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💥━━extra!

—¡Ruby, no puedes salir corriendo cada vez que alguien quiera golpearte! —bramó el sensei Lawrence, empezando a hartarse de la rubia flacucha que parecía temblar de miedo—. ¿Entendiste, Marin?

—¡Sí, sensei! —asintió Ruby, aunque había duda en sus ojos—. Pero es que no puedo dejar de tener miedo.

Ruby se detuvo en seco sobre la colchoneta y señaló a Miguel.

—¡Mírelo! Mide el doble que yo y tiene cara de que va a asaltarme. Sin ofender, Miguel.

—El problema contigo es que pasas demasiado tiempo en tu cabeza —para probar su punto, Johnny Lawrence le dio un leve empujón en la frente con su dedo—. Permites que el miedo te detenga. ¿Qué opinamos del miedo en Cobra Kai?

—¡El miedo no existe en este dojo, sensei! —exclamó la clase al unísono, haciendo que Ruby diera un respingo.

—Tal vez no soy material para Cobra Kai… —murmuró ella, llevándose la uña a la boca y mordiéndola en un gesto nervioso—. Lamento hacerle perder su tiempo, sensei.

Un incómodo silencio se hizo en el dojo y todos la miraron sorprendidos. Ruby no soportó la presión y salió corriendo hacia la salida. No se detuvo hasta llegar a su casa, donde se escondió del mundo. Ignoró las llamadas de Miguel, Aisha y Eli. Se refugió entre las cuatro paredes de su habitación y en la compañía de su Pomeranian hasta que el timbre de su puerta sonó.

—Ruby, soy yo —la voz del sensei Lawrence se escuchó detrás de la puerta antes de que volviera a presionar el timbre—. Abre, por favor. Miguel no está aquí conmigo.

Ruby miró a su Pomeranian y esta corrió hacia la puerta, identificando el aroma de Johnny. Por alguna razón, Stella adoraba a su sensei. Rasguñó la puerta con insistencia, esperando que Ruby la abriera.

—Puedo oír a Stella —rió Johnny—. Vamos, Ruby, ¿vas a torturarla así?

Ruby suspiró y se levantó del sillón para abrir la puerta. Stella no dudó en lanzarse a los brazos de Johnny, quien la cargó con facilidad.

—Buena chica, gracias por convencer a Ruby de que me dejara entrar —le agradeció mientras le hacía cariños.

—Dijiste que Miguel no estaba contigo —bufó Ruby, señalando a su mejor amigo, quien también acariciaba a Stella—. Mentiste.

—Sí, pero no es mi culpa que me creyeras —Johnny le sonrió con picardía.

Ruby rodó los ojos y se apartó para dejarlos entrar. Se dejó caer en el sillón con desgano.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó sin ánimo de hablar—. No voy a volver a Cobra Kai.

—Ruby… —murmuró Miguel, pero Johnny lo interrumpió.

—Dame una segunda oportunidad. No renuncies tan rápido —pidió su sensei, mirándola fijamente—. Te prometo que valdrá la pena y querrás quedarte para siempre.

—Ya lo dije, Johnny. No soy material para Cobra Kai —Ruby hizo una mueca—. Ni siquiera puedo dar un solo golpe porque me paralizo.

—Podemos trabajar con eso —aseguró Johnny—. Sé que dentro de ti hay una Cobra furiosa. Solo hay que despertarla.

—No creo que haya una Cobra furiosa dentro de mí —murmuró ella, cabizbaja—. Quizá un hámster furioso, pero no una cobra.

—Bueno… —Johnny sonrió y miró a Miguel—. Podemos trabajar con eso, ¿no es así?

—Por supuesto —asintió el latino, claramente feliz—. Los hámsters son ágiles y rápidos. Para mí, sirven bastante.

—Mañana ve a Coyote Creek a las seis de la mañana —ordenó su sensei, confiado.

—¿A las seis de la mañana? —Ruby estuvo a punto de negarse, pero la mirada de su sensei la hizo suspirar—. Está bien, estaré ahí.

💥💥💥

Encontrar al sensei Lawrence y al resto de Cobra Kai en el bosque no fue fácil para Ruby. Claramente, no era su lugar favorito. Y, aunque se alegró de por fin hallarlos, su preocupación aumentó al ver a Johnny esperándola al borde de un acantilado.

