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-=₪۩۞۩₪= CAPÍTULO O1=₪۩۞۩₪=-

Los pétalos de cerezas viajan hasta llegar a la cascada de fuego, en dónde frente de él, estaba un inmortal. Él de mirada coqueta y a la vez cálida, de piel blanca como la nieve y de labios color carmín, como la sangre. Un inmortal tan guapo que cualquier ser, se enamoraría de él.

-"¿Otra... ? ¿Otra vez observando esta pintura?" -Dijo su acompañante. - "¿Qué tiene de interesante?"- Por su estado era notorio, estaba borracho.

-"Es una pintura muy interesante, ¿sabes? Cada vez que bebo, siempre estoy aquí e intentando analizarla". - Y él también, bueno ambos estaban ebrios.- "Pero...no encuentro ninguna respuesta" .- Habló sin quitar la mirada de aquella pintura.

- "Siempre aprovechas ver esta pintura cada vez que bebes". -Suspiro. - "Y hoy no es la excepción".

-"Es una pintura que mi maestro me la regaló".

-"¿Qué es lo interesante? Solamente veo a un muchacho".

En aquella pintura se observaba la mirada de un muchacho perdido, pero a la vez sediento de algo que ambos no comprenden. El físico de aquel muchacho era perfecto para su edad, a simple vista estaba muy trabajado. El inmortal y dueño de aquella pintura, hacía sus conclusiones pensando que tal vez él sea un soldado o un general de un Reino en el que vivía y que tal vez ahora no existe.

Porque, vamos aquella pintura tiene más de doscientos mil años.
Es lo más lógico que aquel chico esté tres metros bajo tierra.
Pero para él, ver aquella pintura era algo entretenido.

Aquella pintura era mágica para la vista mortal pero algo muy común para los dioses e inmortales.

El muchacho misterioso de la pintura se veía determinado a acabar con lo que le amenazaba, pero en aquel instante no se podía ver nada, eso daba pie a la confusión de ambos inmortales.
Hasta ese momento había acabado la historia de aquella pintura...

Muchas preguntas pasaban por la cabeza del dueño de la pintura.

"¿Quién era él?"
"¿Por qué se veía sediento, será por algo de su pasado?"
"¿Qué fue lo que sucedió después?"

Lo único podría decir era que la mirada de aquel chico de la pintura le parecía conocido en algún lugar. Pero sobre todo aquella mirada que lo hipnotizaba sin compresión alguna.

-"¿Cuántos años me dices que tiene la pintura?"- Llevó la botella que tenía en mano para beber de ella.

- "Doscientos mil años..." - Respondió como si nada provocando que su gran amigo se atore.

Para el inmortal eso le causó gracia por su expresión facial de su amigo, y él solamente sin dejar de observar la pintura golpeó levemente la espalda de su acompañante.

-"Seokjin, creo que debes dejar de beber un poco por hoy".

- "Tú también Taehyung..."

-"Es verdad he bebido mucho..."

El sol ya estaba en su máximo resplandor. El reino "Flor de Loto" se encontraba en la estación más hermosa, la primavera, aunque dentro de poco acabaría aquella temporada.

-¡Princesa! ¡Princesa! - Se escuchaban los gritos de un joven.

-¿Qué sucede?- Preguntó la princesa.

-¡Vamos un rato al arroyo del Palacio! - Habló llenó de emoción su mirada.

-Niño, ¿qué hay de interesante en el arroyo?- Sonrió. - Siempre hemos ido hasta allá.

-Su Majestad el príncipe heredero, desea hablar con usted.

-¿Mi hermano? - Una sonrisa se formó en sus labios. - ¡Él regresó! - Saltó de la emoción.

Para ella volver a ver a su hermano era lo más importante. A pesar de ser la hermana menor, ella lo cuida como si fuera su propia madre. Ambos nacieron el mismo día. El príncipe es heredero de la gran ciudad y comprometido con una joven princesa del Oeste.

La princesa " Choi Haneul" , no está comprometida y nunca lo hizo. Ella siempre se negó a un matrimonio, mucho menos el pueblo, sabe que el segundo monarca es una chica. Todos del Palacio, procuran alejarse de la princesa, dicen que ella puede traer mala suerte al tenerla a su lado y por esa misma razón no se ha casado hasta ahora.

