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💥━━━005: Juno

La recuperación de Miguel después de su operación no estaba siendo para nada fácil, por un lado Carmen intentaba con un método más convencional, con una terapia que se basaba más que nada en masajes y pensamientos positivos, mientras que Johnny Lawrence iba por cosas más excéntricas, por así decirlo. Colgaba revistas para adultos desde un segundo piso y lo motivaba (a la manera en que Johnny Lawrence lo haría) para que se pusiera de pie. Una vez incluso llegó a incendiar el zapato de Miguel, lo que solo logró que el muchacho se desanimara.

Por otro lado, Ruby seguía visitando a Robby en la correccional y se mantenía en comunicación con él por correo electrónico, sin que nadie se enterase. Esa mañana Ruby estaba a punto de salir hasta que su hermano la detuvo.

—¿Tienes planes? —preguntó su hermano desde la cocina, con un delantal puesto y la cara llena de harina—. Estoy por hacer pancakes, eran tus favoritas antes de que me fuera.

—Oh, no consumo nada que tenga gluten —explico ella alzando los hombros.

—¿Qué? —Su hermano frunció el ceño y se quitó el delantal—. ¿Desde cuándo?

—Desde que descubrí que soy alérgica al gluten —respondió como si no se tratara de nada, después miró la hora en su reloj y alzó las cejas—. Me tengo que ir, es tarde.

—¿A dónde vas? —Ruby ni siquiera se detuvo a escuchar a su hermano, ella solo corrió fuera de su departamento. Ian sacudió la harina de su ropa y la siguió—. ¡Ruby espera!

Ian encontró a Ruby afuera de su departamento, aunque un automóvil paro justo frente a ella y subio a este, el corrió y en el último momento en el que el conductor estuvo a punto de arrancar el subió al auto junto a ella, lo que la hizo fruncir el ceño.

—¿Que haces? —preguntó Ruby, no estaba molesta, más bien estaba confundida.

—No puedes salir así como así —Ian se tomó unos momentos para que su respiración volviera a la normalidad, sin duda odiaba correr y hacer cualquier ejercicio—. Ya no.

—Ian, entiendo que volviste pero… Pasé casi dos años sola—Ruby mordió su labio, indecisa si debía seguir hablando—. Nadie estuvo para cuidarme ni darme un límite de llegada, incluso pagué yo sola mis cuentas, no tienes idea de las cosas que tuve que vender para salir adelante.

—Lo sé Ruby, de haber sabido habría vuelto antes —Ian suspiró mientras miraba a su hermana menor, a quien no podía dejar de ver como la niña chiquita con la que solía jugar—, pero ya volví.

—Ian… —comenzó a hablar Ruby, aunque Ian no le permitió seguir hablando ya que tapó su boca con su mano.

—Dejame volver a ser parte de tu vida —pidió Ian, lo que hizo que Ruby alzará las cejas—, prometo no volver a irme y estar para ti los siete días de la semana, las veinticuatro horas del día.

—¿Lo prometes? —Ruby lo miró con los ojos entrecerrados e Ian asintió con la cabeza sin dudarlo ni un segundo—. ¿Incluso en navidad, año nuevo y todas las festividades? —Ian volvió a asentir, completamente decidido, por lo que la adolescente suspiro—. Me costará dejar la independencia a la que estaba acostumbrada, pero está bien.

—¡Genial! —Ian salto a sus brazos, lleno de alegría, mientras que Ruby reía igual de contenta por tener a su hermano de vuelta.

—Llegamos a su destino —informó de repente el conductor mientras detenía el auto.

—Muchas gracias —Agradeció Ruby, sonriente y antes de salir del vehículo señaló a Ian—. El pagará, ¿verdad Ian?

—Uhm… —Ian dudó antes de contestar, pero Ruby lo miró con una ceja alzada. Él sabía lo que Ruby quería decirle “acabas de hacer una promesa, tienes que cumplirla”—. Si claro, ¿cuánto sería?