La sonrisa del sensei apareció al verla llegar.

—Marin, me alegra que estés aquí —anunció—. Estoy seguro de que disfrutarás esto.

—Estoy comenzando a arrepentirme… —murmuró la adolescente, claramente nerviosa—. ¿Qué vamos a hacer exactamente?

—Ruby, estás a punto de emprender un camino que, si decides aceptar, no tendrá vuelta atrás —dijo Johnny, mientras los demás estudiantes observaban con curiosidad—. Tu batalla contra el miedo termina hoy. Tus límites solo existen en tu mente.

—¿Y cómo bajaré? —preguntó Ruby, asomándose al río en busca de una forma de descender. Pero al instante abrió los ojos con sorpresa, comprendiendo lo que Johnny quería que hiciera—. ¿Quiere que salte?

—Debí preguntarte antes si sabías nadar… —comentó Johnny, poniendo una mano en su hombro—. ¿Sabes nadar? Tampoco quiero que mueras ahogada.

—¡Morir ahogada es el menor de mis miedos! —exclamó Ruby, con el corazón latiéndole más rápido—. ¿¡Qué pasa si la corriente me arrastra a otro estado!? ¿¡O si me golpeo con una roca y muero desangrada!?

—No lo sabrás si no lo intentas —afirmó Lawrence, sujetándola por los hombros—. Apaga todas esas voces en tu cabeza que te dicen lo que va a pasar. Muchas veces, se equivocan.

—¡Pero me mantienen a salvo! —Ruby llevó una mano a su pecho, tratando de calmar su ansiedad—. ¡Dios, esto es demasiado!

—¿Quieres pasar toda tu vida así? ¿Perdiendo oportunidades por vivir en una burbuja de "seguridad"? —preguntó Johnny con seriedad—. ¿Sabes cómo será tu vida en unos años si sigues con ese miedo? Tendrás un trabajo aburrido de nueve a cinco, vivirás detrás de un escritorio sin una pizca de emoción. Verás a tus amigos ser felices mientras tú…

Ruby dejó de escucharlo. Todo en ella gritaba que no lo hiciera. Pero estaba cansada de temer. Así que, en un impulso, ignoró todas las voces en su cabeza, corrió y saltó al vacío.

El viento golpeó su rostro y despeinó su cabello antes de que cayera en el agua fría del río.

—¡Eso es, Marin! ¡Bravo, Ruby! —aplaudió su sensei desde arriba, y ella sonrió.

—¡Vengan todos! —exclamó con el corazón latiéndole a mil—. ¡El agua está fresca!

—¡Sí! —gritó Hawk, quitándose la camiseta antes de lanzarse al agua, seguido por todos los de Cobra Kai, incluido Johnny Lawrence.

💥💥💥

Días después, Ruby regresó al dojo. Ya no era la niña asustadiza de antes. Su cabello rubio ahora tenía un tono rosa eléctrico, pero su cambio más notable no era físico.

Se veía más segura de sí misma. Se notaba en su andar, en su postura y en la firmeza de su voz.

—¿Rosa? —preguntó Johnny al verla entrar—. ¿Por qué tu cabello es rosa?

—Necesitaba un cambio —afirmó Ruby, dejando sus cosas a un lado de la colchoneta.

—Como sea… —Johnny sonrió, tramando algo—. Díaz, a la colchoneta.

—Sí, sensei.

Miguel se puso de pie, siguiendo las instrucciones sin imaginar lo que venía.

—Veamos si tu miedo realmente se fue —Johnny señaló a Ruby con una sonrisa desafiante—. ¿Lista para una revancha, Marin?

—Por supuesto —Ruby sonrió, posicionándose frente a Miguel.

—Frente a mí. Saluden. Entre ustedes. Saluden…

Ambos obedecieron.

—¡Luchen!

Esta vez, Ruby no corrió. Bloqueó el primer golpe de Miguel, tomó su brazo y lo lanzó fuera de la colchoneta. Cuando él se giró, ella alzó la pierna y le dio un golpe en el rostro que lo mandó al suelo.

—¡Eso es, Marin! ¡Lo hiciste genial!

n/a.

¿Quieren saber un dato triste? El día en que sucede este extra, es el mismo en el que la madre de Ruby se va (lo mismo del prólogo) :'(

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