Pero cuentan entre las paredes del reino, que ella sí amo a alguien en secreto, pero que el rey la alejó de ella. ¿Por cuáles razones serían? La verdad no se sabe. Porque son habladurías de los sirvientes.

Los sirvientes tienen prohibido acercarse a ella, solamente un chico de noble corazón es quién el rey y la reina aceptan que esté al lado de su hija.

-¡Dime Jungkook, ¿cómo me veo?! - Habló libremente frente a su pequeño compañero. - Me veo... ¿bien? - Arrugó su nariz, como símbolo de nervios.

-Sé... ve...muy bien su majestad. - Sonrió el menor.

Jeon Jungkook, ha servido a la princesa Choi Haneul desde que tiene quince años. Ha sido su amigo de juegos y de momentos inolvidables. Ahora con dieciocho años sigue con la función y la dedicación de cuidar de ella.

Él creció en el harem del rey y ha sido cuidado por las mismas esposas de su Majestad. Cuentan que una sirvienta dio a luz en noche de aurora y que la madre se asesinó después de dejarlo en el harem de su Majestad.

La madre del pequeño bebé se encontró muerta al amanecer en el lago de lotos con las venas de ambas manos cortadas.
Eso llegó a oídos del Rey Choi , y para evitar tremendo escándalo aceptó al pequeño bebé y que sus esposas cuiden de él. La Reina, también dio de sus cuidados al pequeño niño hasta el punto de amamantarlo, ahora ya es un joven muy apuesto, y que por pedido de ella, el Rey aceptó que Jungkook cuidase y este al lado de su hija.

-¡HERMANO! -Gritó llena de euforia tras volver a ver a su hermano mayor. - ¡Te extrañé, mucho! -Lo abrazó y esto fue correspondido con mucho gusto.

- Yo también...- Observó a lo lejos a su joven acompañante. A su parecer ver a su hermana y a Jungkook juntos le traía paz y mucha felicidad.

Porque sabía que ella estaba siendo cuidada correctamente. Pero, por otro lado, sentía que ambos eran como dos gotas de agua separadas al nacer.

"Deja de pensar en eso otra vez Choi Ki-Moon"- Negaba y discutía mentalmente, ya que sería un acto imposible.

- Príncipe Heredero. - Reverencio el joven como símbolo de respeto. - Buenos días...

- Hola, Jungkook. Veo que has cuidado muy bien de mí, hermana. Gracias.

-Es un honor servirle a su Majestad. - Habló manteniendo la cabeza agachada.

-Ya han pasado tres años desde que me presentaron como mi compañero y fiel amigo, Jungkook... - Habló la princesa. - estoy feliz de que sigas a mi lado y espero que eso sea así.

Para la princesa, la imagen y fuerte presencia de Jungkook, era lo más importante para ella. Ya que lo ha visto crecer y convertirse en un gran chico y que no le cabe la menor duda que será un gran hombre, un hombre que cambiará al mundo, algo en su corazón le decía y sabía que eso sería de esta manera.

Jungkook, en el momento que ella lo conoció pensó, ¿cómo un niño podría cuidar de mí?. Esa era su mayor pregunta, ella ya era una mujer adulta y podría cuidarse de ella misma.
Pero en el momento que él demostró iniciativa y determinación, aceptó la presencia de quién ahora es su fiel compañero.

En los años que han pasado como un suspiro, ella despertó aquel instinto maternal que estaba dormido e inclusive a que por un momento lo dio por muerto...

Un nuevo día empezaba para todo el Reino y su conjunto.

-Majestad, ¿qué hacemos en el jardín real?- Preguntó el joven.

-El mar de flores son muy hermosas. Sabes, caminar en un campo así junto a alguien especial, trae al alma la paz.

"¿Alguien especial?" - Se preguntó Jungkook. - "¿Su Majestad me considera alguien especial? Sobre todo le traigo paz".

El pequeño corazón de Jungkook, latía muy fuerte por las pequeñas palabras de su Majestad. Y no es por confundir que él ama en secreto a la princesa, no, no es eso. Él la ve como una hermana mayor o la madre que perdió al nacer.

-¿Por qué quita las flores marchitas y deja las flores sanas y hermosas?- Preguntó curioso.- Siempre las muertas las deja en su florero favorito.