—Gracias hermanote —Ruby beso su mejilla y salió del auto—. Iré a llenar el formulario, te espero adentro.

—Si, si, claro embustera —Ian hizo una seña con la mano para que se fuera y Ruby lo hizo mientras reía.

—Hola Elías, ¿cómo va todo? —saludo ella al oficial que estaba en la puerta y tenía cara de pocos amigos—. Vengo a ver a Robby Keene.

—Marin, te dije que la próxima vez que vinieras debías traer a un adulto que firmará una responsiva —bufó Elías, sin prestarle atención—. Y esta vez tus cupcakes no servirán para que me haga de la vista gorda.

—Hoy vengo sin cupcakes, se me hizo tarde —anunció ella y señaló hacia la puerta, por donde Ian recién entraba—. Por eso traje a mi hermano mayor.

—Como sea, aquí está el papeleo —Elías le paso un folder con varias hojas que Ruby se apresuró a llenar.

—Firma aquí —le pidió a su hermano, y Ruby bufo cuando Ian se tomó su tiempo en leer cada cláusula—, rápido, no tienes que leer todo.

—Soy abogado, no firmó nada sin leer de de que se trata.

—Siy ibigidi, ni firmi nidi sin liir di qui si triti —Lo arremedo Ruby, rodando los ojos—. Solo apurate, ya quiero verlo.

—¿De quien hablas? —preguntó Ian y cuando Ruby abrió los ojos como platos supo que su hermanita ocultaba algo, así que leyó de nuevo los papeles que había firmado—. ¿Quién es Robert Swayze Keene?

—Robby es mi amigo, te explico después. —contestó Ruby, arrancando las hojas de sus manos una vez Ian las firmó—. Aquí tienes Elías, ¿puedo pasar ya?

Elías no contestó nada y simplemente abrió la reja metálica, guiandolos por el pasillo hasta la sala donde podían visitar a sus familiares, Ruby tomó asiento en una de las mesas e hizo una seña a Ian para que se sentará junto a ella, aunque para él no pasó desapercibido como Ruby movía su pierna de arriba abajo con nerviosismo.

—¿Por qué estás tan ansiosa? —Ian la miró alzando las cejas de arriba a abajo y tocó la mejilla de Ruby varias veces—. ¿Te gusta este chico verdad?

—Puff, no claro que no —bufó Ruby, y negó con la cabeza —. No debería, él y Miguel se odian y era el novio de mi amiga, es imposible para mi.

—¿Eso significa que lo has considerado antes? —Ian río cuando Ruby negó con la cabeza.

—¡Claro que no! —Antes de que Ian pudiera responder algo, ella cubrió su boca para hacerlo callar—. Silencio, ahí viene.

Ruby acomodó su cabello y su falda antes de que Robby se acercara a ellos, y cuando estuvo cerca Ruby salto a sus brazos.

—Lo siento, debí haber venido antes pero pasaron algunas cosas en casa —balbuceó Ruby mientras Robby, no la soltaba. Verdaderamente necesitaba ese abrazo y el confort que Ruby le transmitía.

—No pasa nada —murmuró Robby y disfruto por un momento el olor a fresas del perfume de Ruby, aunque su vista se dirigió a Ian, quien los observaba con una ceja arriba—. Te extrañe bastante.

—Yo también la extrañe —añadió Ian de forma sarcástica, logrando que los adolescentes se separaran.

—Robby, él es mi hermano Ian —Ruby señaló a su hermano y él pretendió poner una cara de malos amigos—. Ian, él es Robby Keene.

—¿Cuáles son tus intenciones con mi hermana? —preguntó Ian, sin pena alguna e ignoró la queja de Ruby—. Ese abrazo no lució como de amigos.

—Robby es solo mi amigo, Ian —Ruby se adelantó a contestar mientras tomaba asiento, Robby hizo lo mismo—. Ignoralo Robby, me obligó a traerlo.

—Pensé que tú hermano se había escapado de casa —habló Robby, con algo de culpa por haber hecho esa pregunta.

