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CAPÍTULO 52: EL INTRUSO DE LA MANSIÓN.


Capítulo que os dará un triple infarto con doble tirabuzón, estáis avisados jaja.Espero que os guste porque a mí me ha fascinado escribirlo(L)

NICOLE

Tras haber sido echada por Bethy, caminé lentamente hasta la mansión con una sensación horrible en el pecho. Sabía que mi familia estaba bien pero no tenía idea de dónde se habían marchado o de cuánto tiempo tardarían. No vendieron la mansión, pero eso no era garantía de que volviesen o al menos no demasiado pronto.

Pensaba que quizás después de esperarme cuatro años decidieron irse para cambiar de aires. Con la idea de que Peter y yo estamos muertos, esta ciudad sería continuamente un recuerdo de ambos en sus mentes. Me alegraba que mi hermana fuera feliz con Drogo y esperaba que lo fueran allá donde se hubieran marchado.

Yo tenía la férrea esperanza que volverían y, hasta ese entonces, los esperaría aquí. La cama de Nicolae sería ahora la mía y dónde pasaría la mayor parte del tiempo. Pasaría mi existencia esperando y cuidando de la mansión para que estuviese en perfectas condiciones para cuando volviesen a casa. Solo esperaba que en ese tiempo Nicolae no encontrase a otra con la que sustituirme...

Intenté deshacerme de la pena sin mucho éxito, sobre todo cuando abrí la puerta de la mansión y el olor típico de la misma se filtró por mis fosas nasales. Era una mezcla de nostalgia, tristeza y felicidad; un cóctel que me dejaba temblando como una hoja en lo alto de un árbol.

Y para colmo de mi desgracia, aquella anciana sabía dónde estaban, pero no iba a decírmelo por pasarme de la raya cuando tuve que ser paciente. Me sentía tan estúpida que deseaba que la tierra me tragase. Con el cuerpo tan pesado que me obligaba a arrastrar los pies, caminé hasta el dormitorio de Nicolae y cerré las cortinas para evitar que la luz del día se filtrase en la habitación. Solo deseaba una completa oscuridad y dormir sin cesar para evitar sentir el dolor que tanto ocupaba dentro de mí.

Poco a poco me dejé llevar meciéndome en el completo silencio, tan sólo podía escuchar las ramas de los árboles de alrededor de la mansión que golpeaban el cristal de la ventana conforme el viento jugaba con ellos.

Pero algo extraño pude escuchar que no parecía tratarse de esas ramas sino más bien de un animal que rascaba la ventana que daba a los pisos inferiores. Quizás estaba tan dormida que mi mente imaginaba cosas, pero un claro golpe proveniente de la puerta principal me hizo despertar de golpe para levantarme de la cama, ¿Habían vuelto?

No me fiaba en lo absoluto porque podría tratarse de un intruso con intenciones no demasiado buenas. Abrí lentamente la puerta del dormitorio para poder agudizar mejor mi oído. Escuchaba una respiración en el hall de la mansión y parecía bastante agitada. No creía que fueran los Bartholy porque no podía oler a Nicolae ni a ninguno de la casa así que pensé rápidamente que se trataba de un intruso, pero el problema era que no sabía si era o no hostil.

-Maldita sea... ¿Por qué me pasan estas cosas a mí? -Maldije en voz baja.

Entonces claramente escuché la nevera de la cocina abrirse al golpear las botellas de cristal unas contra otras, ¿Alguien había entrado a robar? ¿Quizás era un vagabundo?

Me deslicé lentamente por las escaleras pisando tan ligeramente que casi iba levitando. Escuchaba masticar y gruñidos de una voz masculina en la parte de la cocina. Cuando por fin llegué al salón, me pegué a la pared y me coloqué en el umbral de la puerta que daba a la cocina.

Fue cuando me asomé lentamente y vi a un hombre de espaldas comiendo todo lo que había en el frigorífico. Iba sin camiseta, con los pantalones raídos y una enorme espalda tan ancha que no sabía cómo narices había entrado por la puerta principal. A pesar de su gran musculatura, se notaba que llevaba mucho sin comer por los huesos que se le marcaban en la parte baja de la espalda y en los omóplatos.

Quise acercarme a él para ayudarle, pero levantó la cabeza cuando la madera del suelo crujió bajo mis pies. Entonces aquel hombre se giró en mi dirección con una expresión agresiva.

