𝟐𝟐 | De raíz
Freen se encontraba muy nerviosa, la cocina de los Armstrong se había convertido en un hervidero de personas que iban y venían, algunas cortaban vegetales, otras vigilaban las ollas en la estufa, un chiquillo barría y quitaba las cajas vacías que se iban desocupando.
—Yeye, no cargues tantas cajas a la vez.
—Descuide señora, soy fuerte, desde que como de su sopa— Y el muchacho siguió con su labor.
En esos momentos llegó Becky.
—No puede ser... pero si hay más movimiento que en la bolsa de valores.
—Lo siento amor, cuando salgamos rumbo a la casa de los Kim, dejaremos un verdadero sitio de batalla, me temo que los empleados me maldecirán toda la semana.
—Yo pienso que ya va a hacer hora de que pienses en esto como en una empresa, por lo tanto, necesitaras un lugar más adecuado para todo esto, desde una gran cocina hasta una oficina, necesitaras más personal, una secretaria, personal de aseo... no sé.
—Todo lo que dices ya lo había pensado, amor, sólo que tú lo has dicho en una forma ordenada.
—¿Quieres que te lo escriba?
—Claro... ahora discúlpame, tengo que saber por qué no ha llegado el camión para trasportar todo esto...
—¡Señora Freen! —Gritó Yeye dirigiéndose con Freen corriendo.
—Tranquilo Yeye ¿Qué sucede?
—Hay una mujer herida afuera.
Todos corrieron a la calle y se encontraron con una mujer que sangraba de una pierna.
—Es el chofér del camión que esperaba —Lo identificó Freen y pidió ayuda —¡Por favor, llamen a un doctor!
Becky ya estaba arrodillada junto al herido.
—¿Qué te sucedió? —preguntó tratando de detener la hemorragia con su pañuelo.
—Un auto se me atravesó en el camino y fui a parar contra una fuente. Dos tipos me sacaron a punta de pistola, me amenazaron con dispararme si no me alejaba del camión... Querían que me regresara por donde venía... Al principio les hice caso, pero en cuanto ya no los vi, rodeé por un camino que conozco y vine a avisarles.
—Fuiste muy valiente ¿Lograste verlos bien?
—Traían la cara tapada.
Becky se levantó y miró a su esposa.
—Esto me huele a los hermanos Armstrong.
—No hay duda— Freen le dio la razón —Ahora no sólo peligramos nosotras sino toda la gente a nuestro alrededor también. Tenemos que acabar de una buena vez con esto, Becky.
—Tienes razón, tiene que acabar de raíz, pero ahora, tenemos que solucionar este problema.
—Es verdad ¿Cómo voy a transportar el banquete ahora?
—No te preocupes hablaré a la oficina de Heng, su secretaría debe de tener los teléfonos de los camiones que utilizan para algunas transacciones, debo darme prisa.
—Gracias, amor,
Becky abrazó brevemente a Freen para darle confianza y entró a la casa para hablar por teléfono, mientras que Freen trató de tranquilizar a la gente y a atender al herido.
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Había sido un esfuerzo titánico, pero gracias a Becky, se consiguió el camión necesario para que Freen pudiera transportar su banquete hasta el lugar donde se celebraría su evento.
Haciendo tripas corazón, Freen logró maniobrar el evento exitosamente, al concluir todo, liquidó a sus empleados que se fueron a sus casas, cansadas pero satisfechas. Becky se acercó a ella y la abrazó, fue entonces cuando Freen comenzó a llorar suavemente.
—Freen, no llores, todo ha salido bien, la gente que te contrató quedó encantada contigo.
—¿Pero a qué precio? Una persona estuvo en peligro, su camión que era su medio de vida quedó destrozado, y todas las personas que trabajaron hoy conmigo, quedaron asustadas.
—Todo lo material tiene solución... pero la seguridad es otra cosa, no le podemos poner guardaespaldas a cada una de las personas que conviven con nosotros.
—Tengo mucho miedo, Becky... He tratado de ser valiente como Charlotte, seguro de mí mismo como June, capaz como Love... Y hasta atrevida como May.
—Pero mi amor —le dijo sonriendo y tomando su rostro, lo miró a los ojos —Si yo sólo quiero a una sola persona, a una tímida chica, que es valiente, segura, capaz y atrevida a su manera, sólo siendo ella misma.
Las dos permanecieron abrazados, tratando de encontrar la manera de salir del problema de una buena vez, el abrazo de la otra hacía que sus problemas desaparecieran, aunque fuera por un instante.
Al día siguiente, en la estación del tren, la joven pareja Armstrong aguadaban la llegada de un tren en particular.
—En cualquier momento llegará el tren con Heng y Nam.
—Tranquila, Becky.
—No puedo, no sé qué le voy a decir.
—La verdad, Heng tiene derecho de saber la verdad acerca de todo lo que nos ha pasado.
Una algarabía se escuchó anunciando la llegada del tren, Becky y Freen esperaron a distinguir una conocida figura.
—¡Ahí están! ¡Heng, Nam!
Los hermanos Armstrong se abrazaron efusivamente, mientras las esposas de los hermanos se abrazaban de una manera más delicada,
—¡Bienvenidos! —Les dijo Freen como una buena anfitriona.
—Pero Freen, no seas tan formal, abrázame cuñadita —dijo Heng abrazándola efusivamente, para después soltarla y mirarla junto con Becky —Espero que ya hayan arreglado las cosas entre ustedes dos.
—Ni que lo digas, hermano— Y Becky abrazó a Freen, besándola, haciendo que Freen se pusiera de mil colores.
—Becky... enfrente de Heng y Nam no.
Todos rieron y se dirigieron al auto de la joven pareja Armstrong.
—Quiero todos los detalles de lo que ha ocurrido durante mi ausencia, Becky.
—Pues prepárate porque es largo y macabro.
—No me asustes.
—¡Oh si! Pero te lo contaré todo mañana, ahora tienen que desempacar y descansar.
—Está bien, hablaremos mañana en mi oficina.
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Heng no daba crédito a lo que Becky le contó.
—Pero ¿Cómo es posible esto? ¿May y Billy llegando hasta el intento de asesinato?
—Así es Heng y necesito que me ayudes... no puedo con esto yo sola
—Tendremos que hablar con la abuela, era algo que quería evitar a toda costa pero esto ha rebasado los límites de la prudencia... le pediré que te libere de tu compromiso con el fideicomiso.
—¿Crees que lo aceptará?
—Si no quiere que levantemos una demanda contra ellos, lo hará.
—Pero no tengo pruebas sólidas para acusarlos.
—Pero el simple hecho de que se levante una investigación contra ellos, la convencerá.
—Ruego porque así sea.
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Freen se encontraba visitando a sus padres, en compañía de Yeye.
—Así que este es Yeye —El Señor Chankimha saludaba al muchacho con un apretón de manos.
—Así es, él es mi primer protegido... no podré llevar un orfanato, pero Yeye se ha ganado mi corazón, con Becky pensábamos en adoptarlo.
—Si quieres que sea parte de la familia Chankimha ¿Por qué no comienzas con ponerle un nombre más decente? —intervino la señora Chankimha.
—Tienes razón mamá— Y volteó a ver al muchacho —¿Cómo quieres llamarte?
—Por mi llamarme como usted señora Freen —respondió el muchacho.
Todos rieron por la curiosa respuesta.
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—Bueno, no puedes llamarte Freen.
—Siempre me han dicho Yeye, pero... la verdad me gustaría llamarme Yuying.
—¿Yuying?
—Si... así se llamaba mi abuelo, pero él era sordomudo, supongo que por eso nunca me puso un nombre, ni siquiera cuando murió.
—Yuying Armstrong-Chankimha me gusta —dijo el señor Chankimha,
—Es bastante refinado y bonito —La señora Chankimha acarició el cabello del muchacho.
—Oye papá, quiero preguntarte algo.
—Dime hija.
—Hace algún tiempo, te escuché hablar con el contador Vosbein , sobre unas propiedades que nadie quería.
—Y nadie las quiere, no las he podido vender.
—¿Podrías enseñármelas?
—¿Qué estas tramando, hija?
—Sólo estoy buscando un lugar para montar en forma oficial mi negocio de banquetes, oficina.
—¿Todo eso?