—Técnicamente sí lo hizo —respondió como si nada y como si fueran imanes, Ruby buscó las manos de Robby—, pero volvió hace unos días.

—Si, ya volví —añadió Ian de mala gana, aunque en el fondo su fachada de “hermano protector” no era nada más que eso, una fachada para que Ruby no saliera lastimada.

—Eso es genial, Ruby —afirmó Robby apretando más su mano y la miró de una forma que no pasó desapercibida por Ian.

—Amigos, si claro —bufó y se puso de pie—. Esperen aquí, ya vuelvo.

—Claro, como sea —Ruby ni siquiera se fijo hacia donde iba su hermano, ella solo miraba a Robby con una sonrisa, la cual se borró cuando noto el gran moretón que Robby tenía a un lado del ojo—. Dios mío, ¿estás bien?

Ruby llevo una de sus manos a su rostro, para observar mejor su herida.

—Tuve una pelea con unos idiotas aquí adentro —respondió él y bajó la mirada por unos segundos.

—¿Quienes fueron? —Ruby alzó la cabeza para buscar a quien lastimó a Robby, pero él no respondió—. Anda, dime. Les pateare el trasero ahora mismo.

—No están aquí Ruby —Robby río cuando Ruby le hizo una seña a un chico que creyó podría ser uno de los que golpeó a Ruby—. Y si lo golpearas, no te dejarían volver a visitarme.

—Oh, pero valdría la pena totalmente —Ruby asintió en su cabeza, mientras lo imaginaba.

—No lo hagas por favor —pidió Robby, tomando sus manos de nuevo—. Me volvería loco aquí si no vinieras a visitarme.

—Ow, eso es muy lindo Robby —murmuró Ruby mientras un ligero rubor subía a sus mejillas—. Está bien, solo por eso no lo haré.

—Volví tórtolos —Ian apareció con unos papeles en mano y una sonrisa—. Robby, tengo una buena noticia.

—¿Cuál es? —preguntó el adolescente con genuina curiosidad.

—Si tienes una buena conducta aquí, quizá te dejen salir antes —explicó Ian—. Tengo algunos contactos en Nueva York, les expliqué tu situación y me dijeron que pueden ayudarnos.

—¡Eso es genial! —exclamaron ambos adolescentes al mismo tiempo.

—Gracias Ian —Robby le sonrió al hermano de Ruby y después a ella—. En verdad te lo agradezco bastante.

—No hay problema —Ian también miro a Ruby mientras alborotaba el cabello de su hermana—. Todo sea por esta pulga.

Unas horas más tarde Ruby caminaba junto a Johnny y Miguel por un pasillo con higiene dudosa y lleno de hombres con apariencia metalera que según Ruby, apestaban como si no se hubieran bañado en varios días.

—¿Dónde estamos? —preguntó la adolescente sin dejar de empujar la silla de ruedas donde Miguel estaba—. ¿Y por qué me pediste que luciera como si fuera mayor de edad?

—No quiero sonar como un cobarde, pero… —Miguel tragó saliva antes de continuar, todos ahí le ponían la piel de gallina—. Este lugar se ve aterrador, ¿dónde estamos, sensei?

—Es una excursión —respondió Lawrence con una sonrisa y le pasó una bolsa a Miguel, dentro repiquetearon algunas latas de cerveza—. Toma esto y síganme la corriente, Ruby pon cara de mala.

—¿Okey…? —Ruby frunció el ceño por un momento, pero obedeció a su sensei y lo siguió hasta que un tipo los detuvo.

—Espera, buen intento —bufo el tipo que custodiaba la puerta donde Johnny intentó entrar y señaló a Miguel y Ruby—. Regresen cuando tenga 21.

—Será difícil, va a estar muerto para entonces—murmuró Johnny y Miguel lo miró con el ceño fruncido—. Ya debería estar muerto, de hecho.

—¿Qué? —cuestiono Miguel, sin entender a qué se refería su sensei, pero decidió seguirle el juego, dejó caer su cuello de lado y pretendió estar enfermo.

