-=₪۩۞۩₪= CAPITULO 03=₪۩۞۩₪=-
Jungkook enterró a la princesa en un pequeño lugar donde se observaban flores de todos los colores entre la tormentosa lluvia.
"Sé que este lugar le encantará"- Pensó.
Talló delicadamente el nombre de su majestad en un trozo grande de madera y la dejó dentro de la tierra.
En él decía...
<<Princesa Han. Año cuarenta y uno, hija de un gran reino caído entre las sombras.>>
Se levantó de la tierra húmeda y con aquella pequeña navaja cortó la palma de su mano diciendo lo siguiente...
-¡Yo! ¡Jeon Jungkook, prometo aquí vengarse y recobrar lo que perdió! -La lluvia y la tormenta seguía presente en esa noche tan oscura llena de penumbras. - ¡Haré que todos paguen por todo su dolor y sobre todo sus lágrimas!
Cada gota de su sangre caía en la tierra húmeda por la fuerte lluvia.
-Jungkook...- Intervino el mayor.
-¿Maestro, qué es lo que debo de hacer para cobrar venganza? -Preguntó con la sangre hirviendo.
-Solamente recobra lo que perdió su majestad Jungkook. Vengarse...
-¡No me importa! -Habló fuertemente.- Debo de acabar con todo esto...-Cerró sus pequeños ojos. - Debo de cumplir aquella promesa y entre ellas es vengarse por la muerte de la princesa.
-Lo sé...-Suspiró el mayor. - Pero el camino que quieres tomar no es el correcto.
-Sea correcto o no. La decisión ya está tomada y no hay poder sobre humano en el que yo pueda cambiar de parecer.
Y era verdad Jungkook tenía las cosas claras y lo único que debería de hacer es pisar firme y cumplir con la promesa, si no desea caer de un barranco.
Cuando vamos creciendo, cambiamos de perspectivas de sentir, pensar, de ser o de vivir de alguien incluso por alguien, a eso lo llamamos "metanoia" y eso es lo que ha tenido que aprender Jungkook, ser fuerte, seguro, frío, independiente y sobre todo aceptar los cambios que están próximos en su camino.
Todos aprendemos día a día, sea difícil o no, Jungkook sabía que este camino iba a ser difícil, pero no imposible porque en su vocabulario no existía aquella palabra.
-Solamente dígame qué es lo que debo de hacer para acabar con todo esto.
-Ahora debemos de buscar un lugar seguro Jungkook, porque muerto no podrías hacer absolutamente nada.
Tenía razón el maestro, muerto no podía hacer nada más que sucumbirse ante su propio y oscuro dolor.
-Tiene razón. - Desde aquella noche y junto a su pacto Jungkook dio inicio a su plan de venganza.
Cuando el dolor nos ciega no sabemos qué hacer correctamente y sobre todo diferenciar entre hacer justicia o venganza, de quiénes nos orillaron a tal decisión.
-¿Cómo fue que llegaste hasta ese pueblo?
-Yo...-Namjoon no sabía cómo actuar con tal pregunta por parte del menor. - Yo... llegué en las nevadas aproximadamente cuando tenía diecinueve años. Ahora solamente tengo veinticinco.
El mayor no podía decir que había sabido cómo había sido salvado por parte de la dama del pueblo cuando cayó inconsciente ante tremendo clima y por causa de hipotermia, desde entonces por más o mucho tiempo a decir siglos vive ahí.
-Me llegó otra información muy importante Jungkook...
- ¿De qué se trata hyung? -- preguntó el menor.
-Se dice que después de que llegue la gente de "flor de loto" llegará alguien muy importante...
-¿De dónde sacas toda esa información hyung?
-¡Ahhh! Eso... los inmortales contratan no solamente de dónde tú o yo provenimos Jungkook. Hay muchas personas que necesitan ayuda sobre todo trabajo.
-Eso explica todo. - Suspiro. - "El Palacio de Cristal", siempre ha sido conocido por estar rodeado entre inmortales y dioses. Eso no ha de sorprendernos.- Namjoon solamente asintió por parte del menor.
Los días habían pasado, dos para ser más específicos. Jungkook y su pequeña amiga fueron delegados a trabajar juntos en el mar de flores.
Y pues era inevitable también toparse con un inmortal coqueto por naturaleza. ¿Qué podía hacer?, nació así y por qué no podría poner en juego su belleza.
-Dhana, ve y deja esta canasta de flores para que las procesen. -Asintió la menor y caminó hasta dónde había sido ordenada.
