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甘い 02

El sol brillaba sobre su cabeza con los rayos calientes sintiendole calar hasta los huesos. Si su omega estuviera ahí, la obligaría a ponerse la camisa, un gorro y protector solar; pero hacía demasiado calor.

Rió cuando la carita enfadada de Jeongyeon se presentó en su cabeza mientras elevaba una vez más el hacha sobre su cabeza y la dejaba caer con fuerza sobre un tronco.

Los músculos de sus brazos, piernas y abdomen se marcaban con fuerza. Se estiraban y saltaban cada vez que un movimiento nuevo se producía. Estaba cubierta de sudor y realmente necesitaba algo fresco pronto o terminaría por deshidratarse.

Continuaba sumamente concentrado en su tarea, cuando un gritito agudo llamó su atención.

-¿Kookie? ¿qué sucede, amor? -respondió en el mismo tono a la vez que llevaba una mano sobre sus ojos para intentar ver más nítidamente a través de la nebulosa soleada.

-¡Mami hizo lemonada! -chilló el niño.

-¿Puedes decirle a mami que me traiga un vaso, por favor?

Vio a su hijo asentir antes de correr de nuevo dentro de la casa. Poco después, su bonita omega caminaba en su dirección. El hermoso vestido blanco ondeaba por el movimiento y un gorrito de paja cubría sus rizos, haciéndolo lucir más hermosa que de costumbre. Para nadie era un secreto lo que Nayeon amaba los vestidos en Jeongyeon.

-Ten, alfa -le tendió el vaso con una sonrisa que pronto mutó a una mueca.

-Gracias, mi vida -murmuró para después beber un sorbo. Gimió por el gusto, definitivamente su omega hacía las mejores limonadas.

-¿Qué te he dicho de estar sin camisa ni bloqueador a esta hora, Nau? ya estás poniéndote rojita -Jeongyeon llevó sus manos a su cadera y frunció el ceño, justo cómo solía hacer cuando les llamaba la atención a sus hijos.

-Ya casi acabo, bonita -la tomó por la cintura y besó su nariz, frustrando por completo la faceta seria.

-Apúrate, quiero que los niños se bañen un poco en la piscina antes de comer. Hace demasiado calor.

-Claro, en un segundo los alcanzo.

Volvió a besar sus labios castamente, la marcó con su aroma y la dejó ir.

Jeongyeon se fue contorneado las caderas, riendo apenas cuando escuchó el gruñido de su alfa.

Tiempo después, cuando por fin había acabado con toda la leña, tomó su camisa del suelo y regresó los metros necesarios que conectaban ese sector de la granja con la casa principal.

-¡No quiero! -fue lo primero que escuchó al ingresar haciéndolo adoptar una faceta de confusión, dado que en su casa nadie gritaba.

-Cachorro, entiendo que estés frustrado en este momento, pero no por eso debes gritarle a mamá -Jeongyeon instruyó siempre con ese tono maternal que tanto amaba Nayeon- si quieres salir a la piscina debemos usar bloqueador, ¿prefieres que lo ponga primero en tus brazos o en tus piernas?

-¡En ninguno!

Nayeon estaba tentando a ingresar a la escena, tomar a su hijo del brazo como solían hacerlo sus padres con ella, y dejarla en la esquina de la habitación por unos minutos. Pero estaba consciente de que los castigos no funcionaban para nada, es más, empeoraban la situación. Además, nunca se perdonaría que su hijo llegara a temerle por alguna acción precipitada, por lo que optó por encaminarse lentamente.

Se acuclilló a un lado de Jeongyeon, quién observaba desde ese ángulo a su hijo sentado en el sofá con los brazos cruzados.

-Mira, Kook, yo le pondré protector solar a mami, luego ella a mi y a ti, ¿te parece correcto? -intentó negociar.

El alfita al principio dudó, pero terminó accediendo. Si su mamá nay se ponía esa cosa viscosa y fea, entonces no debería de ser tan malo.

Nayeon tomó el recipiente más grande, el que no era para niños, untó un poco en sus manos y las pasó con suavidad por el rostro de su omega. Jeongyeon rio casi inaudible por las cosquillas, pero se dejó hacer con tranquilidad, cerrando los ojos en el proceso y ronroneando levemente.

Luego, Jeongyeon hizo lo mismo con ella, dejando su rostro un tanto blanco por la cantidad exagerada.

-¿Listo? ¿me dejas tocar tu cuerpo, cachorrito de mami?

-Sí, mami.

Jeongyeon cambió el pote por uno apto y llenó el cuerpo de su niño con protector solar. Luego, tomó a Chaeyoung, que jugaba sentada sobre la alfombra ajena a toda la discusión, y repitió el proceso.

Cuando los cachorros estaban listos y protegidos, los cuatro se dirigieron a la parte trasera de la casa, dónde una enorme piscina se encontraba. Por supuesto que esta era rodeada por una cerca, para de esa forma evitar futuros accidentes, tanto con sus hijos como con algún que otro animal que vagaba.

Jungkook chilló en alto cuando el bonito azul del agua se abrió paso en su campo de visión, obligando a su madre a acelerar el paso para llegar lo más rápido posible. En cambio, Nayeon y Chaeyoung iban detrás riendo y jugueteando de cualquier cosa que a la pequeña bebita le llamara la atención.

El niño metió primero un piecito en el escalón, saltando de alegría cuando la frescura lo recorrió. Hizo lo mismo con la otra extremidad y terminó sentada. Nayeon se apresuró a colocarle dos brazaletes inflables en sus bracitos, y lo incitó a introducirse por completo.

-Amor, tengan cuidado, por favor -Jeongyeon demandó cuando Jungkook saltó de uno de los laterales sin mucho recelo.

-¡Ven, mami! ¡está feshquita! -Jungkook chapoteó mientras la llamaba.

-En un segundo voy, bebé... déjame colocar a Chaeyoung en su propio flotador.

Su lobo interior ronroneó en alto cuando su cachorrita más chiquita quedó sentadita sobre su flotador de patito amarillo. Era una imagen sumamente tierna, que estaba orgullosa de poder presenciar.

Al terminar, se quitó el vestido playero, quedando en un bonito traje de baño de dos piezas negro, y juntas se unieron a los alfas.

Respingó un poco por lo fría del agua subiéndole por el pecho, pero las risitas de sus cachorros fueron mayor distracción. Su alfa salió de debajo del agua arreglándose el cabello y sacudiendo agua en todas direcciones.

-¡De nuevo! -chilló Jungkook mientras aplaudía y reía a carcajadas.

Nayeon rio con esa sonrisa que tanto lo caracterizaba y cumplió la petición de su cachorro mayor, volviéndose a meter debajo del agua para segundos después emerger.

Se pasaron lo que restaba de la mañana disfrutando del sol y el agua cálida. Sin embargo, cuando Jeongyeon consideró que el sol estaba en su punto máximo, la familia entera se trasladó al comedor.

-Mami, ¿po qué Chaeng no corre como yo? -inquirió Jungkook de la nada.

Últimamente el cachorro estaba en su etapa de preguntas, las hacia a todas horas, en todo momento y sin contexto. Muchas veces Jeongyeon tenía las suficientes respuestas como para dejar a su bebito satisfecho, pero en otras ocasiones debía que recurrir a distraer al niño o cambiar completamente el rumbo de la conversación para que olvidara la pregunta.

-Porque aún es muy pequeñita, amor. En un par de meses más, Chaeng aprenderá a caminar y luego correrá como tú.

-¿Y por qué no habla?

-¿Y por qué...

Jungkook rio de golpe cuando los fuertes brazos de su mamá lo alzaron de su sillita especial, para posteriormente elevarlo un par de centímetros por sobre su cabeza y luego atraparlo.

-Omega, ¿necesitas ayuda aquí? -inquirió la alfa, a lo que ella negó- entonces dejemos que mami termine aquí tranquila, ¿qué te parece tomar una siesta con mamá?

El alfita aceptó la oferta cuando el aroma de mamá la cubrió por completo, logrando que sus ojitos se cerraran con suavidad.

-Chaeng ya está en el nido, amor, te esperamos arriba.

-Enseguida voy, alfa.

Apartir de hoy, la historia queda en hiatus indefinido.

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