A pesar de la espesa barba y de la delgadez que presentaba, pude reconocerlo en seguida:

-¿Doctor?¿Doctor Jones?

MADELINE

No nos costó en absoluto encontrar los pases de la fiesta que estaban encima de la recepción de aquel enorme laboratorio. Gracias a esa fiesta, el edificio estaba vacío por lo que era el momento idóneo para investigarlo, pero, al enterarnos que Alexei pertenecía ahora a ese selecto Clan, decidimos que las investigaciones llegarían más tarde cuando supiéramos más acerca de aquella nueva ley que nos ponía a todos en peligro.

Me olía muy mal que casualmente ahora que Alexei había entrado al Clan de los Diez, se hiciera tal cambio en la legislación vampírica, así que tenía la gran sospecha de que él estaba detrás de todo esto. La duda que me corroía era si él realmente se había dado cuenta que me había escapado de casa porque, desde que me marché no tuve noticias de él ni de mi padre.

Temía encontrármelo de bruces en la fiesta porque eso significaría que me debía muchas explicaciones. Lo peor de todo es que él sabía todo acerca del estado de Peter y no me había dicho absolutamente nada. Me lo había ocultado todo...todo...

A pesar que le supliqué al menos el saber que él estuviera bien, no se dignó a mencionarme una sola palabra.

Deseaba despedazarlo con mis manos, aunque eso me costase la vida. Lo que él había hecho no tenía perdón y debía de hacérselo pagar de una forma u otra.

Al llegar al edificio, una enorme máquina con una ranura estaba pegaba al muro que mantenía cerrado el recinto. Tras introducir las tarjetas de cada uno, la puerta que daba al exterior se abrió permitiéndonos pasar. Con gran sigilo, nos colamos dentro de los jardines sin ser vistos a pesar de la gran aglomeración de gente que había.

-Vale, debemos de tener cuidado a la hora de meternos en el edificio. Estad atentos a cualquier cosa sospechosa-Dijo Drogo en voz baja.

-En diez minutos os quiero a todos en este mismo punto, Lorie vendrá conmigo y Catherine y Madeline, ambas iréis con Drogo.

Me negué en redondo, tenía que ir sola para cerciorarme acerca de la presencia de Alexei en la fiesta. No quería involucrarlos en mis problemas matrimoniales, por lo que les dije antes de escaquearme:

-Volveré en diez minutos; os lo prometo.

Corrí antes de que ellos me alcanzaran, colándome por una ventana abierta que daba a uno de los comedores. Vi varios sombreros de mujer en el perchero, aprovechando para tomar uno y así pasar más desapercibida. Agudicé mis oídos en busca de alguna voz familiar, pero de momento no había ninguna.

Entonces, escuché un gran escándalo al fondo del comedor principal; parecían un hombre y una mujer discutiendo, ¿Qué estaba pasando?

Caminé por el pasillo hasta que escuché más claramente de dónde venía el escándalo; era de dentro de una de las habitaciones que ahora estaban cerradas.

Vi entonces a un camarero tras la columna que parecía interesarse por la conversación por lo que opté a preguntarle si sabía algo:

-Disculpe, ¿Ocurre algo dentro de ese cuarto?, parece una pelea bastante seria...

Aquel hombre se puso de repente rígido al escucharme hablar, ¿Quizás le había asustado?

Pero, de espaldas a mí, puso su mano en la cabeza quitándose la peluca que llevaba. Al ver ese cabello azulado, el corazón me golpeó tan fuerte en el pecho que probablemente se escuchaba más que aquella discusión. Cuando aquel hombre se giró, aquellos hermosos ojos verdes que me privaron de ver durante tanto tiempo, me miraban vidriosos a la par que emocionados.

Con la voz temblorosa, él me preguntó:

- ¿Madeline?...

Sólo pude susurrar su nombre porque no había palabra en el mundo que pudiera salir de mi boca en aquellos momentos. Ambos nos mirábamos como si fuéramos un espejismo o un fantasma para el otro:

-Peter...Peter...estás vivo...

-Qué pena que lo esté por poco tiempo-Dijo una voz tras de nosotros.

Sin girarse ni siquiera, Peter me tomó en brazos y echó a correr.

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