O7. Estupidez humana y patadas ninja
🍃 ˚。⋆ CAPÍTULO VII
POV HANA
Luego del grito de On-Jo en el que decía que al señor Kang le habían mordido el brazo, ni siquiera el sonido de nuestras respiraciones rompió el silencio que había en el salón. Estábamos callados, viendo el brazo del profesor y la mordida marcada en él. Sentí un revoltijo en el estomago y el terror quiso apoderarse de mí nuevamente, pero no se lo permití.
—No, no me mordieron —dijo el maestro contemplando la evidente gran mordida que tenía ahí.
—Dijo que no lo habían mordido —soltó Gyeong-Su.
—Pues no, no me mordieron —volvió a hablar..
Jaló las mangas de su chaqueta hasta abajo, creyendo que todos nos olvidaríamos de eso y lo dejaríamos pasar.
—Esa es una mordida —señaló On-jo
—Dije que no y no me contradigas —alzó la voz.
—¿Y entonces que es eso...? —cuestionó I-Sak con timidez.
—¡No me mordieron niña! —gritó —¿Qué parte no entiendes?
—Todos vimos la mordida señor Kang —me pronuncié con firmeza —Si quiere mentir al menos asegúrese de hacerlo bien.
Con una actitud aterradora y amenazante, el profesor se giró a verme con repudio.
—¿Quién te crees tú para hablarme así?
Mantuve la mirada firme, pero no hablé más.
—Será mejor que se vaya —interrumpió I-Sak, robando la atención del hombre, quien soltó un "'¿Qué?" antes de que ella continuara —Largo de aquí.
—¿Quieres qué me vaya? —se atrevió a actuar como la víctima —¿Después de todo lo que hice para llegar aquí? ¿Que me largue?
Levanté el rostro con seguridad.
—Sí, me parece que le quedó bastante claro. ¿O necesita que se lo repitan?
—¡Cierra la boca niña tonta! —me gritó.
—No le hable así —se metió Suhyeok.
—¡Ven aquí y dímelo en la cara!
La quietud se mantuvo en el salón, ni yo ni ninguno de mis compañeros respondió al señor Kang. Tragué saliva y relamí mis labios esperando que de alguna manera eso rompiera la horrorosa tensión que había en todas partes. Un compás, esas cosas que tienen una punta de metal, había robado mi atención, si tenía que defenderme al menos podría clavarle eso en le ojo.
En un movimiento discreto, puse mi mano sobre el escritorio y traté de arrastrar con mis dedos el objeto de metal. No lo alcancé en un primer momento, pero tras estirar mis dedos como nunca antes, finalmente pude esconderlo en la manga de mi camisa.
—¡Ven! ¡Ven aquí! ¿No piensas hacerlo? ¡Eh!
Mi respiración se aceleró cuando lo ví caminar hacia mí. Di dos pasos largos hacia atrás asustada, agarré con fuerza el objeto dispuesta a atacarlo si se atrevía a algo, pero no fue necesario ya que Suhyeok y Dae-Su se pusieron en frente, evitando que él siguiera avanzando.
Todos se arrinconaron contra las paredes cuando lo vieron sangrar por la nariz, él se dio cuenta y volteó en su mismo eje limpiando la sangre con su mano. On-Jo aprovechó ese descuido para golpearlo con una de las mochilas, cosa que resultó ser inservible.
El hombre volteó a verla y con la intensión de hacerle algo malo, a pasos firmes se le acercó sólo para desvanecerse un segundo antes de alcanzarla.
Un grito ahogado escapó de mis adentros, y como reflejo me abracé del brazo de Suhyeok. Al darse cuenta de eso, se giró lentamente para ver mi brazo y luego a mí. Me solté de él y miré hacia otro lado. De algún modo Suhyeok me hacía sentir segura, aunque fuese un imbecil, estar a su lado me daba cierto grado de tranquilidad.
Un ruido me sacó de mis pensamientos. El señor Kang de repente se retorcía en el suelo, haciendo movimientos que ni un contorsionista profesional podría ser capaz de hacer.
El pánico crecía al interior de todos y cada uno de nosotros, gritaban que lo sacaran, que se fuera, pero nadie era lo suficientemente valiente como para estar dispuesto a hacer algo al respecto.
