.

-¿QUIERES VER LO QUE ESCONDO DEBAJO REAGAN?- grito de vuelta a la vez que le hago el corte de manga.

Estoy sentada en el césped con las piernas abiertas, olvidé que llevaba vestido.

-Dí que sí, toda una señorita.- dice Seth sonriente.

Le saco la lengua.

Mi instinto infantil me traiciona.

-Vale, mejor lía tú el peta, porfa.- digo poniendo cara de súplica.

-No tienes remedio.- dice Seth con una sonrisa.

Le observo de forma detenida.

Su pelo, rizado y negro azabache, se mueve lentamente al son de la leve brisa que acompaña el frío ambiente.

Los piercings en su oreja le dan un toque rebelde, pero nada que ver con los tatuajes y su forma de vestir.

¿Quién diría que este chico es un alumno ejemplar proveniente de una de las familias más respetadas del país?

Recuerdo el día que me acerqué a él por primera vez.

Al ser el compañero de Derek tendría completo acceso a su cuarto si me ganaba su confianza.

Y eso hice.

Acercarme a él, ganarme su confianza.

Tal y cómo los hermanos dijeron, pasaría desapercibida a ojos de Derek, aún estando ante sus narices.

Desde luego mi plan no era este, ni siquiera me interesa lo que hagan o dejen de hacer pero, para cumplir mi objetivo necesito la ayuda de aquellos que me manipulan a su antojo, y para conseguir dicha ayuda he de hacer por ellos todo lo que sea necesario.

Llevo bastante tiempo cumpliendo órdenes y sinceramente no veo que nada de lo que haga avance a mi favor.

He pensado mil y una veces en actuar por mi cuenta, pero si alguno de ellos me descubriera...

Pfff...

Desde el día que utilicé a Seth para entrar en su cuarto y conseguir acceso al libro siento que no me merezco estar con él.

Es buen chico.

Confía en mí.

Graso error.

Miro al cielo, me siento frustrada.

-Toma.- dice pasándome el porro ya encendido.

-Gracias.- lo cojo y acto seguido inhalo el humo.

-¿En qué piensas?

-¿En qué no?

Sonríe.

-He estado pensando...

-¿Tú?- digo de forma burlona.

Él voltea los ojos e ignora mi burla.

-Bueno, recuerdas que te hablé de que una chica me llamaba la atención...

-Eh, sí, lo recuerdo.- trago saliva.

Cuando Seth se asincera conmigo me siento una mierda de persona.

-Bueno, ¿qué se hace cuando descubres que alguien no es quién creías?

-Eso pasa a menudo, siento que te haya decepcionado pero, deberías acostumbrarte.

-No tan a menudo como crees.

Sonríe y desvía la mirada.

-¿Te gusta de verdad?

-No, es sólo que...

-...

-En un principio llamó mi atención pero, ahora es una persona completamente distinta.

-Bien, porque ninguna estirada de este centro te merece.

-¿Lo dices porque estás enamorada de mí?- sonríe de forma maliciosa.

-Ohhhh vaaaaya, no quería que lo descubrieras así...

Se ríe.

Sonrío. 

-Y... ¿se puede saber quién es la afortunada?- digo volviendo a ponerme el porro en la boca.

-Bueno...

-Venga Seth...

-Es Westler.

Comienzo a toser como una loca.

-¿¡JADE!?

-Sí, ¿has hablado con ella alguna vez?

-Eh... no, que va.

Madre mía, de las miles de chicas que hay aquí y tiene que gustarle ella.

Le entrego el porro.

Me comienzo a marear.

Lo que me faltaba.

Lo siento Seth, pero no puedo permitir que esto afecte a mi principal objetivo.

Destruir a la familia Westler.