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Capítulo 8 • RICK ROSS

Capítulo 8. Rick Ross.

— El único Rick Ross que encontré es éste tal abogado de Miami. Dicen que ganó varios trabajos y nunca estuvo involucrado en ningún crimen, al menos es eso lo que dice su récord.- la señora Henderson dijo después de buscar en su computadora.

— La gente puede limpiar su récord fácilmente.- dije mirando la pantalla.

— Tal vez... es alguien que lo contrató como abogado y decidieron hacer esto. Alguien con quien tengas historia.- Jack comentó.

— No lo sé... puede ser.- dije tratando de pensar las miles de posibilidades de quien podría ser — Henderson, ¿podrías sacar sus horarios y demás?

Asintió — Si, me voy a tardar unos minutos pero le consigo todo lo que quiera.

— Perfecto. - asentí y me giré hacia Jack y Mitch, quienes estaban detrás mío.

— Lo voy a vigilar.

— ¿crees que eso es lo mejor? - Jack preguntó.

— ¿sola? No, por eso Mitch va a venir conmigo.

— ¿yo?

— ¿quién mejor que tú seas el que me ayude atrapar a quien está tratando de matarme? - Mitch asintió.

— Tienes un buen punto.- Mitch se encogió de hombros.

— ¿estás segura?

— No veo otra manera para poder atraparlo, y no quiero que vuelva a arruinar otra misión o que cause un lío acá. Además, si mando a un francotirador es porque sabe de nuestra localización, es algo serio. Muy serio.

Jack dudó pero asintió después de unos segundos.

— Agente Colt, aquí tiene los horarios.- me estiró una hoja y la leí.

Rick Ross.
• 8:00 am - 13 pm: trabajo.
• 13 pm - 14:30 pm: almuerzo.
• 14:30 pm - 17:00 pm: finalización trabajo.
•17:00 pm: regreso a casa.

Me giré hacia Mitch y le dije que se vaya preparando, que nos íbamos a Miami.

Me dirigí hacia el despacho de Hurley y toque la puerta, escuché "entre" y abrí la puerta. El señor Hurley se encontraba rodeado de papales y levantó su mirada hacia mi cuando entré.

— ¿cómo te sientes, Lydia?  

— Mejor, nada que no puede soportar.

— Me alegro.- sonrió y volvió a bajar su mirada hacia los papeles.

— Necesito que me dé autorización para que salga a una misión.

— ¿una misión? Lydia, te dispararon ayer. No estás en condiciones para una misión.

— Es importante, señor Hurley, hemos averiguado todo lo que podíamos del señor Ross. Es algo serio, y necesito atraparlo.

— Entonces que vaya el agente Bright, sabes que no te podría mandar a una misión en éste estado.

— Usted sabe que no me gusta que mande agentes para salvarme. Usted siempre me lo ha dicho, uno mismo tiene que pelear sus propias batallas.- dije recordando las antiguas lecciones que me daba cuando era pequeña el señor Hurley.

Suspiró — ¿con quién quieres ir?

— El agente Rapp.

— ¿segura? - frunció el ceño.

— Segurísima. Necesito mantener mis ojos en él las 24 horas del día.

Asintió — Está bien, te autorizo.

Sonreí — Gracias, señor Hurley.

— Que no me digas señor, me hace sonar viejo.- Hurley bromeó y yo sonreí, saliendo del despacho.

. . .

— ¿estás lista, Ly? - Jack me preguntó cuando nos dejó en el aeropuerto.

— Siempre estoy lista.- sonreí y agarré mis bolso.

— En unos días voy para Miami, solo necesito arreglar unas cosas acá y cuanto antes voy para allá.

— Jack, no te preocupes.- le sonreí y le golpeé levemente en el hombro.

— Cuídate.- lo miró a Mitch quien estaba revisando su bolso — Por favor.

— ¿cuando no? - lo abracé y me dirigí hacia Mitch — ¿ya estás?

Mitch asintió y se despidió de Jack, y nos dirigimos hacia la entrada del aeropuerto.

El viaje había sido rápido, ya que no estábamos tan lejos. Al llegar, me puse mis lentes de sol y llamamos a un taxi para poder ir al hotel.

Me agarré del brazo de Mitch una vez que llegamos, que nuestra "relación" comience.

— ¡hola! - dije alegremente — Tenemos una reservación para el fin de semana.

Una señora de mediana edad me sonrió y luego miró a Mitch — ¿vienen por alguna ocasión en especial?

— Solo una escapada.- Mitch sonrió y lo miré.

La señora escribió algo en la computadora y se estiró para agarrar unas llaves — Habitación número 132, espero que la disfruten y que tengan una buena estancia. Y, otra cosa, hacen una muy linda pareja.- la señora sonrió.

Por dentro quería salir corriendo pero por fuera solo sonreí y asentí. Tome las llaves y nos dirigimos hacia el piso tres, donde estaba nuestra habitación.

— Así que hacemos una linda pareja, ¿eh? - Mitch preguntó bromeando.

— Solo fue buena actuación.- dije cortante.

— Me hieres.- se hizo el ofendido y puso su mano en el pecho.

Rodeé los ojos y abrí la habitación, tenía una cama matrimonial y una habitación gigante que daba perfectamente a donde trabajaba nuestra misión, Rick Ross.

—Perfecta.- dije acercándome a la ventana. Coloqué mi bolso en la cama y empecé a sacar varios artefactos que pensaba necesitar.

Saqué mis binoculares y me los coloqué acercándome otra vez a la ventana.

— Ahí está.- dije cuando Ross se encontraba subiendo las escaleras del gran edificio. Mitch se acercó y se coloqué detrás mío. Sentía su respiración en mi hombro y mis pelos se erizaron.

Contrólate. Solo los hombres se ponen nerviosos, tú no.

Miré mi reloj e hice una mueca —Puntual.

— ¿cuál es tu siguiente plan? - Mitch preguntó cuando se sentó en la pequeña mesa que había en la habitación.

— A las 13 pm tiene su almuerzo, lo vamos a seguir y sacar fotos. El primer paso es comprobar que todos sus horarios estén bien.- Mitch asintió.

Las horas pasaron y las 13 llegaron a mi reloj, puntal, Ross salió del edificio y le avisé a Mitch.

Me puse mis anteojos de sol al igual que Mitch y ambos lo empezamos a seguir unos cuantos pasos atrás y agarrados del brazo.

El señor Ross después de caminar unas dos cuadras, entró en un restaurante y se sentó en una de las mesas que daba a la ventana.

Con Mitch esperamos unos segundos y yo aproveché para mirar a mi alrededor. Nada parecía fuera de lo normal.

Entré en una tienda de ropa mientras Mitch vigilaba a Ross desde afuera, me metí en un probador; me puse una peluca rubia, unos anteojos para ver sin aumento, labial color rojo y brillo. Salí lo más rápido que pude y volví a colocar la remera que había sacado en su lugar, agarre a Mitch del brazo y entramos al restaurante.

Nos sentamos en una mesa donde Mitch tenía una vista perfecta de Ross. Pedimos un café mientras Ross comía su almuerzo normalmente.

Los minutos pasaron y las 14:30 llegaron al reloj. Ross pagó su cuenta y salió del restaurante. A los segundos repetimos sus acciones y lo seguimos unos pasos atrás.

Una vez que vimos a Ross volver a su edificio y cruzar la puerta, volvimos a nuestro hotel. Traté de que la recepcionista no me viera para que no sospechara y viera a Mitch entrando con otra mujer.

— Nada fuera de lo normal, por hoy.- dije mirando las fotos que habíamos sacado.

— ¿cuál es su próximo horario? - Mitch preguntó mientras se frotaba su barbilla.

— A las 17.- dije sin dudar y suspiré — Hay que seguirlo, así que prepárate. Yo voy a alquilar un auto mientras se acerca la hora.- Mitch asintió.

Volví a mi aspecto normal y bajé hacia la recepción, le pregunté a la recepcionista donde había un lugar para alquilar autos y para mi suerte había uno a dos cuadras.

Después de darle mi tarjeta falsa al del alquiler de autos, lo manejé hasta el hotel y lo estacioné. Me dirigí hacia mi habitación para poder prepararme y seguir con la misión.

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