Capítulo 9 • PÓKER
Capítulo 9. Póker.
Nos encontrábamos en el café al lado del hotel, tomaba un té mientras esperábamos que las 17 lleguen. Las 16:31 marcaba el reloj y suspiré. Lo único que odiaba de las misiones era tener que esperar al objetivo.
— Así que... ¿desde cuándo eres agente? - Mitch preguntó para sacar tema.
Levanté una ceja y me giré hacia él — ¿Para qué quieres saber?
Se encogió de hombros — Tenemos media hora que matar. Te conozco por más de un mes ya, y no se nada de la famosa agente Colt.
— ¿Famosa? - fruncí el ceño.
— Para la gente normal serás un don nadie, pero para los agentes eres bastante conocida. Una de las mejores.- volví a levantar una ceja y Mitch dirigió su mirada hacia ella —¿Desde cuándo?
Suspiré y miré hacia el edificio —Desde que tengo memoria. ¿Tú?
— Igual.- giré mi mirada hacia él rápidamente y fruncí el ceño — Se ve que ser agentes no es lo único que tenemos en común.
— No te olvides que hacemos una gran pareja.- bromeé al recordar lo que nos había dicho la recepcionista del hotel y Mitch rió.
— ¿Qué es lo primero que te acuerdas?
Me acerque a él y sonreí — Cuando agarre mi primer pistola.
— ¿Cómo olvidarse de ese momento? - Mitch rió — ¿Tu mejor misión?
Me puse a recordar y sonreí coqueta. Me acerque a Mitch y lo miré a los ojos — Cuando tenía que atrapar a tres hombres, mi compañero estaba herido y tuve que seguir yo sola. En cuestión de segundos, ellos ya eran míos. Tenía solo 18 años.
— ¿Qué hiciste? - sonreí y levanté una ceja — Ah, tu... especialidad.
— Todo es mi especialidad.- le guiñé el ojo y sonreí — ¿Y la tuya?
— Tuve que agarrar a un criminal que se encontraba en el último piso de un edificio, supuse que por la ascensor no iba a hacer más rápido e iba a ser muy obvio entrar por la puerta y sus guardias no me lo iban a permitir, así que trepé todo el edificio hasta el piso 21. Fue una de mis mejores y peores misiones.
— ¿Por qué?
— Fue la primera vez que tuve que matar a alguien.- se alejó de mi y se apoyó más profundo en su silla —¿Cuál es tu peor misión?
Profundice mi mirada en él mientras recordaba — Tenia 14 años... Hurley me había dado mi primera misión con criminales más peligrosos. Mafiosos.- Mitch se acercó a mi y apoyó sus codos en la mesa — Cuando llegué al lugar donde el jefe estaba, me lleve una gran sorpresa. El doble de los hombres que habíamos visto estaban en esa habitación, me vieron joven, así que un hombre me agarró del brazo arrastrándome afuera de la habitación a otra habitación del edificio... cuando se agachó y empezó a agarrar mi pantalón, pensé "Nadie va a venir por mi, están todos atrapados por el otro grupo. Tal vez salieron, tal vez no, pero se que nadie va a venir por mi", esa es una de las primeras cosas que me enseñaron a pensar cuando te agarran, así que saque mi cuchillo de mi zapato lo más rápido que pude y... - moví el costado de mi boca e hice una mueca — El cuchillo clavado en su garganta y el hombre gimiendo nunca me los voy a olvidar.- Mitch se quedó mirándome por unos segundos y se acercó más a mi. Sentía su respiración mezclándose con la mía y miré sus labios.
Mi alarma sonó y bajé mi mirada hacia mi reloj, las 17 habían llegado. Ambos miramos hacia la puerta del edificio y Ross ya estaba saliendo por ésta. Se subió a su auto y nosotros hicimos lo mismo.
Mitch encendió el auto y lo seguimos una cuadra atrás. Ninguno de los dos sabía dónde vivía así que lo que hicimos es solo seguirlo y esperar que nos lleve a su casa. Pero notamos que paró en una cuadra llena de gente, Mitch estacionó enfrente y vimos cómo Ross se bajó y entró en unos de los bares que hay en esa larga y luminosa cuadra.
Mitch y yo nos miramos y nos bajamos del auto, nos fuimos hacia la ventana del bar y miramos para adentro.
Gente en la barra y en las mesas, como un bar normal. Busqué con la mirada a Ross y cuando lo encuentro miro a su alrededor. Cuatro hombres están sentados con él en la mesa y con una cerveza grande cada uno. Ross se ríe y saca algo de su bolsillo. Cuando puedo ver bien cuál es el objetivo que saco, identifico que es un juego de cartas de póker.