-¿Por qué dejaría lo que tiene futuro? Las flores marchitas a pesar de ser marchitas fueron flores y aun así mantienen su belleza. Claramente, muy pocos lo pueden ver cómo tú o yo...

Jungkook solamente guardó silencio, ya que no tenía duda a lo dicho y lo entendía a la perfección. Estar al lado de su Majestad ha aprendido muchas cosas.
Y ahora es una persona culta no del todo, pero aprendió a serlo gracias a los libros. Y de las esposas del Rey que son de otros reinos, mujeres cultas que saben muchas funciones del Reino, crecer en el harem real tiene sus ventajas.

-Eres un chico muy culto y sabes a lo que me refiero, ¿verdad?

-¿Qué? ¿Qué? - Preguntó sobre exaltado, después de estar entre la sombra de sus pensamientos. - ¿Me decía su Majestad?

- Hablaba sobre las bellezas de las flores marchitas. - Sonrió mientras acariciaba una flor.- Te decía si entendías a lo que me refería.

-Sí. Se a qué se refiere, habla sobre la belleza humana, ¿verdad?

- Por una parte, sí y, por otro lado, no. La belleza no solamente viene del humano sino también de todo lo que le rodea y de lo que sientes al tacto sea al observar o de sentir con tú misma piel. -Sonrió.

-Entiendo... -La princesa se caracterizaba por ser alguien muy sabía y eso le bastaba a Jungkook para aprender de ella.

-¿Qué sucede?-Preguntó Jungkook a una sirvienta.

-El Rey desea hablar con su Majestad la princesa. -Habló con la cabeza mirando al suelo, y sucedió por dos razones.

Número uno, seguir las reglas del Reino y la presencia de la Princesa. Y Número dos, estar cerca del joven muchacho, a la joven, estar cerca de él, le provocaba arder sus mejillas inevitablemente. Nadie absolutamente nadie del servicio del Palacio podía hablar sobre una princesa, nadie sabía con exactitud las razones por las que había una niña monarca en el reino. Cosa que la princesa se dio cuenta, y que no pudo evitar sonreír y reír mentalmente ante tal acto de inocencia.

-Bien. Vamos...- Caminó y Jungkook reaccionó para ir junto a la princesa.

- No, no, descansa un poco, yo iré sola. - Sonrió.

A Jungkook, le pareció raro que la princesa se negase a acompañarla frente a su Majestad. Ahora solamente vaga por el camino de las estrellas. Es dónde se preparan las fiestas de los Reyes, que serían hoy en la noche, en donde se festejará el cumpleaños de la Reina. Hasta dónde sabe la princesa debe de bailar ante sus Majestades, pero cubriendo su rostro, es un regalo que desea darle a sus Majestades.

-Otra vez tú...

-¿Qué quieres ahora Lee? -Habló Jungkook, cruzado de brazos frente a aquel chico.

-Deberías por lo menos saludarle atentamente. Al final y al cabo somos servidores de la princesa.

-Ella jamás te tomó atención Lee. No eres su servidor, solamente eres sirviente del príncipe.

-Es verdad...-Suspiro.- Soy el Secretario de su Majestad...

-Ahora déjame solo... - Caminó en dirección contraria.

-Sigues enojado, ¿por Jimin? - Se detuvo y regresó ante él. - ¡Oh! Vaya, sí qué estás enojado.

-Por tú culpa él sabe de mis sentimientos hacía...

-¿Él?- Sonrió cínicamente. - Date cuenta de que una persona como él no se puede fijar en un subordinado como tú. Su padre es el ex-general de este Reino.

-Deja de entrometerte en dónde no te llaman Lee. - Habló entre dientes un enojado Jungkook.

-Ambos nos criamos en el harem de su Majestad el Rey. Pero tú...

-Yo, ¿qué?

-Tú me quitabas todo lo que tenía. Siempre has tenido los cuidados de todos. Eso es tan irritante...

-Te recuerdo que tú naciste de una concubina, hija de un funcionario muy importante del Reino. Tú tienes más derechos pero... - Caminó en frente de él para así chocar miradas el uno del otro.

- ¿Qué?- Miró al contrario mientras que tenía los brazos cruzados.

-Te volviste la sombra de su Majestad el príncipe heredero. - Jungkook iba a recibir un golpe por parte del príncipe, pero él lo evita tomando de su mano. -Te hago recordar que también fuimos entrenados juntos en los entrenamientos de defensa. -Sonrió y soltó con fuerza.