—Tiene una lista de deseos —explicó Johnny—, pasar esa puerta es el primero.

—¿Qué hay de ella? —Aquel tipo señaló a Ruby antes de cruzarse de brazos—. No parece de 21.

—¿De qué hablas, hermano? —Johnny se acercó al tipo lo suficiente para que Ruby no lo escuchará—. Es una escort que contratamos para él.

—Está bien —cedió el tipo, no muy convencido de dejarlos pasar—. Adelante, buena suerte niño.

Los vítores se hicieron presentes en el momento que pusieron un pie dentro, Ruby le dio un golpe en las costillas a Johnny cuando estuvieron lejos del guardia.

—Escuche eso —bufó ella sin dejar de caminar y miro su atuendo—. ¿Parezco dama de compañía?

—Claro que no —respondió Lawrence—. Solo lo dije para que nos dejara pasar.

—No volveré a hacer algo así —afirmó Ruby, y detuvo la silla de ruedas de Miguel.

Observó al escenario donde un hombre con una cabellera larga y blanca cantaba a todo pulmón, aunque Ruby no reconocía de quien se trataba.

—Él es Dee Snider —les explicó Johnny, señalando hacia el escenario—, el rockero más rudo del mundo. 

—¿Esto es parte de mi terapia física? —preguntó Miguel casi a gritos por la música a todo volumen.

—No lo es —Johnny sacó las latas de cerveza y le pasó una a cada uno—. ¡Olvida todo eso y diviértete!

—Mi hermano va a matarme —afirmó Ruby después de darle un trago a la cerveza, a pesar de no ser el estilo de música que usualmente escuchaba ella estaba disfrutando el concierto.

Incluso se unió al grito grupal que hicieron Miguel y Johnny, incluso dio saltitos al ritmo de la música y se unió a las fotos que Miguel tomó.

—¿Me das una copia de esas fotos? —preguntó Johnny.

—Lo etiquetare —asintió Miguel mientras posteaba las fotos en Facebook y etiquetó a Ruby y Johnny.

—¿Qué significa eso? —Ruby y Miguel miraron a Johnny con el ceño fruncido, ocultando las ganas de reírse.

—Revise su Facebook —le dijo Miguel.

—No tengo Facebook —Ambos adolescentes lo volvieron a mirar sin entender a qué se referían—, tire mi teléfono.

—¿Si sabe que está en su computadora también, no?

—Si, por supuesto —Miguel y Ruby sabían que su sensei mentía, pero lo dejaron pasar como si nada.

—¡Muy bien todos! —anunció el cantante antes de que la música se apagará—. Oí que hay un chico cumpliendo su lista de deseos está noche.

—¡Sí, aquí está! —Ruby y Johnny señalaron a Miguel en la silla de ruedas, por lo que Dee Snider los pudo escuchar.

—Ahí está —Snider señaló a las mujeres que estaban alrededor de Miguel—. Señoritas ¡hagamos realidad el deseo de ese niño! —Johnny aplaudió mientras las chicas cerca de Miguel lo saludaban—. ¡Bueno, ahora repitan después de Dee…! ¡I WANNA ROCK!

—¡ROCK! —exclamó la multitud y Ruby se unió a ellos junto a Miguel y Johnny—. ¡I WANNA ROCK!

El concierto continuó, Miguel lo estaba disfrutando bastante, ya que movía la cabeza y el cuerpo al ritmo de la música y sin notarlo uno de sus pies se movía de igual manera. Johnny les señaló el pie de Miguel y Miguel y Ruby gritaron de emoción.

—¡LO HICISTE MIGUEL! —chillo Ruby mientras Miguel gritaba y alzaba sus brazos al aire.

n/a.

Alexa reproduce amor prohibido de Selena Quintanilla!!!

Ay, el viernes vi la segunda parte de la sexta temporada de Cobra Kai y ya quiero llegar hasta allá, entonces le meteré nitro a esto 😼

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