—Las mesas —susurré.
Dae-Su y Suhyeok, que eran los únicos que parecían haber alcanzado a escuchar, me miraron frunciendo levemente el ceño.
Agarré una de las mesas, y la arrastré hacia la pared intentando abrir paso para poder escapar.
Escuché gritos y un estruendo, el zombie atacó a Mi-Jin, comencé a temblar, pero traté de no detenerme y seguir desbloqueando las salidas. Cuando volví a poner mi atención en lo que estaba pasando del otro lado, vi a Min-Ji con una mordida en la cara y a Dae-Su sin saber que hacer. El señ... el zombie, que estaba tirado a un lado, se levantó y corrió en dirección a Woo-Jin y Suhyeok.
—¡Cuidado! —grité.
Ambos lo esquivaron, pero el zombie fue detrás de Suhyeok, sin pensarlo dos veces él se agachó para evitar ser atacado y luego le dio un golpe en la cara, el zombie volvió a lanzarse sobre él, esta vez Suhyeok lo lanzó al piso. Cheong-San tenía una mesa en las manos, corrió desde el otro lado para acorralar al zombie contra una columna, Gyeong-Su fue a ayudarlo.
—No quiero morir —Min-Ji dijo a Dae-Su con los ojos llorozos —Ayúdame.
Segundos después ella ya era uno de ellos, Dae-Su la levantó en el aire para que no fuese a atacar a nadie. Suhyeok corrió a ayudarme con las mesas. Abrimos la puerta y todos empezaron a salir, excepto los tres que estaban conteniendo a los dos zombies que habían dentro y Suhyeok, que vigilaba la puerta. Era mi turno de salir, pero no quería hacerlo sin asegurarme de que los demás estuviesen bien.
—¿Qué haces? Sal de aquí —dijo el azabache.
Lo miré sólo para ignorar sus palabra, luego agarré uno de los cuadernos que estaban en el suelo y corrí hacia donde estaba Dae-Su, Suhyeok trató de detenerme pero no lo logró.
Puse el cuaderno en la boca de Min-Ji. Dae-Su aprovechó que ella no podría morderlo para lanzarla a un lado y agarrar mi mano para salir corriendo.
Ya en el pasillo, volteé para asegurarme que todos lo hayan logrado, pero sólo alcancé a ver a Gyeong-Su y Cheong-San salir, no había rastro de Suhyeok. Paré en seco, causando que mi mano se deslizara de la de Dae-Su.
Más te vale estar vivo.
—¡Ya te alcanzo! —le avisé.
Giré y corrí de vuelta al salón, pero antes de llegar Suhyeok salió casi resbalándose y cerró la puerta.
—¡¿Qué haces aquí, tonta?! —gritó al verme ahí —¡Tenemos que irnos ya, corre!.
Entrelazó su mano con la mía y salió disparado hacia donde estaban los demás arrastrándome con él. Justo cuando nos faltaban unos pocos metros para alcanzar a los demás, ellos se detuvieron de golpe, pude ver que los zombies estaban llegando del otro lado.
Suhyeok me soltó y caminó de espaldas mientras me hacía unas señas raras, se dio la vuelta y corrió sobrepasando a todos los chicos, directo hacia los zombies.
—¡Suhyeok! —vociferé.
Le dió una patada voladora a un zombie en la cara. Golpe tras golpe, zombie tras zombie, poniendo su vida en riesgo para ayudarnos a escapar. Admiraba su valentía, era como un Capitán América, y también un tonto. Me levanté para ayudar a Na-Yeon a levantarse, sí, ella no me agradaba en lo absoluto, pero eso no significaba que la dejaría morir.
Como lo predije, más temprano que tarde los zombies le voltearon la jugada, un zombie estuvo apunto de atacarnos a Na-Yeon y a mí, pero Suhyeok se lanzó encima de este cayendo al suelo junto con él.
—¡No! —en un acto de impulsividad, le pateé en la cara a uno de los zombies que se le había colgado.
—¡Hana! —advirtió Cheong-San antes de ir hacia donde estaba con una de las ventanas en manos.
