CAPÍTULO 12: QUERIDA AMIGA
Sophie Clarence, la madre de Peter en la foto(L)
Maratón día 1(1/2)
Recomiendo escuchar la canción de este capítulo, os va a hacer llorar(L)
SOPHIE
Mientras llevaba a mi hijo en el coche, aprovechaba para poder mirarlo de reojo. Tenía el corazón encogido por la emoción y los ojos llorosos al tener tan cerca y no poder abrazarlo. Deseaba decirle que lo había echado terriblemente de menos y explicarle las razones por las que no estuve presente en su vida. Por desgracia,Víktor tuvo mucho que ver...
Pero para ahondar en el tema, tenía que desplazarme al pasado, en concreto, a la época en la que mi hijo y yo éramos humanos. Era una época dura para ambos y más para una madre soltera con su pequeño, pero gracias a mis estudios y sacrificio, las cosas fueron mejor para nosotros que para la mayoría de los nuestros.
Peter y yo proveníamos de Francia. Yo nací sobre el año 1750, casándome con tan solo 15 años con el que era el padre de Peter. Su padre y yo éramos inseparables al principio, pero en realidad era un hombre dado a la bebida. Comencé a sufrir palizas constantes y siempre intentaba ocultar los moratones a Peter para que no se preocupara.
La gran suerte para mí fue que, al pertenecer al ejército francés, cuando comenzó la revolución francesa se fue al frente a defender a su país, quedando Peter y yo solos. Mi hijo contaba con 22 años cuando la revolución francesa nos golpeó con fuerza y rezamos al cielo para que nada malo nos pasara.
Un buen día, uno de los soldados de nuestro país, llamó a mi puerta con el uniforme de mi marido. Aunque suene demasiado frío, me alegré que él no estuviera más con nosotros porque temía que a Peter le hiciera daño. Cuando él se iba, dejaba a Peter tocar su adorado piano y siempre quedaba en la ventana para avisarle a mi hijo para que parase de tocar. Mi marido era de los que pensaba que no merecía la pena que un hombre de verdad se dedicara a las letras o la música porque eso "amansaba" demasiado el espíritu, pero yo no podía ser más feliz porque él tuviera ese don y sensibilidad.
Siempre creí que mi pequeño heredó mi amor por la música. A pesar de ser enfermera, siempre he cantado ópera desde que tenía uso de razón, pero las circunstancias hicieron que ese talento quedara oculto de puertas para adentro de mi casa. Y desde que conocí al padre de Peter, debía de esperar a que él se marchase para que Peter y yo hiciéramos nuestros propios conciertos.
https://youtu.be/1pEjIvXea4k
Pero la noticia de la muerte del padre de Peter nos alivió más de lo que pensábamos, pudiendo respirar con un gran alivio al poder hacer en casa lo que buenamente nos diera la gana.
A pesar de la guerra, permití que mi hijo comenzara a ir a una escuela de música mientras que yo iba al hospital a trabajar. El horror de la guerra podía observarse nada más cruzar las puertas del hospital y ver cómo cientos de heridos entraban a quirófano o a cuidados intensivos. Yo estaba acostumbrada a suturar heridas, pero tanta sangre y sufrimiento no era tan normal en mi día a día. Pero debía ser fuerte por mi hijo porque ahora dependía de mí para alcanzar sus metas y ser el mejor pianista del mundo.
Amaba su sensibilidad, sus facciones delicadas brillar con luz propia cuando la ilusión de poder poner sus dedos sobre las teclas podía ser posible. Él era mi mayor y único orgullo en la vida y por eso, fuera o no humana, lucharía por él hasta las últimas consecuencias sin importarme lo que a mí me pasara.
Por desgracia,Víktor era el tipo de persona que se cruzaba en tu vida cuando mejor te iban las cosas y eso fue justo lo que nos pasó. Ese tema era algo realmente duro de contar, pero llegaría el momento en el que Peter haría las preguntas adecuadas y las respuestas vendrían solas.
Por el momento, mi gran amiga y aliada Antonella, iba a ser la encargada de poder tener a mi hijo a salvo mientras pensaba en un plan para poder salir de aquí y macharnos bien lejos. Debía de volver a Mistery Spell con una buena coartada para que Víktor no sospechara de mis intenciones.
Teníamos que cruzar todo el desierto hasta llegar a la ciudad más cercana. A pesar de ser un desierto, se considera el desierto más poblado del mundo con ciertos asentamientos esparcidos por todo el territorio. Antonella era la que se podía decir, la noble de uno de los territorios, construyendo una pequeña ciudad bastante acomodada. Lo bueno es que Antonella era la que mandaba en ese territorio por lo que Peter estaría en buenas manos.
Odiaba dejarlo solo ahora que lo tenía de nuevo conmigo, pero era un sacrificio que tenía que hacer.
Podía divisar la enorme mansión que despuntaba entre las doradas arenas del desierto ahora que iba atardeciendo. El edificio, una mezcla entre colonial y gótico, era una obra de arte que desentonaba con la zona y las gentes que allí vivían.
Pero para Antonella la majestuosidad formaba parte de su vida y eso era algo que demostraba y que demostró siempre. Su identidad, desconocida para todos, pero conocida para mí, daba la sensación de ser demasiado frívola, pero yo bien sabía que no era así.
Cuando vives lo suficiente te das cuenta que debes de intentar dar una imagen de ser alguien fuerte que nada ni nadie pueda hacerte daño. En el mundo no hay cabida para la gente débil o sensible sino para los fuertes y con carácter.
Y eso Antonella, la primera mujer lobo de la historia, lo sabía bien.
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