18. Espera
Efectivamente, volví.
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🍃 ˚。⋆ CAPITULO XV
Mamá siempre decía que cada uno era responsable de sus propias decisiones y las consecuencias que estas traían. Estaba segura de que ella fue lo suficientemente inteligente como para no arriesgarse por mí, sí, así debía ser, más vale que haya sido así.
Por otro lado estaba este idiota, que hace que sienta como si mi corazón fuese a saltar del pecho cada vez que lo tengo lejos. Angustiante, así lo definiría. Quererlo era angustiante.
—¿Estás mejor? —Woo Jin se sentó junto a mí.
Limpié mis ojos llorosos con la manga de la chaqueta de Su Hyeok.
—Quiero creer que sí—.
—Escucha, a él le impor...
—No —lo interrumpí —Sé lo que dirás y no me hará sentir mejor—.
—No estés triste Hana—.
—Que conmovedoras palabras —mascullé con ironía —Ya se me pasó—.
Desvié la mirada hacia el grupo, que hablaba de cualquier otra cosa del otro lado del salón. Encontré a Nam Ra observando hacia mi dirección, me evitó de inmediato. Suspiré y continué con Woo Jin.
—No estoy triste. Estoy enojada—. Me crucé de brazos —La peor parte es que no estoy segura de la razón—.
—Si necesitas hablar de algo puedes hacerlo conmigo—dijo —No soy el mejor dando consejos, ni consolando, tampoco escuchando... ¿Sabes? creo que a Joon Yeong se le dan mejor estas cosas. Lo llamaré—.
Inevitablemente, una pequeña sonrisa apareció en mi rostro. Woo Jin, que ya estaba preparandose para ir en busca de gafitas, se vió un poco extrañado por mi reacción.
—Eres gracioso —le dije.
—No estaba intentando ser gracioso... —murmuró.
—Pero me animaste, que es lo que importa, ¿no?—.
Hizo una mueca y luego se dejó caer nuevamente al suelo.
—Tienes razón—.
—Es como si él buscara excusas para ponerse en riesgo —confesé —Y en serio quisiera no preocupare por él pero...
—¿Pero...?—.
—Inevitablemente lo hago—un suspiró salió de mis adentros.
Mi mirada se posó en la ventana con la esperanza de verlo regresar junto a Cheong San diciendo que todo estaba en orden. Por un momento mi cerebro confundió mi fantasía con la realidad, pero pronto volví a percibir la realidad tal cual era. La ventana estaba vacía.
—Entiendo lo que sientes —dijo Woo Jin —Mi hermana, Ha Ri, también es así. Sólo que ella sí es lista, lo que no sé si es mejor o peor. Si los zombies comen cerebros entonces no tienes que preocuparte por Su Hyeok, pero sí por Ha Ri—.
No supe si debía reírme de eso o no, así que solo lo miré en silencio.
—Ese sí era un chiste, pero no importa—rascó su nuca.
Puse mi mano sobre su hombro y le sonreí levemente.
—Estoy segura de que Ha Ri está a salvo—.
—Y yo estoy seguro de que Su Hyeok también lo está— me devolvió la sonrisa.
[...]
La espera parecía interminable. Todos estaban esparcidos en todo el salón, nadie hablaba, solo existían, tal vez pensaban en sus propios asuntos, o tal vez, al igual que yo, imploraban al universo que Cheong San y Su Hyeok volvieran sanos y salvos. Ya no me quedaban uñas que morder, así que preferí ocultar mis manos en mis bolsillos antes de lastimarme más.
Había algo al interior de uno de ellos, se trataba de un pequeño rectángulo con una textura áspera. Mi curiosidad me obligó a sacarlo de allí y ver de que se trataba. Era una etiqueta roja que tenía bordado el nombre "Nam On Jo". Mis ojos se desviaron hacia ella. Ahora todo tenía sentido.
—Su Hyeok —escuché decir de pronto a Woo Jin, al mismo tiempo que todos se acercaron a la ventana.
Guardé la etiqueta en el bolsillo y me levanté para ver que pasaba.
Entonces lo ví entrar por la ventana, caminando justo hacía aquí. Por un momento sentí un alivio indescriptible, y unas ganas de correr a abrazarlo tan fuerte como me fuse posible, pero eso se esfumó cuando noté que tenía la mirada perdida. Algo andaba mal.
—¿Estás bien?—preguntaron.
—¿Tienes el celular?—.
—¿Y Cheong San? —dijo On Jo.
Vi venir su respuesta.
—Su Hyeok —On Jo retomó la palabra —¿Dónde está?—.
—Nos separamos en la oficina —respondió —Va a estar bien—.
—¿Lo dejaste? —Dae Su se acercó a la ventana —¡Que mierda!
—Perdón...—continuó Su Hyeok —...por haber regresado solo.
Giró, y mis ojos vieron directamente a los suyos, y la culpa que se ocultaba en ellos. No dijo nada, solo agachó la mirada y caminó hacia un lado, donde no hizo más que mirar el suelo.
Sabía que había una buena razón para no haber vuelto con él. Su Hyeok no dejaría a nadie atrás sin una buena razón de por medio, de eso estaba segura.
Esperé unos minutos para acercarme, pero al final me atreví a hacerlo. Me apoyé en el mueble junto a él, cargando en mis manos su chaqueta.
—Ten, esto es tuyo —dije colocándosela sobre los hombros.
Se quedó en silencio.
—Estaba preocupada por ti—.
Nada.
—Debí ir con ustedes, tal vez así yo...
—No—dijo tajante.
Fruncí el ceño levemente.
—¿Por qué dices eso?—.
Me miró y luego bajó la cabeza.
—¿No vas a decirme? —cuestioné.
—Habrías estado en peligro —respondió.
—Tú estuviste en peligro—.
—Pero es diferente—.
Sentí mis venas arder. De nuevo estaba con eso...
—No, no lo es —pronuncié firme —Y ya me cansé de que todo el tiempo digas que es distinto porque no lo es—.
—Sí lo es—.
—¿Por qué lo sería?—pregunté firme.
—No lo entenderías—negó.
—Tal vez no lo entienda, pero aún así quiero saber—.
Su Hyeok me miró a los ojos e inclinó su cabeza.
—¿En serio no te das cuenta?—.
—¿Cuenta de qué?—.
Su Hyeok abrió la boca para darme una respuesta, pero su atención rapidamente se desvió hacia la conversación que las otras dos chicas estaban teniendo a mis espaldas. Miré sobre mi hombro.
—¿Qué haremos? On Jo y Cheong San eran bastante unidos.
—Estaban saliendo—.
—On Jo dijo que no—.
Volví a mirar a Su Hyeok, puso la mano sobre el bolsillo de donde saqué la etiqueta con el nombre de On Jo y luego miró en su dirección. Continué escuchando la conversación.
—Pero yo digo que sí. Siempre estaban juntos.
—¿En serio?—.
—Pobre On Jo—.
Suspiré y puse mi mano sobre el hombro del azabache.
—Ve con ella —le dije —Te necesita—.
Asintió y fue a la ventana con On Jo. Los vi charlar desde donde estaba, me sentía un poco mal por pensar demasiado en la posibilidad de que algo haya pasado entre On Jo y Su Hyeok antes de pensar en Cheong San, pero creo que eso no era algo que yo haya podido controlar.
Una silueta familiar se posó a mi lado, era Nam Ra.
—¿Te gusta mucho, no es así? —pregunto.
Me alarmé porque creí que alguien podría haberla escuchado, pero por fortuna no fue asi.
—Claro que no—.
—Entonces solo te gusta.—.
—¿Qué? No, no, claro que no. No me gusta nada—.
—Gyeong Su me contó que los vio juntos esta mañana—.
Pequeño idiota chismoso.
—¿Y le crees a Gyeong Su?—.
—Normalmente no, pero esta vez sí—.
—Es complicado —solté refiriendome a lo que preguntó antes.
—No lo es —afirmó —Ustedes lo hacen complicado—.
—Puede que tengas razón—.
—La tengo—.
Quería creer que Su Hyeok me quería enserio, pero cada vez estaba más convencida de que lo que sucedía entre nosotros no significaba nada para él, más que una distracción para no pensar que el mundo se estaba acabando.
—Sí me gusta. Me gusta mucho—.
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