"Una mala influencia"
Habían pasado unos días desde la guerra de comida, días en los que no faltó ni un segundo para que Jungkook y yo nos estuvieramos rifando nuestras cabezas. Ese chico me caía mal, como un golpe en el dedo chuiquito del pie.
Caminando junto a Mark – el nuevo amigo de mi hermana – me reía de sus balbuceos nerviosos. El pequeño chico era una ternurita, bastante tímido, las mejillas se le ponían rojas cada vez que le hablaba o miraba. No me metí en su mente porque entonces iba a morir de terneza. Desde que Hestia lo presentó ante mí, sabía que me caería fenomal, incluso me acompañó hasta mi salón. Antes de que se fuera le besé una mejilla deleitándome en el cambio brusco de colores en su angelical rostro.
¡Ay me lo como!
- ¿Tú novio? - preguntó Lucas viendo que me acercaba a mi pupitre junto a mi nuevo y único amigo Yoongi.
- ¿Te interesa? - le incordió una chica de mechas azules que comía una piruleta.
- A mi no, a Yoongi - el mencionado andaba tomándose un jugo y se ahogó, me reí al verlo así, se iba a molestar.
- Ella tiene estándares más altos - sugirió Taeyong el de la habilidad del fuego, y fue perfecto. Me dieron ganas de aplaudir.
- Eso chico - lo felicité.
- ¿Te va más los niños tímidos? - pinchó Jungkook describiendo a Mark.
Y ahí iba otra vez, rodé los ojos.
- Me va más la mala influencia y la incitación a la discordia - le solté, dispuesta a provocarlo un poco públicamente, él era divertido, tenía ese yo qué sé, que te dejaba con las ganas de seguir discutiendo, pero igual me caía mal.
- Dices que te gustan los chicos malos - objetó una vez más la chica de antes que no sabía su nombre.
- A todas nos gustan los chicos así - se giró una a vernos.
- Sunha a ti te gustan los hombres bestias, con brazos como los de La Roca - le soltó Lucas, haciéndonos reír a todos.
- A mí también me gusta La Roca - comenté.
- ¡Tú eres de las mías! - corrió hacia mí enganchando su brazo al mío - Es que mueve sus pectorales - se puso bizca dando la explicación.
- Es muy cool - sonreí y miré a Jungkook, me estaba escaneado pero ups, problema, chocó con mis ojos que lo veían fijamente. ¿Por qué no puedo entrar a su mente? Me guiñó y por primera vez sentí un escalofrío en la espalda ante un gesto tan tonto.
- Fueno chicof, fufifiente - el frofefor de hiftoria había llegado a dar las dos horas habituales del miércoles. Tomamos nuestros asientos y él comenzó a escribir el tema en la pizarra a la par que lo leía - Golfef de eftadof maf importantef en la hiftoria univerfal. Abran fuf librof en la fágina fincuenta y fiete. Youngmi comienfa a leer for favor.
- Haría el año 1845 cuando...
- Pss - Sunha, la chica fanática de La Roca, estiró la mano hacia atrás y me dejó caer una nota.
"A laf finco y fincuenta nof vamof a efcapar. ¿Quieref ir?"
Me reí disimuladamente, bueno, la verdad casi me parto de la risa pero Yoongi me tapó la boca. Me daba calor que me tocara con esos guantes. ¿De ahí vendría su don sobrenatural? Hasta ahora era una incógnita. Luego vió la nota y quién le tuvo que mandar a callar fui yo, estábamos super ahogados de la risa cuando el frofe se dió la vuelta, pero solo lo atrapó a él, porque yo me hice la que buscaba un lápiz en el suelo.
- ¿Yoongi qué le farefe tan grafiofo?
- Nada, nada - se puso rojo. El hombre se dió la vuelta y me burlé de él - Payasa - chistó y siguió riendo pero ya mirando el libro de texto.
Yo garabateé un "fi" en el papel y se lo pasé a Sunha, que casi convulsiona riéndose. De todas formas no me vendría mal una escapadita.
Ahora un papelito de atrás me caía por sobre el hombro.
"Cuando dijiste mala influencia, hablabas de mí?"
Ah, Jungkook quería seguir jugando. ¿Por qué no podía quedarse quieto?
Escribí respondiendo:
"¿Te consideras una mala influencia?"
Le devolví la nota.
- Bafta chicof - regañó a Chenle que hablaba con Sehun en la última mesa. El primer mencionado le hizo una mueca tapándose con la mano.
Esta vez me dejó el papel doblado detrás de la oreja.
"Depende"
- ¿De qué? - murmuré reclinándome en el asiento hacia atrás.
- De que te dejes llevar - me dijo al oído.
- ¿Me voy a divertir?
- Conseguiré que lo hagas - sentí su aliento demasiado cerca que me hizo estremecer.
- ¡Coño cállate ya que no le entiendo nada al tipo éste, porque además de hablar raro entonces ustedes ahí....
- ¡Lucaf fe acabó fuera de la clafe en efte mifmo inftante! - reprendió el frofe al que había acabado de colapsar.
- Joder siempre a mí - se quejó el nombrado.
Yoongi no pudo aguantarse la risa.
- Min, ufted también fuera.
Fue demasiado gracioso verlo todo enfuruñado y rojo por la risa.
Luego de ese desastroso turno de clases vinieron otros mucho más tediosos y cansinos. Jungkook no había parado de joder, ya tenía deseos de ir a recostarme, tenía una presión en la cabeza, sabía que pronto tendría migraña.
Entré a la habitación compartida con mi hermana en medio de maldiciones en contra del pelinegro, con la mandíbula apretada, estaba así por su culpa, lo sabía. Me dirigí al baño y lo que ví me dió tanta repugnancia que tuve que salir hecha una furia a montarle una escenita a mí queridísima, pero cochina hermanita.
- ¡Eres una puerca, Hestia Jacobs!
Rugí en su contra, por eso no quería compartir habitación con nadie y mucho menos con ella, que la conozco perfectamente.
Mi grito repentino le hizo dar un respingo en su lugar y soltar una palabrota. Volteó hacia mí con una expresión extrañada tras entender mi acusación poco razonable.
"¿Qué se fumó ésta?"
Pude escuchar en su mente, lo que me faltaba, que se hiciera la desentendida.
"Ah no no no no, conmigo que no la coja. Yo no tengo la culpa que ella y Jungkook sean como un matrimonio mal llevado."
¡¿Que Jungkook y yo qué cosa?! Se me iba a reventar una vena de la frente si seguía escuchando sus pensamientos tan poco prolijos.
- ¡Puerca ni mierda, puerca tú asquerosa! - gritó igual de alto que yo.
- ¡Sí, puerca tú, que fuiste al baño a lavar tú culo y dejaste esa cosa ahí! - apunté en dirección al baño - Y yo la tuve que descargar. ¡Y no se fue! - me enervé aún más sabiendo que tendríamos que buscar un destupidor para el inodoro - Mira, aquello parecía una anaconda de cincuenta metros. Hinchada de la cantidad de agua que había.... - ¿Cuál era la palabra? - Aspirado - terminé diciendo.
Tomé asiento en mi cama, porque si seguía así me daría un infausto del Minotauro. Ay, qué digo yo, un infarto del miocardio, quise decir.
- Yo voto por que fuiste tú, que eres una marranita - alcé el brazo.
- Y yo por que fue Johnny, que también es un marranito - habló imitando mi acción.
- ¡¿Dejaste entrar a un chico a la habitación?! - me volví a exaltar.
- En realidad fueron dos, pero. ¿Quién lleva la cuenta? - alzó las cejas con ironía.
- ¡Hestia Jacobs! - le miré de mala gana.
- ¿Qué, Hazel Jacobs? - trató de imitarme pero le fue imposible. Las carcajadas que se le escaparon fueron el cimiento para un nuevo ataque de risa.
- ¿Sabes que por eso te pueden castigar? - yo seguí molesta.
- Eso me entró por un oído y me salió por el otro - miró el reloj detrás de ella, ya era tarde, diez y media de la noche para ser más exactos.
Hacía media hora que el toque de queda había comenzado.
- Me voy Zel, nos vemos luego.
La ví tomar una chaqueta, lanzarme un beso y luego salió de la habitación.
¿También se iba a escapar?
Mi hermana era todo un caso, una antisistema, yo era más del tipo nerd, eso lo pude comprobar al no querer ir con los chicos a Wardoon Ville en la tarde.
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