Capítulo 15. Reencuentro.

— Lydia, ¿estás segura de esto? - Mitch me preguntó cuando habíamos llegado a la calle 31.

— Mitch, el único que me decía Ly era Jack. Y ya lo sé, cualquier persona lo podría escuchar y ponerle en esa nota. Pero esa es la cosa, nadie sabía de ese lugar más que Jack y yo. La compramos juntos cuando ganábamos lo suficiente, para la seguridad no importe lo que pase a lo largo de los años, teníamos esa casa y nadie más sabía.

Mitch aún no estaba seguro y lo sabía, pero era algo que tenía que saber... no podía ignorarlo. Y si es alguna trampa, podré salir.

Me bajé del auto y miré a mis costados, nada parecía fuera de lo normal. Gente que caminaba para un lado y para el otro. Me dirigí hacia el callejón y entré lentamente estando atenta a cada sonido que me rodeaba.

Puse la mano en mi costado donde tenía mi pistola escondida cuando escuché cuando un sonido en lo profundo del callejón se escuchó.

Saqué mi pistola cuando una sombra negra apareció de la oscuridad.

— Siempre voy a envidiar tu rapidez, Ly.- Jack apareció en mi vista y mis ojos se llenaron de lágrimas y bajé la pistola lentamente.

No podría creer que lo tenía en frente mío cuando ya había dado por hecho de que nunca más lo iba a ver. Corrí para abrazarlo y éste enseguida respondió mi abrazo.

— ¿cómo? ¿qué pasó? ¿cómo? - pregunté una vez que me separé.

— No fue fácil contactarte, tuve suerte de que fueras al refugio cuando fuiste atacada.

— ¿cómo?

— Aunque no me hayas visto, he estado cerca. Lydia... estás en grave peligro. Y Mitch también.

— ¿Mitch?

Jack asintió — Si - agarró mi brazo y me llevó más adentro del callejón mirando qué nadie nos siguiera y que nos estén escuchando — Es complicado.

— Jack, cuéntame.

— Es Hurley.

— ¿Hurley? - fruncí el ceño.

— Lo sé, es difícil de creer. Pero desde que trajiste a Mitch a la agencia y pasó el primer incidente, empecé a investigar todo lo que se podía saber sobre él. Me metí en archivos tras archivos. Él es el que inició todo esto...

— Jack.- negué con la cabeza sin poder creerlo.

— Ly, escúchame. Por favor...

— No... no puede ser.

— Él es que ha planeado todo esto tiempo atacarte, atacarlo a Mitch.

— No puedes comprobarlo... ¿por qué?

— Eso es lo que no sé...

Sentía que mi cabeza iba a mil por hora. No podía ser... ¿Hurley? ¿El que me había criado desde que tengo memoria como si fuese mi propio padre? No... no.

— El día que te dijeron que había muerto... ¿dónde estaba Hurley?

— Su secretaria me dijo que había ido a reconocer mi cuerpo.

Jack estiró sus brazos — Acá estoy. Y sabes que Hurley tiene un buen ojo, al diablo con la idea de que hay algún agente que se parece a mi. Ese mismo día que fui a la misión que me había dado Hurley, me agarraron por sorpresa unos hombres. Hombres que nunca había visto. En un descuido uno de los hombres dejó ver su brazo, ¿qué es lo que veo? El mismo tatuaje que tiene Hurley y sus compañeros.

— Eso mismo me pasó cuando me atacaron el día de la cena cuando investigamos a Rick Ross. Ese tatuaje... lo vi.

— ¿Rick Ross? Otro invento para distraerte y para atacarte.

Suspiré y mi cabeza empezó a doler por toda ésta información nueva. Enseguida escuchamos un ruido que venía por la parte delantera del callejón y rápidamente con Jack ya teníamos nuestras pistolas apuntadas para ese lado. Un Mitch con sus manos al cielo apareció en mi vista.

— Tardabas mucho... - me dijo cuando me vio y se paró en seco cuando lo vio a Jack parada a mi costado — ¿Lydia?

— Déjame que te explique en el viaje, vamos a terminar esto.

. . .

El olor que conocía tan bien de la agencia llegó a mi nariz y entré con la confianza que siempre entraba. Sólo que ésta vez solo tenía un objetivo en mi cabeza: averiguar la verdad.

Sin dirigirme hacia cualquier otro lado, entré al despacho de Hurley después de que me lo haya permitido. Ver su rostro después de recibir toda la información, hacía que mi corazón salte. El Hurley que había visto toda mi vida no estaba en esa habitación.

— Señor...

— Lydia, volviste.

Asentí — ¿le puedo pedir un favor? - pregunté rápidamente antes de que me pregunte sobre la misión.

— Lo que sea.

— Me podría contar cómo fue... cuando usted fue al reconocer el cuerpo del agente Bright.

— Lydia, ¿crees que quieres escuchar esto?

— Lo necesito, quiero saber que terminó todo bien...

Hurley después de unos segundos asintió y apoyó sus hombros en la mesa — Fue un disparo en el costado de su estómago. No sufrió más lesiones, fue porque derramó mucha sangre.- asentí mientras leía su lenguaje corporal. Sus manos se tocaban entre ellas y apretaba sus pulgares entre ellos mientras los movía. Me miraba a los ojos pero cuando llegaba un detalle concreto miraba el suelo. No trasmitía compasión... sino que quería terminar con esto lo antes posible — Además, era él pero no al mismo tiempo. Tenía la misma marca que tenía en su labio inferior, pero su rostro... estaba pálido.

Asentí rápidamente mientras las lágrimas querían salir por mi cuerpo, pero no por Jack, sino por toda la mentira que viví durante toda mi vida.

— Está bien. Gracias, señor.- asentí y me levanté de mi silla para salir del despacho.

— Lydia... - si voz se profundizó y mi piel se erizó — Si necesitas algo, solo dímelo.

Asentí y sonreí a medias.

No lo podía creer... ¿qué acaba de pasar?

Salí rápidamente del despacho y me dirigí hacia afuera, donde enseguida algo me golpeó en la cabeza y perdí un poco de mi equilibrio. Saqué mi pistola de mi bolsillo y le disparé al cielo.

— Erraste pequeña.- un hombre atrás mío comentó y rió. Y lo único que recuerdo es que todo se volvió negro...