Me hice a un lado y Cheong-San empujó a los zombies con ayuda de ella. Los demás lo siguieron y usaron las ventanas como escudos para alejar a los zombies. Ayudé a Suhyeok a levantarse queriendo asegurarme de que estuviera bien, pero él estaba más interesado en averiguar si yo lo estaba.
—¿Te hiciste daño? —se levantó buscando algún rastro de sangre o algún rasguño en mí.
—Estoy bien —sostuve sus brazos para tratar de tranquilizarlo —¿Tú estás bien?
Asintió sin más. Suhyeok y yo nos unimos a los otros para empujar a los zombies y abrirnos paso hasta las escaleras. Dae-Su fue más inteligente, usando su fuerza bruta sacó la puerta de su lugar y corrió para reemplazar las ventanas por la gran puerta de madera que cargaba en manos. Todos se reincorporaron para ayudarlo a aventar a los zombies y finalmente pudimos llegar a las escaleras y tirarlos a todos hacia abajo.
Las chicas subieron y yo subí junto a los chicos. Me di cuenta de que Cheong-San y Suhyeok se habían quedado atras. Retrocedí mis pasos y escuché a Cheong-San llamar a Suhyeok. Me apresuré aún más y casi que me golpeé con Cheong-San cuando él salió de la nada.
—Tenemos que irnos —agarró mi brazo, pero me solté al instante.
—¿Dónde está Suhyeok? —no me respondió.
Me puse de cunclillas para alcanzar a mirar por encima de su hombro esperando encontrarme con la horrible cara de Suhyeok, pero no había nadie.
—Hana, no vayas a...
Hice caso omiso a Cheong-San y pasé de él corriendo para buscar a mi némesis y mayor enemigo. Aunnque haya dicho lo contrario, en realidad no quería que le pasara nada malo.
Bajé las escaleras, Suhyeok estaba siendo atacado por algunos zombies, trataba de defenderse, pero parecía que no podía con ellos. Saqué valentía de donde no la tenía y me dispuse a repartir patadas para ayudarlo.
—¿Hana...? —pronunció boquiabierto al verme entrar a escena.
—¡Levántante idiota!
Se levantó de un salto, y me ayudó a defendernos de los zombies que ya empezaban a aumentar en cantidad a una velocidad impresionante.
—¡Tienes que irte! —gritaba sin dejar lo que estaba haciendo —¡Vete ahora! ¡Ve con los demás!
—¡No te voy a dejar morir!
—¡Hana largo!
Se dio cuenta de que sus intentos de hacerme dejarlo no darían resultado alguno, así que dejó de insistir y me atrajo hacia él.
—Son demasiados —suspiré.
—¡Hana, detrás de ti! —exclamó de pronto.
Me di la vuelta, y un zombie vino directo hacia mí, me agaché tratando de esquivarlo. Por suerte Suhyeok se lanzó a él antes y lo llenó de golpes hasta que se dio cuenta de que estabamos acorralados. Intercambiamos miradas aterrados, mi pecho se movía de arriba abajo y sentía como si mi corazón estuviese a punto de estallar. Debí irme cuando me lo dijo.
—Por aquí —tiró de mi sueter obligándome a seguirlo.
Le dio un puñete en la cara a uno de los zombies y luego lo empujó al suelo haciendo que se llevase consigo a una fila larga de ellos. Aprovechó eso para correr por encima de los zombies desparramados en el suelo, abrió la puerta del primer salón que encontró y me empujó dentro. Suhyeok entró justo detrás de mí apoyandose sobre la puerta cerrada para recuperar el aliento.
Fui directo a abrazarlo hasta que recordé la discusión. Devolví mis brazos a mi cuerpo fingiendo que haría cualquier otra cosa.
Lentamente, moví el rostro hacia otra dirección, y dejenme decirles que... ¡Santa madre! Todo mi cuerpo se paralizó cuando lo vi.
Suhyeok nos encerró en un salón lleno zombies.
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[NOTA]
Me costó escribir este capítulo por alguna extraña razón.
Anyways, espero les haya gustado.
Sueñen con Park Solomon.
Voten, comenten y sobre todo diviertanse... o lloren.
Los amooooo c:
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