"Debo mantenerte lejos de ese pervertido"- Pensó Jungkook.
-¡Hola! - Susurró cerca al oído de Jungkook haciendo que se asustase, el mayor solamente sonrió levemente.
Mientras que Jungkook solamente lo ignoro. - ¿Vas a ignorarme? - Preguntó el inmortal.
-Mi señor ahora yo estoy ocupado.
- Eso ahora no importa. - Sonrió. - Las flores ahora pueden esperar. - Tomó de su mano y lo llevó junto con él lejos del inmenso jardín.
-¡Su-suélteme! ¡Que me sueltes! - Soltó de su agarré. Su muñeca le dolía y mucho. - ¡¿Qué te sucede, ah!?
-¿Estás enojado?- Preguntó el mayor.
-No, no sé qué va, estoy muy feliz, mira estoy saltando de la emoción.
Era lógico Jungkook estaba enojado muy furioso y sobre todo había dejado u olvidado aquella posición en la que se encuentra, Taehyung era su jefe y debía hablarle con respeto por lógica, pero eso le importaba una mierda en esos momentos.
-No sabía que tenías un gran sentido del humor.
- Eso a ti no te importa. - Se cruzó de brazos mirando a la otra parte.
-Sabes te ves muy lindo cuando te enojas. - Señalo aquellas mejillas rosadas.
Jeon solamente se dispuso a salir de ahí y dejar a aquel inmortal a su dicha, pero unos largos brazos y sobre todo fuertes lo tomaron por la cintura.
-Solamente te estoy diciendo lo que veo por parte tuya. - Habló más detenidamente en su oído. - Sabes... cuando estás más cerca de mí puedo olfatear tu aroma, es muy dulce.
"¿Dulce?"- Pensó Jungkook. - Hueles a Camelias, Canela y un toque de Vainilla. - Dijo el inmortal sin alejar a su menor.
Jungkook por su parte peleaba por salir de aquellos fuertes brazos. - ¿Acaso eres un perro para olfatearme? - Preguntó directamente.
-¿Un perro? ¡Uhmm! No, no, no soy un perro. - Pegó más a su cuerpo al menor.- Soy diferente a ellos, mi sentido del olfato es más...- Suspiró levemente. - fuerte, agudo, y sobre todo elegante. Pecas cuando dices que mi olfato es igual al de un perro.
-Sí, claro. - Rodeó los ojos. - Bueno señor con gran sentido del olfato, ¿me puede soltar?
-No. - La respuesta que Jungkook esperaba era un "sí, por supuesto" .- No, quiero.
Aunque recordemos con quién está y sobre todo quién lo abraza por parte de su cintura.- Me gusta que estés cerca mío...
-Eso le dice a todos...-Susurró.
-¿Qué? ¡Ah! No me digas que estás celoso.
- ¿Cómo podría yo estar celoso? Recién lo conozco y sobre todo es alguien muy fastidioso. Usted jamás sería el tipo de persona con la que saldría.
-¿En serio? - El mayor tomó a Jungkook para voltearlo y mirarse frente a frente. - Sabes... te puedes arrepentir por decir eso. - Susurró aún más frente a los labios del menor.
-No, no me arrepiento. Usted no es el tipo de chico con el que saldría.
-¿Por qué? - Ladeo el mayor su cabeza.
Él tenía todo, belleza, riqueza, tesoros, inteligencia, divinidad, inmortalidad y un sin fin de razones por las que alguien se enamoraría de él. Pero no entendía por qué aquel chico de dulce aroma lo rechazaba.
-¡Porque...- Lo pensó y recordó! - eso no te incumbe!
El menor tenía sus razones y sobre todo aquella herida que por más que hayan pasado años todavía no sanan.
Y aquella herida tenía nombre y apellido era "Park Jimin".
-¡Oh! Vamos corazón de melón puedo ser tu consejero. Eso debe de ayudarte, mira a veces...
-Deja de decirme "corazón de melón" porque número uno eso es empalagoso y número dos no quiero que seas mi consejero, ¡inmortal metiche!. - Soltó al menor y este se fue sin decir más.
Bueno ahora Taehyung entendía una sola cosa que no era del agrado de Jungkook.
Y que haría lo posible para que eso cambiase. Para él Jungkook era alguien completamente misterioso y eso estaba impregnado en su dulce aroma. Fragancia que lo llevaba a recuerdos borrosos y sin sentido para su inmortal mente.