—No tengo muchas opciones.
El señor Chankimha sonrió.
—Pienso que estas instalaciones serán tu mejor opción, mañana te las mostraré.
—Gracias, papá —Y se paró a abrazarla, y al separarse recalcó sus palabras —Pero si son las convenientes, te las compraré, todavía no sé cómo, pero lo haré.
—¡Pero hija, yo te las regalo...
—¡Nada de eso! Negocios son negocios.
—Vaya, mi hija la empresaria.
—No lo dudes... quizás algún día, te ayude con tus negocios, y no mi hermosa esposa.
—No lo dudo, Freen.
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La visita a la abuela Deidra, no rindió frutos. Por más suplicas y después amenazas que lanzaron Heng y Becky, la longeva dama no claudicó. A toda costa quería salvar a sus descarriados hermanitos, aunque peligrara uno de los principales herederos de toda la fortuna Armstrong.
Heng intentó dialogar más con la Abuela Deidra, pero Becky lo detuvo, era evidente que para la gran señora, era difícil reconocer que tenía unas manzanas podridas en su jardín.
Pasaron los días, y el día de la firma del fideicomiso llegó.
En la oficina de juntas de los Armstrong, aguardaban Heng y su abogado, la puerta se abrió y un acabado Señor Armstrong entró con su abogado, seguidos de sus hijos May y Billy.
Poco después llegaron Becky y Freen.
—¿Y esa huérfana? ¿Por qué está ella aquí?
—Porque es parte de la familia Armstrong— contestó Becky enérgica —Y te voy a pedir que no la agredas, de ahora en adelante te dirigirás a ella con respeto.
—¿Y si no qué?
—¡Silencio por favor! —Heng pidió orden —May, será mejor que te comportes, esto es un asunto legal, y aunque seas una de las parte beneficiadas, si no sabes comportarte te sacaré de la sala.
May iba a protestar, pero su hermano le mostró una mirada de "no caldees los ánimos" y guardó silencio.
—Bien, comencemos.
El proceso fue largo y tenso, aún más con las intervenciones de May y Billy que no dejaban de interrumpir, al considerar que tenían pocas ventajas en el asunto. Freen discretamente apoyaba su mano en la de Becky, transmitiéndole confianza.
Finalmente llegaron a la parte de las firmas.
—Sólo quiero agregar una cláusula más —Habló Becky.
—¿A caso quieres que se te pague más? —Intervino Billy
—Quiero que ustedes dos —les dijo señalándolos sin disimulo —Se mantengan lejos de mi familia... me refiero a mi esposa, mi futuro hijo, sus padres, sus amigos, sus empleados y a mí, que se les encarcelen si se acercan demasiado.
—¿Estás loca? —May se paró —No somos unos delincuentes.
—Cláusula aceptada— Intervino su padre, el señor Armstrong y estampó su firma en el documento.
—Padre...
May y Billy no daban crédito a lo que realizó su progenitor, con ojos asombrados vieron firmar a Heng, los abogados y finalmente a Becky, ya nada podían hacer.
El señor Armstrong y su abogado fueron los primeros en retirarse, dejando que May y Billy despotricaran con Heng y Becky, pero ellos no respondieron a su agresión, pusieron oídos sordos y comenzaron a retirarse.
Becky y Freen salieron tomadas del brazo, con paso tranquilo.
May y Billy seguían gritándoles a Heng y al abogado, de pronto May enloqueció, salió corriendo de la sala y se dirigió hacia donde estaba Becky y Freen, en su camino tomó un florero y se lanzó hacia Becky, quien se encontraba con Freen al pie de la escalera.
Freen se dio cuenta de la intención de May, todo ocurrio demasiado a rápido.
Freen empujó a un lado a Becky, y el florero la golpeó en la cabeza, cayendo por las escaleras, ante el terror de Becky que no pudo ayudarla.
—¡Freen!
Becky corrió escaleras abajo, llegando hasta donde se encontraba su esposa, quiso tomarla entre sus brazos...
—¡No la muevas, Becky! —le gritó Heng, llegando a la escena—¡Es peligroso moverla!
—¡Pues llamen a un doctor! ¡Rápido, un doctor!
