O8. Bromance y un Zeus decapitado
🍃 ˚。⋆ CAPÍTULO VIII
POV HANA
El estruendoso sonido de una escultura impactando con el piso del otro extremo del salón nos tomó por sorpresa, ambos aprovechamos que los zombies se fueron en esa dirección y fuimos a escondernos detrás de unos muebles que podrían servirnos de refugio.
Nos mantuvimos mudos, sabíamos que el más mínimo ruido podría condenarnos a ser como ellos. Evité hacer cualquier tipo de movimiento.
Estuvimos ahí, quietos como estatuas, por un rato considerable. Suhyeok supo que quedarnos así no nos llevaría a ninguna parte, así que se asomó lo más silenciosamente que pudo para buscar alguna forma de escapar, pero el gruñido de un zombie lo hizo volver a meter la cabeza en el cubículo.
Apoyé la espalda atrás y encogí las piernas.
—Debiste ir con los demás —murmuró en un hilo de voz.
Por un momento me asusté, imaginé que los zombies lo escucharon y venían hacia nosotros, pero parecía que su sentido auditivo no era tan agúdo como creía.
—No podía dejarte —respondí en voz baja.
Mi némesis/ángel salvador alzó una ceja de manera burlona. Cada vez que me empezaba a resultar menos desagradable él encontraba la manera de arruinarlo. Entrecerré los ojos de mala gana y moví la cabeza demostrando que no me hacía gracia.
Mantuvo esa sonrisa en el rostro por un rato. Tarde o temprano mis ganas de partirle la cara iban a terminar ganando, sólo era cuestión de tiempo.
Escuchamos otro ruido fuerte que nos puso en alerta. Sentimos como los zombies fueron hacia la fuente del sonido.
—Siguen el sonido —balbuceé para mis adentros
—¿Qué dices?
—Ellos siguen el sonido.
Se quedó pensando un rato hasta que decidió volver a intentar asomarse.
—Hay una ventana —se giró.
Rapidamente me dispuse a encontrar algo que al ser lanzado provoque un ruido fuerte. Una cabeza de dios griego apareció ante mis ojos, habían decapitado a una figura de cerámica, que brutales. El único problema era que estaba alejada, así que debía estirarme para alcanzarla.
No lo logré.
Me devolví al mismo lugar, luego me apoyé con las manos en el suelo para tratar de alcanzarla con mis zapatos.
Logré atraerla lo suficiente como para poder terminar de acercarla con la mano. Una vez que la tuve, la puse sobre mi regazo. Miré a Suhyeok como diciéndole que ya estaba preparada para lanzar la cabeza de Zeus al otro lado, él asintió. Rodeé la cabeza con ambas manos y respiré hondo, esto debía funcionar.
Lista para lanzar la cabeza, levanté ambos brazos y... sólo eso.
Un segundo antes de soltarla Suhyeok puso la mano sobre una de mis piernas, haciendo que me detuviera y bajara el trozo de escultura lentamente.
Me miraba fijamente, eso era lo único que hacía. No entendí que quería lograr. Esperé a que hiciese algo más, pero no fue así. Sus ojos escanearon mi rostro y se quedaron quietos al llegar a mis labios.
Seguro comencé a sangrar de nuevo.
—¿Pasa algo? —pregunté.
Suhyeok sacudió levemente la cabeza y pestañeó un par de veces. Mordió su labio inferior y deslizó su mano para apoyarse en el suelo.
—Sólo... —hizo una pausa —No te mueras.
—No lo haré —sonreí.
Fije mi atención en Zeus y le di un beso en la frente. Luego me di la vuelta y lo lancé contra la pared que estaba al otro extremo. El plan funcionó, los zombies siguieron el sonido.
Nos levantamos tan rápido como se nos fue posible y Suhyeok abrió la ventana. Me hizo salir primero, casi me da algo cuando vi lo alto que estaba. Evitando ver al vacío que había bajo mío, crucé una de las columnas para que él pudiera salir también. No vi lo que estaba pasando, pero escuché ruidos adentro, y luego como algo de metal se cayó al suelo.
