CAPÍTULO 10: INSTINTOS ASESINOS
Y la venganza de Nicole comienza...
Agarraros bien fuerte...
NICOLE
El día había empezado como cualquier otro que recibía la visita del desgraciado de Víktor, pero esta vez su despiste le iba a costar bien caro. Cuando él estaba ocupado desvistiéndose, vi como asomaba del bolsillo de su chaqueta, una de las agujas que usaba para inyectar un tranquilizante a los presos que se ponían agresivos.
Cuando terminó de hacer conmigo lo que quiso, se marchó al baño para limpiarse y yo aproveché para deslizarme sigilosamente hasta la aguja. Gracias a que cuando él abusaba de mí me quitaba las cadenas, pude llegar hasta la otra punta de la habitación donde se había quitado la chaqueta, guardando la aguja bajo el colchón de la cama.
La primera fase del plan estaba en marcha, ahora solo hacía falta convencer a Viktor de que necesitaba sangre. Cuando una de las mujeres que entraba para alimentarme entrase al cuarto, yo le inyectaría el tranquilizante, pero solo una parte, porque en humano el efecto es aún mayor que en vampiros y no se necesita toda la dosis.
Me alimentaría de ella para tomar fuerzas y así, cuando los vigilantes entrasen para ver qué ocurría, yo los atacaría con todas las fuerzas recobradas y escaparía de allí lo más rápida y sigilosamente posible.
Cuando Víktor salió del baño, estaba acostada con la misma cara de dolor que tenía cuando terminaba conmigo. Me forcé mentalmente a fingir lo satisfecha que me sentía al saber que iba a salir de allí y que pronto ese desgraciado iba a desangrarse como un asqueroso cerdo.
Cuando terminó de vestirse, él me miró y yo supliqué porque no se diese cuenta que la aguja no estaba en su bolsillo. Al ver que el plan estaba funcionando, seguí con mi estrategia intentando dar pena a aquel desgraciado:
-Víktor...necesito...sangre por favor...
Él me miró con cierta preocupación ya que su "juguete" se estaba quedando sin pilas y eso no podía consentirlo. Él fue hasta donde yo estaba y me miró de arriba abajo. Mi aspecto demacrado reforzaba el hecho de la necesidad que tenía de alimentarme y Víktor pareció apiadarse de mí.
Antes de marcharse, me dijo que en unos minutos una chica vendría a alimentarme. Me tomó en brazos y me encadenó de nuevo, pero le pedí por favor que, esta vez, me dejase en la cama porque estaba demasiado débil. Mi aspecto era tan horrible que pareció creérselo y me dejó acostada al menos hasta que me alimentase y recobrara fuerzas.
Todos los vientos soplaban en mi dirección y debía de aprovecharlo hasta las últimas consecuencias. Necesitaba salir de ese asqueroso lugar y buscar a mi familia: ya había pasado demasiado tiempo y aquella mujer no me daba garantías de absolutamente nada. En la vida había aprendido bien a no fiarme de la gente y ser yo la única en auto salvarse así que ya era hora de actuar.
Me senté en la cama fingiendo mayor debilidad de la que tenía. Miré la puerta abrirse y a una mujer joven de mi estatura entrar a la habitación y yo me fijé en todos y cada uno de sus movimientos con atención para saber cómo actuar para ser más convincente.
-Por favor...cierra la puerta-Le pedí fingiendo voz frágil y desvalida.
En vez de ponerme de pie, me deslicé hacia el suelo para reforzar más la teoría de mi debilidad. Aquella mujer corrió hasta mí y me ofreció su muñeca, pero lo que ella no vio era que, al tirarme al suelo a la altura de la cama, mi mano la había deslizado debajo del colchón y sacado la aguja con el tranquilizante. Lo puse tras mi espalda para que ella no lo viese y, mientras ella cerraba los ojos para no verme alimentarme, le clavé la aguja en la espalda, tapándole la boca rápidamente para que no emitiese sonido alguno.
Aproveché el momento y le quité la ropa para no ir por el Exilio totalmente desnuda y así pasar más desapercibida. Me coloqué el pantalón y la camiseta que ella llevaba y tomé el coletero que ella tenía en su cabello para hacerme una coleta y parecer menos yo. Corrí al lavabo para lavarme la cara y parecer una de las mujeres encargadas de alimentar a los presos y no una de las presas de la zona. Técnicamente, sólo Viktor sabía quién estaba dentro del cuarto, por lo que, si tenía suerte y no me topaba con él, la coartada de que aquella chica en el suelo era la esclava condenada era creíble.
Con el dolor de mi corazón, le propiné varios arañazos y mordeduras para que fuera más creíble y me marché del cuarto con la aguja aun en el bolsillo. Al salir, los guardias que paseaban por los largos pasillos, me miraban y me saludaban como si fuera una de las que allí trabajaban para ellos. Tenía tanto terror en el cuerpo que temía ser descubierta y que mi familia pagase los platos rotos por mí, pero esa situación ya era insostenible y debía de hacer algo.
Cuanto más caminaba por aquellos largos pasillos, más perdida me sentía, ¿Dónde se suponía que estábamos? ¿Cuál era la localización real del exilio?
Entonces, un cartel enorme colgaba de la pared con información acerca del mapa del edificio. Lo que más me sorprendió de todo era que el complejo tenía más de 80 plantas y eran todas bajo tierra.
- "Pero...que... ¿Qué mierdas es esto?"
Conforme me tropezaba a gente de la zona, me iba fijando es sus rostros demasiado morenos para ser de Mistery Spell. Además, todos y cada uno de los carteles estaban en inglés y en otro idioma totalmente desconocido para mí, pero se me hacía extrañamente familiar.
Entonces, mi vista viajó a la enorme pancarta que estaba cerca de unas puertas metálicas que parecían ser de un ascensor. El enorme cartel mostraba un mapa donde se suponía que estábamos y eso...eso fue lo que me aterró profundamente.
No solo estaba a cientos de kilómetros de Mistery Spell sino que además estaba en medio de un desierto, en concreto, el desierto del Thar, conocido como el "desierto indio".
Sí...estaba en la India y, para colmo, la zona no me ayudaba a escaparme o mantenerme oculta a no ser que consiguiese un vehículo con lo que desplazarme. Así que no podía salir hasta saber más de aquel lugar, por lo que tomé la decisión de ocultarme como si de un depredador se tratase y esperar a que aquella desconocida viniera de nuevo a visitarme. Mientras tanto, comencé a observar detenidamente a todos los que allí estaba, escuchando cada una de las palabras de sus conversaciones para saber más sobre aquel lugar. A partir de ahora ya no era Nicole, era una sombra asesina y violenta esperando a su momento para despedazar a cualquiera que osara privarme de mi libertad.
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