-¡Tú no tienes respeto! no voy a permitir que me quites a Jimin. - Amenazó.

-¿Quitártelo? - Sonrió. - ¡Ja! Yo nunca te he quitado nada. Más bien, tú eres de lo que quita todo.

- Jimin no se te acercará jamás, ¿me entendiste? Estoy seguro de que él se enamorará de mí y no de...

-¿Por qué estaría contigo? - Una tercera voz ingresó a aquella discusión.

-Jimin...-Susurro Lee.-Y-yo...

-Lee, no puedes obligar en los sentimientos de los demás. - Observó atentamente a Jungkook, mientras que este solamente miraba a su alrededor como si no lo viese.

-Pero yo...

-El Rey desea hablar con usted. - Intervino otra vez Jimin. -Desea hablar ahora mismo. - Observó a ambos, y sin decir más salió de aquel lugar con furia.

-¡Hola, Jungkook! - Habló el peli rubio con una sonrisa de lado.

-Ho-hola... Joven Park. - Mantuvo la cabeza abajo.

-¿Ahora ya no deseas hablarme? - Preguntó confundido.

-Y-yo...

-Sí te enfocas en lo que me dijo Lee. - Suspiro.- No te preocupes, yo solamente lo creeré de tus propios labios.

Los sentimientos de ambos eran mutuos, se corresponden uno al otro. Pero eran tan miedosos o tan tontos al no hablar de ellos. Bueno hasta que Lee, metió su cuchara y...

-¿Qué te puedo decir? -Habló Jungkook.

-Solamente dime que...es lo que sientes por mí...

Si lo que en realidad desearía Jungkook en esos momentos era salir corriendo de ahí, no sabía cómo tomar lo dicho por parte de su mayor. - "¡Trágame tierra!" - Pensó.

-No, no es el lugar apropiado como para hablar sobre esto Jimin... -Dijo mientras sus ojos se posaban dónde no sea el rostro del joven Park. - Estoy en mis horas de trabajo.

-¿En serio? -Preguntó. - Que raro su Majestad la princesa me dijo que te dio hora libre mientras...- Tomó levemente su mentón. - ella hablaría con el Rey.

-Sí, pero este es mi sitio de trabajo. Por si no se habrán dado cuenta.

- Veo que te molesta mi presencia...

-Ideas tuyas...

-¿Entonces?

-Entonces... ¿qué?- Preguntó el menor.

-Me vas a decir... ¿Qué es lo que sientes por mí?

-Bien, te lo diré. -Suspiro. - Sabes que nos conocemos desde que éramos niños. Nos criamos juntos por así decirlo, pero mientras fuimos creciendo nuestra amistad perduró y aun así algo cambió...

-¿Qué fue lo que cambió?

- Me di cuenta de que sí, sí me gustas, pero que es imposible que te intereses en mí, ya que yo...- Rápidamente fue interrumpido.

-¿Por qué respondes por mí Jungkook?

Jungkook, no entendía las palabras de Jimin. Por más que sean evidentes para él era una gran incógnita. - Yo...

-Los dos crecimos juntos, es verdad. Nos criamos juntos también, es cierto. Pero lo que no debes de pecar es en asegurar algo que no sepas. - Habló serio, pero a la vez con una voz cálida, eso era de entenderse, pero esa mezcla para el menor le hacía sentir tranquilo.

-¿Qué tratas de decirme?

-Lo que trató de decir es que me gustas a mí también. -Aquella respuesta no la esperó Jungkook, él solamente se mantuvo en silencio y manteniendo una distancia adecuada para ambos.

-Yo...- ¿Qué podría decir? No sabía. - Este... yo...

-Me gusta el color de tus ojos, son tiernos y a la vez cálidos. Me gusta tu sonrisa, es como estar en el cielo...

-Ya, ya basta... - Dijo asustado y nervioso.

-Te... parece vernos...

-¡¿Cuándo?! - Respondió rápidamente cosa que Jimin no pudo evitar sonreír. -Digo... ¿Cuándo sería?

-Hoy ve y preséntate en la mansión Park.

-Pero... Hoy es el cumpleaños de su Majestad la Reina. Y debo de estar al lado de la princesa.

-Lo sé. Pero irás después del agasajo. Yo estaré de todas formas, pero tendré que retirarme temprano.