Por más que recuerde haber salvado a aquel chico cuando apenas empezaba a conocer el mundo, hace unos años.
Pero...
¿Cómo alguien que recién conoce le puede provocar tal sentimiento? Pues la verdad eso no lo entendía del todo, pero le gustaba que él actuase así, sobre todo su misterio que lleva consigo.
Jungkook por su parte susurraba maldiciones por causa del inmortal.
"Metiche ¡ahg!, tenías que ser un metiche. Aparte de eso un pervertido y sobre todo un maldito coqueto".
Bueno si estaba enojado por lo último porque, cómo se le ocurre coquetear con él, cuando en realidad solamente él quiere pasar desapercibido.
Pero era ilógico que sucediera Jungkook es alguien muy guapo, camine por donde camine siempre termina enamorando a un montón de personas a su alrededor.
Pero no sabía que su belleza llegaría a tanto como a hacer delirar a un inmortal. - Sus mejillas se hacían parte de ese momento, se pintaron de color carmín.
-¡Deja de pensar en esa estupidez Jungkook! - Se habló así mismo para sacar de su mente lo dicho por parte del inmortal.
-¿De qué hablas Jungkook?- Preguntó la menor.
- ¡Ahhh! De nada, nada.
- Bueno. ¿Dónde estabas? - Preguntó. - Cuando regresé ya no te encontrabas.
-¡Ah! Eso, pues caminé por ahí un rato. Mientras lle-llegabas. -Sonrió.
-Haré que te creo...
-¿Por qué tienes esa cara Taehyung? -Preguntó el mayor. - Quién te viera diría que alguien te dio una fuerte bofetada. -Río. - ¡No! Mejor que te rechazaron.
El rostro de Taehyung se fijó ante la última oración por parte de su hyung.
-¿Qué? ¡Ahhh! No me digas que alguien logró rechazarte. -Río mientras bebía un sorbo de su vino.
-Sí, lo mismo que te sucedió hace dos mil años. - Ante eso el mayor se atoró y pues Taehyung sonrió mientras le daba leves golpes en la espalda para qué recuperé un poco de aire.
-Sí y desde entonces dejé de creer en el amor Taehyung. Ese idiota me dejó solo, ahora mismo debe de estar quemándose en el maldito infierno.
-Jin, debes de tomar las cosas con calma. -Habló.
- Eso ya no importa, ahora dime, ¿quién fue el valiente en mandarte a volar?
-¿Para qué quieres saberlo?
-¿Cómo qué para qué? Lógicamente, para felicitarlo, lo que hizo fue muy corajuda de su parte.
-Eso... eso no te voy a decir.
-Bueno, pero te diré una sola cosa. Yo investigaré quién fue quién te rechazó y lo felicitaré. -Sonrió.
El menor solamente se quedó mirando. Sabía que él haría cualquier cosa con tal de verlo sufrir por unos segundos.
-Pero vamos quita esa cara Taehyung, velo del lado más cómico. Ese pequeño mortal debe de estar tirando enojos por todo el Reino.
El menor con solo imaginarse que aquel mortal está enojado y sobre todo a causa de sus actos y palabras coquetas pues le da un poco de felicidad y placer, ya que él fue el responsable de ello.
Y sabía que él sí estaba enojado por causa suya. - ¿Qué piensas Taehyung?- Preguntó el mayor. - Después de todo la cara de rechazo se te fue por una de felicidad. Ahora ¿cuál fue la causa o... quién es la causa? - Preguntó con una sonrisa pícara.
- Después de todo...- Habló Taehyung. - sé que caerás pequeño mortal. - Sonrió ladinamente.
-A veces no te entiendo Taehyung, pero debes de tener en cuenta que vas a tener una larga batalla con ese mortal. - Asintió mientras sus ojos los abría de par a par.
-¡Ahg! No te preocupes sé lo que hago.
-Eso espero...
- No te preocupes.
- ¡Ahg! Estoy muerta...- Hablo Dhana tirándose a su cama.
- Ya somos dos. - Se quejó Jungkook mientras se sentaba en el suelo con la cabeza en su cama.
- Tres conmigo. - Llegó Namjoon mientras se recostaba en el marco de la puerta.
-¿Namjoon? - Preguntó la menor.
-Hola...-Saludo.- ¿Qué tiene Jungkook?
- Pues que te digo, yo regresé de entregar las flores a los procesadores, él está así...
-Qué raro... ¡Jungkook! ¡Oye! - Llamó el mayor.
-¡Ah! Dime...- Respondió después siete llamadas por parte del mayor.
-Hasta que respondes Jungkook. - Habló la menor. - Me había asustado, estabas muy callado.
- Solamente pensaba, es... simplemente eso.
-Bueno a lo que venía. - Habló Namjoon. - Hoy tenemos que dormir temprano.
-Y eso... ¿por qué?
- La razón Dhana es porque mañana a primera hora vienen los de "flor de loto".
-Ese...no es de dónde vienen ¿Jungkook?
- Sí, es de dónde viene Jungkook.
- Bueno Jungkook deberías estar feliz.
-¿Por qué? -Preguntó. -Solamente son gente de alta sociedad que busca salvarse el trasero mientras deja a la demás gente de baja sociedad lejos mientras mueren de hambre y de frío o por causa de los mismos demonios.
-Bueno... lo más probable es que veas a alguien de dónde provengas. Eso...
-Dhana la situación que habla Jungkook es muy cierta y va más de lo que él dice.
- Tienes razón...- Reflexionó Dhana. - Lo siento Kookie...
- Ya da lo mismo. - Suspiro. - ¿A qué hora debemos tenemos que estar presentes?
-Hasta dónde tengo la información es a las cinco de la mañana.
-¡¿A las cinco de la mañana?! - Asintió Namjoon. - ¡Eso es un abuso Namjoon, a esas horas el frío pega más! - Se levantó de la cama.
- Entonces anda y reclama. - Hablo Jungkook.
-Sabes que eso es imposible Jungkook, yo voy a quejarme y te apuesto que vas a ver a mi cabeza rodar por todo el Palacio.
-Entonces no digas nada Dhana, solamente nos queda estar presentes a esa hora.
El silencio se hizo presente y después de varios minutos tocaron la puerta de aquella habitación, entre ellas dejándose ver a una de la "dama".
-¡Jeon Jungkook! -Llamó, después de esto los tres frente de ella reverenciaban. - ¡El señor del "Pabellón Rojo" te busca y requiere de tus servicios!
"¿Pabellón Rojo?" - Pensó, recientemente tenía unos días por no decir dos en aquel lugar, por lógicas razones no conocía.
-Disculpe...- reverencio. - ¿dónde se encuentra el Pabellón Rojo?
-Eso se encargará los escoltas, solamente prepara tus cosas y preséntate ante el Señor.
-Una duda...- rasco su nuca.- ¿quién es el señor del Pabellón Rojo?
-Eso también lo sabrás cuando llegues haya.- Sin decir más ella solamente se retiró dejando al trío de amigos con muchas dudas.
-Namjoon...- llamó el menor.- ¿tú sabes algo sobre aquel Pabellón?
Negó. - Lo que sí te puedo decir que aquel lugar también lo conocen "el laberinto prohibido".
-¿Por qué llamarían un Pabellón así? - Preguntó la menor de las tres. - Suena aterrador...
-De cualquier punto sí...-habló el mayor. - pero la verdad tendría que descubrirlo para acertar los comentarios de los demás.
-Jungkook...es mejor que no vayas...- tartamudeo. -No quiero que les suceda algo.
"Si dicen que es un lugar prohibido, lo más probable es que ahí se encuentre la daga del tigre blanco".- Analizó sin tomar importancia a las palabras de Dhana.
-Jungkook... ¿me escuchas? - Volvió a hablar la menor.
-Descuida sé defenderme solo. Iré y nos veremos en los tiempos que pueda. - Sonrió. - Nam, cuida de ella, por favor.
-Descuida eso haré.
"El Pabellón Rojo"
No es conocido por tener una buena reputación en el "Palacio de Cristal", no porque almas penan por ahí, si no se cuenta...
<<Hace mucho tiempo desde la creación del hombre, un oso y un tigre se presentaron ante "Dios", con el gran anhelo de ser humanos.
Dios, en su divina benevolencia entregó a los pequeños animales "ajos" para que pudieran comer de ellos y estar por "cien días", en una cueva.
El pobre tigre no soportó estar mucho tiempo y sobre todo digerir aquel alimento y salió corriendo de aquel lugar, mientras que el otro pequeño animal cumplió la fecha pactada y fue convertida en la primera mujer, su belleza, sabiduría y delicadeza llamó la atención de "Dios" y se enamoró, casándose con ella...
Pero esa no es toda la historia...
Pues de aquel pequeño tigre corrió tan asustado aquel día que se perdió en el camino, llegando hasta un frío lugar rodeado de campos blancos.
Se sentía solo y asustado, pero de ellas apareció la "Diosa de las Estrellas" y le preguntó: - "¿Por qué un lindo cachorro corre entre la fina nieve?"- el cachorro lloraba asustado y entre sollozos respondió: -"Mi deseo era ser humano, pero no cumplí lo que Dios me mandó a cumplir"- lloró un poco más. - "Solamente deseaba tener un compañero humano, con quién jugar, reír y tener momentos felices".
La Diosa río levemente ante la corta inocencia del cachorro y dijo: "En la vida de un humano siempre va a haber tropiezos, caídas, lágrimas, alegrías, triunfos, amores, desamores"- acarició el fino pelaje de este. - "¿Estás seguro de lo que quieres?"
El cachorro no lo pensó y dijo: - "Si me caigo me levantaré, si lloro sonrió, si pierdo triunfo, si amo una vez volveré a amar, pero lo que deseo es que pueda compartir con alguien aquellos momentos y en dónde pueda colocar mi cabeza si me canso por un momento para luego seguir después".
La Diosa se sorprendió ante las palabras honestas por parte del pequeño tigre y dijo: -"No soy Dios, pero sé que puedo cumplir tu deseo". - Sonrió, mientras que el tigre saltó en sus brazos. - "Pero...- detuvo al animalito. - debes de tener en cuenta que no todo va a ser eterno".
"¿A qué se refiere, que no todo va a ser eterno?"- Se preguntó el tigrecito.
-"Vivirás bien, amaras y te amarán, prosperaras, tendrás un buen futuro. Pero aquel amante que elegirás como tuyo te quitará lo que deseas en esta vida". -El cachorro ladeo su cabeza. - "Está es la daga, tu daga, que tras generaciones tuyas, tu alma y espíritu vivirá varios años resucitando y siendo alguien de mucha importancia, pero un caos y destrucción humana y celestial hará que tus pacto termine ahí".
Había cosas que no entendían y que las tomaba de menos porque solo una cosa estaba seguro: "Deseaba ser humano y vivir feliz como uno".
Esa misma noche se dio la creación del primer hombre en la tierra, el primer tigre blanco y el primer inmortal de aquella tierra en la que tal vez conozca su amor como tal también su perdición...>>
La nieve caía y Jungkook solamente se inmutaba a ver el camino para poder no perderse. - "¿Dónde están los laberintos?"- Se preguntó, pero fue cuando entendió que llevaban más de treinta minutos llevándolo en aquel carruaje de andas.
Rápidamente, se detuvieron frenéticamente, fue inevitable ver a Jungkook sobándose la zona afectada por el impactante golpe. Fue en ese instante que salió de aquel lugar con sus pertenencias asumiendo que ya había "llegado".
Ante él estaba un gran arco como si de una puerta se tratase, en él se observaba que tenía mucho tiempo y entre todo la sangre seca que estaba cubierta por algunas plantas.
Lentamente, Jungkook se acercó ante tal arquitectura y la tocó, unos leves recuerdos o sueños mientras se encontraba despierto pasaron por su mente.
Aquel sitio hacía frío, aparentemente era una cueva, ante él se observaba a un hombre de ropas rojas con bordados de hilos dorados, la comisura de sus labios y en sus manos había sangre, el hombre tenía cabellos largos de color negro y de piel blanca: - "La Flor Roja es la fuente de la vida eterna".- Dijo aquel hombre mientras sonreía cínicamente, lamentablemente no podría verlo de rostro completo.
"¿Qué significa todo esto?"- Susurro Jungkook al reponerse de tanto recuerdo pasajero sin sentido. - "¿Existe una vida pasada antes de la que tengo ahora?" - Pensó.
Volvió a ver quienes los habían traído hasta aquel lugar pidiendo explicaciones del porqué no adentraron como correspondía, pero aquellos personajes ya habían desaparecido de su campo óptico. - "Cobardes"- Pensó.
Volteó a ver aquel punto y sin dudarlo ingresó, ahí no existía el inclemente invierno solo un clima tropical, una fuerte corriente de aire se hizo presente, mientras que aquel chico de cabellos negros aún proseguía con su camino aquello no le tomó importancia.
Mucho ya había pasado con tan solamente asustarse por algo... tan simple que una corriente de aire. El camino recto se daba paso a un bosque, los árboles danzaban y las lechuzas cantaban a la noche con la compañía de los grillos, mientras que unas miradas se hacían presente hacia el muchacho, cosa que también no le importó.
El camino se dio por concluido y frente de él estaba un fino lago que en el centro de este había un mirador y en tres de extremos de este había puentes para poder acceder a él.
No dudó y camino hasta adentrarse observó atentamente su alrededor y todo estaba cubierto por plantas y árboles a excepción de un camino.
La noche era muy hermosa y llamativa para los ojos de Jungkook, pero algo llamó más la atención y era aquel gran árbol de cerezos que carecía desde el lago. - "Mágico"- Lo llamó así ante tal belleza, caminó hasta aquel árbol y mano iba a tocar a este, pero alguien lo detuvo.
-Yo que tú no tocaría aquel árbol...- Habló un chico de hombros anchos. - No, te gustaría ver tu destino manchado con una espada y tu cabeza rodando o ¿sí? - Sinceró. Luego de esto el mayor soltó su mano.
-¡Y-yo, lo siento! - Reverencio. - Fue algo imprudente de mi parte.
-Lo es, pero ahora ten en cuenta que no te debes de acercar aquí. Al menos que el Señor te lo permita. - Asintió el menor. - Por cierto me presento mi soy el "Dios de las Constelaciones" Kim Seokjin.
"¿Dios?"- Pensó el menor. - Mi señor una pregunta... acaso, ¿usted no es el dueño de este Pabellón?
- No, yo no soy dueño de este Pabellón. ¿Crees que mi belleza soportaría un lugar así? - El silencio se hizo presente y el mayor estalló en risas al ver el confuso rostro de su menor. - No, mi Pabellón, no llega a completar con esta aura, el mío es distinto. - Habló serio.
-Entonces... ¿Quién es el amo de estas tierras?
Suspiro. - ¡Ah! Él está en la habitación principal, regresa por el puente por donde viniste y dobla a la derecha luego de ello camina directo y encontrarás el jardín de jazmines y lirios pasas por aquel lugar y encontrarás a tu amo. - Sonrió. - Para que reconozcas la habitación principal arriba de la puerta encontrarás un proverbio que dirá lo siguiente: - "Las flores nacidas en el caos, serán flores doradas".
-Gracias... - Reverencio. - Fue un gusto haberlo conocido.
- No hay de que, ahora vete. - El menor asintió cumpliendo las palabras del mayor.
Para los ojos de Seokjin aquel "niño" le hacía tener en cuenta muchas cosas y entre ellas sentía que por alguna parte lo conocía, pero no entendía en dónde.
Aquella mirada del menor le hacía pensar que era un pequeño conejito asustado, pues por más que él haya pasado las peores cosas de la vida o no su mirada tenía la presente y dulce inocencia.
Eso para él le hacía cálido y justo, ya que pequeños y tristes recuerdos viajaban, haciéndose presente a un hermoso hombre de piel pálida, ojos dorados, labios rosas y de cabellos negros castaño. Una lágrima cayó por su mejilla, lentamente la quitó mientras suspiraba y cerraba lentamente sus ojos. - "Debes de calmarte Jin"- Se dijo así mismo.
Por otro lado, un inmortal pensando en la manera de presentarse ante aquel chico que lo empezaba a volver loco.
Trataba y trataba de parecer alguien más frío, también serio, cálido o inclusive un maniático. Cada opción le parecía una estupidez, la puerta fue levemente tocada tres veces y fue abierta para después que alguién se adentre y cerrase está detrás de él.
Las fosas nasales de Taehyung se adueñaron de aquel dulce y embriagante aroma, sabía de quién provenía, no sabía cómo actuar así que rápidamente se sentó y cubrió su rostro con un libro.
Jungkook, ingresó y saludó levemente con una justa reverencia. Regresó a su antigua posición y miró a quién sería su jefe.
Pero lo curioso fue ver que aquel inmortal o dios, esté con el libro tirado en su rostro y sobre todo este estando de cabeza.
- Mucho gusto...- habló con un raro tono de voz. - yo...
- Taehyung ya te envié a tú...- gritó agudamente al ver a susodicho y malograr todo lo planeado.
Por otro lado el inmortal estaba más o peor con las mejillas a explotar de vergüenza y una pizca de furia hacia su mayor. Se armó de valor y lentamente bajó aquel libro de su rostro y dijo: - Gracias Seokjin por hacerme recordar mi agenda. - Sonrió cuadráticamente. - ¡Hola Jungkookie!
