Deshecho humano
DESCONOCIDO
12 años antes...
¿Qué diferencia a una persona buena de una mala?
¿Acaso hay una diferencia exacta entre la primera y la segunda?
No soy quién para juzgar a nadie, ya que he hecho cosas que hasta a la persona más vil del mundo le parecerían desdeñables pero, ¿qué importa cuando no tienes conciencia?
Cuando nada te duele, cuando no sientes nada por dentro, te sientes vacío y sólo te llena el placer de ver sufrir a los demás, es lo único que puedes sentir.
¿Está mal?, se supone, pero, ¿por qué exactamente está mal cuando se siente tan bien?
¿Quién desde un principio lo calificó de forma negativa?
¿Y si todo lo que conocemos como malo fuera lo único bueno y lo hubiéramos malinterpretado desde un principio?
Lo que a unos les parece horrible a otros les parece arte y, ¿acaso el arte es algo malo?
No.
No considero que lo que hago esté bien, pero tampoco encuentro razones o argumentos lo suficientemente sólidos como para pensar que está mal.
Me pongo mis guantes de cuero negro, cojo el arma y bajo del coche.
La noche está cubierta por una ligera niebla que aturde mi vista, miro una vez más la foto que identifica a mi siguiente víctima.
''No queremos testigos'', repitió el ordenante una vez más antes de que saliera por la puerta.
Avanzo a paso lento, la calle parece estar vacía, como es normal a estas horas.
Algo llama mi atención.
No, mejor dicho, alguien.
Una persona corre calle abajo y deja tras de sí el rastro de un llanto de apariencia infantil.
Lleva en brazos un bebé.
''Probablemente lo haya secuestrado'', pienso.
Sigo mi camino, no es de mi incumbencia.
Salto la valla por la parte trasera de la casa, como previamente había planificado que haría y me adentro, pero para mi sorpresa la puerta trasera ya está abierta.
Entro de forma sigilosa, con el arma preparada para disparar en caso necesario pero, lo que veo hace que la baje de forma decepcionada.
Están muertos, ambos, marido y mujer.
Alguien se ha divertido ya por mi.
No es la forma que yo habría elegido para deshacerme de ellos, pero sirve.
Decido marcharme, ya que mi misión ha sido ya efectuada por parte de otra persona.
Me acerco a la salida cuando un ruido me hace detenerme.
Me giro y agudizo el oído.
Hay alguien en la planta de arriba.
''No queremos testigos'', las palabras retumban en mi cabeza.
Subo las escaleras de forma casi insonora y sigo los golpes que cada vez incrementan más.
Entro en un cuarto, más golpes.
Provienen del armario, la llave está puesta por fuera y se encuentra cerrado.
Apunto con el arma a la puerta y giro la llave de forma lenta.
Los golpes cesan, pero decido abrir la puerta.
Unos ojos grandes y llenos de lágrimas me reciben.
Un llanto inunda la estancia, me perfora la cabeza.
Le golpeo.
De nuevo silencio.
Yace inconsciente en el estrecho hueco del armario, una niña de apenas cuatro años de edad.
No creo que haya visto nada, bueno, me ha visto la cara.
Sólo tiene cuatro años.
¿Pero y si no lo olvida?
Suspiro.
Al fin y al cabo tendré que matarla igualmente.
Un momento, mi mente me recuerda los archivos.
Dos.
No tenían una hija, sino dos.
Reviso el resto de la casa, de arriba a abajo, pero no hay ni rastro.
De repente recuerdo el llanto que escuché en la calle y la extraña figura que corría con un niño en brazos.
Ladeo la cabeza en señal de negación.
Tendré que deshacerme de la niña, pero he de marcharme ya, la cojo en brazos aprovechando que aún se halla inconsciente y salgo de la casa.
Ya veré qué hago con ella.
La coloco en el asiento trasero pero justo cuando voy a cerrar la puerta me doy cuenta de que sus labios se han tornado de un color un tanto azulado.
Respira de forma forzosa e inestable.
Decido salir de dudas.
Levanto su camiseta, ''mierda'', pienso.
Una cicatriz justo en la zona donde se encontraría su corazón.
Lleva un marcapasos que regula sus latidos.
Ladeo la cabeza y cierro la puerta.
....
Detengo el coche tras lo que han parecido varias horas de trayecto y cojo a la niña.
No me siento capaz de matar a un ser tan indefenso.
La cojo en brazos y me adentro en el bosque, avanzo hasta que considero que estamos lo suficientemente lejos de la entrada y la dejo ahí, en el suelo, abandonada a su suerte.
No soy capaz de matarla, pero nadie ha dicho nada de dejarla morir sola.
Me giro, avanzo hacia la salida, no tan rápido como me gustaría.
''Mierda, no'', pienso.
No aguanto más y decido girarme, vuelvo corriendo hacia el lugar donde he dejado a la niña pero me detengo de forma brusca al vislumbrar una luz aproximándose.
-¿Estás seguro de que se ha metido por aquí?- dice una voz femenina.
-Sí señora, lo vi con mis propios ojos.- comenta un niño pequeño.
-Está bien, cuidado con donde pisas.- la misma voz femenina contesta, logro ver a una mujer que agarra de la mano al niño pequeño.
-¡ACE!- grita el niño.
-¡ACE!- le sigue la mujer.
Me aproximo un poco más hacia ellos, están buscando a alguien.
-¿Por qué?- dice una voz a mis espaldas.
Me giro de forma brusca y apunto con el arma a la silueta que me ha pillado por sorpresa.
Es un niño pequeño, de una edad similar al que he visto antes.
Me sorprende que ni se inmute ante el arma que le apunta.
Tiene los ojos hinchados, parece que ha estado llorando.
Algo de sangre rueda por su mejilla derecha, sus manos y rodillas.
-Lárgate niño.
-¿Por qué la dejas aquí?- me pilla por sorpresa de nuevo.
-A ti qué te importa renacuajo.- bajo el arma.
-Te hemos visto.
-¿Qué?
-Eres malo.
-¿Has dicho ''hemos''?
-El hombre y yo.
-¿Qué hombre?
-Ellos dicen que estoy loco, que no hay hombre, pero me habla, ¿sabes?
-Ese hombre...¿está contigo ahora?
-Sí, siempre que estoy triste o enfadado está conmigo.
-¿Estás triste, o enfadado?
-Enfadado.
-¿Por qué?
-A ti qué te importa viejo.- dice y se marcha, cojeando.
Le sujeto del brazo.
-Tu no me has visto dejar a esa niña ahí.
-Tu tampoco nos has visto matar a nadie.
-¿Qu-é?
Y se aleja, ese niño, ese misterioso e inocente niño se marcha con una sonrisa siniestra, perturbadora, ''matar a alguien'', ''nos'', esas palabras retumban en mi cabeza.
Veo como se acerca a la mujer y el niño.
-¡ACE! Estás aquí...- el primer niño se abalanza sobre él.
-Ya vale Ethan, déjame.- dice apartándose de él.
-Nos has dado un susto de muerte.- dice la mujer aliviada.- Madre mía, y estas herido, tienes sangre...
De repente algo hace que pierda la esperanza.
-Señorita Graves, ahí hay alguien.- dice el niño de la sonrisa siniestra.
Para mi sorpresa comienza a llorar.
-Me, me ha pegado, él, ha dejado a una niña ahí.- dice señalando el lugar exacto donde está la niña.- Cole y yo queríamos evitar que le hiciera daño... y.... y Cole...
El niño rompe a llorar de forma desconsolada.
Abro los ojos como platos, el horror pero a la vez la curiosidad se apoderan de mi, ese niño...
Brillante.
La mujer ahoga un grito de horror, corre hacia la niña y la coge en brazos.
-Ethan, corre a avisar al director, diles que llamen a la policía, ¡corre!
Policía.
Me marcho corriendo.
Algo me llena de horror al llegar al borde del bosque.
Un niño pequeño yace en el suelo sobre un charco enorme de sangre.
''No nos has visto matar a nadie'', recuerdo esas palabras.
Miro la escena con una mezcla de admiración y horror a la vez.
Decido largarme antes de que sea tarde.
Mientras me subo en el coche y arranco, lo único que logro ver es la sonrisa de ese niño.
Su sonrisa.
Oscura y siniestra.
Tanta maldad en alguien de tan escasa edad.
''No será la última vez que nos vemos'', me prometí a mí mismo.
En la actualidad...
Doce años más tarde aquí sigo, vigilando a ese niño de la forma más cercana que me es posible, en las sombras, desde la distancia.
¿Quién iba a decir que a día de hoy se encontraría junto a la razón de nuestro fortuito encuentro?
Esa niña, ya no niña, sino mujer, él y ella, ambos, tan cerca y a la vez tan lejos.
Pronto lo conseguiré, pronto serán míos, míos y de nadie más.
-Profesor.- uno de los alumnos me saca de mi ensimismamiento.
-¿Sí?
-Ya he terminado.
-Perfecto, asegúrate de poner el nombre.
El alumno asiente.
Cojo el examen, me aseguro de que ha puesto el nombre.
'Ash Wradbury'
Perfecto.
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