-Entiendo...

-Entonces nos vemos en la noche. - Sonrió y lentamente Park Jimin se alejó de Jungkook.

La noche estaba más que perfecta. El cielo se encontraba despejado y sobre todo rodeado de estrellas para la velada, que sería más que perfecta para todos los presentes y sobre todo para sus Majestades.

-¡Majestad...!- Hablaba un Jungkook intentando alejarse un poco de la princesa para poder observarse en el espejo.

-¡Listo! - Dijo llena de emoción. - Es bueno saber que podrás ayudarme y me remplazarme en la presentación de esta noche.

-No se preocupe...- Sonrió el menor. - Usted hoy en las últimas prácticas se torció el tobillo. Es lógico que no pueda caminar bien, y que yo no haga algo al respecto.

-¡Gracias, por ayudarme!

Para Jungkook, no saber bailar era algo que no estaba en su vocabulario. Desde pequeño ha podido ver a las esposas de su Majestad, danzar en los patios pequeños.
En dónde graciosamente intentaba imitarlas, pero mientras crecía sacó verdadera experiencia.

Tenía nervios, era lo más lógico, jamás se había presentado a un público tan grande y sobre todo exigente para él.

-Padre...-Reverencio.- Ya me retiro voy al cumpleaños de la Reina.

-¿Les dijiste que yo no me sentía bien y que tú irías en mi nombre a sus Majestades? - Habló un hombre de cincuenta y cinco años con su voz gruesa.

- Sí. El Rey desea que se recupere. Dijo que enviaría al médico real, para poder saber de su salud. -Sonrió este.

-No, no es nada solamente son los golpes de la edad. Tu viejo padre no por toda la vida estará a tu lado.

-No diga eso, sé que ustedes vivirán muchos años.

-Desearía eso. Bueno anda que necesito que después vengas a algo importante. - Su hijo asintió y salió de ahí dejando a su padre.

-¿Por qué me trajiste aquí? -Se quejó el mayor. - ¿Qué interés tienes en los mortales?

- No te parece divertido, nos disfrazamos como unos funcionarios importantes y ahora estamos frente un gran banquete de deliciosos bocadillos y un buen vino en nuestra copa.

-Sí... lo veo. Pero, ¿qué tanto interés hay en esto Taehyung?

-Seokjin, amigo para divertirse no hay ningún interés. Solamente disfruta de la comida, la bebida y del show.

-Está bien... - Habló mientras bebía un poco de vino. -Pero que conste que tú me obligaste a venir hasta aquí...- Taehyung no evitó reír levemente ante lo dicho por su mayor.

Todos estaban presentes y la noche era participé de este gran agasajo.
Los Reyes como anfitriones del gran festejo. A su lado su hijo y lejos de ellos estaba la princesa cubierta de rostro.

Al príncipe le molestaba saber que su hermana no estaba tan cerca de sus propios padres. No entendía el porqué, pero todo era a pedido de ella y de su hermana menor, tampoco era de entenderse la razón de por qué cubrirse el rostro.

Mientras a los otros lados de la mesa, se encontraban los funcionarios, secretarios y todos los de la alta sociedad. Y al frente de ellos estaban los inmortales infiltrados de funcionarios y otras personas que trabajaban para el Reino.

Y Lee, no evitaba pasar la oportunidad de mirar atentamente a Park.

-¡GRACIAS POR ESTAR AQUÍ PRESENTES EN ESTA GRAN VELADA! - Habló el Rey. - ¡Y POR ACOMPAÑARME EN EL CUMPLEAÑOS DE MI REINA! - Habló mientras todos los presentes se inclinaban ante sus Majestades. - PUEDEN COMER Y BEBER TODO LO QUE QUIERAN ESTA ES UNA NOCHE DE ESPECTÁCULOS.

Todo el Reino festejaba aquel cumpleaños, incluyendo los de la clase media y baja, ante ello el Rey se encargó de dar decreto a repartir guarniciones para el agasajo incluyendo vinos de la mejor calidad.

-"¡Tú puedes Jungkook! ¡Vamos tú puedes!"- Habló entre sí mismo nervioso.

Las concubinas del Rey, estaban más que emocionadas al saber que al pequeño niño al que vieron crecer y que aprendió de ellas a danzar, ahora se presentaría.

