Querido Diario.
Ha pasado más de dos años desde que lo conozco y me resulta alguien completamente...me da vergüenza también escribirlo...

*leves risas*

Cada vez que lo veo algo dentro mío hace que me sienta feliz y que desee no verlo irse, me resulta tan atento y lindo, que mi mayor deseo es estar con él.

Talvez, resulte poco tiempo aunque sea dos años, mis sentimientos hacia él, de un "¿quién es él?", a, "quiero estar a su lado".

*suspira*

La noche de ayer...
Tuvimos un acercamiento más de lo usual, talvez sea ideas mías, pero prefiero por un segundo mantenerme en el mundo de los sueños.

Talvez si quiso besarme, pero tuvo que disculparse al pensar que no estaba de acuerdo, yo no dije nada en el momento talvez porque seguía en shock.

*sonríe*

Me encantó aquel beso fue lo más hermoso del mundo, talvez sea porque desde la noche uno que lo conocí me llamó la atención.
¡Soy la chica más feliz del mundo!
Mi corazón es de él, aunque me haya entrado tarde prefiero, no me arrepiento de nada...

*suspira*

-Estoy tan feliz... - Sonrió mientras guardaba su diario, la luz de aquella perla brillaba aún más. - ¿Será por la luz de la luna? - Preguntó mientras colocaba sus brazos en el marco de la ventana de su estudio. - Hoy...

La brisa de la noche se presentó haciendo que las velas se apagarán de aquel lugar. - ¡Oh!, es mejor cerrar la ventana... - Hizo aquel acto.

-No sabía que eras una princesa. - Hablo una voz reconocible para ella mientras observa su muñeca. - Bueno la verdad yo no lo pregunté.

- Tú... - Volteó a verlo. - ¿tú qué haces aquí? - Susurro.

-¿Yo?, tú me llamaste, recuerda. - Señaló la perla de la fémina, la observó de su muñeca y recordó cuando está comenzó a brillar.

-La verdad yo no te llamé, esta perla solamente brilló sola y entonces me acerqué a la ventana. - Lo observó.

-Talvez sea que ambas perlas se necesitan una de la otra.-Sonrió. - Pero esta bien que no quieras verme.

-No, no es eso. - Río nerviosa. - Todo lo contrario. - Tapó su boca.

-Entonces...- Se aproximó a ella. - sí querías verme, ¿verdad? - Asintió. - Talvez el querer verme y la necesidad de tener su otra mitad la perla hizo que nos llamen. - Sonrió ya cerca de ella mientras acariciaba su mejilla y observaba él aquel brillar de esos hermosos ojos de la princesa. - Tienes unos hermosos ojos... - La verdad lo eran su color era un café.

Los nervios que corría por el cuerpo de ella o talvez no estar acostumbrada a tenerlo tan... tan cerca de él. - Los tuyos son muy hermosos también... - Se sonrojó, los de él eran el color del mar.

Ambos querían decirlo, pero lo callaban talvez algo sin sentido entre dos amantes que prefieren guardar silencio por miedo a ser rechazados.

Las suaves manos de la princesa se posó en las mejillas ajenas mientras que el contrario disfrutaba de sus caricias mientras cerraba sus ojos lentamente.

Talvez hablar en estos momentos era lo mejor y solamente disfrutar de uno del otro, lo que no decían a viva voz lo decían con sus miradas.

Él solamente sonrió y después de unos pocos minutos, tomó la cintura de ella y colocando su otra mano en su mejilla dejó un corto beso entre ellos, él fue el primero en dar el primer paso entre ellos.

Aquel besó fue correspondido, ambos buscaban más y eso era lógico. Ella solamente lo observó una vez más y volvió a atacar sus labios aumentando la intensidad de uno del otro. Caricias iban y venían, ambos experimentaban nuevas cosas, y eso era lo más llamativo de la noche, no existían palabras solamente jadeos leves y dos mentes en blanco.

Dos cuerpos chocaban uno con el otro y a eso lo llamaban "adrenalina" y de la pura, el éxtasis que se sentía de uno del otro. La Luna era testigo de todo talvez ella lo quiso, deseo que ambos amantes se juntaran aquella noche y que enlazaran sus manos.

Aunque ambos lo deseaban desde hace mucho tiempo, nadie escuchaba nada todos complemente todos eran ignorantes al no saber que sucedía en esas cuatro paredes., por qué nadie la tomaba importancia ella era sola contra el asqueroso mundo que le rodeaba y por lo que vivía en esos minutos de placer los aprovechaba...

-¿Por qué no me dijiste que eras una princesa? - Pregunto mientras acariciaba la mejilla ajena. - Así talvez evitaría pensar que eras de una familia de la nobleza o talvez hija de un funcionario.

-No te lo dije por qué aquí yo no ejerzo poder de princesa, mucho menos soy reconocida como tal. - Suspiro.

-¿Por qué?

- Por qué mi hermano el príncipe heredero y yo nacimos la misma noche. - Sonrió. - Tal ves mi padre me rechacé por el simple hecho de yo recordarle a mi madre.

- Son idénticas.

- Lo somos... - Suspiro. - ella murió justo después de yo nacer talvez me culpa de todo, si yo no hubiera compartido el vientre de mi madre con mi hermano jamás ella hubiera muerto.

-Me parece tonto.

-¿Tonto?, es la verdad...

-No, no lo es y tú lo sabes, vivir negada a tus derechos a pesar de vivir en algo tan grande como un palacio, es como estar en una jaula de oro y tú ser una ave que le cante a sus amos cada vez que quieran, ¿te gusta eso?

-Talvez tengas razón...

-¿Talvez?, yo no creo que esa eso. Por más que tu padre sea un rey y tenga autoridad, sobre ella deba de proteger a su reino, pero también como padre debe de darte derechos y sobre todo ser alguien tan rencoroso, no eres la culpable, no tienes culpa en esa historia.

-Tú... - Sonrió. - gracias. - Acarició su mejilla. - Tú en realidad, ¿de dónde eres?

-¿Yo?, si tu padre o bueno él "rey" me ve aquí tenlo por seguro que me mataría.

-¿Por qué? ¿Hiciste algo malo?

- Para nada, pero de donde vengo es el Reino enemigo del tuyo.

-Por eso paseabas de noche, ¿verdad? - Asintió el contrario. - ahora lo entiendo.

-Pienso que ya sé cómo ambos reinos se lleven bien. - Sonrió. - Talvez tú tengas que ayudarme en esto.

-¿A-ayudarte?, no creó que sirva de algo pero bueno...

- Piénsalo tu padre no te quiere como hija, pero por más de ello, ambos reinos tienen poder y sobre todo comercio, a ambos les beneficiaría de mucho.

-¿Entonces?

- Entonces ahí ingresamos nosotros, nos cansaremos y...

- Y podremos estar juntos.

- Exacto no solamente eso tendrás los derechos que no tuviste aquí y viviremos en mi hogar.

-No lo sé, talvez padre crea que conspiró contra él... yo... - Un corto beso fue depositado entre sus labios.

-No creerá eso tenlo por seguro, claramente diremos que no nos conocemos por obvias razones. Propondré que la mejor manera de evitar guerras y problemas que afecte a ambos pueblos es que ambos unan lazos matrimoniales.

- ¿Pero si mi padre decide casar a mi hermano?

- No tengo hermanas y mucho menos hermanos de sangre directa.

- Y... ¿Si mi padre envía a una mujer importante de aquí hija de un funcionario?

-No se puede, las reglas de nuestro Reino cuando se trataba de unir a una reino con otro, debía de ser hijos legítimos del rey o emperador. - Sonrió. - Descuida haré lo posible para que nadie te aleje de mi lado, eres lo suficientemente fundamental como para yo perderte.

Esa noche fue escrita como "mágica" y detallada a puño y letra como poema en el diario de la princesa.

"La Luna brillaba ante mis ojos, y mi yo desolador brillo esa noche al verlo, mi yo dibujo un campo de flores en la oscuridad, y él pintó aquel jardín de aromas, este canto se volvió eterno, uno que quedó para siempre y sobre todo se mantendrá en secreto hasta mi hecho de muerte. "

No obstante nadie se imaginaba que lo malo estaba por venir y una pequeña luz de vida estaba en aquella princesa, la felicidad durará poco porque el canto eterno dejaba de serlo al soplo del viento...

(1408 Palabras)

 Maybe not in this life but in the next