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20

ANNE MIRABA LAS FOTOS QUE SE HABÍAN TOMADO EN EL ZOOLÓGICO EL DÍA ANTERIOR Y ABRAZABA EL PELUCHE que tenía en el cuello mientras se sentaba en la mesa para desayunar, adoraba esos monos que con velcro en sus brazos te abrazaban, la hacía feliz.

—Anne, ¿qué tal estuvo la salida con Kim?—su madre preguntó y Kim frunció el ceño.

—Yo no salí con Anne, yo salí con Somchai...—el chino respondió confundido.

—¿Qué?, la deje salir porque pensé que ustedes...

—Thyme—respondió Kim con un tono de irritación— ¿no?

—No debes seguir viéndolo, no van a casarse Anne—su madre habló bebiendo de la taza de té de jazmín— así que, te recomiendo que comiences a hacerte a un lado.

—Pero...

—¿Simplemente olvidaste tooooodo lo que hizo?

—Bueno, fue tu culpa en parte—se encogió de hombros la rubia— tu le diste a ella el poder de hacerlo, tu fuiste la que dejo que su hija se fuera pequeña al extranjero—respondió tranquila.

—Anong no seas insolente—la mujer comenzó a molestarse.

—Es que si vamos a hablar de hacerme daño, también deben asumir sus cosas—se encogió de hombros dejando le teléfono sobre la mesa boca abajo— porque creo que el único que se ha esmerado en hacer algo es Thyme, tu solo rompiste el compromiso, pero no has intentado nada, mamá.

—¡A tu cuarto, ahora!

Ann tomó su teléfono y se fue a su habitación con las lágrimas picando y su garganta apretada.

—Quiero que sepas que la peor decisión fue traerme de vuelta—dijo deteniéndose unos segundos y luego se fue.

THYME MIRABA EL VISTO QUE ANNE LE HABÍA DEJADO, LLEVABA IMPACIENTE POR MÁS DE CINCO MINUTOS, y algo que a Thyme odiaba era sobrepensar y sentirse insuficiente, como si algún signo de puntuación o un emoji cambiaran todo.

—¿Estás?—le habló a la pantalla, golpeándola— ¿no llega nada?, ¿es el internet?

Comenzó a levantar su mano buscando señal cuando claramente estaban todas las barritas y el visto seguía ahí.

—¿Hice algo mal?, Ugh...

Sin embargo, sonrió al ver como Anne volvía a conectarse y a escribir, leyendo las palabras de "ven a buscarme" y "espero tengas fuerza, saltaré por la ventana". Se levantó de la cama y agarró sus llaves de la mesa de noche para ir corriendo al auto y simplemente comenzar a manejar a casa de Anong lo más rápido que era posible, preocupado de lo que pudo haber sucedido, donde claramente no había tanta seguridad como en la suya —quizás se debía eso a que Kim pasaba con ella las veinticuatro horas—. No tardó mucho en llegar y bajó del auto, yendo a la conocida ventana donde la chica estaba apoyada mientras miraba su teléfono con aburrimiento.

—Llegué—murmuró y ella sonrió mirándolo desde ahí arriba.

—Hola—sonrió agitando su mano y colgando de su hombro con su mano libre su bolso de mano— ¿estás listo?

—¿En serio debo atraparte?—preguntó al verla sentarse en el marco de la ventana, sintiendo como su pulso se disparaba— Anong, ten cuidado—habló nervioso abriendo sus brazos.

—Debes atraparme o sino, terminaré en el hospital—le advirtió.

—Bien, am... ¿a la cuenta de tres?

—Tres—dijo ella antes de simplemente dejarse caer.

Thyme la aferro apenas la chica cayó en sus brazos, tambaleándose un poco por el peso, sin embargo, no perdió el equilibrio.

—¿Estás bien?—preguntó y ella asintió, abriendo los ojos para verlo.

—De la caída, si—sonrió para luego mirar la ventana— en cambio, yo no muy bien... ¿puedes llevarme a dónde sea?

—¿Quieres contarme qué paso?

—Solo si prometes llevarme contigo a cualquier lugar, no quiero estar aquí.

LA HABITACIÓN DE THYME OLÍA A ÉL Y ESO A ANNE LE GUSTABA, NO SABÍA SI LOS AROMAS DE PERFUME Y OTROS PRODUCTOS DE CUIDADO PERSONAL caro hacían que oliera bien o simplemente el aroma del chico era agradable, pero ahí estaba, en la cama abrazando un cojín contra su pecho en aquel pijama de hello kitty rosa.

—¿Tienes frío?—preguntó carraspeando incómodo.

—Un poco pero nada que no se pueda soportar, ¿por qué?

—Bueno... —desvió la mirada y la rubia bajo la vista— ¿quieres que te preste algo?

—Solo olvide ponerme un bra—se encogió de hombros— ¿nunca habías visto pezones, Thyme?—preguntó poniéndose de pie para ir a su armario— ¿ni siquiera en las chicas que tanto le deben gustar a tus amigos?

—Se que existen, pero en lo personal no ando viendo a otras mujeres—se defendió para seguirla, notándola tocar las batas de satin— ¿quieres una?

—Bueno, ambos estamos en pijama, ¿no?—sonrió tomando una de animal print de leopardo y colocándosela para cerrarla— además, sería genial si fuéramos a juego.

—Sabes que no te combina ninguna de esas cosas, ¿no?—preguntó gracioso.

—Aprendí del mejor—bromeó tomando una idéntica y se la extendió, y como acto reflejo, Thyme se la colocó y también la cerró — ¿puedo quedarme unas horas?

—Toda la vida si quieres—sonrió colocando mechones rubios de su cabello tras su oreja.

—Pensar que en una noche nuestras madres rompieron nuestro matrimonio—comentó mirando sus pies y luego a él.

—No me importa, eso no va a impedir que algún día si nos casemos—respondió tímido, sintiendo como sus mejillas se calentaban un poco.

—Es cierto—soltó una risita.

—¿Vas a contarme?, has estado evitando el tema...

—Mi madre empezó a hablar demasiada mierda—notó a Thyme suspirar con una mueca— lo siento, quiero decir, empezó a hablar tonterías sobre ti, como si fuera un pecado y de que me has hecho daño y bla bla—rodó los ojos— es gracioso porque hace unas semanas lo que más decía era que estuviéramos juntos.

—Se que te hice mal y me arrepiento muchísimo, Anne, lo sabes y...

—No me digas eso—negó acariciando sus mejillas con sus manos— todos crecemos y se que has cambiado, no tienes que disculparte por la negligencia maternal.

Y se quedaron el silencio, mirándose debido a lo cerca que estaban y como la distancia se acortaba, rozando sus labios y sus respiraciones se volvieron más pesadas, uniendo finalmente sus labios en un beso adorable y tímido, como si aquello fuera mejor que una curita en el corazón.

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