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O3. Yo quería decirte que... ¡Zombies!

🍃 ˚。⋆ CAPITULO III

POV HANA

Caminaba como una acosadora detrás de Nam-Ra por uno de los puentes que contectaban los edificios de la escuela. Llevaba andando detrás de ella como unos 10 minutos y sorprendentemente no lo había notado, estaba muy concentrada leyendo el libro que traía en manos. 

Había ido a buscarla para que pueda comunicarle a la señorita Park que este sería mi último día aquí, ya que por más que la busqué por todas partes, no logré encontrarla en ningún lado. En media hora mi mamá mandaría un auto a recogerme para que me lleve al aeropuerto así que tenía que hablar sobre esto rápido.

—Ummmm, hola Nam-Ra —dije parándome frente a ella.

Me quedó mirando algo extraño, casi que la sentía viendo a través de mí y juzgando mis secretos más oscuros.

—Hola —pronunció, luego, así como si yo no existiera, se hizo a un lado y continuó caminando.

Yo me quedé parada ahí mismo, eso fue incómodo. Nam-ra no era muy sociable, eso seguro, a diferencia de mí, ella parecía ser asocial por voluntad. Depués de un rato, volví a dirigirme hacia ella, quiera o no tenía que escucharme, era la presidenta de la clase.

—Hana —me detuvo una voz que ya me era familiar, y no en el buen sentido.

Giré sobre mis talones encontrándome con Suhyeok parado a tan sólo un metro de distancia, tenía las manos enterradas en los bolsillos y la mirada bien puesta en mí. ¿Qué quería ahora?

—Creí que no sabías mi nombre —me crucé de brazos.

Soltó una pequeña risa y sacó las manos de sus bolsillos para copiar mi acción.

—Cheong-San me dijo que querías hablar conmigo.

Maldito Cheong-San, te odio pero aún te sigo amando.

—Seguro se confundió —afirmé tratando de sonar convincente —Como sea, tengo que ir a solucionar unas cosas, adiós.

Me di la vuelta y seguí caminando para alejarme de él y de una vez por todas avisarle a Nam-Ra lo del viaje. No era un buen momento para que Suhyeok apareciera con sus cosas.

—¿Es cierto que te vas? —alzó la voz haciendo que me detuviera.

—Eso no te incumbe —respondí.

Retomé el paso, creí que ya no seguiría insitiendo ya que hubo silencio por unos cuantos segundos, pero al rato escuché unos pasos apresurados aproximarse.

—¿Entonces si te vas? —preguntó una vez que me alcanzó.

—¿Por qué te importa? —dije sin detenerme.

—No dije que me importara.

—Ajá —alcé las cejas —Como tú digas.

Continuó caminando a mi lado en silencio, esto era raro, quería decirle que se fuera pero algo en mi interior me lo impedía.

—¿Cuándo te vas? —rompió el silencio.

—Hoy —respondí en un suspiro —Ya puedes celebrar.

Él tragó grueso y se tomó un segundo de asimilarlo. Contrario a como pensé que reaccionaría, parecía que la noticia de verdad le había sorprendido. Lo esquivé y continué con mi caminata.

—Hana, espera —se plantó frente a mí haciendo que mi cabeza se golpée con su pecho.

—Auch —dije sobando mi frente.

Suhyeok hizo una mueca al ver lo que pasó, parecía que no tenía planeado eso.

—Ay, lo siento.

—Seguro —entrecerré los ojos sarcásticamente.

—De verdad, lo siento.

Sacudí la cabeza y di un paso atrás para evitar darme otro cabezaso contra él.

—¿Qué quieres ahora? —solté quejumbrosa.

—Yo... Creo que te vas a molestar cuando lo diga, pero...

—Siempre me molesto, sin importar lo que digas .

—Es que esto es diferente —mordió su labio inferior.

—¿Diferente en qué aspecto? —cuestioné frunciendo el ceño.

—En todo aspecto.

Arqueé una ceja como diciendo "¿En serio?" y me quedé esperando a que hablara. A pesar de tener cara de no querer escucharloTodo ese rollo empezaba a despertar la curiosidad en mí.

—Verás, tú sabes que es obvio que a Cheong-San le gusta On-Jo, ¿no? —asentí sin entender bien a donde quería llegar con eso —Bueno, On-Jo no se da cuenta de eso, y pues, en este caso, me pasa algo similar.

—¿A ti te gusta On-Jo? —sugerí con cara de confusión.

—¡NO! —alzó la voz asustándome un poco —Digo, no, no es On-Jo la que me gusta.

—¿Entonces te gusta Cheong-San? —hice una mueca.

—¿Qué? No, claro que... Demonios —bufó, se le veía un poco desesperado.

Se me quedó viendo, reconoció en mi rostro que no estaba entendiendo nada de nada, miró a todos lados como buscando una solución. De pronto, parecía que una buena idea se le había ocurrido, me tomó por los hombros haciendo que yo me espante por un segundo y me vio a los ojos, una escena un poco perturbadora diría.

—Hana, yo quería decirte que... —y eso fue todo.

De la nada se quedó callado, nada más salió de su boca. ¿Qué le estaba pasando?

—Querías decirme que... —intenté hacer que continuara la frase.

—Shhh —soltó casi inmeditamente viendo fijamente por encima de mi hombro.

—¿Qué te pasa? —pregunté, me pareció grosero.

—Cállate —ordenó.

—No me voy a callar si no me dices que...

—¡Hana, cállate! 

Normalmente no le haría caso, pero parecía que era algo serio, nunca lo había visto así antes.

—¿Escuchas eso? —murmuró.

Puse toda mi atención en tratar de esuchar algo raro, al inicio sólo fue el ruido común que había en la escuela, ya saben, estudiantes hablando, carpetas moviéndose, pisadas y cosas por el estilo. Sin embargo, sólo me costó un poco más de esfuerzo para empezar a escuchar muy a lo lejos los que parecían ser gritos. 

Mi mente quiso creer que tal vez eran los gritos normales que podrías escuchar en una escuela, pero estos empezaron a crecer poco a poco, y se escuchaban demasiado reales como para tratarse de algún juego. 

Giré la cabeza lentamente para poder observar hacia donde Suhyeok lo hacía, que era una de las entradas al puente. Mi respiración comenzaba a agitarse y mi corazón a palpitar más veloz y fuerte de lo normal, estaba asustada, no sabía que sucedía, pero era seguro que no se trataba de nada bueno. 

Reconocí el grito de una chica que comenzaba acercarse a donde estabamos, los pelos se me pusieron de punta. Suhyheok me agarró de un hombro, y me hizo retroceder para ponerse frente a mí. Lo miré de reojo, él también presentía algo malo acercándose.

Fue entonces cuando dos chicos entraron corriendo, uno se cayó al piso y la otra siguió huyendo de lo que sea que los seguía. Casi me dio un paro cuando los vi llegar.

—Suhyeok —alcancé a decir en un hilo de voz.

Un segundo después, otro chico llegó corriendo y se lanzó sobre el que había tropezado, atacándolo, mordiendolo, matándolo... Mis ojos se abrieron con horror y me quedé paralizada al ver lo que estaba pasando. Mi cuerpo no respondía, era como si no tuviera control de él. De no ser por Suhyeok, seguro habría muerto en ese mismo instante.

—¡Corre! —gritó.

Al ver que yo no reaccionaba, me tomó por la muñeca y tiró de ella para correr en sentido contrario. Lo que sea que haya sido esa cosa que atacó al otro chico ahora nos seguía, y no parecía ir a detenerse por nada del mundo. Suhyeok me abrazó por la espalda como protegiéndome y juntos corrimos por toda la escuela, sin saber que en todos lados estaba pasando lo mismo, y era mucho peor.

Oh cielos, debí irme a Seúl sin dudarlo.



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