Por norma general, las historias románticas de ensueño tienen que ver con un encuentro casual, un enamoramiento inmediato y un "final feliz", sin importar los obstáculos que deben cruzar para que eso se logre. Muy pocas veces se llevan a cabo de esa manera tan fantasiosa, cuando la realidad llega a ser más cruel de lo que creen. De ahí que los cuentos de antaño, más que dulces y tiernos, eran realistas y remarcaban un mensaje con situaciones que hoy en día pasan con frecuencia; la versión original de Rapunzel, por ejemplo. En mi caso, tuve un romance similar, uno que terminó en tragedia y muerte. Y por causa de una guerra.

Siempre sucede con las guerras. En unas se gana y en otras se pierde, en unas se genera respeto y en otras discordia; en todas hay muerte. Siempre fue, es y será así, no importa lo que hagas o lo que se te pueda ocurrir. Dentro del campo de batalla, toda consciencia es abandonada y en su lugar la locura reina, tanto en sus mentes como en sus corazones. Por supuesto participé en la guerra, y perdí a una compañera, una amiga... El amor de mi vida; y sé que he empezado de manera cursi, pero seamos honestos: todos hemos sido cursis alguna vez en su existencia.

¿Que quién soy? La historia se hará cargo de ese detalle. Pero puedo asegurar una cosa: que todo lo que contaré…

Será la verdad.

Y sólo la verdad.

Y quien la escuche, no verá con los mismos ojos al reino, a lo que ve como su hogar. Ni mucho menos a su familia.

Menos a su padre.