Lógicamente, ellas tenían que estar ahí por ser las esposas del Rey y por último también ver a su pequeño danzante presentarse.

En el momento que la princesa se lastimó, ella estaba en el harem y se encontraba practicando junto a ellas para sacar los últimos detalles. Y fue en ese instante que Jungkook tomó la palabra y decidió que él la reemplazaría.

Jungkook no lo pensó dos veces y se enfrentó al escenario. Este, está diseñado en forma de una estrella gigante y en el centro estaba él.

Su vestimenta consistía en sedas finas pedidas por la princesa, de color gris azulado y de pequeños detalles de joyas bañadas en oro y su rostro estaba cubierto por una fina tela. En su mano llevaba una bipa*, instrumento musical que sería parte de su acto.

No se esperó más y la música empezó a escucharse ante los presentes. Aquella melodía era dulce y más aquel bailarín desconocido lo hacía más delicado y sutil.

La princesa no pudo evitar sonreír ante los detalles sutiles de su fiel amigo. A su lado un joven Park Jimin, reconoció a aquel chico que no pudo evitar más que quedar pegado ante aquella danza, eso lo había enamorado más.

Por otro lado, el inmortal Kim Taehyung, se había quedado asombrado por aquel bailarín y sobre todo por aquellos ojos y mirada dulce. Juraría que por alguna parte de su vida extensa vio esos ojos. Pero no entendía en dónde, le hacía tan familiar que no sabía el porqué.

Ambos Reyes estaban felices por aquel espectáculo, jamás había escuchado esa sutil y elegante melodía, mucho menos de aquel perfecto bailarín.

Las concubinas de su Majestad, no evitaban hablar entre ellas al ver a su pequeño niño, estaban más que orgullosas de él.

Jungkook, por su parte, estaba feliz por realizar aquel baile, ya que veía la dulce mirada de su princesa con orgullo incluyendo quienes lo vieron crecer en estos dieciocho años.

No pudo acabar mejor, con la inesperada primera nevada de la temporada. El público incluyendo sus Majestades aplaudieron aquel espectáculo.

Y así fue como Jungkook, bajo la tela en su rostro sonreía orgullosamente, por su cometido.

En la mansión Park, un ex-general, caminaba como si no estuviera enfermo. Era lógico engañar a su propio hijo y sobre todo a sus Altezas.

Ya que su propósito era despertar al peor de las bestias del inframundo. Con tan solo actuar un pacto... Y de esta manera se ejecutó, se había abierto el tercer ojo o el círculo del inframundo.

Las sombras habían salido del centro del ritual. Formando en ella una gran rebelión en forma humana.

Esa noche nadie sé, imaginó que las alegrías se volcaron en tristezas, muertes y venganzas...

-Padre... ¿está seguro de que es correcto que vaya al templo? - Habló fuera de la mansión.

-Sí, estaré bien hijo. No te preocupes, solamente ve al templo y reza para que tu viejo padre se sane de una vez.

- Eso haré padre...-Reverencio y subió al carruaje para luego echarlo a andar.

Jimin, se sentía extrañado al ver que Jungkook jamás había llegado a su casa. Y no tuvo más opción que seguir lo planeado...

Por otro lado, Jungkook, se acercaba a la gran mansión de los Park. Pero esta se encontraba con las puertas cerradas y su única opción fue treparse por las paredes de la mansión, quería enseñarle a Jimin aquella pintura que la princesa le regaló.

Cumplió su propósito y a lo lejos observó al ex-general al frente de ¿hombres en armadura negra? Eso le asombró...

-¡ESTA NOCHE LAS CALLES DE LA CIUDAD "FLOR DEL LOTO" SE BAÑARA EN SANGRE PARA REUBICAR UNA NUEVA CIVILIZACIÓN! - Dijo mientras levantaba su espada y los hombres gritaban llenos de euforia.

-No puede ser...- Susurro ante lo dicho.- Esto es una rebelión. - No pudo evitar estar nervioso y hacer que caiga inevitablemente aquella pintura.

El ex-general Park, observó al joven Jeon y él solamente dio una orden...

-Acaben con él...

Las sombras asistieron y pasaron las paredes y puertas de la mansión para así acabar con la vida de Jungkook.

Él solamente optó por salir corriendo de ahí. Esa noche era más que aterradora para él. No entendía como una velada festiva se volvió una de terror y sangrienta.

