O6
Jimin amaba aquellas cosas dulces que el Alfa le había dado, por su buen comportamiento, según le había dicho él.
Esas cositas blancas con relleno rojo sabor a fresa, era un manjar para los dioses, Jimin se había enamorado de ese "dulce", como le había llamado Yoongi.
El día estaba oscuro, prometiendo una tormenta quizás más tarde, o solo una helada, para dejar a todos en sus casas y no fuera.
Estaba sentado en una silla, sus pies colgando de ella al ser una silla alta, disfrutando de aquellos "dulces" en su boca, uhhh~ su paladar estaba a gusto con aquel rico sabor.
Yoongi estaba en una de las habitaciones, en la "oficina", Jimin no entendió aquello así que él alfa le había dicho que: "es mi área de trabajo, sólo yo puedo entrar ahí", así que Jimin sólo había asentido y se había quedado en la isla de la cocina, comiendo en silencio mientras degustaba de sus dulces.
El Alfa alzó la vista del ordenador hacía la puerta, y dejó salir un suspiró, por más que lo intentaba no podía concentrase en su trabajo.
No era mucho, sólo tenía que enviar los informes de sus pacientes al presidente general del hospital, pero por más que lo intentaba su mente sólo volaba hacia donde estaría Jimin, en la cocina. Y eso lo frustraba un poco.
No lo conocía bien, sólo sabía su nombre y apellido, no sabía su edad, pero por su rostro aniñado, Yoongi le calculaba apenas unos veinte o veintiuno a más, no sabía de sus padres o si tenía hermanos. No sabía nada acerca de su jerarquía.
Jimin era un enigma para Yoongi, pero no para su lobo, no para él.
Apago el ordenador y se incorporó del asiento haciendo tronar parte de sus músculos rígidos, salió de aquella habitación en busca del rubio.
Su nariz se movió buscando el aroma del chico, sintiendo un tenue aroma a gardenias y lirios en el aire, junto con un pequeño toque de miel. Exquisito, simplemente exquisito.
Su olfato lo llevo al cuarto que le habían dado sus tíos a Jimin, y abrió lentamente la puerta, sin hacer ningún tipo de ruido.
Jimin estaba dormido sobre aquella esponjosa cama blanca cual alas de un ángel, su respiración lenta y tranquila, toda la habitación teniendo el aroma de Jimin impregnado.
Yoongi Jadeó ante aquello.
Sintiéndose brevemente aturdido por aquello, su lobo moviéndose inquieto dentro de él.
No tuvo el valor de acercarse más, así que sólo se dio la vuelta y cerró en silencio la puerta, apoyándose en ella respirando rápidamente.
Llevo una de sus manos hacia su pecho justo donde se posaba su acelerado corazón.
Su pulso yendo a mil por hora.
Sus caninos saliendo a flote, Yoongi se alteró.
Se alejó de aquella puerta, cubriendo su nariz para no hacer cualquier estupidez con aquel joven inocente que simplemente dormitaba sobre la cama.
No.
No, él no iba a corromper al pequeño ángel.
Se encerró en el cuarto de sus tíos, y se acostó sobre la cama, inhalando el tenue aroma de su tío Jin sobre las mantas, intentado calmarse, calmar los instintos de su lobo.
Y en lo que él menos espero, se quedó completamente dormido. Soñando, soñando cosas bonitas.
Hoseok gimió en frustración, había perdido el rastro de su pequeño sol.
Llevaba dos días en la gran ciudad de seoul, y no lo había podido encontrar, no había rastro alguno después de haber salido del hospital.
Se sentía frustrado y perdido, la última vez que había bajado al mundo mundano había sido hace muchas décadas, la ciudad de seoul había cambiado tanto durante tantos años, que era normal perderse.
Llevo sus manos hacia su rostro y las refrego sobre el, cualquiera que le viera en aquel parque, pensaría que abría tenido alguna pelea o una mala racha en el trabajo.
