Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

capítulo O7.

Habían decidido que hoy sería día de picnic. 

La familia entera estaba sentada en una de las partes llanas que rodeaba la casa principal, habían colocado un bonito mantel de cuadros rojos para salvaguardarse de posibles insectos y diferentes platos reposaban sobre la misma.

Lisa mantenía sus ojos cerrados mientras disfrutaba del sonido de los animales a lo lejos. Respiraba hondo cada pocos segundos, llenándose los pulmones de aire fresco y puro, todo lo contrario a lo que solía respirar en sus años Gangnam Style. Podía sentir las manitos de Danielle posadas sobre su pecho, dónde la tenía recostada tomando una siesta, y las risitas de su cachorra mayor siendo perseguida por Rosé.

Sin embargo, toda tranquilidad se vio opacada cuando un repentino llanto hizo que su loba se alertara. Abriendo los ojos de golpe, captó como las facciones de Natty se deformaban hasta terminar en un prominente puchero y posteriores lágrimas.

Rosé la cargó entre sus brazos, dirigió su cabecita hacia su glándula aromática y besó entre sus cabellitos, todo esto mientras se acercaba a paso tranquilo.

—¿Qué sucedió, alfa? —inquirió preocupada.

—Tranquila, amor, Natty lastimó su dedito. —rodó los ojos con algo de diversión por el escándalo que una simple cortada podía provocar.

—Dámela.

Y no tuve que pedirlo dos veces porque la misma cachorrita prácticamente se lanzó a sus brazos, teniendo cuidado de no aplastar a su hermana en el proceso.

—Duele, mami... —sollozó con fuerza.

—Lo sé, amor, pero tranquila, mami curará tu dedito. —liberó su aroma amielado en un vil intento de calmar la situación.

—¿Quieres que sostenga a Danielle? —ofreció Rosé ya sentada a su lado.

—Por favor, alfa.

Rosé tomó en su regazo a la menor, meciéndola un poco para que no despertara de su siesta, aunque la niña no lo haría a menos que el mundo realmente se estuviese acabando.

Lisa, ahora con los brazos libres, apresó a la cachorra de cabello azabache contra su pecho. Al sentirla más serena, examinó el dedito que Natty le mostraba. En el índice podía apreciarse apenas una cortadita, era mínima, pero por supuesto que para una niña de tres años ardería y dolería cantidades abismales.

Sin mucho tiempo que perder, se guío por sus instintos, llevando el falange a su propia boca y lamiendo un poco la cortada. El suspiro de alivio que abandonó los labios de su hija le hizo saber que había tomado el camino correcto, por lo que repitió la acción un par de veces más. Luego, se puso de pie, le avisó a Rosé que iría a la casa principal por el botiquín, recibiendo un "ordenamos aquí y las alcanzamos" a cambio y se encaminó.

—Ya, mi amor, pronto te sentirás mejor, te lo prometo.

—Ya no duele muchote, mamá. —murmuró la alfita mientras sorbía su nariz.

—Eso es bueno, aunque debes saber que a mami siempre podrás decirle cuando algo duela.

—Sé, mami, pero soy alfita fuerte. —intentó gruñir como su papi hacía cuando jugaban, aunque terminara siendo un mero intento.

Lisa la sentó en la mesa de la cocina y le sonrió con amor.

—Por supuesto que eres mi alfita fuerte, pero el que demuestres dolor no te hace serlo menos, te hace ser humana. —instruyó antes de dejar un suave besito en la punta de la nariz solo porque adoraba ver cómo se arrugaba, tal como la de su Rosie.

—¿Humana? —ladeó la cabeza la niña.

—Significa que podemos sentir y está bien. Siempre es bueno decir y mostrar lo que sientes, sino tu pechito duele.

—Sí duele mi dedito... —murmuró a punto de llorar de nuevo.

