"¡Oh yeah uh!"
Con mis inseparables auriculares, me encontraba acostada abrazando mis piernas en mi cama. Escuchaba Perfect de Ed Sheeran, ya quería llorar. ¿Por qué había puesto esa canción?
Recordé los sucesos de la noche anterior, de cómo me besó Jungkook y me tocó. Por Dios, por qué estaba permitiendo que el pelinegro se metiera en mi cabeza. No lo quería cerca de mí, me confundía ese tonto.
- ¡Hazel! - escuché el grito de mi hermana amortiguado por el track de la música en mis oídos.
- ¿Qué?
- Estás rara - se cruzó de brazos mirándome desde arriba.
- Yo siempre he sido rara, enana - me senté en la cama.
- Bueno, solo digo - alzó los brazos en rendición.
Hestia había vuelto a ser la misma chica de siempre, me preocupaba que aquel muerto volviera a poseer su cuerpo.
Me levanté, fui a la ventana y la abrí. Hacía un bonito día y era fin de semana, así que no teníamos clases y quería al menos sacar provecho de ello. Parpadeé un par de veces al ver lo que pasaba en el patio. ¿Qué era ésto, un espejismo?
Los chicos estaban allí, haciendo ejercicio. ¿Desde cuándo el patio era su gimnasio? Nunca los había visto.
El paliducho de mi mejor amigo – Yoongi – me llamó la atención, estaba sin camisa, bueno, todos ellos solo llevaban short o pantalón deportivo y el torso desnudo. Ya había visto los abdominales de Min, eso no era ninguna sorpresa. Johnny, Lucas y Taeyong reían entre ellos mientras levantaban pesas y hacían sentadillas. ¿De dónde habían sacado esos cuerpazos? Incluso Markie estaba allí, lo tierno se le había esfumado, su piel transpirada te daban deseos de tocarla.
Perdí la respiración al ver a Jungkook, realizaba una especie de barras militares y los músculos de su espalda y brazos trabajaban en conjunto. Ese brazo tatuado se le veía fenomenal. Su abdomen marcado era otra cosa que te incitaba a mirarlo. Creo que ya me encontraba haciendo un río Nilo con mis babas.
- Despacio mi amor - exhalé todo el aire en mis pulmones cuando se dejó caer de aquella barra.
- ¿Qué? - inquirió mi hermana, ya hasta había olvidado que estaba en la habitación.
- ¿Mmh? Nada.. nada - tragué grueso al ver el pelinegro estirarse - No dije nada.
- ¿Qué balbuceaste? - volvió a preguntar.
- No dije nada.
- Oí que balbuceaste - siguió ella.
Joder con mi hermana. No me dejaba concentrarme.
- No, no, no, no dije nada - respondí.
- Sal de ahí - me empujó, pero por alguna extraña razón de la vida yo no me quería mover ni un centímetro de aquella ventana, el paisaje estaba potente.
- ¡No!
- ¡Que salgas! - me volvió a empujar.
- No es correcto - murmuré cuando la vi pararse frente a mí sin dejarme ver nada más.
La ví abrir los ojos y la boca.
- ¡Señor ten piedad! - chilló emocionada.
- ¿Desde cuándo hacen ejercicio? - pregunté volviendo a mirar hacia fuera.
- No lo sé, pero ojalá lo hicieran todos los días - respondió ella mordiendo su labio.
No tenía que meterme en su cabeza para saber al que miraba. Aunque todos estaban buenos que te cagas.
- ¡Chicos! - gritó la loca de mi hermana meneando una toalla que llevaba en su mano para llamar la atención de ellos - ¡Oh yeah uh!
Casi me muero de la risa al escucharla pero no lo hice cuando Jungkook observó en mi dirección y curveó una sonrisa coqueta en sus labios y me guiñó.
¡Ay no! De seguro me lo iba a sacar en cara.
- ¿Qué se traen tú y Jungkook, eh? - incordió la menor, decidí no prestarle atención porque de seguro comenzaría a molestarme con ello, así que cambié el tema rotundamente.
- Voy a ir a ver a la vieja gorda - esa era la directora Leonor - Dijo que quería hablar conmigo.
- ¿Por qué?
- No lo sé.
Salí casi que corriendo de la habitación, Hestia podía ser muy perspicaz a la hora de sacarte información, pero yo solo quería salir de allí. Yo tampoco sabía para qué me llamaba señora tomate.
Toqué la puerta de su despacho y luego de un "adelante" pasé a estar frente a su presencia. Después de una charla aburrida de media hora recordándome las normas de la institución nuevamente y que no podía volver a infringirlas, llegó al verdadero tema por el que me había citado en su oficina. El ridículo de mi ex novio, Leo, venía a visitarme y ya era casi la hora de su llegada. Agradecida con Lucas y Taeyong por haber colocado laxante entre las cosas de la señora, eché a correr nuevamente; de seguro ella se demoraría en el baño. Sí, me corrió pues tenía dolor de estómago nuevamente.
Sentía que no adelantaba aquellos pasillos y que el tiempo corría demasiado rápido para mí gusto. Tenía menos de veinte minutos para prepararme para la visita de ese estúpido. ¿Para qué venía?
Maldije al ver a cierto pelinegro caminando con galantería en mi dirección, al parecer se había duchado.
- Muñeca, despacio que te caes - se interpuso en mi camino sonriendo.
- Jungkook no tengo tiempo - traté de esquivarlo pero la labor me fue imposible cuando pasó sus brazos por mi cintura y me atrajo a su anatomía.
¡Todo yo! ¡Todo yo! Las imágenes de él ejercitándose aún rondaban por mi cabeza y las de nuestro beso fogoso en el bosque también.
- ¿Por qué tan apurada?
- Yo.... - un bombillito se encendió, tal vez podía hacer algo para desconcentrarlo y que me dejara ir, me urgía llegar a mi habitación. Lo primero que me vino a la cabeza fue besarlo y eso hice, dejé un casto beso en sus labios y luego me alejé - Luego hablamos.
Emprendí mi camino nuevamente dejándolo como momia en medio del pasillo, parecía una estatua. Reí por lo bajo al abrir la puerta de mi recámara.
Suspiré aliviada al ver a Hestia charlando con Johnny, era mi hora de sacarle provecho al tonto éste.
- Johnny necesito un favor - fue lo primero que dije.
- ¿Para qué soy bueno?
- Necesito que te hagas pasar por mi novio.
- ¡¿Qué?! - chillaron el par de amigos al unísono.
Si quería que Leo dejara de molestarme necesitaba inventar algo así.
- Oye no quiero que Jungkook me golpee - soltó el moreno.
- ¿Qué tiene que ver ese simio en éste asunto? - alcé una ceja.
- Bueno, ustedes.. los dos...
Puse los ojos en blanco al escucharlo, definitivamente necesitaba a alguien más inteligente para que me ayudara.
- Olvídalo - chasqueé la lengua volviendo a abrir la puerta.
Para mí sorpresa mi mejor amigo iba pasando, había caído del cielo literalmente.
- Mierda Yoongi, te amo - sonreí corriendo a abrazarle.
- Yo también te amo, Haz - me devolvió la sonrisa.
Jalé de su mano haciéndolo entrar en la recámara, Hestia viajó su vista de mi al chico y sucesivamente.
- Hestia no te pongas loca, Yoongi me ayudará - aclaré el asunto antes que ella se le tirara encima a incordiarle.
- ¿Ayudarte en qué? - cuestionó el pálido.
- En..
- Hazel.
Bueno, ya era tarde para darle una explicación porque Leo estaba frente a nosotros observándonos inquisitivamente.
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