CAPÍTULO 42: UNA AGUJA EN UN PAJAR
DROGO
Estábamos atónitos ante la voz temblorosa de Lorie que defendía a capa y espada a Madeline justificando las razones por las que salieron del hotel. He de admitir que ella tenía razón; si no hubieran actuado con rapidez, no hubieran podido salvarse.
Admiraba desde siempre a Maddy, pero el habérsela jugado así por mi familia, reforzaba en concepto de ella. No me extrañaba que Peter estuviera loco por ella; mujeres, así como ella o Catherine no se encuentran fácilmente.
Son como agujas en pajares y tesoros que se deben de conservar con el mayor de los cuidados.
Miré a mi Catherine y la estreché entre mis brazos. Estaba helada y temblorosa presa del miedo que habían pasado minutos atrás. Ella me miró con preocupación y me preguntó:
- ¿Estás herido?
Era tan dulce y considerada que tuve que besarla, aunque todos estaban frente a nosotros. Entonces, la miré con mi sonrisa llena de picardía y le dije:
-Ahora sí que estoy bien; contigo a mi lado siempre estoy bien, preciosa.
Aunque todavía no habíamos tenido relaciones, estaba deseando poder estar con ella en todos los sentidos cuando todo esto acabase. Era algo que tenía clavado en el alma y me desesperaba tenerla frente a mí con ese aroma que me enloquecía y esas curvas que todavía no había explorado con totalidad.
Pero la prioridad era protegerla frente a cualquier peligro que se nos pusiera por delante. Entonces, Lorie pareció actuar de forma extraña al ver que se acercaba a los cadáveres de los vampiros. Entonces imaginé las razones al llevar varias horas sin alimentarse. Cuando la vi agacharse, le dije suavemente:
-Lorie cielo, ven aquí...déjalos, no puedes alimentarte porque pueden verte...
Pero entonces, vi como rebuscaba entre los bolsillos de la chaqueta de los cadáveres, ¿Qué demonios?
En silencio, ella proseguía con su investigación mientras que todos la mirábamos intrigados mirando lo que hacía. Ninguno de nosotros nos atrevíamos a hablar, pero no cesábamos de mirar si venía alguien por la calle que pudiera ver la escena y pudiera pensar que éramos unos asesinos.
Ella levantó la vista hacia nosotros con una tarjeta entre sus dedos ensangrentados. Nicolae se agachó a su altura y le preguntó:
- ¿Qué encontraste, cielo?
-Es...es algo que...vi desde el escondite...todos tienen una en los bolsillos...
Era una tarjeta escrita en un idioma que no reconocía, pero, entonces, Catherine puso los ojos como platos al verla.
- ¡Oh dios mío, es indio!¡Estos vampiros provienen de la India!
-Espera... ¿Conoces el idioma? -Le pregunté realmente sorprendido.
-Sí, una vez fui de viaje y quise aprender un poco antes de irme porque es de mis sitios preferidos así que tomé clases de indio y se me dio muy bien. No es el único idioma que sé; siempre me ha encantado aprenderlos.
Mientras que ella leía la tarjeta, veía como su expresión se quedaba totalmente sorprendida. Antes de preguntarle, ella dijo:
-Esta tarjeta pertenece a una fábrica situada en el desierto Rann de Kutch, cerca de la frontera colindante a la ciudad principal. Parece ser que se encargan de suministros médicos para cirugías médicas. Debemos de buscar más información acerca de esa empresa porque quizás sepan algo más del Exilio.
Todos estábamos perplejos ante las dotes de traductora de Catherine y no pudimos evitar aplaudirla ante su maestría. Un rayo de esperanza parecía iluminarnos en unos tiempos que parecían ser el comienzo de una guerra que no sabíamos cuando iban a acabar.
ANTONELLA
Había vuelto a casa con la sensación del peso que siempre llevaba a mis espaldas con la diferencia que ahora parecía ser más ligera la carga.
Deseaba ver cómo estaba Peter, pero entonces, me avisaron que alguien me esperaba en mi despacho para reunirse conmigo.
Asentí y me apresuré para ver de quién se trataba y entonces me encontré a Sophie en un estado de nervios bastante elevado. Cerré la puerta con pestillo y corrí a abrazarla para intentar calmara, ¿Qué había pasado para que ella estuviera así?
Ella inspiró varias veces y comenzó a explicarme:
-Ha...ha pasado algo horrible en el Exilio...
-Cuéntamelo todo, pero antes siéntate y bebe agua-Le dije mientras le servía un vaso ante su expresión horrorizada.
Se dio unos minutos de reflexión y siguió hablándome:
-Hay alguien que ha suplantado a uno de los integrantes del clan de los diez del Exilio por orden de Víktor y de una tal Claudette. Parece ser que ese hombre proviene de una familia poderosa con dotes para la economía y hoy ha decretado la primera ley nueva.
Comencé a temerme lo peor; si mi hermano lo había elegido, era por una buena razón de peso. Estaba claro que él nunca dejaba nada al azar porque era demasiado perfeccionista.
Me atreví a preguntarle, pero la respuesta estaba segura que no iba a ser nada agradable...
-Han abolido la ley que impedía mostrarse a los humanos en nuestra forma vampírica y alimentarnos de ellos. Ahora pueden cazarse tantos humanos como la sed te indique y da igual si estás a plena luz del día o no. Esto va a suponer una guerra horrorosa donde muchos inocentes morirán y donde los humanos nos temerán. Después de tantos siglos entre ellos conviviendo en paz...¡Ahora todo lo ha tirado a la basura!¡Y estoy segura que esa mujer tiene algo que ver!
Mis piernas comenzaron a temblar, teniendo que sentarme en mi butaca. No podía creer como mi hermano había hecho eso y sin consultar a nadie...
Quería saber las razones por ese cambio de actitud, pero para ello necesitaba más aliados que pudieran defendernos de lo que se nos iba encima. Miré a Sophie y le dije:
-Es hora de reunir a las brujas; ellas tienen mucho papel aquí que hacer.
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