O4. Un armario para dos...
🍃 ˚。⋆ CAPÍTULO IV
POV HANA
No había salida.
Corríamos por todos lados encontrándonos con la misma mórbida escena en cada rincón de la escuela, esas cosas estaban atacando a todos y yo aún no sabía como es que aún no me moría. Suhyeok me tenía tomada de la mano y, aunque en más de una ocasión pude costarle la vida, se aferraba a mí como si eso fuese lo único importante.
Nos encontrábamos corriendo por el exterior del edificio en busca de cualquier lugar que pareciera seguro, pero ellos estaban en todas partes, y cuando decía en todas partes, era muy literal. Suhyeok se detuvo al ver que habían muchos del otro lado. Estábamos acorralados.
—Carajo —murmuró ansioso.
Comenzó a buscar una escapatoria. Miró hacia el campo y luego a las ventanas de los salones, creo que supe lo que le estaba pasando por la mente. Intercambiamos miradas y corrimos hacia ellas, trató de abrirlas pero estaban atoradas. Mientras tanto, los que parecían ser zombies se acercaban más y más. Busqué algo que pudiera ayudarnos y tirada a solo un metro de donde estabamos pude identificar una piedra algo grande. Tenía que servir.
—¡Hana! —gritó cuando solté su mano.
—¡Muévete! —dije con la roca en manos.
Cuando se dio cuenta de mi plan se hizo a un lado cubriéndose, yo lancé la piedra contra la ventana y por suerte esta se rompió. Volteé para ver que tan cerca estaban los zombies y solté un grito cuando vi uno justo detrás mío. Un segundo después Suhyeok le dio una patada que hizo que cayerá al suelo. Me agarró del brazo y me arrastró hasta la ventana, salté dentro del salón, él vino detrás mío. Corrimos hacia la puerta para tratar de huir por el pasillo, pero antes de abrirla tres de esos monstruos corrieron a la puerta y comenzaron a golpearla intentando entrar.
Suhyeok y yo retrocedimos. Quisimos volver a salir por la ventana pero ya era muy tarde, estaban trepando por ella.
—¿Suhyeok? —pronuncié al borde del colapso.
Él vio de reojo y luego dirigió su mirada a uno de los varios armarios que había en el salón. Pensó por un segundo hasta que se dio cuenta que los zombies que estaban en la ventana ya casi lograban entrar. Apretó mi mano y corrió hacía el armario, lo abrió y en un segundo vació su interior lanzando todo al piso para cerrarlo una vez que los dos estuvimos dentro.
Era estrecho, pero sí pudimos caber los dos. Yo estaba temblando, temblando como nunca jamás lo había echo, miré a Suhyeok, él también estaba asustado, pero deifnitivamente no tanto como yo. Suhyeok me indicó con un gesto que no hiciera ruido y trató de mantener las puertas bien cerradas.
Mis oídos captaron el momento en el que el zombie que trepaba por la ventana logró entrar a la habitación, comencé a temblar aún más. Nunca estuve tan asustada como lo estuv enetonces, escuchaba sus pisadas disparejas, su respiración aspera y los aterradores gruñidos que hacía repentinamente.
Nos estaba buscando.
Tragué grueso, en cualquier momento vomitaría del susto. Tuve que soportar saber que había uno de ellos fuera, y creí que era lo peor que podría haber pasado hasta que la puerta del salón se abrió repentinamente. No pude contenerme y solté un grito ahogado que contuve al instante mordiéndome la lengua y poniendo una mano sobre mi boca.
Suhyeok notó lo aterrada que estaba y tomó mi mano temblorosa intentando calmarme. Me vio directo a los ojos y la sostuvo aún mas fuerte.
Escuché unos pasos y una respiración agitada, quien sea que había entrado tenía que ser una persona normal como nosotros, aún así ninguno de los dos se atrevió a abrir la puerta.
—¡Maldita sea! —gritó el chico de afuera horrorizado.
Inmeditamente, un gruñido particularmente fuerte se escuchó acompañado de un golpe en seco, y luego de eso, mucho gruñidos se oyeron simultáneamente. Había más de un zombie allí afuera. Gritos, gritos y más gritos, gritos desagarradores, de esos que sólo se escuchan en las películas. Lo estaban matando. Comencé a llorar presionando la mano que tenía puesta en la boca para que nada se me escapara. Mis ojos se habían llenado de las lágrimas que ya no pude contener más. Lo oía agonizar, y percibía el dolor en sus gritos.
Suhyeok veía el terror en mis ojos, quería ayudarme, pero lo único que podía hacer en ese momento era sostener mi mano y hacerme saber que no estaba sola. Pronto no escuché ningun grito que sonara de humano, eran solo esos malditos gruñidos por toda la habitación.
El rostro de Suhyeok cambió de un momento a otro, parecía que había visto algo en mí. Acercó su mano libre a mi rostro y puso mi cabello detrás de la oreja, quitó la mano que tenía sobre mi boca lentamente y se quedó viendo mis labios con preocupación. Luego agarró otra vez mi mano y la extendió como queriendo mostrarme algo. Agaché la mirada y vaya mierda. Estaba llena de sangre, al parecer me había mordido la lengua demasiado fuerte.
Acercó la manga de su chaqueta a mi rostro y la pasó suavemente por mi boca para limpiarme un poco.
Después de lo que para mí fue una eternidad, un ruido singular captó nuestra atención. Escuchamos a alguien gritar y correr por el pasillo, al parecer los zombies que estaban adentro fueron tras él, ya que sentimos varias pisadas alejarse y luego sólo silencio. Intercambiamos miradas y esperamos callados para asegurarnos de que no siguieran allá afuera. Suhyeok tomó aire y agarró una de las puertas como preparandose para abrirla. Reaccioné agarrándolo fuerte del brazo. Él asintió levemente y me indicó en señas que lo esperara allí.
Salió y cerró la puerta justo tras de él.
Por favor que no se muera.
Me permití estirarme un poco una vez que se fue, aproveché para limpiar mejor mi barbilla. Era mucha sangre.
—Es seguro.
Las dos puertas se abrieron de pronto haciendome pegar un brinco y golpearme contra la parte de arriba del armario. Llevé una mano a mi pecho recuperando el aliento.
—No me asustes así —lo empecé a golpear en el torso.
—Perdón —se disculpó —Oye, Hana, está bien, tranquila —dijo al ver que estaba llorando.
—No está bien —sollozaba. Suhyeok me tomó por los hombros en un inutil intento de tranquilizarme —No está nada bien. Todos vamos a morir. ¡Maldita sea!
—Hana no vas a morirte... —me sacudió, quiso hacerme reaccionar.
—Vamos a morir, vamos a morir, estamos muertos... —seguí repitiendo.
—No te vas a morir —trató de agarrar mis brazos.
Continué dándole golpes que parecían no causar nada en él. Lloraba y lloraba mientras repetía que este era el final, porque efectivamente, se sentía como el fin, el fin del mundo.
—Hana... —llamó —Hana por favor... ¡Hana, ya detente! —dijo finalmente poniendo ambas manos en mi rostro —Mírame ¿Okey? Sólo... Sólo mírame...
Me quedé inmovil ante su acción. Dejé de llorar como por arte de magia, ahora sólo era mi respiración temblorosa la que estaba fastidiándolo todo.
—No voy a dejar que te mueras. No te voy a dejar sola —secó mis mejillas —Aunque sea lo último que haga... No te dejaré morir.
Tragué grueso.
—Es una promesa —dijo finalmente.
No sabía por qué, pero algo en su voz, en la forma en la que me miraba... Yo le creía, le creía absolutamente todo.
Lo quedé mirando hasta que finalmente me lancé a abrazarlo. Apoyé mi cabeza sobre su hombro y cerré los ojos aferrándome a él como si fuese todo lo que me quedara.
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[NOTA]
Un capítulo un poco bastante dramático. No piensen que por esto Suhyeok y Hana van a ser mejores amigos por siempre y para siempre. Es sólo la punta del iceberg para que una gran montaña rusa de emociones aparezca en sus vidas.
Igual creo que no está de más aclarar que haré varios cambios en la trama original para que la historia fluya bien.
Espero les esté gustando, la verdad yo estoy especialmente entusiasmada con esta historia. Tanto así que ya se me ocurrieron como cuatro plots más para fanfics de AOUAD.
¿Les gustaría?
Voten y comenten.
Los amo :).
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