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"Yo no soy pariente del mono"

El desastroso fin de semana había quedado en el pasado al llegar al internado. Culpa del pelinegro que me ponía los nervios de punta tuve una resaca de muerte, podía oír los latidos de mi corazón palpitar en mis sienes al día siguiente. Gracias a todos los santos, ya habíamos terminado las clases del día de hoy y yo iría a ver a Yoongi, que no sé por qué, me había citado.

Con una maldición y un bufido mi hermana entró a nuestra habitación dando un portazo.

- ¿Qué? - pregunté observándola atentamente  y mirando hacia la puerta. Alcé una ceja - ¿Estás hablando sola?

La de ojos verdes se quedó un momento callada, pero no tardó ni cinco segundos cuando volvió a explotar.

- ¡Qué te den! - clamó con exaltación levantando los brazos como si estuviese hastiada. Pero yo no le había hecho nada. ¿O sí?

- ¿Pero que he hecho ahora? - chillé con la confusión reinando en mi cara.

- Nada - me sonrió enormemente. A ésta le faltaban unos cuantos tornillos. Decidí no prestarle atención y terminar de acomodar mi cabello, que últimamente estaba que parecía paja para caballos - ¿Vas a algún lado?

Hestia tiró su mochila sobre su escritorio y yo me decidí a hacerme una coleta, ya molesta porque tenía demasiado friz.

- Voy a ver a mi mejor amigo.

- ¡Genial! - festejó en su sitio haciendo un bailesito todo raro - Te acompaño. Lo más probable es que me encuentre a mí cuñis allí. Tengo una conversación pendiente con Jungkook desde hace rato y no he tenido tiempo para hablar.

Rodé los ojos, ahí iba ella otra vez a recordarme mi inexistente relación amorosa con Jeon.

-  Por tropecienta vez te lo digo y te lo repito, no hay nada entre Jungkook y yo - exploté - ¡No hay nada!

- Ni hiy nidi - repitió ella con voz de pito.

A lo largo de mis diecinueve años había aprendido algo, obviar los comentarios de mi hermana menor,  sin embargo en ocasiones lograba sacarme de mis casillas.

Ella sabía perfectamente lo que ocasionaba en mí, por eso con diversión en sus ojos esmeraldas se me acercó y enganchó su brazo al mío para sacarme de la habitación e ir a ver a su amado crush.

Hablando idioteces entre nosotras, nos encaminamos hacia la entrada de Leumas donde divisé al par de amigos esperarme. Susto fue el que se llevó Min al verme con mi encantadora hermana alias su acosadora.

- Holi papirricos, ya llegó por quién lloraban - soltó mi acompañante, adoptando la pose de diva que siempre hacía metiendose entre los dos chicos.

Me golpeé la frente al ver sus intenciones con mi mejor amigo, Yoongi rodó los ojos y por otro lado se encontraba Jungkook que reía divertido.

"Menos mal que no te pareces a tu hermana"

Me habló el pálido resoplando mientras le daba miraditas incómodas a Hestia y reporchaba a Kook para que dejara de reírse.

"Yo no soy pariente del mono"

Le respondí con un guiño que no pasó desapercibido por su amigo que ahora enarcaba una ceja y se colocaba a mi lado, como si estuviese marcando territorio.

- ¡Dijiste que vendrías sola! - reprochó mi mejor amigo.

- Es difícil quitarse a esa garrapata de encima, créeme - suspiré.

- Yo le creo - soltó la susodicha poniendo la sonrisa más inocente del mundo. Sí, que la compre quien no la conozca - Ahora sí, díganme qué haremos.

- Nadie te invi...

Un jadeo repentino salió de los labios de Hestia, su vista viajó entre los dos chicos que estaban con nosotras. Al ver el panorama quedé igual que ella, creo que en cualquier momento me derretiría como un puto algodón de azúcar puesto al sol. ¿Y esos de dónde habían salido? Los dos pelinegros voltearon a ver lo que nosotras observábamos con tanta devoción.

- ¡Santo Dios! - balbuceé.

Empujamos a Jungkook y Yoongi para colocarnos en frente y poder visualizar el par de dioses griegos que venían en dirección nuestra. Sentí una pesada mirada acecharme, ahora mismo me valía un pepino los celos de Jungkook.

- ¡Bendito el árbol de dónde sacaron la madera para hacer el colchón donde dos padres echaron pasión para crear a semejante bombón!

Fueron mis palabras, mezcladas entre suspiros e ilusión.

- Sin objeciones - pronunció la menor tomando una respiración profunda - ¡Dios bendiga la turca del tornillo, del camión, de la llanta, que trajo el cemento para hacer el pavimento por dónde van caminando esos monumentos!

Hestia y yo sincronizamos nuestras miradas, me mordí el labio y ella asintió, entendiendo perfectamente mis intenciones. No era la primera vez, ni la segunda y tampoco sería la última, en la que escogeríamos nuestras víctimas.

- El mío es el más grande, tú te quedas con el enano - dije rápidamente.

- A mí me sirve cualquiera de esas ricuras - levantó los hombros restándole importancia.

- Lo sabemos - rechistó Yoongi.

- Ay, no te me pongas celosito - le sonrió ella haciéndole poner los ojos en blanco con hastío - Y tú mucho menos Jungkook. Tu con esos brazotes te vuelves insuperables.

¡Oh si!

Y yo había tenido la dicha de dormir entre esos musculosos brazos. Pero como siempre digo lo contrario de lo que pienso...

-  Lo sé - dijo el pelinegro presumiendo de sus dotes de Hércules.

- Sí, claro - ironicé yo.

Él me miró serio frunciendo el ceño.

- Por supuesto...

- Shhh - le calló mi hermana - Momento del plan macabro - yo solo asentí en confirmación - Yo me le acerco al enano, obviamente tropezaré "accidentalmente" con él y me tiraré al suelo como si estuviera perdiendo la pierna. Cuando ambos chicos se alarmen y vengan a ayudarme, tú, hermana mía, también te acercarás desesperadamente y tal será tu shock que embestirás contra el chico más grande, sufriendo el mismo accidente y así termina ésto. Con ambas ricuras llevándonos a la enfermería.

Desde aquí podía escuchar claramente los resoplidos de molestia de Jungkook. Esto iba a ser gracioso.

- No tienen que hacer eso - habló el de ojos de gatos - Nosotros conocemos a ese par de idiotas - hizo una pausa tomando aire - ¡Jimin, Taehyung, vengan acá! - gritó.

- ¡No! - chillamos juntas.

- ¿Qué, no los querían cerca? - Min puso la típica cara de "no entiendo a las mujeres" - Así es más fácil.

- ¡No, idiota! - le reñí - Un movimiento en falso y arruinas la partida. ¡Acabas de arruinar nuestro maravilloso jaque mate!

- Eres un Johnny cualquiera - habló la menor negando - Y créeme que ser un Johnny cualquiera es una gran ofensa.

- Te dijo Johnny cualquiera.

A Jungkook le entró un ataque de risa que lo hizo flexionarse para poder reírse más fuerte. Mi amigo amarró una cara de ofendido que nos dió más gracia aún. Mi hermana fue la próxima en deshacerse en carcajadas.

- Matanga dijo la changa - habló rápidamente mi hermana llevándose a Jungkook con ella.

Los vi partir entre risas. ¿A dónde iban esos dos juntos?

- Haz - mi mejor amigo me sacó de mi ensimismamiento - Ellos son Park Jimin y Kim Taehyung - presentó al par de monumentos.

- Hola - saludaron a la par.

Ambos pelinegros me sonrieron y yo tuve que recordarme cómo respirar a consecuencia de estar en medio de dos hombres de apariencia sublime: Park Jimin a mí derecha, comiendo uva tras uva – que iba sacando de una bolsita que llevaba en la mano – como si se tratara de un joven dios griego y del otro lado, Kim Taehyung, la persona posiblemente más atractiva de todo el país, con su sedoso cabello negro un poco enmarañado, haciéndolo lucir como la imagen onírica del príncipe perfecto escrito por Disney.

Suspiré para recobrar la compostura y aclaré mi garganta como si fuese a dar una conferencia de prensa. Estar entre esos dos no me hacía las cosas muy fáciles y mucho menos tener a Yoongi a mi lado sonriéndome maquiavélicamente, así que la única opción que tenía era, huir.

Sin pensármelo un momento más salí corriendo despavorida por el pasillo, no sabía a dónde me dirigía pero aún seguía corriendo, hasta que alguien tiró de uno de mis brazos. Chillé al ver a un tipo enmascarado vestido completamente de negro apretarme la muñeca. Dándole una patada en su hombría me safé de su agarre corriendo más rápido.

¿Quién carajos era ese?

Mientras corría yo trataba de no levantar mi falda de uniforme, porque debajo llevaba nada más una puta tanga.

¡Sí, una maldita e incómoda tanga negra metida en mi culo!

No era mi culpa. Hoy me había levantado creyendo tener sexo al final del día, no corriendo para escapar de dos bombones con piernas y luego de un tipo que ni siquiera conocía.

Caí de rodillas al sentir un fuerte golpe en mi cabeza, me fui desvaneciendo hasta que todo fue una absoluta oscuridad.

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