Esperé con mucha fe a que saliera por la venta, por suerte Suhyeok sí fue así. Suspiré aliviada. Suhyeok vino hacia mí.
—¿No que si no me mataban los zombies me matabas tú? —habló por lo alto —¿Por qué no lo intentas? Creo que es un buen momento para hacerlo.
—Cierra la boca que ya me están dando ganas.
Soltó una risilla.
—Hay que avanzar —dijo.
Nos deslizamos lateralmente sujetos al borde de las ventanas. En un punto no pudimos seguir avanzando porque un tubo y una columna ancha se interponían entre el borde en el que estabamos y el del otro lado.
—¿Ahora qué?
—No lo sé —respondió.
—¿Y si rompemos esta ventana?
—¿Y si hay zombies dentro?
Razonaba alguna potencial solución, pero mi ideas se habían agotado.
Levanté la mirada cuando oí un vidrio romperse arriba. Vi a Cheong-San volar por los aires y a un montón de zombies caer detrás de él. Devolviendo mi corazón a su lugar, Cheong-San se sostuvo de una cuerda que colgaba, pero un zombie se aferró a sus piernas. Bajé un poco más el rostro y logré ver a los demás en un piso de abajo.
—¡Cheong-San! Mira hacia abajo, tienes un justo ahí —advirtió Suhyeok.
—Ya lo sé —respondió Cheong-San.
—No se suelta, deshazte de ella.
—Ya lo sé —volvió a decir.
—¡Haz que se suelte ahora mismo!
—Eso intento hacer.
Cheong-San pateó en la cara al zombie varias veces. A pesar de sus intentos, el zombie no parecía ir a soltarlo jamás.
—Iré hacia ti —dijo Suhyeok.
—¿Qué? No lo hagas —traté de detenerlo.
—¡Sin calcetines, arriba de ti! —exclamó Cheong-San.
No tuve tiempo de ver a donde Cheong-San señaló, pero si de ver como Suhyeok se lanzó al vacío y un zombie pasó justo a mi lado.
—¡Suhyeok! —grité con una fuerza increíble.
Cerré los ojos, no quería verlo estampado en la acera. No podría soportarlo.
Cuando al fin me atreví a abrir un ojo y me tope con la realidad, mi cerebro hizo ¡Pum! Suhyeok estaba abrazando las piernas de Cheong-San. Supongo que me mintió cuando me dijo que no le gustaba Cheong-San. No lo culpo, ¿quién podría resistirsele?
En otro contexto eso habría sido bastante divertido y lo hubiera usado como objeto de burla para defenderme de sus bromas, pero en ese momento no podía dejar de sentir miedo porque algo malo le vaya a pasar a alguno de ellos.
Suhyeok tiró al zombie con sus patadas. Cheong-San bajó con ayuda de la cuerda, Suhyeok en cambio, no entró directamente. Se acomodó en el marco de la ventana y tomó la manguera.
—¡Hana! Te lanzaré la manguera para que puedas bajar —gritó —Atrápala.
Tomó cuatro intentos y un manguerazo en la cara, pero al final sí pude atrapar la manguera. Me agarré de ella y no me quedó de otra más que confiar en que no moriría del susto.
Suhyeok me atrapó, por suerte, porque sino iba a terminar balanceandome como si fuese un columpio. Los dos entramos al salón, me sentí mucho mejor y tranquila cuando me di cuenta de que la señorita Park también estaba ahí.
Me acerqué a donde estaba Suhyeok.
—¿Entonces sí te gusta Cheong-San—susurré con la intención de aliviar la tensión y una sonrisa traviesa en el rostro —Eso estuvo cerca.
—No vuelvas a hacer algo como eso nunca —pronunció demasiado seriamente para mi gusto.
—¿Qué? —pregunté ingenua, no creí que mi chiste le fastidiaría tanto.