Por otro lado, Taehyung, se había aburrido de aquella fiesta y salió a caminar ya sin aquel disfraz puesto. De la nada sintió un aura pesada y negativa.

Y solamente se teletransporto hacia los tejados de algunas casas y observó a lo lejos hombres siguiendo a un chico.
Dedujo que era un delincuente o algo parecido, pero su uniforme no era el que los demás soldados del Reino.

Pensó en las palabras de Seokjin antes de salir de la fiesta, "no te metas en problemas y no realices ninguna tontería".

Por otro lado, aquel muchacho desconocido, seguía corriendo para escapar de aquellas sombras ya detectadas por él.

Jungkook, inevitablemente tropezó y cayó al suelo, ahora sabía que su destino sería morir de esa triste forma sin antes salvar a la princesa.

Uno de los hombres sacó su espada saliendo de ella un fuego de color negro, para así deshacerse del pequeño niño. Él solamente cerró los ojos y cuando la espada iba a caer en su yugular, una corriente de aire se hizo presente y desapareciendo a aquellas sombras...

Jungkook, abrió sus ojos y miró al frente. -No hay nadie. - Observó otra vez, pero a su alrededor y aún esto seguía de esta forma no había nadie a su lado.

Él no lo pensó más y se levantó del suelo para poder salir corriendo de ahí y encargarse de salvar a la princesa.

Taehyung, solamente observó como el menor se fue corriendo de aquel lugar. Y luego miró al frente, para luego desaparecer y encontrarse en la frontera principal del Reino.

Se sentó atentamente y miró como en caballo alguien lideraba las tropas, él de cabellos blancos platinados y de mirada fría.

-¡HOY RECOBRAREMOS LO QUE ES NUESTRO! -Habló con una sonrisa de oreja a oreja. Y todos se dirigieron hacia la gran puerta.

Taehyung, viendo aquel espectáculo, mágicamente apareció su gayageum*, y mientras tocaba lentamente mando con fuerza ondas azules de aire para acabar con aquellas sombras negras.

-¡Tsh! Inmortales...-Habló quién estaba al mando de aquella tropa. Y con arco en mano disparó flechas. - Veamos si puedes esquivarlas...- Sonrió ladinamente.

Jimin no entendía las acciones de su padre. Si él estaba enfermo, ¿por qué lo alejaría de él?

Solamente se dedicó a observar detrás de la ventana del carruaje y otra cosa ahí no le cuadraba, no se dirigían al templo, se dirigían a cualquier otro lugar menos dónde tenía el propósito sé asistir.

-¿Por dónde vamos? - Preguntó Jimin. Quienes conducían aquel carruaje, no decían absolutamente nada. -Vamos hablen...

-Va-Vamos directo al templo, joven amo.

-¿En serio?- Preguntó mientras arrugaba su nariz. - Que raro, porque el templo está al lado contrario. - Sacó su espada y la posicionó en la yugular en uno de los conductores. - ¡Hablen! ¡¿Dónde me llevan?!

-S-su padre nos ordenó llevarlo lejos de la ciudad. -Tartamudeo a causa de nervios.

-Regresemos a la ciudad...- Habló sin dejar de apuntar con el arma blanca.

-Pero joven amo...

-Si no lo hacen...-pensó.- yo me contaré aquí mismo la yugular. - Se apuntó con la espada.

-No, no señor. Ahora cumplimos con su orden...

Sabía y presentía que algo iba a suceder y tenía la certeza de que algo andaba mal.

El creer que su padre en que Jungkook también podrían correr peligro le aterraba mucho...

bipa* es un con forma de pera que es un . Se deriva de y se introdujo a través de la hasta y . Hay dos tipos principales de bipa : el dang-bipa de cuatro cuerdas (당비파 / 唐琵琶) y el hyang-bipa de cinco cuerdas (향비파 / 鄕琵琶). Mientras que el dang-bipa era una pipa de estilo Tang introducida por primera vez desde la china y localizada con el tiempo para tener características coreanas, el hyang-bipa se creó en el Reino coreano.

Gayageum* es un cordófono de cítara de caja de cuerda pulsada tradicional de Corea que se utiliza en una variedad de géneros cortesanos y folclóricos como conjunto, acompañamiento vocal e instrumento solista, es conocido como el instrumento nacional de Corea.

 Maybe not in this life but in the next

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