. . .
— Te lo digo, Jack, nada fuera de lo normal en el día. Los horarios están bien y después del trabajo juega póker con unos hombres. Se fue a su casa y a su mujer. La casa es grande, debe tener plata. Eso es lo único que sacamos.- le dije a Jack por teléfono.
— Está bien, les queda una semana así que tienen tiempo. Ya le digo al señor Hurley.- Jack suspiró.
— ¿pasa algo?
— Hablando del señor Hurley, me indicó más tareas para mi próxima misión. Es un mafioso de mayor importancia, Hurley en verdad quiere atraparlo. Así que me tiene de acá para allá.
— Está bien, con Mitch nos podemos ocupar. No te preocupes. Nos vemos cuando vuelta entonces.
— Lo dudo. Cuando vuelvas yo ya me fui.- volvió a suspirar — Cuídate, y mantenme al tanto.
— Siempre, tú también. Nos vemos.
Cuando colgué el teléfono me quedé mirando las fotos que Mitch había sacado de Ross en el bar — ¿Mitch?
— ¿qué? - apareció del baño y se acercó a mi.
— ¿qué te parece si entramos a su juego de póker?
Mitch frunció el ceño — ¿sabes jugar al póker?
— Claro, aprendí cuando tenía 11 años.
— Joder Lydia, ¿hay algo que no sepas?
Hice una sonrisa medias y volví a mirar las fotos.
— Necesitamos disfraces.- Mitch comentó.
Asentí — Déjame, yo sé que hacer.
. . .
— Acuérdate, tu nombre es Bob.
Mitch rodeo los ojos — Ya es bastante que me hagas tu guardaespaldas y además me pones el nombre "Bob".
Levanté la ceja — ¿quieres seguirme, por favor?
Entré al bar y me miré en espejo rápidamente, mi peluca color pelirroja y mis ojos color verde llamaban la atención. Mi abrigo largo color negro iban con todo mi atuendo. Me acerque a la mesa de Ross y mis tacos hacían ruido, los cuatros hombres levantaron su mirada hacia mi y miré sus cartas en manos.
— ¿están jugando póker? - dije con acento italiano.
Un hombre que estaba en la mesa sonrió — Si, ¿quieres ver?
— Oh, perfecto.- me senté en una de las sillas y sonreí.
Después de ver a los hombres jugar por un rato y reírme falsamente porque me querían hacer reír, unos de los hombres habló;
— ¿sabes jugar?
— Oh, si. Aprendí cuando era muy joven por mi padre.
— ¿quieres unirte?
— ¡claro! - dije sonriente y me repartieron dos cartas.
La primera ronda perdí, ya que tenía color de los corazones, pero Ross tenía Full House.
Así siguió el juego, algunas perdiendo y otras ganando. Me estaba ganando la confianza de los cuatro hombres pero especialmente y el que importaba, de Ross.
— Así que, dime, ¿por qué tienes un guardaespaldas? - Ross me preguntó.
Rodeé los ojos — Es mi padre, es bastante protector. Es un abogado muy conocido de Italia.
— ¿abogado? ¡Yo también soy abogado!
— Oh, ¡que coincidencia! - sonreí.
La conversación siguió y siguió, el señor Ross hablaba y miraba su lenguaje corporal mientras hablaba de sus clientes. No había nada raro en él, pero no se me ocurría nada más con lo que éste señor esté involucrado con la agencia. Parecía un hombre normal y corriente.
Miré al señor Ross y estaba ya en un buen estado de borrachera para mi próximo paso.
— A ver, hagamos una apuesta. Si gano ésta mano, le puedo preguntar a alguno de ustedes cuatro cualquier cosa.
Los hombres aceptaron divertidos y les mostré mis cartas; escalera de color. Sonreí al ver las cartas de todos y aplaudí emocionada.
Me hice la que pensaba y miraba a mi alrededor, aunque sabía perfectamente a quien le iba a preguntar algo.
— Dígame, señor Ross. Usted como es abogado tuvo un montón de clientes, y por lo que me contó ésta noche nunca perdió un caso. Pero dígame, ¿en algún momento... estuvo involucrado en algo ilegal? - el señor Ross rió.
— Bueno, tuve varias clientes que me han querido pagar por hacer algo ilegal, pero siempre me negué. Tengo códigos.- sonrió orgulloso y los hombres empezaron a aplaudir.
Sonreí pero por dentro quería golpear a alguien.
Me despedí de los hombres cuando Mitch hizo que mi padre me estaba llamando, y después de que los hombres me digan que me quede, negué varias veces y me fui del bar.
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