Becky estaba fuera de sí, volteó a ver a May, quien permanecía en la parte de arriba de las escaleras, todavía sosteniendo el florero.
—No...— May musito apenas —No lo quise hacer.
Billy llegó hasta donde se encontraba su hermana y le quitó el florero de las manos.
—Vámonos de aquí —Y la jaló escalera abajo.
—¡Sí, lárguense! —Bramó Becky —¡Antes de que llegue la policía!
Los hermanos Armstrong pasaron junto al cuerpo de Freen, con la mirada furiosa de Becky clavada en ellas, huyeron del lugar.
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En la sala del hospital, aguardaban los padres de Freen, Heng y Becky, cuando Nam, se presentó ante ellas.
—¡Nam! ¿Cómo está mi esposa?
—Tranquila Becky, sólo fue un fuerte golpe en la cabeza, tiene moretones por todo el cuerpo a consecuencia de la caída, pero nada de cuidado.
—¿Puedo pasar a verla?
—Sólo un momento, necesita descansar.
—Gracias, Nam.
—Tranquila cuñada, no pasa nada.
Becky pasó al cuarto donde se encontraba Freen, ella se encontraba vendada de su cabeza, y al mirarla le tendió la mano.
—Becky ¿Te encuentras bien?
—Freen —le dijo sentándose en el borde de la cama —¿Cómo es que te preocupas por mí, cuando has recibido un fuerte golpe?
—No pensé en nada, sólo te quería fuera de peligro... ¿Y May?
—No lo sé, huyó con su hermano, pero la policía la atrapará pronto.
—¿Ya la denunciaste?
—No, primero quería cerciorarme que te encontrabas bien, pero será lo primero que haga al salir de aquí.
—Pero eso sería el escándalo para tu familia.
—Primero es la vida que el escándalo, y esos dos ya demostraron lo que son capaces de hacer, y esta vez hay testigos.
—Yo te apoyo en lo que decidas, Bec.
—Lo sé, doy gracias a la vida por haber podido recobrarte, después de que yo misma te aleje de mí.
—Ya no pienses en el pasado, ahora nos corresponde construir una historia diferente.
—Muy bien... ahora descansa.
—¿Ya te vas?
—Nam me recomendó que te dejara descansar, además tengo que salir a decirle a tus padres que te encuentras bien; por el momento no les permiten entrar a verte.
Freen asintió y cerró los ojos, el tranquilizante que le aplicaron comenzó a hacer efecto, Becky salió de la habitación y los padres de Freen se le acercaron.
—No se preocupen, señores Chankimha, Freen se encuentra bien, ahora está dormida.
—Mañana vendremos a primera hora —Habló el Señor Chankimha —Me imagino que pondrás la denuncia lo más pronto posible.
—No, por favor —Se escuchó la voz de la matriarca de los Armstrong.
La dama llegaba al hospital y se dirigió a los padres de Freen.
—Por favor, señor Chankimha, yo respondo por las acciones de mis nietos.
—¡Abuela! —Exclamó Becky sin dar crédito a lo que decía la Abuela Deidra —¿Cómo puedes solaparlos? ¿Hasta dónde crees que llegaran si los sigues ayudando de esta manera?
—Por favor, Becky, ellos son de la familia, no denuncies a May.
—Libérame, abuela Deidra, libérame, y te prometo que no acusaré a May a la policía.
—Pero... ¿Qué será de ellos, si los dejamos en libertad?
—Déjalos, abuela, ellos ya son mayores y es hora de tomen su rumbo, sácalos de la familia, de raíz ¿Ellos quieren su libertad? Dáselas y que me dejen en paz con mi esposa de una buena vez.
La abuela Deidra se quedó callada, por un eterno momento, su frente se frunció por el esfuerzo interno que lidiaba... era una terrible decisión para ella, pero al final, la respuesta salió de sus labios.
—Te libero, Becky, tu familia puede quedar tranquila, May y Billy se irán de aquí por un buen tiempo.
La abuela Deidra se despidió con una leve inclinación de su cabeza y se retiró del hospital, había muchos testigos de que hizo lo imposible por proteger a sus nietos, ahora su destino estaba en sus propias manos, ellos decidían que pasaría con su vida.
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