—Lo sé, mi amor, ¡Pero mira! Mamá tiene una curita de perritos para el. Ahora vamos a curarlo con un poquito de cremita y luego la curita, ¿Te parece?

—¡Sí, mami!

—Eso es.

Lisa sacó todo lo necesario del botiquín que guardaban en uno de los estantes altos de la cocina y se dispuso a curar la herida como todo el cariño y la paciencia que la caracterizaba. En algún momento sintió a Rosé entrar a la cocina, dejar las sobrar en el refrigerador y guardar la canasta de picnic, pero no podía dejar de concentrarse en el dedito magullado.

Maaa. —chilló Danielle alegre a sus espaldas.

—En un momento, cariño, estoy ayudando a tu hermana —le respondió, sabiendo que la niña no entendía ni la mitad, pero valía la pena el intento—, y... ¡Listo! ¡Dedito curado!

—¡Dedito curado! ¡Gracias, mami!

—De nada, amor —besó sus mejillas y la bajó de la mesa—. ¿Quieres jugar un poco más?

Natty se cohibió apenas, llevando sus manos detrás de la espalda y balanceándose un poco. Lisa sabía que quería pedirle algo, no obstante, esperaría que estuviera lista para manifestarlo.

—¿Siesta? —murmuró con mejillas sonrojadas.

—Ve a buscar a papá, alfita, le daré de comer a Danielle y las alcanzo en el nido.

La niña le sonrió en grande antes de darse la vuelta y correr a alguna zona de la casa. Parecía como si el dolor y sufrimiento de hace minutos nunca hubiese pasado.

—Y tú ven acá, pequeña lobita traviesa. —se agachó hasta tomar a Danielle entre sus brazos.

Hace poco la niña había aprendido a gatear y solía encantarle escaparse de sus padres cuando apenas se descuidaban. Seguro Rosé había ido a acomodar algo en la sala y Danielle había aprovechado a huir.

Rodando los ojos y con una sonrisa de lado, dejó que su bebita menor se refugiara bajo su barbilla antes de encaminarse en busca de ambas alfas. Cómo lo sospechaba, estaban recostadas juntas en el sofá principal y una película de Disney se reproducía en la pantalla plana.

—Ven, omega, elegimos Rapunzel.

—¡Favorita de mami!

—Así es, Natt, es mi película favorita. Gracias por pensar en mi, cachorra.

—De nada, mami. ¡Mira mi dedito! ¡Ya no duele!

Lisa rio para después agacharse apenas y besar castamente sobre la curita. Se acurrucó junto a su familia, todas en armonía dejando que los diálogos de la película se reprodujeran a un nivel adecuado. 

Natty, en algún momento de la tarde, se desplazó hasta el regazo de su padre, dejándose caer sobre su pecho y llevando uno de sus dedos pulgares entre sus labios. Por más que las adultas hubiesen intentado de mil maneras diferentes quitarle el hábito, la aflita continuaba haciéndolo cuando se encontraba demasiado cansada o estresada, por lo que simplemente le explicaron que efectos adversos tendría a la larga, esperando que con el tiempo dejara de hacerlo. 

Las feromonas danzaban en el espacio, creando una situación tan relajante que en algún momento Lisa se sintió dormitar igual que sus hijas. Por supuesto que Rosé las abrazó a las tres, trasmitiéndoles calor y haciendo su pecho vibrar con gruñidos contenidos, arrullándolas. 

Terminó de ver la película, notando que rozaba la noche. Se levantó con lentitud, siseando cuando Lisa frunció el ceño por el movimiento. Las acomodó mejor a lo largo del sofá mientras las cubría con una manta marcada anteriormente con su aroma. 

Dejaría que su familia descansara mientras ella preparaba algo para cenar, por supuesto que no sería tan delicioso como las cosas que su omega hacia, pero esperaba que fuera lo suficiente para saciar los estómagos de las pequeñas bestias que solía llamar hijas.

¡Gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro