Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

15. Insomnio

🍃 ˚。⋆ CAPITULO XV

POV HANA

La fila para usar el baño casi había desaparecido. El último en ella era Joon-Yeong, quien parecía no ir a aguantar a que Dae-Su saliera de allí. 

El aroma a deshechos humanos se sentía en toda la habitación, y sí que era muy desagradable.

Me encontraba sentada en el piso, justo al lado de Nam-Ra. Ella había estado actuando extraño desde lo que pasó con Gyeong-Su. Bueno, en realidad había estado actuando como siempre lo hacía; fría y distante. Era una versión de ella con la que ya estaba familiarizada, así que no tenía por que ser algo que me sorprendiera.

Mis manos estaban frías, la temperatura había bajado abruptamente. El viento ingresaba por la ventana abierta, la misma que nos revelaba lo desolados que estábamos y como nuestra única compañía éramos nosotros mismos. 

Aún así me resultaba algo divertido el hecho de que todos estuviésemos haciendo una ronda cerca a la ventana, pensando en alguna solución para la grandísima mierda en la que estabamos metidos. 

Mi atención se desviaba ocasionalmente hacia la pareja sentada sobre la mesa junto a la ventana. Suhyeok había vuelto a ignorarme. En serio trataba de descifrarlo, de saber que quería, pero no tenía ni la más mínima idea de que pasaba por su cabeza.

¿En qué estaba pensando? ¿En qué pensaba? ¿En mí? ¿En él? ¿En nada?

—Ya no queda nadie —dijo Nam-Ra haciéndome poner los pies en la tierra —No hay luces encendidas en ningún lugar. Todos huyeron o ya murieron.

—¿Qué quieres decir con eso? —inquirió On-Jo.

—Que nadie vendrá a salvarnos.

—Oye no seas tan negativa —Joon-Yeong se metió en la conversación.

—¿Conoces a mi mamá? —retomó la palabra —Habría destrozado este lugar por mí. ¿Pero no está aquí o sí?

Mamá. Miré a la ventana esperanzada en que mi madre aún esté con vida, a salvo en algún lugar seguro. Ella era lo único que tenía, si le llegara a pasar algo ya no tendría razones para seguir viviendo.

—¿Y eso de qué nos sirve? —retó Ji-Min.

—No sirve de nada —la presidenta la miró fijamente —Sólo demostraba algo.

—Todos sabemos que nadie va a venir —volvió a hablar —Tenemos que solucionarlo nosotros solos.

—Lo mejor sería esperar —intervino On-Jo —No tiene sentido que dejemos un lugar seguro.

—¿Y si nadie viene? —Nam-Ra la observó esperando que ella le dijera algo.

Respiré pesadamente y traté de calmar las cosas un poco. Lo último que necesitabamos en ese momento era una discusión. 

—Sólo han pasado unas horas. No es como si llevaramos aquí una semana.

—¿Y cuanto deberíamos esperar? —la pelinegra preguntó, esta vez viéndome a mí —¿Debemos esperar hasta morir?

Por la forma en que habló, debo admitirlo, me sentí algo atacada. Succioné las mejillas y miré mis zapatos.

No fue una buena idea decir aquello.

—Esperemos lo más que podamos —interrumpió On-Jo robando la atención de todos —De cualquier manera ni podemos salir.

—Debe ser porque ya es de noche —sugirió Suhyeok —Seguro alguien vendrá mañana. Ví que hay muchos helicópteros. Será mejor que esperemos.

Todos se quedaron en silencio e hicieron exactamente eso; esperar. Pude sentir la mirada del azabache puesta en mí. Me sentí incómoda, y también debo decir que algo tentada a devolvérsela, así que antes de hacer una tontería me levanté y fui hasta el otro extremo del salón a sentarme en el suelo. Casi de inmediato, Joon-Yeong aguantó la respiración y corrió al baño.

Pobre.

Llevé mi mano a la parte trasera de mi cabeza, justo donde me golpeé temprano. Aún dolía un poco. No supe si debía preocuparme por eso, pero al final terminé ignorándolo. 

Aproveché ese momento para quitarme el corbatín del uniforme y desabrochar uno de los botones de mi blusa. Quise sacarme el sueter del uniforme también, pero hacía frío, así que no me quedaba más opción que traerlo puesto.

Metí la corbata en uno de mis bolsillos e hice mi cabello hacia atrás intentando acomodarlo un poco. Involuntariamente miré a mi alrededor, haciendo que mis ojos se cruzaran nuevamente con los de Suhyeok, quien sostuvo la mirada varios segundos antes de sacudir la cabeza y voltear a ver a la ventana.