—No puedes arriesgar tu vida de una manera tan tonta.
Por más que quería descifrar el comportamiento de Lee Suhyeok, es que simplemente era imposible hacerlo. Hace menos de diez minutos estuvimos bromeando, y ahora estaba enojado conmigo por lo mismo de lo que nos reímos...
—¿Qué te pasa? —fruncí el ceño.
—Esto no es un juego Hana. Pudiste morir allá.
—Tú también —remarqué .
—Es diferente.
—¿Diferente por qué? —comencé a enojarme.
Suhyeok suspiró con molestia y se dio la vuelta como dándome a entender que no quería seguir hablando de eso. Estuve a punto de armar una escena, cuando escuché a Na-Yeon soltar un chillido y a Gyeong Su reclamarle por algo que dijo.
—Ya cálmense los dos, díganme que está pasando aquí —la señorita Park se puso en medio.
—Él me golpeó.
—Porque me llamaste estúpido pobretón —la alteración en la voz de Gyeong-Su era evidente.
Mis venas ardían por lo de Suhyeok y ahora por lo de Na-Yeon. Juro que si se le ocurre decir una palabra más, no podría aguantar responderle ni aunque quisiese.
—¿Y acaso mentí? —lo retó Na-Yeon dándo un paso al frente.
—Mientes cada que abres la boca —solté, ups.
Na-Yeon puso cara de ofendida, y casi que pude escucharla quejarse con la maestra por lo grosera que estaba siendo, pero la señorita Park lo impidió, pues preguntó por el significado de lo que había molestado tanto a Gyeong-Su.
Si era sincera, ya no sabía que era mejor, si dejar a Na-Yeon con nosotros o que se la coman los zombies.
Suhyeok explicó que era porque Gyeong-Su recibía asistencia social. Aunque haya abierto la bocota para decir algo con sentido, puse los ojos en blanco y miré a un lado.
A la señorita Park le pareció un poco tonto que un apodo tan simple como ese causara una discusión, pero ella no entendía que no era sólo que lo llamara pobre, Na-Yeon se estaba pasando de la raya. Molestaba a todo el mundo sin ninguna razón, y había agarrado al pobre Gyeong-Su como punto.
Uno puede dejar pasar las cosas un par de veces, pero llega un punto en el que ya no puede seguir ignorando a alguien como ella.
El tema de la policía y las lineas de emergencia salió a la luz luego del discurso que la maestra dio para que la discusión cesara, hasta que On-Jo puso como tema de conversación lo de Hyeon-Ju.
—Profesora, las manos de Hyeon-Ju estaban frías, y tambien las de I-Sak —explicó On-Jo —¿Será que esto comenzó con Hyeon-Ju.
Mientras asimilaba el montón de información que acababa de recibir, trataba de unir las ideas para sacar alguna conclusión que nos ayudara a descifrar esto.
—Hyeon-Ju dijo que el profesor de ciencias la amarró, ahora es obvio que fue por eso. Pero omitiendo la parte del secuestro. ¿Cómo sabía el profesor que ella tenía el virus? O aún más importante ¿Cómo se contagio?
—La última vez que la vi fue en el salón de ciencias —informó Joon-Yeong.
—¿Y no la notaste rara ese día?
El de gafas negó con la cabeza dando a entender que no hubo nada extraño.
—¿Creen que esto haya empezado aquí? —vi los rostros de mis compañeros —¿Creen que el profesor Lee haya tenido algo que ver? Señorita Park. ¿Usted no lo vio después de lo de Hyeon-Ju?
La señorita Park contuvo el aire, como si le acabase de preguntar por algo que no tenía intenciones de revelar
—Esperen —dijo Hyo-Ru de pronto —Hyeon-Ju se fue al hospital.
—Tal vez el virus se propagó hasta allá —supuso Joon-Yeong, que estaba sentado en una silla del rincón, con una pierna apoyada en el borde.
—Quizá por eso no viene nadie —Hyo-Ryung volvió a tomar la palabra.
Me había olvidado de mamá, ella debió haberse quedado en la ciudad al no recibir noticias de mí. Comencé a exhaltarme, pero rapidamente recordé que le di el teléfono a On-Jo antes de la travesía que vivimos luego de que el señor Kang se convirtiera.
—On-Jo. ¿Todavía tienes el teléfono? —pregunté.
—Yo... —supe que no lo tenía con ver su actitud tímida —Lo siento, se me cayó cuando huíamos de los zombies.
Pestañeé cabizbaja al escuchar su respuesta. Ahora tampoco tendría noticias acerca de ella. Trataba de refugiarme en el hecho de que vivíamos en un último piso, y que la entrada a nuestro departamento no estaba disponible más que para nosotras.
—De verdad lo lamento —se disculpó al ver mi repentino bajón de ánimos.
—No pasa nada —moví la cabeza restándole importancia al asunto —Lo importante es que estamos todos bien.
—Esperen —Joon-Yeong se paró de pronto —La computadora, tiene que haber conexión.
Se acercó a la maquina saltando con un pie. Seguro se lastimó en algún punto del camino. Se sentó en la silla frente al equipo y todos se amontonaron allí.
Yo preferí ir a esperar a que la computadora encendiera a un lado. Me daba algo asi como claustrofóbia cuando veía a muchas personas amontonadas. Fui hacia la ventana y me asomé por ella fingiendo que las cosas que habían abajo no eran zombies, sino solamente hormigas.
—¿Hana? —Nam-Ra se paró a mi lado.
—Hola —respondí —¿Qué sucede?
—¿Vieron la nota que les dejé? —ladeé la cabeza demostrándole que no supe a que nota se refería —Olvídalo.
—No, dime, ¿qué decía la nota?
—Sólo era para que supieran que vendríamos aquí —explicó —No es importante.
—Gracias, eso es muy considerado —le dije sorprendida.
Nam-Ra asintió con algo de timidez y se dio la vuelta. Iba a dejar que se vata, pero decidí detenerla.
—Oye, Nam-Ra —se dio la vuelta regresando al lugar —¿Estás bien? Me refiero con todo esto.
—En situaciones como esta prefiero mantenerme al margen de la situación, ver las cosas de manera clara y no dejar a las emociones salir a flote.
—Entiendo, quisiera poder ser como tú en ese aspecto, bueno en todo aspecto, eres miuy inteligente y siempre mantienes la calma. Yo me puse a llorar como una bebé cuando todo esto empezó.
Soltó una risilla ante mi comentario. Creo que era la primera vez que veía a Choi Nam-Ra sonreír.
—¿Tú quieres ser como yo? —arrugó el entrecejo —¿Por qué querrías eso?
Encojí los hombros mientras jugaba con mis labios.
—No lo sé, eres tan independiente y segura y... no sé, la verdad no sé.
—A mí me gustaría ser como tú —llevé una mano a mi pacho y alcé una ceja como diciendo "¿Bromeas?" —Eres valiente y muy inteligente. La combinación perfecta.
—¿Yo? ¿Valiente? ¿Si te conté que me puse a chillar verdad?
—Estas dispuesta a defender a los demás, no cualquier se arriesgaría por ayudar a alguien, y menos a Na-Yeon —dijo refiriendose a mi intento de ayudarla a levantarse del suelo.
La manguera golpeó la ventana, haciendo que Nam-Ra y yo nos quedaramos calladas. Vimos como esta se balanceaba, se me hizo extraño, pero quise creer que era el viento. Algo estaban viendo en la computadora, y esta vez mis ganas de saber qué terminaron ganando, así que me dirigí hacia allá para ver que era y saciar mi curiosidad.
━━━━━━━━━━
[NOTA]
¿Ya vieron al Suhyeok y su bipolaridad? Bueno Hana tampoco se salva.
Procedo a retirarme, no olviden votar y comentar.
Los amouuuu.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro