TODO ERA DEMASIADO CONFUSO PARA AMBOS JÓVENES COMPROMETIDOS, SOBRE todo para Anong, quién miraba a su madre de manera rara.

—¿Y a ti, qué te picó?

—No le hables a tu madre, capaz que escupa fuego, Anne—Pat abrazó por los hombros a su hija, atrayéndola a ella.

—¿Si sabe, señora, que la madre de Thyme no va a permitir que salgamos, verdad?—Kim suspiró.

—No vas a poder arruinar sus planes, es una bruja malvada—comentó el mayor— ¿siquiera viste cuantos guardias tiene aquí?

—Nosotros tenemos a Kim y contando...—Dan suspiró— pero eso no importa, lo importante es que tú —apuntó a su marido— cuides de ella, que no se escape

—Am, ¿por qué pareciera que estamos siendo parte de una película de suspenso, donde la princesa no puede ni siquiera dar un paso... ¡no soy una damisela indefensa!

—Lo tengo claro, es más, diría que los guardias van a devolverte—comentó Kim, con notable irritación.

—Dejemos las discusiones por favor—pidió la mayor— solo... necesito pensar en como vamos a salir

—¿Qué tal una ventana?

—¿Vas a saltar de una ventana?, ni locos

—No me estás entendiendo... nos encerramos en una, atamos sábanas y bajamos—comentó obvia la femenina.

—Podemos salir detrás de la cocina, ahí siempre esta solo —Kim comentó, rascando su nuca aburrido.

—Bien...

Y avanzaron en familia, como si fueran ratas tratando de evitar caer en la trampa y comer el queso que adornaba todo, inclusive, corriendo del gato.

—¿Qué fue lo que pasó, mamá?

—Cállate cinco minutos, por favor, Ann—pidió bajito.

—Tu madre abrió los ojos.

ESTABAN NUEVAMENTE EN LA SALA CON TODOS LOS INVITADOS, ROSELYN SE HABÍA ENCARGADO DE LLEVARLOS a todos de vuelta, incluso, dándoles asientos cómodos a ambos adultos, Kim estaba en un extremo también, claramente, teniendo guardias a sus lados para que cualquier paso en falso fuera descubierto y usar la violencia.

Roselyn odiaba cuando las cosas no salían como quería, sobre todo, si se trataba de Thyme, su hijo menor... el futuro heredero con un futuro escrito por ella, desde el momento de su nacimiento hasta su muerte.

—Los he convocado a todos el día hoy en una fiesta de bienvenida, hecha para la prometida de mi hijo—anunció con una copa de champaña, abrazando a la platinada por los hombros— Annong, quién ha vuelto de Norteamérica

—Dan, quédate callada—pidió Pat, mirando a su mujer con advertencia.

—Quiero que le quite sus manos de encima—gruñó con odio.

—Tranquila, de todas maneras—apuntó algo que colgaba del candelabro sobre la mujer— alguien también quiere arruinar el plan de Ross

Annong estaba nerviosa, sus piernas estaban comenzando a temblar y sus brazos le picaban, comenzando a rascarse de manera disimulada, la sensación de sentirse juzgada y observada era de lo peor, le recordaba su infancia, donde no podía siquiera sentir un roce de manos o que alguien le levantara un poco el tono de voz porque se orinaba del pánico... estaba reviviendo sus peores sensaciones.

—Ha vuelto, para ser la novia ideal...

Por otro lado, Kavin miraba a MJ mientras que este, sujetaba un hilo de pescador algo grueso y trasparente.

—No puedo creer que hayas conseguido sangre de cerdo en tan poco tiempo—el de coleta le habló con emoción a Thyme— démosle los créditos a Stephen King, porque sin él, tu madre no sería la viva imagen de Carrie

—Eso es cierto—Kavin asintió, divertido—¿cuándo lo soltamos?

—Yo digo que tu madre debe moverse a la derecha—Lawan comentó, comiendo una pequeña tartaleta de frutas— porque no está en ángulo

—Si lo está—Kath asintió, abrazando a Ren, quién miraba ansioso — es una ilusión óptica, porque estamos algo lejos, pero lo está

—Yo digo que no

—Que si, no seas bruta

—Bruta será tu abuela—la de ojos felinos se defendió.

—No lo niego, pero que tiene que ver

—Bueno, no peleen—MJ se dió vuelta despistado, soltando el cordel.

—¡Ay no!—Mayra quién volvía hacía su novio, soltó un grito de espanto junto al resto de los presentes.

Y ahí, frente a todos, como si el remake de Carrie fuera hecho por ellos, un cubo lleno de sangre de cerdo había bañado a Anong de cabeza a sus pies, llenando la sala de risas de las adolescentes celosas que lo estaban grabando, provocando que la rubia limpiara como pudo su rostro, sintiéndose muy asustada e humillada... y aunque no lo admitiría, agradecía que la sangre la haya empapado, porque así, nadie notaría que del miedo se orinó encima.