-Tú...- Señaló al inmortal.- Usted...- Señalo al mayor. - ¡Ambos! - Apuntó con el dedo a ambos con completa furia. - ¿Qué planeaban? ¿Tú qué quieres de mí Kim Taehyung?
-¿Yo? Solamente quiero tus servicios como mi sirviente. - Habló inocentemente. - No pido mucho o ¿si?
Jungkook tenía algo claro que si por algo la gente no miraba por aquí era por que número uno tienen miedo de perder sus vidas y dos ellos aprovecharon en guardar tal objeto sagrado y eso él debía de investigar.
- Eso me quiere decir mucho Jungkook. - Sonrió el inmortal.
- No te precipites Taehyung, que no te haya respondido no implica que me vaya a quedar aquí. - El espectador Seokjin, mentalmente le causaba gracia todo esto, ya que ambos o bueno hablando de su amigo, era muy orgulloso como para dejar algo ir por más que el mundo se oponga. - Debo de ver que ofertas me propones "Señor del Pabellón Rojo". - Dijo mientras aumentaba las comillas.
-¿Qué deseas bonito? Lo que pidas te lo daré...- Jungkook ahí entendía que podría pedir tal objeto pero sabía que no era el momento y mucho menos la persona adecuada, si quería tener la daga del "Tigre Blanco" en sus manos él solo podría averiguarlo en poco tiempo.
- Lo pensaré, por ahora solamente quiero dormir. - Sonrió, reverencio y se aproximó a la puerta pero fue inevitable salir ya que se encontraba Jin.
El inmortal solamente sonrió. - Pues te diré algo bonito. - Caminó lentamente hacía el menor.- Aquí las órdenes las doy yo, - el inmortal se acercó más- y por más que sea benévolo contigo pequeño no implica que tú puedas perder...- lentamente pasó el inmortal su pulgar por su cuello dándole a entender desde un inicio cuál sería su fin si no obedecía sus órdenes. - si me entiendes, ¿verdad? - el menor solamente asintió. - Sonrió. - me gustan las personas eficaces e inteligentes como tu bonito. - dijo mientras revoloteaba sus cabellos.
Taehyung sabía en qué tipo de juego estaba con el menor, claramente lo tenía y sabía en qué momento ser dócil y en qué momento ser dominante, no importaba cuándo o dónde él sabía cómo controlar al menor. Y sobre todo sacaría el mayor provecho de la reputación de su Pabellón.
- Ahora necesito que vayas a la cocina y prepares algo para comer. - Sonrió. - por si no te habrás dado cuenta tengo mucha hambre. - apareció un puchero mientras sobaba lentamente su estómago. - Ahora puedes retirarte. - el mayor le dio acceso a la puerta y este salió. - ¡gracias bonito!
-¡Woow! Sabes hasta a mí me asustó verte de esa manera. - Aplaudió levemente.
- Regla número uno para conquistar a alguien Seokjin, dar y quitar. - Habló orgulloso de su hazaña.
-Sabes la mirada de Jungkook se me hace conocida en algún lugar...
- Cuando lo vi por primera vez en aquella fiesta también sentí y pensé lo mismo. ¿Será que eso fue lo que me atrajo a él?
- No lo sé, pero hay algo que quiero te tengas en claro, Jungkook es alguién que no es tonto tiene las cosas claras y sabe como actuar, ten cuidado como actues junto a él, si le pasa algo, te juro que te haré tragar tierra, ¿entendido?
- Sí, "mamá" .- Burló al mayor.
-Por cierto procura que no se acerque mucho al árbol de cerezos.
-¿Qué fue lo que pasó?
- Nada que no pude detener a tiempo, por poco lo toca. Sabes que...
- Entiendo, sí, no es correcto que toque la fuente de mis recuerdos.
- Bueno me tengo que ir, ya es tarde y descansaré un poco.
- Si poco te vas a dormir hasta el mediodía pues bien. - Sonrió, mientras veía a su mayor salir por la puerta.
- ¡Queda pendiente la pintura que me prometiste! - Dijo después.- ¡Nos vemos más tarde!
Cuando se trataba de cocinar Jungkook solamente sabía lo básico gracias al personal de la cocina al servicio del alimento de su difunta princesa.
Recuerda bien como si aquel momento hubiera sucedido ayer, cuando ambos tomaron la decisión de cocinar algo juntos. Ella aprendió a cocinar sola cuando todavía era una niña, la cuestión era de simple práctica.
Aquel plato era el mismo que ahora preparaba para el inmortal. Salteaba entre ajos y cebollas la carne detenidamente, su cuerpo reaccionó cuando unos brazos posaron en su cintura.- Aléjate de mí si no quieres terminar con un golpe de mi amiga, la sartén. - Amenazó al menor, mostrando el objeto. - Si sabes que sí soy capaz de hacerlo.
- Lo sé, pero me gustaría correr el riesgo. - El inmortal luego de declarar tal cosa solamente pegó más su nariz al cuello del menor deleitándose de su dulce aroma.
- Si tienes hambre no crees que deberías dejarme cocinar tranquilo. - Habló mientras evitaba quemar la carne y por otro lado sacar al curioso que pegaba sus narices en su cuello.- Te diré algo y espero que captes lo que te diré se quema cualquier cosa que cocine ahorita te lo tendrás que comer tú y sin quejas.
-Bueno...- alejó su rostro de Jungkook. - pero aún así huele delicioso. - halago. - y tú también...- susurró lo último cerca al oído del menor.
Solamente Jungkook pedía una cosa en el mundo y sobre todo en ese instante "paciencia".
- Tengo una duda...- habló el menor.
-¿Cuál es bonito?
- ¿Por qué todos del Palacio le temen a tu Pabellón?
- Te responderé con otra pregunta, ¿sabes por qué se llama Pabellón Rojo? - negó el menor. - Es fácil porque aquí pasaron muchas cosas y sobre todo muertes.
-¿Muertes?
- Sí fuiste un niño en el que te contaban historias, deberías saber que existe el cuento de la creación del hombre. - Jungkook la recordaba muy bien esa historia y la sabía a perfección, desde niño en el harem del emperador había momentos en el que las concubinas contaban historias y sobre todo aquella era parte de las noches antes de dormir.
- Sí, conozco a la perfección esa historia. - Sonrió mientras seguía cocinando. - Es sobre el oso y el tigre en el que Dios le dio ajos para comer y dormir durante varios días y noches en una cueva, pero solamente el que pudo ser humano fue el oso, convirtiéndose en una hermosa mujer y casándose con Dios.
- Esa no es toda la historia...- Habló fríamente el inmortal.
-¿Qué quieres decir con eso? - Preguntó para luego ser soltado del abrazo de Taehyung. - N-No te entiendo.
- ¿Sabes qué pasó con el cachorro? - Negó Jungkook. - Ves no sabes toda la historia, el punto es que aquel tigre lloraba hasta llegar a los campos de nieve y en esas se le presentó una deidad la que le concedió su deseo a pesar de advertirle lo que podría pasar como humano, pero no le tomó importancia y fue el primer hombre en esta tierra. Creció prosperamente y fué el primer emperador y rey de su nación después de muchos años y murió después sin encontrar a ese alguién especial que buscaba, reencarnó muchas veces pero en ninguna de ellas estaba su ser amado, pero llegó en una des sus vidas siendo Rey y amo de toda una justa nación, se enamoró de un hermoso chico de piel blanca y de largos cabellos negros, para tenerlo más cerca a él creó este Pabellón justo a sus gustos en su Palacio. A su amado le dio el poder de nombrarlo como él quisiera y lo llamó como el "Pabellón Rojo", el Rey no entendía el porque lo llamó así pero sí a su amado le gustaba porque no negarse, total él le dio total libertad.
Para Jungkook tal narración por parte de Taehyung era impresionante, le gustaba saber mucho y sobre ello quitar tal curiosidad del porque nadie quiere acercarse aquí.
-Pasaban los días para ser exacto catorce, y misteriosamente eran hallados cuerpos jóvenes en la entrada principal al Pabellón. - Declaró el mayor. - Nadie entendía el porqué de tanto caos y sobre todo el porque de noche a la mañana habían cadáveres. Pero un día eso llegó a oídos del Rey cuando organizó una investigación profunda esa noche, ese instante él vio como aquel lugar tan hermoso se manchaba de sangre y sobre todo quién lo provocaba. No reconocía a su amado y sabía que aquel ser que le dijo muchas palabras de amor era más que un simple ángel de alas negras.
- ¿Era un demonio? O ¿Una sombra?
- Era un demonio. - Confirmó. - Los ojos de su amado eran negros oscuros como la noche y de labios al igual que sus pupilas.
-¿Qué fue lo que le pasó al Rey?
- Murió...
(5120 Palabras)
Maybe not in this life but in the next
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