...


Las horas pasaron y uno a uno todos fueron quedándose dormidos. Los primeros en caer fueron Woo-Jin, Dae-Su, Gyeong-Su y Joon-Yeong, quienes se acomodaron uno al lado del otro en el suelo. Luego sólo fue cuestión de minutos para que los demás cedieran ante el cansancio.

Las últimas horas habían sido una completa locura. En más de un sentido creo que todos deseabamos que este día llegue a su fin.

Yo estaba cansada, muy cansada, pero por más que trataba de conciliar el sueño, tenía demasiadas cosas metidas en la cabeza que no me permitían cerrar los ojos y quedarme dormida.

Todo ese rato me quedé en el rincón, aprovechando la paz y el silencio que había para tratar de procesar todo lo que sucedió hoy. 

Estaba enfurecida conmigo misma porque del montón de cosas en las que podría estar pensando, la única que tenía bien metida en la cabeza ni siquiera era un acontecimiento en específico, sino una persona, más específicamente, alguien por quien no sentía nada.

Suhyeok estaba dormido del otro lado, con la boca entreabierta, el cabello echo un enredo y ese estúpido saco cubriendo su pecho. Me fue inevitable sonreír al verlo ahí. Se veía estupidamente tierno mientras dormía.

Mi sonrisa cayó al darme cuenta del especial interés que le estaba poniendo, así que para evitar cuestionarme más cosas sin sentido, sacudí un poco mi cuerpo y me puse de pie para apagar la luz y ver si había algo interesante pasando del otro lado de la ventana.

Cuidadosamente pise los minúsculos huecos que habían entre los voluminosos cuerpos de mis compañeros de clase. Logré atravesarlos, y una vez que llegué al otro lado, caminé hacia la ventana tratando de no hacer ningún ruido fuerte. 

Casi me tropecé con las piernas de Suhyeok, pero pude evitarlo por mera suerte.

Una vez que llegué a mi destino, escondí mis manos en las mangas del suéter y las deslicé por el marco de la ventana para luego suspirar pesadamente. Apoyé mis codos en el borde y dejé mi mandíbula reposar sobre mis puños.

Veía como helicópteros volaban a lo lejos. No tenía ni la menor idea de si en la mañana alguien llegaría, pero quería creer que sí, necesitaba hacerlo. Miré hacia abajo, habían muchos zombies. Me entristecí al darme cuenta de todo lo que pasó aquí, de todos los chicos que no tuvieron nuestra "suerte" y ahora mismo ya no eran personas, sino monstuos. 

Un sentimiento de angustia creció en mi interior al pensar en la posibilidad de convertirme en uno de ellos. Si lo hacía podría llegar a lastimar a mis amigos. Giré la cabeza levemente a verlos. No creía poder soportar ver a alguno de ellos morir, y menos por mi culpa. 

Cerré los ojos con fuerza y di la vuelta hacia la ventana otra vez, deshaciéndome de ese desagradable pensamiento.

Eso no iba a pasar. No iba a permitirlo.

Una fuerte corriente de viento ingresó por la ventana y retrocedí al sentir un escalofrío recorrer mi cuerpo.

Lastimosamente no pensé en lo que hice y sin querer me tropecé con las flacuchentas y largas piernas de Suhyeok. No caí al suelo, pero sí perdí el equilibrio considerablemente. Me quedé quieta cuando lo vi moverse un poco. Inclusive, contuve la respiración, como si estuviese jugando Luz roja, Luz verde y de eso dependiera mi vida.

Suhyeok soltó un largo bostezo, humedeció sus labios y se acomodó un poco a seguir durmiendo.

El corazón me regresó al pecho cuando oí un pequeño ronquido salir de sus adentros.

Bajé los hombros aliviada y volví a la ventana en cunclillas, esta vez abrazándome a mí misma en un intento desesperado de obtener algo de calor. El resto del tiempo no hice nada más interesante que observar por la ventana como nadie venía en nuestro auxilio. 

Pasó un rato considerable y el sueño comenzó a ganarme, apoyé la frente en uno de los bordes, recargándome sobre el vidrio mientras sentía como mis ojos perdían cada vez más la voluntad de abrirse nuevamente. 

Ya estaba medio dormida cuando alcancé una voz soñolienta susurrar mi nombre a mis espaldas.

—¿Hana?

Abrí los ojos y giré por innercia encontrándome con Suhyeok sobando sus ojos en medio de un bostezo.

Pensé que lo más inteligente sería no responderle y seguir con lo mío, así que eso hice. 

Incluso quise convencerme de que existía la posibilidad de que sea sonámbulo, pero claro que no lo era, pues tan sólo unos segundos después percibí su silueta acomodarse a mi lado con el rabillo del ojo.

—¿Qué hora es? —preguntó rascando la parte trasera de su cabeza.

Puse mala cara y me devolví hacia la ventana. Me enfurecía que se atreviera a hablarme como si nada.

—¿Hola? —murmuró apoyándose en el borde. 

Se asomó un poco tratando de llamar mi atención, pero no le dí ningún tipo de respuesta. Simplemente lo ignoré y continué admirando el paisaje.

No estaba muy segura de que esa haya sido la mejor manera de actuar... Tal vez tenía que fingir que nada había pasado, tratar de que Suhyeok creyera que toda esta situación me daba tan igual como a él.

—No lo sé —susurré sin verlo a la cara.

Hubo un silencio que me inquietó lo suficiente como para hacer que me asegurara de que Suhyeok siguiera ahí. Ironicamente, me sentí aliviada al verlo. 

Al paso de unos cuantos segundos el azabache inspiró hondo para luego dejar salir el aire en modo de queja. 

Esperé varios minutos a que se fuera, pero no lo hizo. Se quedó ahí, conmigo, sin decir o hacer nada. Estuvimos parados por un buen rato, existiendo en silencio, observando la oscuridad de la noche a través de la ventana. 

Al inicio he de decir que sí me sentí muy incómoda por su presencia, pero al cabo de un rato tenerlo ahí ya no fue un problema.

—¿En qué piensas? —rompió el silencio sin quitar la mirada del frente.

—Nada —murmuré.

—¿No puedes dormir? —alzó una ceja.

Agaché la cabeza un poco y la moví indicándole que no. 

El pelinegro asintió irguiéndose y metiendo las manos en sus bolsillos. Luego volvió a mirar por la ventana.

—A mí también se me hizo difícil —hizo una larga pausa —No podía dejar de pensar en ti.

Mis ojos se abrieron de par en par al escucharlo decir eso. Sentí mis mejillas arder y mi respiración cortarse repentinamente. ¿Qué fue lo que acababa de decir? Quería entenderlo, en serio me esforzaba por hacerlo, pero me era imposible leer su mente. 

Aún así una ligera sonrisa amenazó con aparecer en mi rostro, rapidamente me dispuse a retomar la compostura.

¿Después de ignorarme por horas se atrevía a decirme esto? No me parecía justo.

Suhyeok giró un poco el rostro y me escaneó con la mirada. Revolvió su cabello con una de las manos y se dio media vuelta para dar la espalda al exterior y agarrarse del borde de la ventana, acercándose un poco más a mí.

Lo miré con recelo y chasqueé la lengua dando un paso al lado.

Sólo fue cuestión de segundos para que él volviera a deslizarse "sigilosamente" acortando nuevamente la distancia entre nosotros. 

Él sabía bien que lo que estaba haciendo me molestaba.

Volqueé los ojos y di otro paso al costado.

Suhyeok golpeó con sus pulgares el cemento del muro y estiró uno de sus pies para acercarse otra vez.

Me hice hacia un lado.

Él me siguió.

Me desplacé hacia la izquierda otra vez.

Él también.

Apreté la mandíbula y, con una pisada firme, volví a alejarne de él.

Supongo que ya adivinaron que pasó.

Tuve la intención de dar otro paso más, pero el muro al lado mío ya no me lo permitió. Estaba acorralada.

—¿No te cansas de invadir mi espacio personal? —bufé de mala gana. En mi mente creí que eso podría hacer que se fuera.

—En realidad no —confesó encogiendo los hombros.

Quería golpearlo.

—Hazte a un lado y déjame en paz —fruncí los labios demostrando mi fastidio.

Me miró de la cabeza a los pies con una media sonrisa en el rostro y luego relamió los labios preparándose para decir alguna otra tontería que me hiciera enojar.

—¿Por qué siempre estás tan enojada?

Formé una "o" con mi boca, elevando una de mis cejas ofendida.

—Porque tú siempre me haces enojar —expresé.

Tambaleó la cabeza un poco dirigiendo su mirada al techo y luego me miró con una sonrisa algo burlona. 

—Buen punto.

Abrí la boca con le intensión de decirle algo, pero logré contener mis ganas de responderle. Era obvio que el disfrutaba hacerme enfurecer. Ya no quería seguir dándole el gusto. 

Otra corriente de aire entró por la ventana. Sentí el frío en mi piel. Estiré la tela de mi suéter con las manos nuevamente y me abracé a mi misma.

—¿Tienes frío?

Lo ojeé vagamente.

—No —pronuncié tajante.

—¿Segura? 

—Sí.

Jaló mi brazo inesperadamente y lo estiró para rodearlo con sus manos y sentir la temperatura de mi cuepo. Una vez que me percaté de lo que hacía me solté de él en un movimiento un tanto brusco.

—Estás helando —masculló con un aire de preocupación.

—Siempre tengo las manos frías —me crucé de brazos.

Me analizó por unos segundos en silencio. Me di cuenta de eso y puse los ojos en blanco para volver a ver hacia el exterior.

Suhyeok se dirigió al lugar donde había estado durmiendo hace un rato para agacharse a recoger algo. 

—¿Qué haces? —estiré mi cuello.

Se levantó otra vez, cargando en una de sus manos la bendita chaqueta que usaba todo el día. Recién notaba que no la traía puesta. 

—Ten —la extendió.

—No —fruncí ligeramente las cejas.

—Tómalo —la acercó más.

—Que no. Estoy bien así.

—Hana —inclinó la cabeza a un lado.

—No.

—Hana.

—No.

—Hana.

—¡Por Dios ya te dije que no! —le di un golpe al piso con la suela del zapato.

Ay no. Alcé la voz demasiado. Me aseguré de no haber despertado a nadie, por suerte solo recibí una respuesta de parte de Dae-Su, y fue un ronquido. Joder. Suhyeok estaba sacándome de mis casillas.

—Hana —volvió a decir.

—¡Bien! ¡Está bien! —exploté cediendo ante la presión —Como quieras.

Tomé el saco de mala gana y me lo puse encima sin molestarme en colocarlo bien. Lo único que esparaba era que de esa manera Suhyeok dejara de molestar tanto.

—Ta-dáh —canté estirando los brazos como si fuese un espectáculo, obviamente todo en un tono sarcástico —¿Ya estás feliz?

—Se te ve mejor a ti que a mí.

Lo miré sin ningún tipo de expresión.

Al parecer se le hizo gracioso, ya que dejó escapar una risilla. Volvió a dar un paso al frente, invadiendo más mi espacio personal.

—Solo falta que... —susurró llevando sus manos a la chaqueta.

Ordenó mi cabello sacándolo de la parte trasera del abrigo. Me extravié en sus ojos mientras lo hacía. Estiró la tela del cuello del saco, sus dedos rozaron la piel de mi cuello. Sentí un cosquilleo.

—Así queda mejor —sacudió la tela de los hombros viéndome sonriente.

Se encontró con mi mirada fija y poco a poco su sonrisa fue cayendo. Nuestros cuerpos estaban cerca, nuestros rostros aún más. Su mirada se perdió en la mía, y pude sentir como estaba volviendo a pasar.

Comenzó a acercarse lentamente. Cerré los ojos estirando mis piernas para poder alcanzar su rostro hasta que caí en cuenta de lo que estaba haciendo. Presioné la mandíbula y retrocedí haciendo que mi espalda termine pegada a la pared.

Presioné mis labios entre sí y tragué grueso ante la mirada desconcertada de Suhyeok. Pestañeé varias veces y volví al medio de la habitación intentando evitar otra situación como esa. 

—¿Tanto querías que te besara? —escuché a mis espaldas.

Me quedé helada. Sus palabras recorrieron mi ser haciendo que cada parte de mí se estremeciera. Los pelos se me pusieron de punta y sentí la extraña necesidad de morder mis labios. 

Mi cerebro pensaba en algo inteligente que responder, cuando su voz volvió a ponerne nerviosa una vez más.

—Si es así mejor dímelo.

Miré mis zapatos y cerré los ojos maldiciendo internamente. 

Lo odio.

Giré sobre mis talones para verlo nuevamente, cargando el peso de mi orgullo y dignidad sobre mis hombros. 

—Tú fuiste el que empezó con esto.

—Tú eres la que ha estado actuando raro.

Abrí la boca sin poder creerme lo que estaba diciendo.

—¿Yo soy la que estuvo actuando raro? —reclamé caminando hacia él con un dedo en alto —¡Dios! ¡Eres un imbécil!

Su rostro no mostraba ningún tipo de emoción. Sólo me siguió con la mirada, prestando atención a mis movimientos e ignorando completamente mis palabras.

—Podría besarte.

—¿Qué? 

