CAPÍTULO 38: VIRTUD Y SONRISAS ROBADAS
NICOLE
Miraba las nubes que estaban bajo el avión y pude reconocer varios edificios. Mi corazón comenzó a latir con fuerza al pensar que ya había llegado a casa después de tanto tiempo, aunque, para mí, habían sido muchos más que cuatro años.
Tenía tanto que decir que sabía que me quedaría sin palabras al tener a mi familia delante, por lo que dejaría que el poder de los abrazos hablara por mí.
Nunca había sido cariñosa, pero, desde que Nicolae me sacó de esa cárcel y me abrió su corazón, dejé de ser la mujer arisca y desconfiada de todos que era. Seguía teniendo mis reservas con la gente desconocida pero no mordía a nadie a la primera de cambio, por lo que la perspectiva con la que miraba las cosas no era tan pesimista. Ni ahora, que había pasado un calvario innombrable, había perdido la esperanza de volver a ser feliz con las personas que más quería.
La mano de Antonella se posó sobre la mía y me dijo con una sonrisa reconfortante:
-Se te ve feliz; nada que ver con la mujer que entró a mi casa.
Asentí con una sonrisa triste porque no sabía que había sido de Peter. No sabía nada de él ni dónde había terminado y, por mucho que recorriera el mundo, sin una pista sería completamente imposible de encontrar.
Antonella notó mi tristeza y me preguntó las razones. Por primera vez en mucho tiempo, decidí abrirme a un desconocido:
-Aquella que me encerró en el Exilio tiene poder para dañar a mi familia, de hecho, alguien de mi familia fue encerrado conmigo, pero lo único que sé es que lo sacaron para comerciar con él. No he podido saber cómo está o dónde se encuentra por lo que temo no volver a verle jamás.
-Háblame de ello si así te sientes mejor-Me dijo en voz baja mientras miraba por la ventanilla del avión. Sabía que no solucionaría nada, pero decidí hablar con ella:
-Es el hermano de mi pareja, pero para mí es como si fuera mi hermano de sangre. A pesar de ser una persona encerrada en su burbuja, me permitió meterme en ella y hacerme parte de su vida, por esa razón lo considero parte de mi familia. Su otro hermano es exactamente igual para mí; un plomo de hermano, pero alguien con un corazón tan enorme como su ego. Son tan importantes para mí...Lorie...
Intenté reprimir las lágrimas que tenía guardadas desde hacía mucho tiempo. Con mi mirada perdida en las nubes, continué hablando de mi familia:
-Lorie también forma parte de esa familia y es mi segunda hermana, mi alma gemela y la que, gracias a ella, comprendí que había dejado de ser humana para ser la vampira que soy hoy. Cuando estaba muriéndome a causa de una enfermedad, me escapé de la mansión para morir sola como los gatos cuando les llega la hora. No quería hacer sufrir a nadie y ellos no lo sabían; era un secreto que iba a llevarme a la tumba. Pero yo tampoco sabía lo que ellos eran, por lo que fue un shock para mí enterarme de esa forma.
Cuando estaba en esa camilla con mi hermana Catherine llorando a mis pies, Nicolae decidió salvarme la vida sin preguntarle a nadie, sin decir nada a nadie. Sólo le importaba tenerme a su lado y darme una vida lejos de la preocupación de tener tan sólo dos años para hacer todo lo que tenía planeado hacer. Al principio, cuando aparecí en la mansión con aquellos grilletes y me explicaron la situación, decidí alejarme de mi salvador repudiándolo por lo que me había hecho, pero Lorie me explicó su situación y el cómo fue salvada por sus hermanos.
Ella entendía mi frustración, pero defendía el amor que Nicolae sentía por mí porque él sabía que el riesgo a odiarlo para siempre estaba ahí, pero pensó en mí y no en su posible sufrimiento. Eso lo honra como hombre y por eso me enamoré como nunca lo había hecho.
Antonella me escuchaba seria sin decir una sola palabra, pero con una expresión realmente extraña. Quizás le hizo recordar algo de su pasado tormentoso o echaba de menos a alguien y la había conmovido. Cuando volteé la vista para verla de cerca, ella comenzó a hablar de forma triste:
- ¿Sabes que yo soy inmortal?
Me quedé petrificada en mi asiento mirándola con incredulidad, ¿Qué tipo de criatura era ella?
-Te preguntarás lo que soy, ¿verdad?
-Sospechaba que no eras humana porque tenías acceso al Exilio y ese lugar es vetado para los humanos.
-Oh vaya, una chica lista y observadora. Hubiera sido una pena dejarte allí donde estabas porque tienes mucho que aportar al mundo-Dijo aquel enigma tan extraño que me hizo desconcertar.
Yo no me consideraba nada extraordinaria ni capaz de cambiar al mundo, pero ella, por su mirada llena de determinación, no pensaba igual que yo. Tras mirarme fijamente a los ojos, me tomó de nuevo de las manos y me confesó:
-Sé lo que es que te traten diferente, lo que es tener que aparentar algo que no eres o que no piensas por el resto de los demás, sé lo que es estar a la sombra de alguien a pesar de intentar hacer lo posible para brillar. Siempre estuve a la sombra de mi hermano y eso era algo que he querido cambiar en todos estos años. Para colmo, él nunca fue bueno, pero tenía una carisma que a todos les fascinaba y por eso siempre estaba rodeado de personas de alto poder. Yo me limitaba a mirarle en el marco de la puerta en silencio mientras él hacía reuniones en casa con personas de aspecto demasiado extraño. En una de las ocasiones, mientras que yo estaba en mi dormitorio y mi hermano tuvo un descuido, uno de esos hombres subió a mi dormitorio y me manipuló la mente para violarme a su antojo. Por mucho que intenté gritar, no pude y lo peor de todo es que no podía contarle nada a mi hermano porque aquel tipo jugó con mi mente por sus poderes.
Desde ese día, aprendí a ser más fuerte, a ser tenaz y no dejarme influenciar por nadie. Supe ver el fondo de las personas con solo mirarlas y a pensar en cambiar el mundo que pisaba. Por esa razón, decidí destruir el Exilio, para poder acabar con el sufrimiento de muchos inocentes y sé que tú también puedes hacerlo, puedo verlo en ti.
Aquel secreto que parecía quemarle dentro, parecía ser ahora una carga más liviana que la que llevaba antes. No pude evitar preguntarle acerca de ello, acerca de quién más sabía el secreto que ocultaba con tanto celo. Ella apartó la mirada y sonrió tímidamente; parecía ser tan diferente cuando se relajaba que no parecía ser la misma persona:
-Es la primera vez que hablo de ello.
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