Pero no estaban tan alejados de la cruda realidad.
— Hoseok-sama —alguien de voz ultratumba le habló.
Hoseok alzó la vista y se topó con unos ojos azules intensos que le observaban con curiosidad.
Un joven de cabellos rojos y ojos azules estaba parado frente a él sonriendo.
Entonces Hoseok lo reconoció, era Astharte, el hijo de Leviatán de las profundidades.
Él le sonrió— ha sido un tiempo, no lo crees? —Astharte le sonrio y se sentó a su lado.
— Unos cincuenta años quizás? —dijo burlón. Hoseok se rió.
— algo así, que te trae por aquí asthar-chan? —pregunto la deidad.
El peli-rojo se encogió de hombros y suspiro llevando su vista al cielo.
— No lo sé, simplemente quise salir un rato y ¿divertirme? —el empezó a reír—. La verdad es que solo hice lo que mi corazón me dijo —sonrio, aún viendo al cielo.
Hoseok se quedó observando el perfil de su viejo amigo, podían pasar los años pero ellos seguirían manteniendo el mismo aspecto siempre.
— El destinó —murmuro Hoseok ahora también viendo al cielo.
Astharte río y asintió también—. El destino..... eh!
— Mis mas sinceras disculpas Hēi'án-sama —un hombre de vestimenta negra se postró ante el mencionado—. No hemos podido localizar al objetivo.
Una sombra se movió en la oscuridad posicionándose detrás del que estaba arrodillado en el suelo, sus manos ahora sobre el cuello de aquel hombre, la fuerza que ejerció fuerte.
— Han pasado varios días ya, como es posible que no tengan noticias del preciado omega? —murmuro calmadamente.
El cuerpo del hombre comenzó a temblar al sentir como el filo de algo desconocido le cortaba lentamente el cuello sin herir s profundidad.
— Lo sentimos mucho, pero el rastro es distorsional, pareciera que alguien encubriera el aroma del joven —informo el mismo hombre, tragando grueso y suspirando después cuando su cuello fue soltado sin ninguna pizca de delicadeza.
— Encuentra al Omega y traedlo antes que mi paciencia y la de él llegue a su límite —escupió con voz ronca.
— Si, Hēi'án-sama —el hombre se retiró de aquella sala completamente en las penumbras de la oscuridad.
— Oh mi preciado tesoro, pronto te tendré en mis manos y tu preciado don en mi poder —murmuro una sombra que miraba hacia la nada, comenzando a reír él solo en aquel tétrico lugar de lo desconocido.
Heí'an sólo suspiro.
Mientras tanto la luna caminaba de un lado hacia otro en aquella enorme sala del trono.
Angustiada, sintiendo la opresión en su pecho.
Se estaba cumpliendo.
Después de tantos años, la presentación se estaba cumpliendo.
— Mi Jiminnie, se fuerte, cachorrito~ —la luna dijo a la nada.
Si tan solo Hoseok le respondiera sus ruegos, ella podría decirle donde estaba su pequeño sol, pero no. Hoseok tenía que ignorarla.
Bufo molesta y le gruño el retrato de su hermano en aquella pared.
— Si tan solo dejases de ser tan orgulloso querido hermano.....
Soltó un suspiro y observó el orbe en la mesa, donde Jimin, su lindo niño hada estaba sufriendo los síntomas de la presentación, y en donde Yoongi estaba presentando los síntomas del celo.
Perfecto, simplemente perfecto~
Hey!! Que no se te olvide votar y comentar, eso no os cuesta nada👀
Que os pareció el capítulo? Jejejejejeje
Jimin se está presentando, interesante. Que pasará después?
Bien mis mochis^^ desde ya os deseo Una Feliz Navidad🎄✨🎄✨🎄💕
Los loveo de todo corazón, gracias por su apoyo🍒❣️✌️
MinMin☀️🔒
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