—Que podría besarte, si es lo que quieres.

—No dije que lo quería —crucé los brazos.

—Ya sé. Pero si así fuera, podría hacerlo.

—Pero no es así.

—Pero podría serlo.

Encogió los hombros y dio un paso al frente. Una vez que estuvo a mi lado se giró para verme directamente.

—¿Y si lo hiciera qué harías? 

—Deja de comportarte como un tonto —traté de apartarlo dándole un empujón.

No sirvió de nada.

Pasó la lengua por su labio inferior dando otro paso más. Retrocedí mi torso un poco.

—¿Entonces no te importaría si lo hago? 

—Ya cállate —balbuceé.

Suhyeok llevó una de sus manos a mi cintura y delicadamente me atrajo a él. Choqué con su pecho. Mi cabeza me decía que corriera, que saliera de esa situación en ese mismo instante, pero mi cuerpo no reaccionaba ante sus señales de alerta. 

Acortó la distancia entre nuestros rostros y volví a tenerlo cerca, lo suficiente como para sentir nuevamente el calor de su aliento rozar mis labios.

—No dijiste que no.

Mi respiración se hizo pesada y sentí mis mejillas arder como nunca antes lo habían echo. La ténue luz que ingresaba por la ventana era más que suficiente para iluminar los ojos de Suhyeok, los cuales me traían más que hipnotizada.

No había notado lo hermosos que eran hasta ahora. Tenía una mirada penetrante, que parecía estar viendo más allá de lo superficial. 

—Sólo dime que lo haga y lo haré.

Mordí mi labio inferior conteniendo las ganas de lanzarme sobre él. En realidad, sí quería que lo hiciera, quería que me besara, y me odiaba por eso.

—Hana...

Escuchar su voz pronunciar mi nombre nuevamente, fue suficiente para que mandara todo al diablo. Mis ojos se cerraron por inercia y lentamente me acerqué a su rostro, elevando una de mis manos hasta la parte trasera de su cuello, del cual me sujete para ponerme de puntitas y hacer que nuestros labios se rozaran.

Me separé de él cuando la razón volvió a hacerse presente en mi cabeza.

Esto era una tortura.

Iba a alejarme y dejar esto a medias otra vez, cuando sentí la otra mano de Suhyeok posarse en mi cintura y atraerme a él con fuerza. Junto sus labios con los míos, y entonces, él ya no se contuvo, y yo tampoco. Se sentía tan bien, se sentía correcto. Aunque en el interior sabía que no lo era. Nos separamos un instante y nuestros ojos volvieron a encontrarse. 

Se acercó una segunda vez y me besó con suavidad, acariciando mis labios con dulzura. 

Llevé mi otra mano a su cabellera, y pasé mis dedos por ella mientras nuestros labios continuaban rozándose entre sí. Una de sus manos comenzó a deslizarse poco a poco desde mi cintura hasta una de mis mejillas, me estremecí al sentir su tacto. 

Yo no sabía besar, eso seguro, pero por alguna razón se sentía tan natural hacerlo con Suhyeok. 

Y ahí estabamos, luego de jurarnos odio eterno y desearnos la muerte mutuamente.

Besándonos en medio del fin del mundo.

De a pocos comenzamos a ir más lento. Suhyeok detuvo el beso separando nuestros labios con suavidad. Abrí los ojos encontrandome con sus ojos negros viendo directamente a los míos.

Percibí como una sonrisa tímida se esbozó en su rostro.

—Suhyeok... 

—Shh... —jadeó acariciando mi mejilla —No digas nada.

Apoyó su frente en la mía y nuestras narices volvieron a rozarse. Se sentía tan bien tenerlo cerca, tanto que comenzaba a aterrarme. La distancia entre nosotros volvió a acortarse sólo para que nuestros labios volvieran a tocarse una vez más. Llevé mi mano a su antebrazo y lo sujeté con cuidado.

Suhyeok dio un paso atrás y se apoyó contra la ventana, estirándo la cabeza hacia y dibujando una sonrisa particularmente brillante. Luego de eso se deslizó lentamente hasta llegar al suelo. Repetí su acción sentándome a su lado. Nos miramos una vez más y agachamos el rostro sonrojados.

Suhyeok tomó mi mano y la entrelazó con la suya sobre mis piernas. Esperando que no fuese a molestarlo, apoyé mi cabeza en su hombo.

No estaba segura de lo que estaba pasando. Mucho menos de lo que significaba, o de si en realidad significaba algo. Pero por el momento, estaba bien con eso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro