Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

capítulo O9.

—¡Papi, papi!

Rosé dejó caer la pesada hacha al suelo, quitó el sudor de su frente y achinó los ojos para intentar ver algo entre tanta bruma solar. 

Natty corría rápidamente en su dirección, enredándose un poco en el overol que seguramente su madre le había colocado luego de despertarla y despojarla del pijama. Su largo cabello ya estorbaba su visión y Rosé se preguntó cuando sería el momento en que lo cortarían. 

La pequeña alfa llegó a su lado con la respiración entrecortada, inspiró varias veces hasta que logró recuperar el aliento y fijo su mirada en ella. 

—Hola, cachorra —lo tomó entre sus brazos y besó sus mejillas—. ¿Qué sucede?

—¡Quiero un plumpio, papi! —la niña dejó la dulce sonrisa de patito que había heredado de Lisa a la vista cuando sonrió ampliamente. 

—¿Un qué, mi vida? —Rosé intentó contener la risa, pero pequeñas notas traviesas escaparon de entre sus labios. 

—¡Un pumplio! —repitió con obviedad. 

Ah... Ya entiendo, cachorra, quieres un columpio. 

—¡Sí! por favor... ¿Puedo tener uno?

Rosé lo meditó unos momentos mientras sostenía con mayor fuerza a su hija, evitando que cayera al suelo. 

—¿Qué dijo mamá sobre el columpio? —inquirió con una ceja alzada. 

—Dijo pregúntale a papá y yo pregunté, papi. 

Esta vez fue inevitable contener la risa. Su cachorra era tan ocurrente cuando quería. 

—Está bien, amor, papá promete ponerse en ello cuando acabe aquí, ¿Te parece? 

—¡Sí! ¡Gracias! —y dicho esto, besó su mejilla y fue depositada nuevamente en el suelo. 

La madera que restaba fue cortada y depositada en el lugar correspondiente, luego tomó el camino que prácticamente conocía de memoria, el cual la llevaba a la puerta de la casa principal. Allí, Lisa preparaba su típica limonada libre de azúcares mientras tarareaba una suave melodía que reconocía como las canciones de cuna que solían cantarle a las cachorras cuando no podían conciliar el sueño. 

A lo lejos pudo escuchar las risitas de las niñas, probablemente entretenidas con algún juego que la mayor de ellas creaba. 

Se acercó a paso lento hasta que sus manos hicieron contacto con la cintura contraria, rodeó a Lisa por la espalda y terminó besando varias veces su marca y mejillas. La omega ronroneó de puro gusto, dejándose caer sobre el pecho de la mayor. 

—Amor, Natty quiere un columpio. —murmuró la alfa.

—Me lo dijo, aunque creo que es algo peligroso. 

—Tranquila, lo haré a una altura cercana al suelo para evitar accidentes grandes. Sin embargo, siempre puede haber una rodilla o un codo raspado, y es normal, son niñas. 

Lisa se dio la vuelta cuando la última rodaja de limón quedó dentro de la jarra de agua helada y se abrazó a su pecho con un tierno puchero resaltando en sus facciones. 

—Lo sé... Pero no deja de asustarme. 

Rosé besó su sien, permitiendo que todos los sentimientos angustiantes que rondaban la cabecita rizada se drenaran lo mayor posible. 

Tiempo después, luego de un merecido almuerzo y una breve siesta, se encaminó con la mayor de sus hijas al cobertizo principal. Allí tenía todas las herramientas y cosas que necesitaría para armar el ansiado columpio. 

Entre las dos eligieron una tabla mediana, no muy gruesa y lisa. Natty decidió que barnizaría su nuevo juguete de rojo brillante, por lo que Rosé tomó un litro de pintura que había sobrado de la última reforma del granero. 

La parte sencilla había pasado, la de seleccionar y decidir, ahora la alfa mayor tenía la tarea de lijar todo, barnizar, unir las sogas que le darían soporte y varios tornillos. No iba a negar que le había costado un poco, más que nada porque su espalda dolía por el esfuerzo de hachear en la mañana, pero las risitas y aroma alegre de su hija la incentivaron a no darse por vencida.

Cuando todo estaba armado, era hora de designar el árbol del que colgarían el artefacto. Entre ambas decidieron que el enorme sauce que hacía de sombra en la parte delantera de la casa cumplía todos los requisitos. Era literalmente perfecto. 

Con mucho, demasiado, esfuerzo logró colgarse de una de las ramas del centro. Desde allí se impulsó hasta que ambas sogas quedaron enganchadas a la parte de arriba y luego de muchos nudos y presión le columpio había sido montado. 

—Pruébalo, Natt. —incentivó con una sonrisa ladeada mientras llevaba su lengua a una cortada bastante grande que se había hecho sin querer en la mano izquierda. Desde el fondo de su corazón esperaba que no necesitara sutura. 

La alfita, con algo de miedo, se sentó tentativamente sobre la base roja, balanceó sus piernitas y el columpio se meció de atrás hacia adelante con tranquilidad. El viento alborotaba sus cabellos y les producía un tanto de piel de gallina, pero el recuerdo de lo que estaba sucediendo nunca abandonaría sus mentes. 

—¡Mira lo alto que puedo llegar, papi! —chilló la niña con alegría.

—¡Lo estás haciendo genial, amor! 

Jugaron un rato más, sin notar como una omega las miraba orgullosa desde la ventana de la cocina. Cuando el hambre y el cansancio fue mayor, regresaron a la casa. Lisa y Danielle aguardaban por ellas con la cena casi lista. 

—¿Cómo resultó el columpio, amores? —inquirió Lisa con su bebé mayor entre brazos. 

Mmm... Bien, mami, ¡Llego muy alto! —murmuró la pequeña desde su cuello.

—Apuesto que sí. 

—Sueño...

—Lo sé, bebé, en un segundo podremos cenar, luego un bañito y por fin a la cama. 

Natty asintió, pero no permitió que su mamá la bajara, aferrándose con ambos brazos y piernas al torso contrario. 

Se deleitaron con el sazón de la menor, devolviendo halagos y besos en el rostro de la castaña. Rosé fue la encargada de ordenar y limpiar la cocina mientras que Lisa bañaba a las niñas, le daba de comer a Danielle y las arropaba.

Siseó en alto cuando el jabón junto con el agua caliente penetró directamente en la herida punzante. Le dolía demasiado como para intentar contener los gruñidos que se le escapaban de forma esporádica.

—Alfa, ¿Qué sucede? —Lisa murmuró a sus espaldas—. Si sigues gruñendo de esa forma, las niñas despertarán.

Rosé mordió su labio inferior con ambos colmillos antes de darse la vuelta y enseñarle su mano. Lisa, ante la profunda cortada, abrió los ojos desmesuradamente y corrió a su encuentro. Tomó la mano entre las suyas e inspeccionó.

—¿Qué sucedió? —indagó con mirada de cachorra preocupada.

—Solo una cortada que me hice mientras unía las piezas del columpio. No es nada grave, omega. —rodó los ojos, pero suspiró de alivio cuando la lengua de su compañera trazó la herida.

—Esto no es una simple cortada, Roseanne —regañó sin soltar su mano—, vamos por el botiquín.

Dicho y hecho, fueron por el botiquín y Lisa se encargó de curar meticulosamente. La vendó con precisión y pronto estaban en el nido envueltas en el calor y aroma de la otra.

Sin lugar a dudas volvería a cortar cualquier parte de su cuerpo por ver a sus hijas felices y sabiendo que luego tendría una omega en casa esperando por sanarlas.

esta adaptación es mi lugar seguro, no hay duda tt

¡Gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro