16. Choe Hana
🍃 ˚。⋆ CAPITULO XVI
7:30 am
Día de la infección
POV SUHYEOK.
Me causaba impotencia el ver como mis antiguos "amigos" siempre se salían con la suya.
En cierto aspecto, me enojaba conmigo mismo por haber sido como ellos en algún punto de mi vida. No estaba orgulloso del antiguo yo, pero tampoco lo estaba del nuevo. Una vez más me había demostrado que seguía siendo incapaz de hacer algo para detener a esos brabucones.
Lo odiaba. No poder hacer nada, lo odiaba.
Me detuve antes de dejar el lugar, y miré hacia atrás, donde Eun Ji y Chul Soo se encontraban. Pasé mi mano por la correa de mi maleta y solté un gran suspiro antes de alejarme de allí.
Caminé otra vez en dirección al edificio de la escuela tratando de no pensar en lo que había sucedido. Saqué mi teléfono y revisé la hora, eran las 7:30 am.
Una pequeña luz iluminó mi interior.
Ella ya debía haber llegado.
Observé las mochilas de todos los estudiantes en busca de la suya, pero no lograba reconocer aquel color azul brillante en ninguna de ellas. Estuve así varios minutos hasta que me di cuenta de que había madrugado para nada.
Estrujé la mano dentro de mi bolsillo apretando con fuerza la etiqueta que tenía allí adentro desde hace varios meses. Me enojaba conmigo mismo por no ser capaz de decirle lo que sentía, lo que ella causaba en mí. Aunque en cierto punto entendía el porqué de mi cobardía, después de todo, no había forma de que no acabe rechazándome.
Por mucho tiempo estuve arrepintiéndome por lo que sucedió la primera vez que traté de acercarme a ella. Porque vaya que la jodí a lo grande, quise intentarlo de nuevo y lo volví a arruinar. Me convencí de que la tercera era la vencida, pero pronto me vi tratando una cuarta vez y fracasando gloriosamente, al igual que lo hice en la quinta, la sexta, la sétima y todas las veces en las que quise hacer algo más que verla desde lejos.
Siempre sonaba como un tonto. Tal vez lo era.
Pero es que el simple hecho de tenerla cerca me aterrorizaba. Era como si me convirtiera en alguien más. Los nervios tomaban control de mí y terminaba comportándome como un completo idiota.
A este punto sabía que mis chances de ser más que solo el tonto de Suhyeok para Hana eran inexistentes; pero, por el momento estaba feliz con admirarla desde lejos.
Me conformaba con verla en la escuela a diario; poder escucharla susurrar al calcular mentalmente en clase de aritmética, observarla jugar con las hojas de papel que arrancaba de sus cuadernos, o recibir alguna de sus respuestas ingeniosas cada vez que algo estúpido salía de mi boca.
Me bastaba con eso para vivir en paz con mi sufrimiento, o al menos así fue hasta lo del otro día.
No podía contener mi sonrisa al recordarlo. Podría parecer absurdo, irrelevante o incluso lamentable, porque era muy probable que eso haya sido una simple coincidencia, pero, para mí seguía sintiéndose diferente. Para mí seguía signifcando algo.
Volví a escanear la atmósfera en busqueda de algún rastro de Choe Hana.
Nada.
Continué andando. Estaba un poco asustado por los exámenes. Nunca fui el estudiante de calificaciones perfectas, tampoco es como si intentara ser ese tipo de chico, pero en momentos como este, necesitaba serlo.
—Su-Hyeok —giré ante el repentino llamado de On Jo.
—Oh, hola —saludé, luego seguí caminando.
Entré al edificio, inglés era la primera clase del día, y seguramente iba a ser una tortura. Esta semana debíamos rendir varios exámenes importantes, pero de entre todos ellos, inglés era el que más me intimidaba. Casi que podía transportarme mentalmente al momento exacto en el que la maestra pase a recoger mi prueba y vea la hoja en blanco.
Escuché unas pisadas y casi al instante On Jo se plantó frentre a mí, obligándome a retroceder un par de escalones.
—¿Qué? —murmuré un poco confundido.
—¿Podrías subir al techo después de almorzar? —propusó tímidamente.
—¿Para? Ya no me gusta pelear.
—¿Tengo cara de querer pelear?
—¿Entonces? —inquirí.
—Te veo ahí.
On Jo dio media vuelta y subió las escaleras, no sin antes tropezar y caer al suelo. No supe como reaccionar, ya que en realidad no entendía nada de lo que pasó. Sólo la ví levantarse y subir al segundo piso como si nada hubiera pasado.
—Bueno —solté en un murmuro.
—¡Hey, espera! ¿Tienes un minuto? — esa voz...
Volteé levemente, encontrándome con Hana, quien se detuvo a penas me vio a la cara. ¿Por qué de pronto se le dio por hablarme? Sentí mi corazón palpitar velozmente y casi que no supe que decir. Debía mantener la compostura.
—¿Qué quieres? —escapó de mis labios en un tono tajante.
—No te hablaba a ti —pronunció con amargura, volcando los ojos.
Se agarró de la barandilla y subió las escaleras pasando por mi lado. Mi mente quiso pensar en alguna manera de seguir con la conversación, pero lo que terminé diciendo me hizo arrepentirme de inmediato.
—Y supongo que el otro día tampoco me mirabas a mí.
La había dejado sin palabras, completamente inmóvil.
Relamí mis labios sosteniendo al interior de mi bolsillo la etiqueta, sólo esperando su respuesta.
Giró la cabeza a medias, haciendo una pausa.
—Pues no, no lo hacía.
Continuó subiendo dejándome ahí parado.
—Ajá —alcé un poco la voz tratando de que se detuviera, pero creo que no alcanzó a escucharme.
Me quedé ahí unos minutos procesando lo que acababa de pasar. Suspiré fuertemente cuando me di cuenta de que lo había arruinado una vez más.
[...]
La hora del almuerzo finalmente había llegado. Estaba sentado junto a los chicos de la clase, comiendo pollo y hablando de baloncesto. El día había sido una locura. Minutos atrás habíamos estado teorizando acerca de lo que le pudo haber pasado a Hyeon Yu. Aunque en realidad mi mente estaba metida en otras cosas. Aún seguía algo sorprendido por lo de On Jo, quería una cita conmigo, pero no podría hacerle eso a Cheong San. Además de que, claro, Choe Hana existía.
—¿Ya te enteraste? —preguntó Cheong San sentándose al lado mío y acomodando su bandeja de comida en la mesa.
—¿De qué o qué? —dije tomando un sorbo de mi jugo.
—Tu novia se va.
—¿Qué novia? —fruncí el ceño
—¿Dijiste novia? —Dae Su abrió los ojos —Espera, ¿Suhyeok tiene novia?
Negué con un simple y claro "no". Esperaba que eso sea suficiente para que dejaran de hablar, pero obviamente me equivoqué.
—¿Tienes novia? —Woo Jin interrogó apoyando los codos en la mesa.
—¿Desde cuando tienes novia? —Gyeong Su se unió a los chicos.
—¿Por qué no nos dijiste que tienes novia? —Joon Yeong acomodó sus gafas —¿Quién es?
—Que no, no tengo novia —aclaré.
—¿Entonces por qué Cheong San dijo que tu novia se va? —Dae Su metió un trozo de pollo a su boca.
Volteé a ver a Cheong San esperando que él mismo respondiera esa pregunta y explicara a lo que se refería.
—Hana —pronunció —Se va a Seúl. Creo que ya no volverá nunca.
En un principio creí que estaba bromeando. Me reí ante su comentario diciéndole que era un mal comediante. Sin embargo, supe que decía la verdad cuando no rió de vuelta.
—No importa. Les dije que ella no me gusta.
—Mentiroso —acusó Gyeong Su —Te gusta. Siempre te ha gustado.
—Tú que sabes.
Pese a que negué mil veces que me gustaba Hana, ninguno de los que estaban en esa mesa me creían, así que terminé cediendo ante ellos.
—Deja de comportante como un niño de once años y díselo —insistió Cheong San.
—¿Para qué? —jugué con la comida en mi plato —De todas formas ella cree que soy un tonto.
—Todos creemos que eres un tonto.
—Que alentador, Dae Su.
En medio de la charla, ella entró al comedor. Se quedó parada en la puerta y paseó la mirada por todas las mesas, como buscando algo, a alguien. Al paso de unos minutos, simplemente salió por la puerta.
—Sin calcetines, Hana te gusta desde el día en que llegó —dijo Gyeong Su sacándome del trance —Si no le dices lo que sientes ahora, jamás sabrás lo que podría haber pasado.
—Prefiero quedarme con la duda —moví la cabeza y tomé mis palillos —No tendría sentido, no le agrado. Además, ella debe conocer a tipos más interesantes.
Todos se quedaron callados. Habían comprendido mi punto. Choe Hana venía de una familia adinerada, había recorrido cada rincón de Corea y seguramente tenía muchos amigos mucho más geniales que yo o cualquier chico de Hyosan con los cuales pasar el rato.
—Tienes razón —dijo Gyeong Su—Debe conocer a chicos más interesantes.
—Y divertidos —se unió Woo Jin
—Y adinerados...
—Y atractivos...
—¿Se supone que están animándome o...?
—Pero hay un solo sin calcetines —me interrumpió Dae Su, como dándome aires de grandeza —Y ese eres tú.
—No sé si debería sentirme orgulloso de que me llamen sin calcetines, la verdad.
Cheong San hizo una mueca extraña, estaba pensando en algo, peor en realidad parecía que tenía muchas ganas de hacer del baño.
—Si no le dices tú, le digo yo —dijo soltando el aire que contuvo todos esos segundos.
—Ni se te ocurra.
—Yo digo que hagamos una votación —sugirió Joon Yeong.
—¿Para?
—Para ver quien le dice —me respondió él.
—Si no quiere decirle, no podemos obligarlo.
—Perfecto, el voto de Woo Jin no cuenta —intervino Cheong San.
—Ninguno de ustedes le va a decir. No porque yo no quiera, si no porque ninguno tiene el valor suficiente para hablarle.
—Veámoslo —retó Gyeong Su con una sonrisa traviesa.
Uno a uno fueron debatiendo entre ellos, en busca del mejor candidato. Mientras ellos discutían por su juego tonto, yo estaba en mi cabeza pensando en que Hana se iría. ¿Qué era lo mejor que podría pasar? Que me diga que también me quiere y se quede en Hyosan ¿Lo peor? Que me rechazé, lo cual también era lo más probable. Quizás ella debía saberlo, quiero decir, seguramente ahora mismo pensaba que yo la odiaba o algo por el estilo, porque eso demostraba cada vez que interactuabamos. Si le decía lo que en realidad sentía por ella tal vez entendería porque siempe actué de esa manera, tal vez me rechazaría igualmente, pero no me recordaría solo como el idioa que fui durante estos meses. Si no como el chico que no sabía como acercarsele sin comportarse como un cretino.
—Son insoportables —murmuré.
Me levanté de la mesa, haciendo que los chicos pararan su conversación.
—¿A dónde vas?
—¿A dónde creen?
—¿Qué vas a hacer?
—No tengo idea.
—¿Qué le dirás?
—No lo sé.
—¿En serio lo harás?
—Tampoco lo sé.
Hundí mi mano en el bolsillo de mi chaqueta y pasé la yema de mis dedos por la costura de la etiqueta que había dentro. Si no era ahora, no lo sería nunca. Tragué grueso y volteé una última vez más a ver a mis amigos, puse cara de necesitar suerte, y luego respiré hondo antes de dejar el comedor.
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[NOTA]
¡Feliz navidad!
Todos ustedes tienen un lugar muy especial en mi corazón y se merecen pasar una noche muy linda junto a los que aman :)
Volviendo a la triste realidad...
¿Qué les parece la historia hasta ahora?
Sé que no es lo mejor del mundo, tiene muchos agujeros, es floja, a veces repetitiva y un poco bastante cliché. A pesar de eso ya le agarré cariño a esto.
Las amo mucho, suerte a todos los que estén en exámenes o por entrar a ellos.
Nos leemos luego :).
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